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Quién diría que un día el mundo sí se volvería loco. Que un conflicto entre países devastaría el lugar que llamaba hogar, llenándolo de humo tóxico que contenía un parásito tan potente que provocaba que la gente se volviera violenta. Obligándolo a vivir dentro de una película de terror. Una llena de zombies o infectados, aunque ellos no eran lo peor de ese lugar, sino los humanos. En especial aquellos que tenían la dicha de ser inmunes o aquellos que no tenían nada que perder y realizaban experimentos brutales utilizando humanos e infectados por igual.
La brutalidad dominaba parte de su país, especialmente en ciertos sectores del territorio. Él no pertenecía particularmente a ningún bando o base, prefería caminar por todas partes e identificar zonas seguras, siempre escondido, siempre alerta, justo cómo le habían enseñado sus padres a vivir cuando tan solo era un niño. En ese entonces no existía la bacteria pero, vivían bajo el yugo de un grupo criminal de trata de personas. Durante esos años sus padres le enseñaron a cazar, cultivar, usar hierbas medicinales y más cosas, al menos hasta que pudieron huir de ahí y se escondieron en otro país. País que ahora se hallaba sumido en el caos y la violencia.
Ifa estaba agotado lo que no pasaba a menudo, pero ese día había caminado por mucho tiempo buscando un nuevo refugio, ya que el último comenzaba a ser invadido por un culto de inmunes, así que tuvo que huir antes de que se percataran que alguien vivía en ese complejo de apartamentos. Los "Inmunes" no solo eran las personas que de alguna forma habían sobrevivido al parásito, sino que también se refería al culto iniciado por Dottore, que se comunicaba cada día a la misma hora por la radio, buscando engañar a las personas haciéndoles creer que habían sido escogidos por Dios para repoblar la Tierra o que eran la respuesta para realizar una vacuna que los curaría a todos. Ambas mentiras, ya que usaba a las personas como sujetos de prueba, obligándolos a robar y violar mujeres u hombres, en una especie de extraño ritual. Ifa tuvo la desdicha de presenciar uno hace 1 año, mientras exploraba en el bosque. Al inicio creyó que el lugar estaba abandonado, hasta que escucho extraños cantos. Él no solía ser curioso pero, ese día lo fue, aunque no esperaba revivir los traumas de su niñez con gente siendo torturada por no obedecer. Así que sin pensarlo mucho ayudo a algunos prisioneros a escapar, luego de iniciar un incendio en la zona donde escondían el combustible y más líquidos inflamables. Ese día no dejo atrás a las personas amarradas, ya que como pudo corto cuerdas y deshizo jaulas usando la navaja que su padre le regaló para luego escapar entre las llamas y el humo que se esparcieron rápidamente por el bosque. Ifa no tenía ni idea si alguien del culto lo había visto pero, por si las dudas había escapado por completo solo.
Sus piernas se sentían exhaustas como aquel día que huyó, aunque esa vez corría en vez de caminar. Ese día también había cruzado el río de forma que perdieran su rastro por completo. Está vez caminaba en los destrozados caminos de concreto, en la zona conocida como la tierra de nadie. Debido a que nadie se atrevía a llegar tan al centro del país porque era donde "más" infectados había.
Ifa había aprendido un truco con el pasar de los años. Lo primero que hacía era tomar pequeñas piedras, se subía a los techos de las casas o edificios (si es que podia) y lanzaba las piedras con fuerza lo más lejos posible, si había infectados cerca lo escucharían con facilidad y correrían hacia el lugar. Ifa comprobaba su teoría 5 o 6 veces. Al ver que no había sonido viniendo de ningún lado decidió continuar con su camino. Alegrandose al ver un supermercado a unos cuantos metros. No perdió el tiempo e inmediatamente comenzó a lanzar más piedras. Una vez que comprobó que no había infectados cerca del supermercado decidió encontrar una entrada, que no tardó en hallar. Ya que había un gran basurero debajo de una ventana rota y alta. Una vez más lanzó las piedras cerca de ese lugar intentando escuchar si habían balbuceos o gruñidos. Al no escuchar eso detrás de la ventana, se asomó con cuidado, encendiendo la linterna que había puesto en el sombrero que usaba. Una vez que se dio cuenta que no había nadie alrededor metió los pies y antes de dejarse caer por completo se sostuvo de la orilla de la ventana para evitar hacer mucho ruido al caer.
Soltó un corto suspiro de alivio al darse cuenta que nadie lo había escuchado y de inmediato comenzó a caminar en el almacén de productos. Al parecer nadie había venido aquí en un tiempo ya que las cajas estaban llenas de polvo. Inspeccionó el lugar viendo como había una zona donde los productos estaban abiertos y parecía ser que era reciente. 'No quiero problemas' pensó retrocediendo con cuidado y sacando la navaja de su bolsillo. Estaba a punto de regresar por donde había llegado cuando un gato saltó hacia él. Ifa lo esquivo con dificultad pero, luego dos manos le tomaron el brazo izquierdo con el que sostenía la navaja, tirando de él con fuerza, Ifa se dejó caer hacía adelante intentando usar su peso en contra de la persona que lo sostenía. Lo que no esperaba es que lo soltará velozmente para después derribarlo, sacándole el aire con su codo cuando lo empujo con vigor. Ifa cayó al piso con fuerza soltando la navaja, que el desconocido tomó, colocándola sobre su cuello después de poner su rodilla sobre el pecho de Ifa, presionando de tal forma que a Ifa le costaba respirar.
"¿Quién eres y como llegaste hasta aquí?" Le preguntó una voz gruesa y amenazante, a lo que Ifa solo podía responder con sonidos de ahogamiento mientras intentaba que el oxígeno llegará a sus pulmones. La rodilla sobre su pecho se presionó una última vez antes de dejarlo respirar correctamente.
"Me... Me llamo Ifa, caminé desde sunlight paradise hasta aquí" Ifa no se escuchaba asustado solo le faltaba el aire, incluso se había resignado a que moriría ahí, no había forma de que un extraño lo dejara vivir y menos, cuando no tenía idea si Ifa era amigo o enemigo.
"Eso está muy lejos. ¿Cómo es que llegaste hasta aquí?" Interrogó con sorpresa el hombre sobre él.
"Caminé casi todo el día en búsqueda de otro refugio. Ya que el pasado estaba siendo invadido por inmunes" dijo Ifa recordando como había caminado de las 5 de la mañana hasta las 5 de la tarde. Claro que se había tomado breves descansos para no agotar toda su energía. Aunque sí había tomado más de un gel energético para llegar hasta ahí.
"No te creo. Nadie aguanta tanto tiempo sin encontrarse con infectados en la tierra de nadie" dijo la persona volviendo a presionar su pecho.
"De hecho te sorprendería saber que es muy fácil distraerlos" habló con dificultad Ifa, sin esperar que el desconocido se apartará de él. En ese momento Ifa se echó sobre su costado y se permitió toser con fuerza. Mientras que el desconocido encendió las luces del almacén, analizando con cuidado a Ifa. Que portaba una gabardina larga de piel sintética, una camisa, unos viejos pantalones cargo y botas, sin olvidarse del ridículo sombrero de vaquero (que se le había caído), al igual que una mochila prácticamente vacía, ya que la mayoría de sus provisiones se habían quedado en su viejo refugio.
"Dame tu arma" le dijo el joven estirando su mano "Sé que tienes otra. Dudo mucho que alguien que camina por la tierra de nadie no tenga otra arma" le dijo el chico analizando sus movimientos. Ifa simplemente volvió a acostarse boca arriba y le entregó el revolver que estaba guardado en la funda de su muslo.
"Cuidado. Esta cargada" dijo Ifa preparado para terminar con una bala en la cabeza. Vio como el muchacho revisaba la munición para luego sacarla y meterla en uno de sus bolsillos. Desarmó la pistola frente a Ifa con facilidad, metiendo las partes en una caja "Quítate la mochila, volteate y pon las manos en la espalda" le dijo con seriedad. Ifa quería protestar pero, algo le decía que era mejor obedecerlo. Así que sin decir nada se sentó, se quitó la mochila dejándola a un lado, se volteó y puso sus brazos en la espalda, sintiendo como el desconocido se las amarraba con un cincho de plástico. Cuando terminó Ifa decidió que estaba cansado, así que con mucho esfuerzo se recargó en la helada pared de concreto.
'Es guapo' había pensado Ifa mientras observaba al pálido hombre de finas facciones. Su padre probablemente lo regañaría por estar admirando a su captor, en vez de buscar una forma de escapar de ahí. Los ojos de Ifa se encontraron con los verdes del extraño y este lo miró con sospecha. Tal vez se debía a la cicatriz que tenía en el ojo izquierdo. Aunque Ifa no pudo evitar pensar que los ojos de Kinich eran demasiado irreales.
"Levántate" le ordenó el pelinegro jalandolo del brazo para que pudiera levantarse. Una vez que lo hizo. Le pateó los pies para que Ifa separara las piernas y comenzó a palmearle el cuerpo, probablemente en busca de más armas. Buscó dentro de los bolsillos en su pantalón, confiscando cada cosa que traía dentro de ellos (baterías, vendas, una caja de munición y varias bolsas de geles energéticos). Por último metió los dedos en su bota, sacando la pequeña daga que escondía ahí. Ifa no pudo más que apartar la mirada cuando el extraño lo miro con decepción " Ya puedes sentarte" le dijo el pelinegro empujándolo hacía abajo. Ifa se sentó en flor de loto y lo miró un poco molesto, aunque se distrajo con el atigrado minino que se asomaba detrás de unas cajas. Probablemente sorprendido de ver otro humano, ya que la postura que tenía era de curiosidad.
"Pss, pss" no puedo evitar decir Ifa al ver los verdes ojos del gato. El cuál se acerco hasta oler por unos minutos la rodilla de Ifa, al no detectarlo como una amenaza se trepó a sus piernas y se restregó en su pecho ronroneado. Ifa solo veía el color casi dorado de su pelaje, las pequeñas rayas en su pelaje y las manchas blancas en sus patas. Un espécimen realmente único.
"Le agradas" dijo el extraño sorprendido, sentado frente a él de la misma forma pero, con su codo sobre su rodilla y la cara recargada en la palma de su mano. Sus gruesas cejas se levantaban con incredulidad y sus grandes ojos lo miraban con aburrimiento. Como si odiase que Ifa estuviera ahí.
"¿Cómo se llama?" Preguntó Ifa viendo como el gato se echaba en sus piernas. Y movía la cola de un lado a otro.
"Su nombre es Ajaw" dijo el desconocido mirando como su gato se comportaba como si conociera a Ifa desde siempre.
"Es un lindo nombre" dijo Ifa mirando disfrutando de ver a un animal vivo y en buenas condiciones "¿Desde cuando lo tienes?. Pregunto porque se ve muy saludable y limpio" dijo Ifa observando como el pelaje de Ajaw brillaba y el peso que tenía era el adecuado.
"Lo encontré hace un año" dijo el ojiverde sin dar más detalles e Ifa comprendía que era porque aún desconfiaba de él. Luego, el desconocido se levantó y se perdió entre las cajas a su derecha. La falta de sueño y comida comenzaba a hacer que Ifa sintiera los párpados pesados, así que cerró los ojos buscando concentrarse en otra cosa para no quedarse dormido, a la par que intentaba ignorar el hormigueo en sus muñecas. Estaba a punto de quedarse dormido cuando el extraño habló. "A comer Ajaw" le dijo al gato mientras dejaba un plato lleno de atún y un poco de sardina al lado izquierdo de Ifa. Luego colocó otro plato hondo que lleno con una botella de agua. El gato de inmediato fue a comer e Ifa lo envidio. "Ten" le dijo el ojiverde mientras le ofrecía una sardina empalada en un tenedor. Ifa no la rechazó y se comió toda la sardina de golpe. Hace mucho tiempo que no comía otra cosa que no fuera comida de perro enlatada, por lo que se sintió muy bien comer algo con un sabor distinto.
"Muchas gracias" dijo Ifa con alivio. El extraño solo lo miro curioso pero, no dijo nada, esta vez ofreciéndole electrolitos que Ifa tomó igual de desesperado. Incluso dejando que un poco se escapara por una de sus comisuras. "Ah" soltó Ifa sintiéndose refrescado por la bebida cuando el extraño la alejó de su boca. Luego miró cómo el pelinegro, limpió con una servilleta el tenedor y quitó la boquilla de los electrolitos. Para luego terminarse la lata de sardinas, mirando a Ifa fijamente durante toda su comida. Probablemente para hacerle entender a Ifa que no era su amigo o simplemente para ver como reaccionaría. Ifa lo ignoró y cerró los ojos, recargando su cabeza en la pared. No iba a dormirse solo necesitaba descansar pero, el entumecimiento en sus manos picaba, así que se echó hacía adelante y movió los dedos intentando que hubiera circulación. Tenía varios años sin ser amarrado y el estarlo de nuevo lo desesperaba, ya que recordaba la impotencia de cuando era niño y lo dejaban amarrado varias horas para castigar a sus padres. Sin embargo, igual, que en ese entonces le era sencillo imaginar situaciones poco probables para escapar de ahí pero, sabía que si intentaba alguna, el extraño frente a él lo mataría con facilidad. Sí, tal vez él era mucho más alto que el ojiverde pero, que fuera más pequeño no quería decir que no fuera peligroso y menos tras ver como desarmó el revolver tan rápido.
En esos momentos recordaba una de las lecciones de su padre "por más que un enemigo se vea débil eso no quiere decir que realmente lo es, nunca subestimes a alguien a quien no conoces". Ifa lo aprendió a la mala en más de una ocasión.
"Ven" le dijo el desconocido tomándolo del brazo y obligándolo a caminar enfrente de él. Ifa se sentía raro, llevaba años sin la compañía de otro ser humano. Por lo que, estaba muy desacostumbrado a lidiar con las exigencias de otra persona lo que lo hacía sentir frustrado. Pero, a la vez agradecido de que este tipo no lo hubiera matado desde que entró. Ya que Ifa había visto como la gente se mataba entre sí para cometer canibalismo, al no encontrar que comer y otros más lo hacían por el puro placer de ser más fuertes o inteligentes que los demás. Es por eso que él siempre se había alejado de las personas, ya que en esa época cualquier detonante lo usaban como escusa para comenter actos atroces con los demás, por lo que no podía confiar en nadie. Por eso no dudaba que en cuanto pudiera, el extraño lo desaparecería.
'Vaya hace siglos que no veo baños tan decentes' pensó Ifa cuando el extraño lo obligó a entrar y lo dejó frente a los lavabos que lucían limpios. Como si los limpiara de vez en cuando. "Espera aquí, por favor, no intentes nada" le dijo el pelinegro viéndolo con cautela. Ifa asintió y vio como su captor desaparecía en un cubículo. Era extraño escuchar sonidos ajenos a su propio cuerpo, así que silbó un poco para tranquilizarse y no escuchar al ojiverde hacer sus necesidades. Se detuvo cuando escuchó la palanca y su secuestrador salió del baño mirándolo con cara de pocas amigos mientras, se lavaba las manos.
"¿Necesitas ir al baño" le preguntó el pelinegro con seriedad. Ifa asintió. "Volteate" le dijo e Ifa obedeció, viendo por el espejo como le cortaba el cincho con la navaja de su padre, que esparaba poder recuperar en algún momento, no solo porque fuera útil sino porque era el último recuerdo que tenía de su padre. "No te tardes y no actúes imprudente" le advirtió, señalando que entrará al primer cubículo. Ifa decidió obedecerlo y al entrar, volvió a silbar para evitar que el desconocido escuchara como hacía del baño. Unos minutos después Ifa salió y se lavó las manos bajo la atenta mirada del ojiverde. Sacudió las manos para quitarse el exceso de agua y las restregó sobre su pantalón. Luego sin que el pelinegro lo pidiera se volteó y junto las manos listo para que le pusiera otro cincho. "Junta las manos al frente" ordenó su captor por lo que se volteó y juntó sus manos, luego el secuestrador le puso el cincho pero, no tan apretado cómo el primero. "Camina" le dijo señalandole la salida y una vez más Ifa camino al frente. Aunque esta vez en vez de seguir derecho por el pasillo, se desviaron a la izquierda por otro pasillo "Fiuuu" el silbido fue rápido, corto y fuerte. Ifa no entendió a qué se debía pero, caminó hasta que estuvieron enfrente de dos puertas y entraron en la de la derecha. Era un pequeño cuarto con una cama individual y una litera. Ifa estaba a punto de preguntar qué hacían ahí cuando Ajaw entró y se echó a los pies de la cama individual. "Puedes dormir en la litera" le dijo mientras lo empujaba lentamente hacia la cama de abajo. Ifa se sentó con dificultad en la orilla de la cama, ya que era muy pequeña y se desamarró las botas. Se acostó de lado viendo hacia la escalera de la litera y su captor puso un cincho en los barrotes de la escalera uniéndolo con el que estaba alrededor de las manos de Ifa. Ifa suspiró, porque sería muy incómodo dormir así pero, al menos tenía una cama y una delgada manta. Luego observó como el otro chico se quitaba las botas y se metía bajo la delgada manta, esquivando al minino. Para luego cerrar los ojos. "Si intentas cualquier cosa te mataré" le dijo su captor con la voz seria y helada. Ifa decidió que no intentaría nada, al menos, no esa noche y se quedó dormido.
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Probablemente se quedaría ahí por unos días, resguardandose del frío y la lluvia. Al menos eso había pensado ilusamente Ifa. Ya que ahora no se sentía capaz de dormir con tranquilidad, su cerebro estaba alerta a cada sonido que su captor emitía. Aunque a decir verdad, el pelinegro era en extremo silencioso, su respiración al dormir era muy lenta, casi inexistente como si le hubieran enseñado a fingir que estaba muerto. Ifa conocía esa forma de dormir porque sus padres le habían enseñado a respirar de manera imperceptible de ser necesario. Aunque Ifa nunca pudo dominarlo del todo, ya que casi siempre tenía la sensación de ahogarse. Lo que lo hizo darse cuenta de que no sabía si fueron horas o minutos lo que "durmió" ya que estaba en extremo alerta.
"Despierta" le dijo serio el ojiverde e Ifa abrió lentamente los ojos fingiendo que no estaba despierto desde hace un rato. Sin embargo, algo le decía que el pelinegro se había dado cuenta de que no estaba dormido. No le dijo nada, solo corto el cincho que lo unía a los barrotes de la escalera. Con algo de dificultad se arrastró hasta salir de debajo de la litera. Su captor le indicó que caminara frente a él después de que se puso las botas. Lo guío hasta la zona de cajas donde estuvieron ayer, tomo dos latas de sopa de tomate, comida para gato y una lata de frijoles. Ifa estaba a punto de ofrecer su ayuda. Pero, el pelinegro negó antes de hacer que caminaran hasta llegar a la cafetería del personal. Ifa se sentó en una vieja y oxidada silla, al igual que el otro hombre. Ifa solo observó como abrió la comida para gatos usando la navaja de su padre. Y la puso sobre el mismo plato donde Ajaw había comido ayer. Luego se dirigió a un roto gabinete y sacó una botella de agua para llenar el tazón con agua "A comer Ajaw" dijo mientras le ponía los platos en el piso, el gato no tardo en comenzar a comer. Ifa miró como Ajaw comía y no pudo evitar que se le escapara una sonrisa, se sentía increíble ver a un animal vivo después de varios años sin ver uno. La vista casi le hizo olvidar que era un prisionero. Regresando a la realidad al escuchar el ruido de la lata de sopa de tomate siendo abierta con fuerza, que fue deslizada hasta estar frente a él. Luego el captor abrió la otra y de su bolsillo saco una cuchara "Puedes comer eso" le dijo mientras comenzaba a comer con su cuchara.
Ifa contempló la lata y la acomodó sobre sus manos lo mejor que pudo para comenzar a beberla, teniendo cuidado de no cortarse con la orilla de la lata. Estaba demasiado hambriento, ya que se terminó la lata en tiempo récord. Sino hubiera peligro de cortarse la lengua lameria el interior de la lata. El desconocido seguía comiendo su sopa con tranquilidad, sin prestarle atención a Ifa y con una expresión indescifrable. Cuando terminó abrió la lata de frijoles, comiendo como si Ifa no estuviera ahí. A veces olvida que alguien que te da de comer, no es necesariamente tu amigo. Intentó analizar al tipo pero, le era difícil ya que cuando sentía que lo había visto por mucho tiempo este lo volteaba a ver, haciendo que Ifa apartara la mirada. Hace tanto que Ifa no se encontraba aburrido, así que sentirse así lo descolocó un poco. Ya que no podía hacer nada sin que el secuestrador frente a él lo vigilará. No podía ni siquiera pedir agua, comida o ir al baño. Ya que no sabía cómo reaccionaría el otro. Cuando el hombre terminó de comer echó las latas en una bolsa de basura y tomó dos botellas de agua. Abrió una y la puso frente a Ifa, que decidió beberla poco a poco. El hombre también bebió de su agua y luego le indicó con la cabeza que comenzara a caminar.
Una vez más Ifa no tenía ni idea de a donde iban solo supo que se habían alejado de los enlatados y habían llegado a una sección donde había ropa. El tipo lo sentó en el pasillo e Ifa vio como escogía un par de pantalones iguales a los que traía. Tres playeras con mangas largas y una chamarra de esas que son ligeras pero, que te cubren bien contra el frío. Por último tomo varios boxers y calcetines. Después de juntar la ropa, lo volteó a ver y parecía que estaba a punto de decirle algo pero, se arrepintió. Ifa solo subió sus cejas con incertidumbre mientras que Ajaw hizo una breve aparición, corriendo seguramente para atrapar un ratón o al menos eso esperaba Ifa. Que regresó la vista a su captor que ahora estaba frente a él, viéndolo desde arriba para, luego soltar un suspiro. Ifa no hizo ningún gesto pero, se sorprendió cuando el extraño revisó la etiqueta de su camiseta y gabardina. El breve contacto de los fríos y asperos dedos en esa zona le dio escalofríos, que su secuestrador ignoró y volvió a la sección de ropa, tomando una cosa de cada sección. Ifa no quiso asumir nada, ya que pudo haberle dado de comer y vestirlo mejor para luego venderlo a los inmunes, hospitales clandestinos o como un esclavo en los círculos. Es por eso que Ifa se negaba a confiar en su captor, que regresaba con la ropa en las manos, entregándosela a Ifa que asumió como su cambio de ropa y luego tomó su ropa.
"Vamos" le dijo a Ifa mientras regresaban al pasillo donde estaba la habitación. Ifa espero terminando de beber su agua, mientras el hombre separaba un cambio de ropa y guardaba el resto de prendas en la mochila de excursión que sacó de abajo de la cama. Luego entraron al cuarto de enfrente, que eran unos vestidores sacados de una verdadera película de terror. Junto a una hilera de casilleros había una gran mancha de sangre seca sobre el piso, marcas de manos pintaban el lugar, el foco en el techo parpadeaba y la zona de las duchas daba mala espina. Ifa no pudo evitar sobresaltarse cuando Ajaw corrió entre sus piernas y se echó en el banquillo jugando con lo que parecía ser un ratón. Exhaló lentamente, intentando ignorar el perturbador ambiente y que de seguro se iba a bañar, a ponerse ropa nueva y limpia para luego ser vendido al mejor postor "Ducha 5 minutos, 8 como máximo. No más" ordenó su captor mientras tomaba la ropa que le había entregado, juntándola con el cambio de ropa que traía y lo llevó a la zona de duchas. Cortó el cincho de sus manos e Ifa agradeció mentalmente sobando sus marcadas muñecas "Desvistete" le dijo mirándolo a los ojos. Ifa no pudo evitar mirarlo molesto con los dientes apretados pero, el pelinegro no se sintió intimidado por la brusca mirada de Ifa, incluso parecía comprenderlo, ya que apartó la mirada y se sentó en la banca frente a las duchas. Ifa miro el techo intentando no explotar al suponer que el extraño quería medir su valor como mercancía. Suspiró y se desvistió rápidamente. Esto era muy similar a cuando era un niño y lo obligaban a dar un "espectáculo" para luego tocarlo, de tan solo recordarlo Ifa se sentía asqueado. "Hay shampoo y jabón en la repisa. Te repito baño 8 minutos máximo" le dijo el secuestrador poniendo un temporizador en su reloj, lo que enojó más a Ifa.
Él abrió la llave y disfrutó del chorro de agua fría, que lo regreso al presente. Recordando que ya era un adulto capaz de defenderse si el tipo quería sobrepasarse con él. Aunque su captor ni siquiera lo miraba, estaba concentrado mirando el reloj, por lo que tomó el shampoo y se lavó el cabello hasta sentir como sus mechones dejaban de ser grises para volver a ser blancos. Tomó la barra de jabón y se talló hasta sentir que todo el sudor y la mugre se iban por la coladera, pensando que el desconocido estaba analizando su cuerpo para saber a quien venderlo. Aunque cuando Ifa volteó a verlo de reojo, el tipo se encontraba viendo más el reloj que a él "Tiempo. Ten sécate" le dijo haciendo que Ifa cerrará la llave y luego le lanzó una toalla. Ifa se secó con ella lo mejor que pudo "Creo que todo es de tu talla pero, sino quieres usarlo no hay problema" le dijo neutro entregándole el cambio de ropa. Ifa decidió que no pelearía, al menos no aún, no cuando el hombre no le había dado motivos. "Junta las manos" le dijo el pelinegro cuando Ifa termino de vestirse, sorprendido de que incluso los pantalones le quedaron bien. Así que sin protestar puso sus manos al frente para ser unidas por un cincho "Siéntate en la banca. Manos arriba" lo instruyó el ojiverde e Ifa lo obedeció para luego ser amarrado con otro cincho a una de las tuberías expuestas sobre su cabeza. Le parecía preocupante la cantidad de cinchos que el tipo guardaba en su bolsillo, cómo si Ifa no fuera el primero en entrar en ese lugar, lo que de cierta forma reforzaba su teoría de que sería vendido.
'Me duelen las muñecas' pensó Ifa al sentir como estas eran jaladas hacia abajo por el peso de sus brazos e intentando mirar el techo u otra cosa que no fuera el pelinegro frente a él, que se desvestia de forma casi metódica. Era como si estuviera acostumbrado a ignorar la presencia de los demás, así que no le afectaba lo mucho que Ifa estaba mirando. Le era difícil no ver las cicatrices en el cuerpo de su captor. En especial, la marca de cruz con agujeros en las orillas y un arco entre cada petalo (ya que también parecia una flor), Ifa sabía que ese era el símbolo de "Inmunes". Que estaba grabado con hierro hirviendo sobre su omóplato izquierdo. Aunque luego pudo ver debajo del símbolo 012 hecho con un cuchillo o navaja y eso le puso los pelos de punta a Ifa. Que luego encontró marcas de mordidas y arañazos sobre su pantorrilla y tobillo. Si antes no confiaba en él hombre ahora menos, un inmune era igual a una persona sin escrúpulos. Así que decidió que dejaría de ver al hombre y cerró los ojos, aunque no podía evitar analizar las quemaduras que tenía en zonas específicas sobre su cuerpo, casi como si fueran provocadas. No solo era eso, sino, también el corazón alado que tenía en el pectoral izquierdo, recordaba haber visto ese símbolo en alguna parte pero, no sabía dónde. Sus ojos se abrieron al sentir cómo sus brazos caían de golpe después de que el cincho fuera cortado con la navaja de su padre. Ifa estaba a punto de dedicarle una mirada de molestia pero, el extraño ya se había alejado con el cabello húmedo, toalla en un hombro y la ropa sucia entre sus manos. Ifa tomó con dificultad su ropa sucia y lo siguió.
El tipo entró a la habitación y colgó la toalla en la escalera de la litera e Ifa lo imitó pero, poniendo la suya en los barrotes de la parte posterior de la cama. Ifa dejó su ropa sucia en la cama, ya que no tenía ni idea de donde había quedado su mochila. Se sentó en el piso junto a su litera y Ajaw lo siguió echándose sobre sus piernas. Él observaba como su captor sacaba su mochila de debajo de su cama y se la daba a Ifa. El simplemente echo su ropa sucia y vio que dentro de la mochila estaba su sombrero y los objetos que le había confiscado a excepción de sus armas. Ifa estuvo acomodando unos minutos y luego se levantó cuando el extraño lo estaba esperando para caminara frente a él. Ifa lo hizo y llegaron hasta los alimentos de donde tomo varios enlatados, botellas de agua y electrolitos. Agitó la mochila ligeramente para comprobar qué tanto ruido hacía y al ver que era más de lo que esperaba, empezó a usar las amarras que tenía la mochila dentro para sostener las latas y que no hicieran mucho ruido. Se dirigieron hasta una zona muy oscura donde habían medicamentos, el tipo los guardo en otro de sus compartimientos. Acomodó vendas, jeringas y demás cosas. Cada movimiento parecía calculado, en especial cuando saco un arnés y cuerdas para escalar, acomodándolas en la parte exterior de la mochila. Ifa comenzaba a sentirse un poco claustrofóbico entre las pilas y pilas de cosas de un gigantesco almacén. Había olvidado que este tipo de supermercado vendía de todo no solo alimentos o productos de primera necesidad. Así que al llegar a la zona de zapatos el tipo tomó unas botas de trabajo que amarró en la agarradera de la mochila. Se llevó papel higiénico, una linterna, lápiz y un cuaderno. La mochila era grande y lucía pesada pero, la cargo como si nada luego de meter una manta, sábana y una pequeña almohada. Ifa sintió que fueron horas en las que miró como un extraño hacia el super, envidiando un poco su libertad de movimiento. Luego regresaron a la zona de enlatados donde el extraño tomo varias latas y una vez más comieron en la cafetería para empleados, después de que el desconocido dejara la mochila en la habitación de nuevo. Fueron al baño donde Ifa descubrió que Ajaw también tenía su caja de arena que su captor limpió diligente. "Me iré mañana, puedes quedarte con el lugar" le dijo el extraño esperando a que Ifa terminara de lavarse las manos, sin embargo, Ifa no entendía porque el extraño le estaba regalando un boleto de lotería ganador. "Si tú encontraste este lugar significa que es cuestión de tiempo para que alguien más lo haga. Así que prefiero irme antes de encontrarme con más gente" le explicó luego de ver la cara de incredulidad de Ifa por el estrellado espejo del baño. Él estaba a punto de hablar cuando Ajaw se subió al lavabo, maullo y luego corrió hacia la salida. El desconocido lo miró antes de correr silenciosamente por el pasillo, Ifa lo siguió confundido. Al menos hasta que el hombre tiró de él para que se agachara detrás de una caja.
"Amigo, aún no puedo creer que hallamos encontrado el paraíso de comida casi ilimitada. Debemos decirle al jefe, de seguro nos recompensará" dijo el más alto de los tres varones que habían entrado por donde Ifa lo había hecho el día anterior. Los tres se veían terribles, ya que estaban llenos de sangre seca, no solo en la ropa y en las manos, sino también en parte de la cara.
"Que bueno que encontramos a esa chica moribunda en el camino, ya que sin algo en el estómago no habríamos llegado hasta aquí" dijo otro de ellos. E Ifa sintió náuseas, él ni siquiera por hambre se había atrevido a comer otro humano.
"Shh... Cállense un momento. Algo anda mal. Separense y vean que no halla nadie" dijo el que parecía ser el líder del grupo tomando la palanca atorada dentro de su mochila y caminando lentamente hacía donde ellos estaban. El alto se fue a la derecha mientras que el otro a la izquierda. Ifa deseaba tener su revolver en esos momentos ya que podría haberlos desarmado con facilidad. Sin embargo, su captor avanzó ocultándose entre las cajas con sigilo y por como sostenía la navaja en una de sus manos, Ifa supo que no estaba ahí para tomar más prisioneros. Lo que comprobó cuando le tapó la boca y le cortó el cuello al líder del grupo. Sin embargo, antes de que pudiera atrapar la palanca en las manos del chico, esta cayó al piso haciendo un ruido estridente. Su captor se veía molesto por su error. Agachándose de inmediato y volvió a moverse entre las cajas, pronto los otros dos hombres regresaron y vieron a su compañero muerto.
"¡¿Dónde estás hijo de puta?!" gritó el más alto sosteniendo una tubería, mientras que el otro traía un bat. Ambos comenzaron a caminar buscando quién había atacado a su amigo. El secuestrador no tardo en aparecer para intentar derribar al tipo del bate que era el que estaba más cerca de él. Ya que el otro estaba a dos cajas de distancia por delante pero, al ver a su otro amigo luchar se acercó rápidamente, siendo asustado por Ajaw que se lanzó sobre él arañandole la cara. El tipo lo tomó del cuello y antes de que lo lanzará Ifa comenzó a ahorcarlo, haciendo que soltara a Ajaw, el cual corrió lejos. El tipo intentó golpear a Ifa con la tubería pero, él era más rápido por lo que, lo esquivo, lo hizo tropezar y soltar la tubería. Iba a levantarse cuando Ifa lo pateó noqueándolo. Ifa volteó a ver cómo su captor estaba esquivando los golpes que el tipo le daba con el bate, ambos eran ágiles, ya que ninguno perdía su balance. Parecían tan inmersos en la pelea que no se habían percatado de la presencia de Ifa.
"¡Eres un maldito traidor Kinich! ¡Te entregaré, te entregaré a Dottore! ¡Él te ha estado buscando, te quiere de vuelta! ¡Imagínate lo que me dará si te llevo con vida!" exclamó el tipo mirando a su captor con una desquiciada expresión. Ifa no pensó que su secuestrador pudiera ser intimidado pero, la mención de Dottore sí hizo que bajara la guardia y tropezara "Aunque no creo que tenga problema si te regreso un poco magullado" le dijo a su captor, listo para golpearlo con el bate pero, antes de que si quiera le hiciera daño Ifa lo golpeó con la tubería con tanta fuerza que el sonido del cráneo rompiéndose lo impactó, el cadáver cayó con fuerza en el piso llenándolo rápidamente de sangre. En ese momento el secuestrador lo miró con desconcierto en el rostro, cómo si no creyera que Ifa fuera a salvarle la vida.
"Gracias" le dijo en shock, Ifa asintió y bajó la tubería "Debo irme" le dijo a Ifa para regresar a la zona en donde dejó su mochila. Ajaw e Ifa lo siguieron, Kinich estaba terminandose de poner la mochila, listo para salir cuando Ifa le cortó el paso.
"Alto" dijo con firmeza Ifa mientras que el extraño lo miraba amenazante "Tienes que calmarte antes de irte, si te vas así tendrás problemas" le dijo Ifa con los brazos cruzados. El hombre frente a él soltó un frustrado respiro, puso la mochila en el suelo y se dejó caer en una silla. Escondiendo su cara entre las manos. Ifa lo miro con desconcierto y Ajaw se restregó entre sus piernas, intentando darle consuelo.
"Necesito un plástico amarra manos... No recuerdo el nombre" le dijo a su captor, el cual lo miraba confundido pero, de todas formas le entregó lo que le pidió. Ifa regresó corriendo recordando al tipo que dejó noqueado, enojado al ver que no estaba donde lo dejó. Vio una sombra a su costado y esquivo el golpe que llegaba a él casi en el último momento, el tipo intentó golpearlo de nuevo con el mango de su revolver.
"Maldito bastardo, deja de ser tan escurridizo" le dijo el tipo molesto mientras intentaba golpearlo. Y luego hizo algo completamente estúpido, le apunto a Ifa sin darse cuenta que la revolver no tenía balas y le faltaban algunas partes, así que cuando le disparó no paso nada. Fue el momento que Ifa aprovechó para propinarle un puñetazo en el centro de la cara, que probablemente le había roto la nariz.
"Mierda" lo escuchó decir soltando la pistola y echando su cabeza hacia atrás, fue entonces que Ifa tomó una de sus manos y la dobló hasta arrodillarlo, juntándole las manos y colocándole la correa de plástico un tanto apretada "¿Quién demonios eres y porqué estás con el chico de Dottore?" le preguntó el tipo escupiendo sangre de la boca y sacudiendose como un maníaco.
"¿El chico de Dottore?" preguntó confundido Ifa. Mientras intentaba que el tipo se calmara.
"Sí. Ya sabes Kinich, el pelinegro de ojos verdes con el que estás. Dottore lo ha estado buscando desde que se escapó hace un año" le explicó e Ifa entendió porque quería matarlos. Fue porque los había reconocido. Ifa checo si tenía la marca de Inmunes y la tenía justo en el mismo lugar pero, lo que no tenía era el corazón alado "Sí haces equipo conmigo para llevarle a Kinich, te aseguro que Dottore nos dará acceso al círculo tres, tal vez incluso al cuatro si se lo llevamos en perfectas condiciones" le dijo el extraño sonriendo con la cara completamente hinchada.
Aunque para Ifa no era una oferta tentadora, el círculo tres no era lo que los externos creían. Si llegaban ahí serían sirvientes o esclavos de personas con fábricas o con acceso a recursos no renovables. Si, no tenías una habilidad especial, simplemente no pertenecías al círculo. Ifa había tenido la suerte de ser el médico veterinario del círculo tres por medio año. Hasta que tuvo la desdicha de llamar la atención de una mujer del círculo cinco, aún recuerda como llegó a su clínica a pedirle que fuera su esclavo personal, ya que deseaba preservar sus "exóticos" genes. En ese momento Ifa sabía que su destino era aceptar o ser llevado en contra de su voluntad. Así que fingió aceptar diciéndole que regresara en dos días por él. Empacó cosas de primera necesidad y le regaló a su asistente Chuychú su preciada cacatúa Cacucu, ya que estaba seguro que no sobreviviría en un ambiente tan hostil. Luego de eso se marchó para nunca volver a los círculos.
"No hay trato" dijo una tercera voz disparandole en la cabeza al tipo e Ifa pudo ver a su captor con su glock en la mano.
'Con que él la tenía' pensó Ifa soltando el cadaver del tipo. Y se levantó alzando las manos, sabía que el extraño lo mataría si hacía algo estúpido "No tengo interés en la recompensa. Ni en saber quién eres. Solo quiero tomar mis cosas y marcharme" dijo Ifa serio y con una mirada aburrida, hartó de la incertidumbre y desconfianza.
"Lo sé" dijo Kinich bajando el arma "Gracias por salvarnos. Me refiero a Ajaw y a mí. Si aún lo deseas puedes quedarte aquí, en unos minutos desapareceré de tu vista" dijo el ojiverde entregándole a Ifa la pistola, tal vez en señal de confianza. Ifa miro el cartucho, al cual solo le faltaba la bala que Kinich había usado anteriormente. Ifa se sentía raro al saber el pasado de su captor, casi teniendo compasión por él y deseando saber más sobre su historia.
"Gracias, pero, este es un boleto dorado para cualquier aventurero de la tierra de nadie. Lo que quiere decir que es un imán de problemas. Así que también me marcho" le explicó Ifa al ojiverde que asintió.
"Bueno, fue un gusto conocerte Ifa" los ojos de Ifa se abrieron con incredulidad al escuchar al extraño decir su nombre. Ya que no pensaba que lo recordará.
"Antes de irte, puedes mostrarme de donde sacaste esa mochila" pidió Ifa amablemente y Kinich asintió, caminando entre las cajas a su derecha, hasta que llegaron a un pasillo que tenía cosas para acampar. Kinich señaló una caja en particular que contenía varias mochilas. Ifa tomó una y la sacudió tosiendo por el polvo que tenía la mochila.
"Te recomiendo que lleves esto también" le dijo Kinich mientras le entregaba un arnés, cuerdas, cintas expres, freno y anclajes. Todo lo necesario para escalar. Ifa lo tomó agradecido e imitó la forma en que Kinich había guardado las cosas previamente que lo miró sorprendido al darse cuenta de que Ifa recordaba a la perfección como acomodar las cosas de forma que no hicieran ruido "Ten, te los regalo, espero que no tengas que usarlos" dijo mientras le extendía la mitad de los cinchos en su bolsillo.
"Gracias, espero que tampoco tengas que volverlos a usar" agradeció serio Ifa mirando los verdes ojos del desconocido, que asintió y luego se marchó. Ifa ni comprendió porqué pero, quería detenerlo, algo en él le decía que tendría más probabilidades de sobrevivir al lado de Kinich. Aunque ignoró su instinto, dejando que el hombre se marchara.
Chapter Text
Ifa continuó caminando por esa parte del almacén hasta que llegar a otra área en donde encontró un carrito de supermercado. Estaba viejo y oxidado pero, le serviría. Lo tomó rápidamente rodandolo y odiando el horrible rechinido que las ruedas hacían. Lo que no sabía es que con el ruido atraería a unos cuantos zombies. Algunos se arrastraban debajo de unas cajas sin poder correr debido a la falta de piernas y otros corrían hacia el, soltando gruñidos como si fueran animales.
"Mierda" dijo Ifa pensando probablemente llegarían más, por lo que Ifa debía pelear o huir. Aunque escapar por un almacén era como correr en un laberinto una vuelta equivocada y terminaría encerrado. Tendría hacer rendir las 18 balas restantes en el cargador de su arma.
Lanzó el carrito lejos de él, distrayéndolos con el ruido de las ruedas tomo la glock en la cinturilla de su pantalón, alejándose un poco antes de comenzar a disparar. Derribando al más grande después de tres tiros en la cabeza, lo que atrajo la atención de los otros tres rápidamente. Ifa corrió mientras se quitaba la chamarra y la enredaba por completo en uno de sus brazos para prevenir una mordida en él, ya que planeaba usarlo de escudo de ser necesario. Regresando a la zona de camping se agachó esquivando al que saltó sobre él, aplastandole la cabeza con su bota y disparando dos veces a las piernas del zombie de atrás, haciendo que tropezara para finalizarlo con un disparo en la cabeza. Sin embargo, el último lo derribo intentando morder a través de la chamarra, al menos hasta que una bala de revolver le destrozó la frente. Ifa volteó hacia atrás y ahí se encontraba el pelinegro que no tardo en disparar al cuello y la frente de otro de los zombies que perseguían a Ifa.
"¡Cúbreme!" exclamó Ifa mientras le lanzaba la glock con 11 tiros al ojiverde que lo miró confundido pero, atrapó la pistola con dificultad, temiendo por un momento que esta fuera a dispararse pero, como tenía puesto el seguro no lo hizo. Intrigado al ver como Ifa tomaba una cuerda y la amarraba corriendo hacia el grupo de zombies.
'Está demente' pensó Kinich sosteniendo con mejor precisión la glock, le quitó el seguro y disparaba a los zombies que se acercaban más a Ifa, mientras que este enlazo al grupo del fondo con la cuerda tirando hasta que todos los zombies comenzaron a morderse y arañarse entre ellos intentando liberarse.
"Sería mas fácil con guantes" dijo entre dientes Ifa, mientras sentía como la cuerda rompía las mangas de la playera que traía y que había usado para proteger sus manos de la fricción de la cuerda. El pelinegro en el fondo presenciaba la carnicería involuntaria que los zombies estaban haciendo, viendo como el moreno intentaba mantener a raya a todos. La fuerza era tanta que las botas antiderrapantes de Ifa empezaban a deslizarse y su fuerza se agotaba con cada tirón pero, si resistía un poco más los infectados se destrozarían tanto que no podrían atacar. A su izquierda la luz fue cubierta por un enorme mutado e Ifa creyó que era su fin. Al menos hasta que el ojiverde le disparó a las piernas con las últimas tres balas en la glock. El mutado se quejó y de inmediato persiguió al pelinegro que espero a que se acercara más para utilizar la revolver recién recargada y tras 5 tiros a la cabeza, cayó inmóvil. Momento en el que Ifa soltó al destrozado grupo de zombies que se habían quedado sin manos, brazos o mandíbula tras la brutal lucha. Ifa suspiró aliviado intentando escuchar si vendrían más pero, el almacén estaba en completo silencio a excepción de algunos cuantos quejidos de los zombies que seguían vivos y amarrados. Luego buscó al pelinegro en el fondo y al no verlo, se preocupó. Así que se acercó, estuvo a punto de pisar el líquido que salía por todas partes del mutado.
"¡No lo pises!" Le gritó el pelinegro que se asomaba detrás de una caja "La sangre de esos es parecido al ácido, disuelve casi cualquier cosa" le dijo el ojiverde preocupado, por lo que Ifa se apartó con rápidez del líquido verdoso que soltaba vapor, casi cómo si estuviera hirviendo.
'Mierda estoy atrapado' pensó Ifa al darse cuenta que justo el mutado estaba en medio del paso hacía el otro pasillo. Sin embargo, luego vió como el pelinegro empujaba con dificultad unas cajas hacia un lado para que Ifa pudiera pasar. Ifa lo ayudó y antes de irse tomo la mochila en la que guardo también una casa de campaña portátil. Pasar en el estrecho espacio entre las cajas fue complicado pero, lo logró. Después de tanta adrenalina bajo la guardia, lo que le dio la oportunidad al pelinegro para derribarlo justo cómo la primera vez.
"¡¿Qué demonios pensabas?!" gritó enojado el ojiverde encima de él "¡¿Acaso quieres morir?!" exclamó mirándolo con rabia. Ifa no podía creer que alguien como él podría perder la compostura de esa forma. Ifa no sabía que decir, el extraño parecía ligeramente preocupado.
"Pensé que te habías marchado" dijo exhausto Ifa, momento en el que el ojiverde dejó de presionarle el pecho y se sentó a su lado, parecía molesto. Ifa se incorporó "Gra..." iba a agradecerle por salvarlo cuando el pelinegro lo interrumpió.
"No lo hice por ti" dijo mientras miraba como Ajaw aparecía entre unas cajas y se restregaba en el pecho de Ifa que lo acaricio hasta hacerlo ronronear "Al parecer le agradas y salvaste mi vida, así que ya no te debo nada. Estamos a mano" dijo el ojiverde levantándose y caminando hacia los enlatados. Ifa vió al gato correr tras su dueño y decidió seguirlos. "Ten" le dijo el pelinegro entregándole la caja de munición de revolver, la revolver y la glock.
"Gracias por salvarme" dijo Ifa guardando todo en la nueva mochila, sin cuidado por acomodar las cosas en ella.
"No lo hice por ti. Es solo que no me gustan las deudas" dijo el ojiverde mirándolo molesto. Mientras terminaba de acomodar las cosas que se habían salido de su mochila tras tirarla para ayudar a Ifa, que había escuchado ruido afuera del supermercado y se subió a la escalera que el desconocido había puesto, observando a tres caballos amarrados al contenedor.
"Mira eso" dijo Ifa con entusiasmo, quitándose de enmedio para que el pelinegro se asomara. Cuando lo hizo se sorprendió, aunque lucía preocupado "Si traen caballos quiere decir que la ruta por la que vinieron esta libre de zombies. Lo que quiere decir que comienzan a desaparecer o están concentrados en otras áreas" explicó Ifa con entusiasmo, el extraño asintió y se bajó de la escalera. Soltó un suspiró, sacó de un bolsillo de la mochila un mapa y señaló un círculo rojo sobre un río.
"Ellos vienen de aquí. Es un cuartel militar de las fuerzas "secretas" está al noroeste oculto en un bosque, hay un río que pasa por enmedio de este. Es una base militar clasificada por eso no aparece en ningún mapa" indicó Kinich y luego comenzó a analizar el mapa "Ellos debieron tomar la ruta segura" dijo en voz alta señalando una ruta marcada con pluma verde.
"¿Ruta segura?" preguntó incrédulo Ifa. El ojiverde lo volteó a ver y asintió.
"De acuerdo" dijo el pelinegro suspirando y volteando a verlo con seriedad "Estoy a punto de confiarte información muy delicada, aunque a cambio pediré que me acompañes en mi viaje. Creo que necesito de tus conocimientos tanto, como tú necesitas de los míos, pero, sino quieres hacerlo, no tengo problema, tomaré mis cosas y me iré" le dijo con seriedad, mientras se sentaba en el piso.
"También pienso que tenemos mayor probabilidad de sobrevivir si permanecemos juntos. Así que estoy dentro, ahora dime lo que sabes" dijo Ifa con firmeza sentándose frente a él. Ifa esperaba no equivocarse al confiar en esta persona.
"Bien. Para empezar me llamo Kinich, fui soldado de una unidad especial que estaba bajo el mando de Thrain que fue criado como un soldado desde que tuvo entendimiento, por lo que, era experto varias cosas. En esa misma unidad se encontraba Dottore, cuyo nombre real es Zandik, que era el médico militar. Ororon era el experto en extracciones y por último, Xilonen que era la que diseñaba nuestro armamento. Yo era el comodín del equipo, llegué ahí por recomendación de mi jefa Mauvika. Pero, eso no es lo importante" dijo Kinich intentando concentrarse en qué podía y no, decirle a Ifa "Trabajé con ellos por un año, hasta que el virus fue liberado. Yo me encontraba en la base con Dottore el día en que el aire tóxico nos invadió. Varios de mis compañeros se transformaron al momento, solo algunos sobrevivimos al humo. Yo quedé aislado en una zona, en la que sobreviví gracias al agua del rio y a un almacén de comida que racioné junto con otros 6 compañeros pero, un día Dottore nos encontró" la mirada en su cara era de traición y decepción "No me llevaba mal con él, pero, tampoco lo consideraba mi amigo. En resumen, no confiaba con él pero, tal vez en la desesperación del momento todos lo hicimos..." Kinich miraba hacia el piso con enojo y coraje.
"No tienes que contarme todo en este momento... Solo señala las rutas seguras que descubriste y veremos cual podemos seguir. Aunque..." Ifa no termino de hablar, ya que comenzó a analizar los lugares marcados con rojo "Aquí, en esta zona de departamentos tienen una nueva sede" dijo Ifa comenzando a recordar los lugares por los que viajo, se levanto y regreso por su vieja mochila. Esquivo uno de los cadáveres y se sintió extraño al darse cuenta que había matado a otro hombre. El primero que mató no era un desconocido, era su compañero de viaje, se habían encontrado después de que ambos escaparon de los círculos. Viajó con el por unos meses hasta el día en que intentó comérselo. Se habían quedado sin comida desde hace cuatro días, Ifa estaba acostumbrado al hambre ya que mientras tuvieran agua podrían hallar comida en algún árbol o planta pero, su compañero comenzaba a desesperarse y la noche que le tocaba dormir. El hombre se le vino encima, aunque Ifa se defendió ya que no quería morir. Aún recuerda el forcejeo, el fuerte golpe que recibió Ifa en el ojo con una rama. Y cómo es que ambos rodaron unos cuantos metros en el piso, Ifa intentaba detenerlo mientras que el otro hombre le mordió un brazo, arrancando parte de su piel y arañandole los brazos. La sangre corría caliente por el ojo de Ifa y por sus brazos. Se sentía débil, en especial cuando el tipo comenzó a asfixiarlo pero, sin detenerse Ifa lo pateó con fuerza separándolo ligeramente de su cuerpo. Momento que aprovechó para tomar la navaja en su bolsillo y lo apuñaló no con intención de matar pero, el hombre prácticamente se lanzó sobre él sin darle otra opción. Ifa se había quedado frente a la puerta de la habitación recordando todo ese acontecimiento. Respiró con tranquilidad intentando convencerse de qué ese fue el primer hombre que mató y caminó hasta donde se encontraba su mochila, tomándola para regresar con Kinich que ya había marcado con un círculo rojo la zona de apartamentos que había señalado. Se sentó frente a Kinich y sacó una pequeña libreta, que abrió y comenzó a leer "Creo que aquí esta otro campamento" señaló otro bosque al noreste.
"Al parecer se han extendido por todo el norte. Espera... ¿Cruzaste el rio?" Le preguntó Kinich con sorpresa e Ifa asintió.
"Lo cruce por esta zona, solía ser una zona de camping hasta que queme la sede" dijo Ifa señalando la complicada ruta de escape.
"Con que fuiste tú" le dijo Kinich con asombro "Esa no era una sede, era un "criadero". Ahí normalmente obligaban a los hombres y mujeres a procrear, en especial a aquellos que atrajo con la promesa de ser los que repoblarían al mundo" explicó Kinich con decepción "Debo decir que me sorprende que salieras vivo de ahí, un jefe de sección murió en ese incendio y perdieron a gran parte de los cautivos" le dijo Kinich tranquilamente 'Gracias por salvarme' pensó Kinich observando a Ifa, sabía que era él quien lo había sacado de ahí. Incluso había roto la jaula donde Kinich estaba encerrado y lo recordaba por la cicatriz bajo el ojo izquierdo. Ifa se preguntaba porque Kinich se le había quedado viendo pero, no quiso indagar más, ya que indagar es redescubrir a los demonios de su pasado.
"Suponiendo que se extendieron por toda esta parte y están conectados con los círculos al noroeste..." dijo Ifa señalando una zona, pensando qué ruta era mejor, simplemente para escapar de los inmunes que podían ser más peligrosos que los zombies.
"Nuestras opciones son... Hacernos aliados de los círculos del sur, que están en contra de los inmunes. Vivir al sureste en los campamentos independientes o..." dijo Kinich viendo una zona en específico.
"Cruzar la frontera" dijo Ifa leyéndole la mente a Kinich. La opción más riesgosa, ya que había que llegar caminando por la tierra de nadie, donde las rutas podrían estar infestadas de zombies y mutados "Podríamos intentarlo pero, el riesgo es mayor... Aunque la otra opción es ser exploradores para los círculos del sur. Será un poco difícil convertirnos en aliados de los círculos pero, ser exploradores nos haría intocables" dijo Ifa contemplando las opciones. Kinich asentía de acuerdo con lo que decía Ifa.
"Pero, tendríamos que evitar las trampas para llegar a los círculos" explicó Kinich señalando los kilómetros de trampas diseñadas alrededor de los círculos, hechas para detener humanos y zombies por igual "Necesitamos encontrar la ruta de los exploradores para entrar ahí" decía pensativo Kinich intentando descifrar la mejor ruta.
"Para empezar debemos movernos de aquí. Algo me dice que esos tres no venían solos y menos si les dieron caballos" dijo Ifa mirando uno de los cadáveres. Levantándose para recrear el recorrido que Kinich había hecho por la mañana y parte de la tarde, dejando algunas cosas y agregando otras más. Llenando su vieja mochila también. Mientras Ifa tomaba las cosas que creí importantes, Kinich se encontraba intentando descifrar un camino seguro a la frontera y a los círculos. Y es que no había un camino fácil para ninguna opción. Se negaba a vivir en un campamento independiente porque en ellos debías ser útil siempre, sino lo eres terminas con una bala en la cabeza o siendo el esclavo de alguien por diversión.
"Intentemos llegar a la frontera" dijo Kinich en cuanto escuchó los pasos de Ifa acercarse a él.
"De acuerdo, podemos viajar unos días a caballo y luego soltarlos cerca del bosque para que no sean devorados" dijo Ifa llegando con ambas mochilas "Pero, algo me dice que esos caballos son muy silenciosos, solo pude escuchar el esturnudo de uno de ellos pero, de ahí en fuera es como sino estuvieran" le dijo Ifa a Kinich que lo miraba extrañado.
"Estoy de acuerdo pero, son animales difíciles de ocultar. Si alguien llega a verlos sabrán donde nos escondemos" dijo Kinich e Ifa asintió.
"Ten, es tuya" dijo Ifa dándole la glock junto con sus últimos dos cargadores a Kinich que lo miro con sorpresa "Se ve que la manejas bien" le dijo con seguridad el moreno "Debemos irnos. Se acerca una tormenta y la noche no tarda en llegar" dijo Ifa esperando a que Kinich guardará el arma y los cargadores en el bolsillo de su pantalón. Tomó el mapa y lo guardo en un discreto cierre dentro de su chamarra. Por último le puso un arnés a Ajaw que se quejó al principio pero, luego se quedo quieto. Ifa no tardo en subirse a la escalera y salir con cuidado por la ventana "Pásame las mochilas" dijo desde afuera Ifa y el pelinegro comenzó a pasarle las mochilas. En cuanto las dejó en el piso, el ojiverde bajo por Ajaw y lo tomó con suavidad para poder entregárselo a Ifa. Una vez en sus brazos Ifa le acaricio la cabeza, para luego dejarlo en el suelo y moverse lo suficiente como para dejar que Kinich bajara de la ventana. Incluso la caída de Kinich era silenciosa, como si supiera exactamente qué hacer para evitar ser detectado.
"Veamos" dijo Ifa revisando a los tres caballos, dos de ellos eran de resistencia y el último de tiro. De hecho aún traía dos bidones de agua amarrados en los costados, ya que a diferencia de los otros dos este traía un arnés que Ifa suponía que era para que cargara cosas. Ifa le reviso los ojos, el cuerpo y las patas, tenía unos cuantos rasguños por las ramas de bosque pero, estaba bien, ninguna le había abierto la piel. Así que resistiría el peso de ambas mochilas que Ifa amarró, parece que no tenían tanto de comer y beber agua, por lo que no estaban cansados. Kinich no dijo nada, solo esperaba sentado en el contenedor con Ajaw en el regazo mirando como Ifa comprobaba el estado de cada caballo y las herraduras "Me preocupa que las herraduras lucen casi nuevas, por lo que, el viaje que hicieron no es lejos de aquí y por los rasguños en sus patas vinieron por el bosque" dijo Ifa mirando algo preocupado a Kinich, que no podía tomarlo del todo enserió, ya que traía el mismo ridículo sombrero de vaquero que cuando entro al supermercado.
"Me equivoque. No vienen de la base, vienen de un criadero. Es una granja de ganado. Robaron los caballos y huyeron por el bosque" dijo Kinich con seguridad "La granja esta en el oeste, no sé quién la maneje pero, esos tres robaron los caballos. No se los entregaron para que buscarán alimentos. No los necesitan" dijo Kinich mirando al horizonte donde el sol comenzaba a ocultarse.
"¿Cómo lo sabes?" preguntó Ifa curioso.
"Porque no traían armas de fuego. Normalmente cuando mandan a gente a buscar cosas les dan armas de fuego y no mandan a civiles. Sino a los soldados o aquellos que demuestran su valía en pruebas suicidas. Yo pude matar a uno de ellos con facilidad, lo que quiere decir que no superaron las pruebas y que se hartaron de ser los últimos en la cadena alimenticia" Kinich lo miró e Ifa no pudo evitar disfrutar de como la luz resaltaba los verdes ojos y la pupila casi inhumana de Kinich "Estoy seguro que esos tres se encargaban de los establos. No sé si vengan a buscar los caballos porque hasta donde recuerdo tenían suficientes pero, han pasado dos años desde que estuve ahí, así que no creas todo lo que digo" dijo Kinich apartando la mirada, bajando a Ajaw de su regazo para luego bajarse. Desamarro y montó con facilidad al caballo negro de resistencia y luego Ajaw brinco agilmente a sus piernas "¿Nos vamos?" le preguntó a Ifa al cual le latía acelerado el corazón por la impresión que Kinich había causado en él.
'He estado solo por mucho tiempo' pensó Ifa negando con la cabeza tras amarrar el caballo de tiro a la silla de su caballo gris. Ignorando que probablemente empezaba a desear algo que no podría tener.
Chapter Text
Había pasado una hora desde que salieron del supermercado. El panorama lucía abandonado, con restos humanos e inhumanos adornando algunas fachadas. Ifa probaba su teoría de las piedras pero, golpeado con fuerza ventanas y partes de metal, ya que en el supermercado se había dado cuenta que no todos los zombies tenían tan buen oído como pensó. Pero, aún cuando destrozó ventanas y golpeó metales ningún infectado aparecío. Lo que hizo que comenzara a preocuparse por los vivos más que por los no muertos, pero, si hubo vivos a su alrededor no dieron señal alguna de estar ahí. Así que se tranquilizó un poco, mirando la silueta de Kinich sobre el caballo. Parecía un poco incómodo al tener que leer el mapa y dirigir al caballo, ya que el caballo de Kinich era un poco más bronco que el suyo, casi como un caballo de rodeo. Su caballo era tranquilo e incluso se movía con gracia, casi como si hubiera sido un caballo de doma clásica. Aunque el más indiferente de todos era el de tiro que solo seguía al de Ifa por inercia. Él mentiría al decir que no disfrutaba montar un caballo después de tanto tiempo, solía ser el veterinario de un racho antes de que el virus acabará con su "hogar". Suponía que había soltado un suspiró muy fuerte, ya que Kinich se detuvo y lo volteó a ver con atención, casi como si le preguntara si todo estaba bien. Ifa asintió, así que el pelinegro simplemente continuó avanzando pero, no frente a Ifa, sino, a su lado. Lo que hizo que Ifa se sintiera acompañado, mientras veía las suaves y masculinas facciones del rostro de Kinich. Aunque apartó la vista avergonzado cuando Kinich lo miraba de nuevo, esta vez levantando una ceja al no entender que era lo que buscaba en su rostro. Ifa decidió fingir demencia y mirar hacia el cielo hasta que sintió que el pelinegro lo dejaba de ver. Pero, para él que llevaba tanto tiempo sin contacto humano le fue difícil no distraerse una vez más con su compañero, al menos hasta que el minino soltó un particular ronroneo. Ajaw se hallaba echado sobre las piernas de Kinich, con una expresión dormilona. Su cabeza estaba recargada en el muslo del pelinegro y sus garritas sostenían con fuerza el pantalón del pelinegro. Esa vista lo hizo sonreír suavemente llamando la atención del ojiverde que una vez más lo miraba curioso. A diferencia de Ifa, Kinich no sentía tanto interés por él. Es decir, sabía que era bueno apuntando y peleando, también resolvía bajo presión es por eso que había aceptado que fuera su compañero de viaje y eso era todo.
Otras dos horas pasaron y ninguno hablaba, ya que ambos estaban concentrados en los sonidos a su alrededor. Sin embargo, el silencio era predominante aún cuando se acercaban a la zona comercial de esa parte de la ciudad. Ifa pensaba que estaría llena de zombies, pero su sorpresa fue al ver como lo que quedaba de ellos eran cadáveres carcomidos por el tiempo y deshechos por los mutados. Los "mutados" eran aquellos infectados que no distinguían entre humanos y zombies, matando a ambos por igual para satisfacer la eterna hambre que sentían para evitar que sus cuerpos dejaran de funcionar pero, comer no solo los diferenciaba de los infectados comunes. Sino también, características específicas cómo el tamaño, fuerza y estamina. Podían ser más grandes y fuertes, pero, su resistencia era menor. Eran fáciles de cansar y con buena puntería fáciles de vencer también, aunque la mayoría no entendía cómo funcionaba la anatomía de los mutados. Ya que algunos podían ser pequeños y rápidos. La podredumbre que expulsaban al morir llenaba varias partes del camino, haciendo que ambos cuidarán que sus caballos no pisaran los charcos de ácido, que eran tantos que tuvieron que tomar otra ruta. Una que parecía más transitada por humanos, ya que Ifa podía verlo en la destrucción tan específica de los cristales de tiendas, almacenes y oficinas, pese a que parecía que un terremoto se había formado ahí. Había gato encerrado, probablemente las huellas y la destrucción no eran recientes pero, no tardarían en encontrarse con zombies o humanos. No quiso decir nada dándole el beneficio de la duda a Kinich.
'Tal vez, sí vaya a traicionarme' pensó Ifa, le era extraño que Kinich pareciera saber por donde ir. Casi como si siguiera un antiguo rastro. Pero, lo que ignoraba Ifa, era que Kinich buscaba los boletos para su libertad dentro de esa parte de la ciudad. Ya que era morir o matar. Y ellos eran dos, por lo que, eran más vulnerables a un ataque en grupo y a ser masacrados antes de llegar a la frontera. Kinich había conocido a alguien que solía vivir por esta zona, su nombre era Mualani. Aunque tiene más de dos años sin verla a ella y a su hermana Kachina. Se encontró con ellas varias veces, ya que solían ir al supermercado por provisiones hasta que pararon de hacerlo, nunca le pidieron a Kinich acompañarlas ya que hasta donde él sabía, ambas vivían en un campamento independiente de mujeres. Pero, en ese entonces tampoco las había seguido temeroso de hacerlas un blanco de los inmunes. Así que se alegró cuando dejaron de regresar al supermercado, ya que quería decir que su plan de irse a un lugar más seguro había dado resultado o al menos, eso es lo que decidió creer.
Conforme se adentraban más, el aire se volvía más helado y el ambiente se volvía más siniestro, así describiría esa parte de la ciudad. Ifa comenzaba a hacer ejercicios de respiración al sentir que algo no estaba bien, la piel de gallina en su nuca no solo era por el helado viento, sino, por el olor a muerte. Sus manos temblaban ligeramente, cómo un aviso de que algo malo pasaría. Aunque su instinto se ha equivocado antes, así que no podía evitar pensar que eso mismo estaba sucediendo en ese momento, al menos hasta que su caballo se negó a seguir al de Kinich. Quedándose quieto y alerta, sus orejas se mantuvieron pendientes al sonido y retrocedió con lentitud para irse por la calle a la izquierda. Ifa lo dejo ser, ya que confiaba en el instinto del caballo, por algo no estaba siguiendo al otro. Kinich dejó de escuchar el trote de los caballos detrás de ellos y volteó la cabeza, confundido al ver como el caballo de Ifa tomaba otra ruta. Miró alrededor intentando entender el porqué y fue cuando pudo ver un ligero reflejo a unos cuantos metros. 'Un francotirador' pensó Kinich manteniendo la calma e intentando no mirar directo hacía el reflejo. Estaba seguro que ya los había o habían visto a ambos pero, no sabía que tan buena puntería tenía el francotirador. Estaba cerca de él, por lo que inevitablemente debía tenerlo en la mira, ya que había perdido a Ifa de vista cuando se fue a la izquierda. Ojalá se hubieran puesto de acuerdo para hablar a través de gestos específicos para evitar la incertidumbre. Miró vez más alrededor buscando otro francotirador disimuladamente pero, al no ver otro reflejo decidió continuar caminando para distraerlo. Antes de que se alejara más, una diminuta piedra le pegó en el cuello 'Ifa' pensó Kinich e hizo que el caballo se desviara a la izquierda. Estaba seguro que el francotirador lo seguía con la mira, aunque probablemente no les dispararía para no alertarlos, esperando a que sus compañeros los atacarán. Kinich pudo ver a Ifa escondido detrás de un alto edificio. Estaba agachado sobre el caballo y con su mano le indicó a Kinich que se agachara para luego indicarle que se quedara quieto. El agradecía tener una buena vista, ya que le era fácil ver los movimientos de las manos de Ifa, que se hallaba levantando 4 dedos.
'¿Cuatro francotiradores?... Tal vez' pensó Kinich, intentando descifrar a que se refería. Aunque no podía tardar mucho en averiguarlo, ya que en ese tiempo los enemigos podían hacer una estrategia sólida para matarlos o capturarlos. Se estaba desesperando, cuando vio como Ifa se bajaba del caballo y sacaba su revolver, pegándose a la pared e indicándole que trotara hasta él pero, agachado. Kinich no lo obedeció, ya que si se agachaba los francotiradores sabrían que ellos estaban conscientes de que estaban ahí, por lo que simplemente hizo que el caballo caminara hasta Ifa, que se veía molesto. Intentando ver de reojo en que posiciones estaban. Pudo observar a dos juntos y los otros situados a cada costado.
"Son cuatro francotiradores" le susurró Ifa a Kinich, cuando este se acercó.
"Pude verlos pero, no entiendo porqué aún no nos han disparado" dijo Kinich pensativo "Puede que sean 8 o más los que están en esa zona. Cuatro tiradores y cuatro civiles o más civiles, es difícil saberlo" dijo Kinich viendo como Ifa seguía en el suelo. Intentaba recordar si esta es la zona de los reflejos de la que hablaba Mualani. Ellos no los matarían si a cambio les entregaban la mitad de sus provisiones. Pero, la hostilidad que se percibía en el ambiente, le indicaba a Kinich que les quitarían los caballos y provisiones para dejarlos pasar.
"Necesitamos un señuelo" dijo Ifa mirando a Kinich negar con la cabeza "Es lo único que se me ocurre para que podamos pasar sin tener que hacer intercambios o arriesgarnos a terminar con una bala en la cabeza" decía mientras caminaba en círculos.
"No creo que sea una buena idea" dijo Kinich recordando los charcos de ácido en el suelo y lo difícil que sería engañar a los tiradores "No creo que maten a un caballo en buenas condiciones pero, tampoco creo que se distraigan lo suficiente como para que huyamos en los otros dos" explicó Kinich analizando la situación. Ifa asintió frustrado intentando pensar en otro plan.
"Lo mejor es encontrar otra ruta, usaremos los edificios como cubierta. Tal vez nos tardemos más en llegar pero, no terminaremos sin provisiones y sin caballos" dijo Kinich intentando descifrar que ruta tomar y marcando el mapa en su mano.
"De acuerdo" dijo Ifa subiendo de nuevo a su caballo.
"A la cuenta de tres corres detrás de mí, no vamos a negociar y estoy seguro de que los civiles armados ya deben estar a unos pasos de nuestra posición" le dijo Kinich a Ifa que asintió. Kinich enganchó a Ajaw a las presillas en su pantalón, teniendo cuidado de que estuviera cómodo y levantó 3 dedos. Bajo cada uno con lentitud y en cuanto llegó al último dijo "Vamos" e hizo que el caballo relinchara antes de correr. Ifa lo siguió aunque un poco atrasado, por el caballo de tiro que no corrió a la misma velocidad que los otros dos desde el principio. Lo que no esperaba ninguno era el sonido del motor de dos motos.
'Mierda' pensó Ifa, sintiendo como las motos lo alcanzaban con facilidad. Volteó hacia atrás viendo como venían cuatro tipos, dos en cada moto. Ifa pensó que no los perseguirían a ellos si les entragaba el caballo con sus provisiones, así que lo soltó. El caballo seguía corriendo por inercia, hasta que una de las motos se puso frente a él para que se detuviera. Ifa no dudo en alcanzar a Kinich en ese momento. Prefería tener al caballo que las provisiones que podían hallar buscando bien. Aparte aún tenía su vieja mochila sobre los hombros con suficiente agua y comida para unos días. Sin embargo, aún podía escuchar el sonido de la moto acercándose a él, por lo que, le quito el seguro al arma en su mano izquierda y al ver a su lado derecho ahí estaban los dos hombres, montados sobre una destartalada motocicleta. Buscaban verse intimidantes pero, las figuras casi calavericas del conductor y su acompañante no espantaron a Ifa. Ni siquiera cuando uno de ellos sostenía una pistola, señalando que se detuviera y bajara del caballo. Ifa fingió que iba a hacerlo bajando un poco la velocidad del caballo. Respiró y como si del viejo oeste se tratara le disparó al conductor tan rápido, que hizo que perdiera el equilibrio lo que provocó que la moto se volcara con ambos, la cual se derrapo, matando al conductor por el impacto y dejando gravemente herido a su acompañante. Al pasajero se le soltó un tiro antes de caer, que por suerte no le dio ni a Ifa, ni al caballo. Suponía que había hecho enojar al pasajero, que completamente ensangrentado se incorporó con dificultad y comenzó a dispararle a Ifa, fallando en cada intento por muy poco. Estuvo apunto de acabar con él, de no haber sido porque Ifa se metió a la izquierda por una calle. No tenía ni idea de en donde se encontraba Kinich. Lo único que pudo escuchar fueron más tiros en la lejanía. Después de alejarse por unas cuantas cuadras hizo que el caballo se detuviera. Se bajó de él y sin poder evitarlo, vomitó. Sintiéndose completamente asqueado, estresado, débil y desorientado. Ifa creyó que el caballo se iría en cuanto se bajo pero, simplemente se quedo ahí recuperando el aliento y observando con curiosidad al moreno. Que no estaba seguro de qué hacer, tenía demasiado tiempo sin huir de un humano. Solo esperaba que no hubiera infectados o más civiles armados cerca de él. Al ver que el caballo tenía las orejas relajadas, guardo su arma y sacó una botella de agua para enjuarse la boca, se echó una menta a la boca para quitarse el amargo sabor y luego se acercó al caballo para darle de beber.
"Gracias por confiar en mí" le dijo acariciándolo tras haberle dado de beber toda la botella de un litro. Parecía que al caballo le agradaba, ya que recibió el agua y las caricias de Ifa, parecía reconocerlo como su nuevo amo. Se quedó ahí parado por unos minutos "¿Esperare a que Kinich me encuentre o me iré sin ver atrás?" le preguntó al caballo, que no le contestó simplemente lo observó "Sé que no somos amigos pero, se siente como una traición irme así..." dijo mientras tomaba las riendas del caballo y planeaba adentrarse más pero, el caballo se negó a ir con él. De hecho, incluso tiró de Ifa, levantando las orejas con rigidez. Al ver esto, el moreno intento averiguar porque el caballo se había puesto alerta. Fue ahí cuando escuchó un gruñido gutural, que le heló la sangre. A un edificio de distancia estaba un mutado, no era grande y sus movimientos eran erradicos. Ifa se alarmó al ver como movía la cabeza en círculos y escupía ácido 'Mierda, lo que faltaba' pensó al ver que estaba ciego pero, si hacía demasiado ruido no tardaría en alertarlo. Así que con suavidad se montó en el caballo y lo hizo retroceder con cuidado. El mutado movío la cabeza de manera extraña volteando a donde estaban ellos y parecía oler. Probablemente el aroma del vomitó de Ifa lo distrajo pensando que era otro como él, ya que parecía que iba a continuar su camino. El cuello del mutado era inusualmente largo y hacía que su cabeza colgara de manera terrorífica. Ifa aprovechó que el zombie continuaba con su camino, así volteó al caballo con suavidad y lo hizo caminar. Estaba seguro que quien había entrenado a los caballos se había asegurado que no entraran en pánico al ver zombies, ya que caminaba lento pero, con las orejas alertas. Ifa incluso aguantaba la respiración para no llamar su atención, pero, todo en la vida es impredecible, así que mientras estaba distraido con el mutado. No se dio cuenta del malherido hombre al inicio de la calle que le apuntaba con intenciones asesinas. Bang, el sonido del disparo retumbó por la calle, aunque no llego a Ifa ya que el hombre estaba tan débil y la luz era tan escasa que no pudo distinguir del todo la silueta del caballo (debido a que los edificios eran altos y a que el sol ya se había empezado a ocultar), lo que provocó que la trayectoria de la bala se perdiera en el edificio al lado derecho de Ifa. Que hizo que el caballo corriera al escuchar cómo el mutado los perseguía tras él impacto de la bala. Este mutado al no ser tan grande era más rápido, sumándole el cuello largo y la forma en que escupía ácido, hacía que fuera más peligroso, lo que significaba que Ifa no solo debía cuidarse del mutado, sino también del hombre a frente a él. Que había usado 7 balas de 19, si es que tenía una glock como él. Lo que quería decir que aún tendría 13 tiros, Ifa no tenía ninguna ventaja, ya que aunque el hombre estuviera débil podría herirlo a él o al caballo con facilidad conforme se acercaba. Así que sacó la pistola de su funda, le quito el seguro y comenzó a dispararle al hombre. Falló los primeros dos tiros pero, el tercero por fin le dio en el pecho haciendo que cayera con fuerza al suelo, soltando un quejido. Tenía una preocupación menos, por el momento. Aunque aún tenía que huir del zombie que parecía alcanzarlo con facilidad, en especial por la forma en que movía su cabeza. Los escupitajos estaban a punto de rozar al caballo, que no parecía agotado pero, no tardaba en estarlo. Ifa llegó hasta donde el hombre se quejaba agonizante y giro a la izquierda dejando al mutado atrás cuando este se distrajo con los quejidos del hombre y comenzó a alimentarse de él. La oscuridad ya pintaba las calles, por lo que Ifa prendió la linterna en el sombrero que se aferraba a su cuello con ayuda de la cuerda para ajustar y bajo la velocidad del caballo cuando estuvo a más de 4 edificios de distancia del zombie. Ojalá supiera a dónde se había ido Kinich pero, al no saberlo continuó derecho hasta que su caballo frenó de golpe al sentir como el pavimento frente a ellos estaba suelto. Así que retrocedió e Ifa comprobó que ya no podía observar al mutado cerca, por lo que se bajo del caballo, tomó sus riendas y se fue por la derecha. Caminó por un buen rato hasta que pudo ver en el fondo la silueta de Kinich sosteniendo las riendas de su caballo y el caballo que él ya había dado por perdido. Ajaw corrió hasta él cómo si lo hubiera extrañado. E inconscientemente sonrió, porque por primera vez no quería viajar solo.
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Ajaw llegó hasta sus piernas y se restregó en ellas haciéndolo sonreír. Parecía entusiasmado de verlo. Así que lo acarició y cargó con su brazo libre, continuando su camino hasta llegar frente a Kinich.
"¿Cómo lo recuperaste?" le preguntó Ifa al ver como el caballo de tiro estaba amarrado a la silla del otro caballo.
"Te use de distracción" le contestó el pelinegro serio pero, Ifa sintió que eso no respondía su pregunta "Cuando te alcanzaron los otros motociclistas aproveche la conmoción para girar hasta alcanzar a los dos que dejaste atrás, que se distrajeron cuando tumbaste la moto de sus compañeros. Perdieron un poco de tiempo amarrando al caballo a un poste de luz, así que aproveche para encontrar una línea de tiro. Espere a que se alejaran lo suficiente del caballo, cuando se montaron para alcanzarte les disparé en la cabeza a ambos, estaban tan débiles que ni siquiera comprendieron lo que pasaba antes de caer inertes al piso. Luego rompí las llantas de la moto y robe sus armas. Te perdí de vista y decidí llevarme al caballo, por otro lado" explicó con simplicidad levantando los hombros como si fuera obvio. Aunque Ifa no sabía si era verdad o mentira, puede que Kinich fingiera que eran enemigos para probarlo en combate.
"¿Porqué no te fuiste?" preguntó Ifa sin entender el porqué Kinich no se había marchado tras deshacerse indirectamente de él.
"Porque Ajaw te hubiera extrañado, no paró de maullar hasta verte" le contestó cansado "Llevo un año cuidando de él pero, al parecer le importas mucho más que yo desde que lo salvaste. Tanto, que no me permitió abandonarte" el cinismo con el que había pronunciado esas palabras sorprendió a Ifa. Ya que pensó que Kinich realmente lo había esperado y así era, solo que Ifa no debía saberlo. Era preferible, ya que en cualquier momento podrían separarse y no verse nunca más. Así que era mejor no ser amigos.
"Ya veo..." dijo Ifa mirando al suelo un poco decepcionado de la respuesta del pelinegro. Ya sabía que no debería sentirse así pero, tras todo lo que habían vivido creyó que le importaba lo suficiente como para esperarlo pero, no era así. Aunque Ifa no lo culpaba, llevaban dos días de conocerse y la traición siempre viene cuando confías en las personas. Lo mejor era seguir así, siendo más extraños que amigos.
"Bueno, busquemos donde pasar la noche. No quiero estar cerca por si los tiradores nos buscan" dijo Kinich subiéndose al caballo y encendiendo una diminuta linterna para poder ver el mapa "Vamos" dijo Kinich e hizo avanzar un poco a su caballo "Ponte a mi lado para que pueda ver por donde vamos" le dijo el pelinegro esperando a que Ifa se colocara a su lado. El veterinario no se subió al caballo, ya que sabía que debía estar cansado tras correr por tanto tiempo y no quería agotarlo más en caso de que tuvieran que huir de nuevo. Así se acerco al pelinegro para entregarle a Ajaw al pelinegro, el cual maullo casi molesto de separarse de Ifa, el cual se rio y le rasco las orejas. Kinich no pudo evitar la ligera sonrisa que apareció al ver como Ifa mimiba a Ajaw. Que desapareció en el momento que el moreno se apartó y caminó unos pasos por delante. El caballo lo seguía obediente "Da vuelta a la izquierda aquí" dijo Kinich señalando una oscura avenida. Ifa asintió, caminando por en medio. Había muchos coches con ventanas rotas y cuerpos humanos en descomposición así que la vista era desoladora. Creyó que se encontrarían con algún peligro cerca pero, su caballo no se alarmó así que continúo caminando como si nada. Llevaban más de una hora andando por esa avenida, hasta que Kinich giro a la derecha, andaron por más de media hora por esa calle hasta que llegaron a un taller de carpintería, con lo que parecía ser una casa en el segundo piso. En ese momento el ojiverde descendió del caballo con Ajaw en sus brazos y le entregó las riendas de su caballo a Ifa "Espera aquí" le susurró mientras colocaba a Ajaw en el suelo y luego caminó hacía una orilla del taller. Metió su mano en un estrecho hueco y tocó un timbre. La puerta de metal frente a Ifa comenzó a abrirse de forma escandalosa, lo que asustó un poco al caballo de Kinich que intentó alzarse para huir del ruido pero, Ifa lo sostuvo con fuerza para que no escapara. Ifa pudo ver cómo no había más que un par de mesas, sillas y otros muebles de una lado. Todo completamente lleno de polvo. No había nadie dentro o al menos eso es lo que parecía, ya que las luces sí estaban funcionando.
"Pudiste haberme avisado que eso pasaría" le dijo molesto Ifa a Kinich cuando se acercó. El ojiverde lo ignoró, cubriendose la cara con un cubrebocas y el cabello con la capucha de su chamarra. Ifa no entendió a qué se debía eso pero, no lo cuestionó. Ninguno entró al taller, solo se quedaron parados en la entrada. Ifa estaba nervioso por lo ruidosa que había sido la puerta, un poco ansioso de que los mutados hubieran escuchado el alboroto. Sin embargo, sintió una presencia a su lado izquierdo.
"¿Qué es lo que buscan aquí?" dijo un alto, musculoso y canoso hombre de piel palida, quitándole el seguro a la escopeta con la que le apuntaba. Ifa se sentía como un venado apunto de ser atropellado, no sabía que hacer, ni que decir. Ajaw se colgó con fuerza del pantalón del hombre distrayéndolo un poco, momento que Kinich aprovecho empujar a Ifa hacia atrás, tomando la punta de la escopeta para tirar de ella lo suficiente y ponerle el seguro a un lado del gatillo.
"Un intercambio" dijo Kinich serio sosteniendo la escopeta con fuerza, no estaba para nada intimidado por el hombre. Sus ojos verdes resplandecían desafiantes bajo las luces artificiales. Kinich soltó la escopeta con suavidad, cuando el extraño lo miró atento.
"El muchacho de Dottore" dijo el viejo bajando la escopeta tras ver los ojos de Kinich con detenimiento "Mualani dijo que algún día vendrías a visitarme pero, no le creí" mencionó cruzándose de brazos. Kinich suspiró, quitándose el cubrebocas y la capucha. Le parecía absurdo esconderse después de que el hombre lo reconoció "Entren. Hay suficiente espacio para todos" les dijo regresando al interior del taller. Ajaw fue el primero en entrar después de que se soltó del pantalón del extraño. Ifa miró a Kinich antes de entrar, ambos compartían la misma mirada de indecisión. El pelinegro suspiró y entró, seguido por Ifa que tiraba de los caballos al interior. El taller era sorprendentemente amplio en la parte de abajo. En cuanto todos entraron, el hombre tiró de una palanca que cerró de golpe la puerta. A Ifa no le gustaba estar encerrado de esa forma, pese a que Kinich y él eran dos, se sentía en desventaja para atacar si era necesario "Puedes soltar a los caballos, aquí hay suficiente espacio para que deambulen" le dijo el señor a Ifa, esperándolos al pie de unas escaleras en el costado del taller, que parecían estar conectadas con la casa en el segundo piso. Él volteó a ver a Kinich que apretaba la mandíbula pero, luego asintió, así que Ifa soltó las riendas de los caballos. Los cuales comenzaron a deambular en busca de agua o comida. Sería mejor si pudiera quitarles la silla y las riendas pero, no sabía cuanto tiempo estarían ahí. El pelinegro parecía esperarlo, así que Ifa lo siguió recogiendo en el camino a Ajaw que maullo un poco sorprendido. Para luego seguir al hombre por las escaleras. La casa era acogedora a pesar de que todos los retratos en ella estaban tapados o volteados. Todo estaba hecho para tres personas con exactitud. "Siéntense" les dijo a ambos señalando las sillas de madera del comedor frente a la pequeña cocina. Cuando ambos se sentaron el señor tomó unas tazas de la alacena y vertió en ellas lo que tenía calentando en la estufa, que parecía ser chocolate "Adelante, está recién hecho" dijo el hombre poniendo las tazas frente a ellos, tomando una caja de galletas de mantequilla selladas y abrió el paquete colocándolo al centro de la mesa, por último, se se sentó con su propia taza en la mesa, soplandole antes de beber un gran trago. Ifa y Kinich se miraron antes de ver la taza frente a ellos. Ambos estaban indecisos de beber, así que ninguno tocó la bebida, ni las galletas. Ifa se quitó el sombrero de la cabeza, poniéndolo en la mesa, acariciando Ajaw que estaba echado sobre sus piernas "Así que... Quieres un intercambio, ¿qué es lo que quieres y que me darás a cambio de que te lo de?" el hombre miró serio a Kinich, tomando una galleta y comiéndola, llenándose el gris bigote con migajas.
"Quiero una escopeta, un rifle y munición. A cambio te doy un motor nuevo para tu generador" negoció el pelinegro, recordando la caja que había forzado a escondidas en su mochila.
"Es una buena oferta pero, me interesa más el compañero a tu lado" le dijo el hombre a Kinich mirando a Ifa con interés "Se ve que es buena mano de obra y un buen peleador" lo analizó con la mirada haciendo que Ifa frunciera el ceño al sentirse como un objeto.
"No hay trato" le dijo Kinich con tanta seriedad para luego ponerse de pie. El hombre frente a ellos soltó una carcajada y golpeó un par de veces la mesa, haciendo que las tazas en ella se movieran un poco. Ajaw e Ifa se sobresaltaron y miraron molestos al hombre. Kinich se cruzó de brazos y lo miro serio. A nadie de los presentes se me hizo gracioso.
"Ahora entiendo porqué Mualani dijo que eras un gran protector" le dijo el hombre sonriente "De acuerdo, puedo aceptar el motor" le dijo el hombre sonriente. Ifa levanto las cejas incrédulo de que hubiera aceptado. Es decir, un motor es bueno pero, un rifle y una escopeta con suficiente munición es demasiado por un motor "Aunque voy a ser sincero. Lo que me pediste es demasiado para lo que me vas a dar. Sí necesito el motor, pero, eso solo te daría un rifle y algunas balas" le dijo el viejo mirando serio a Kinich mientras se comía otra galleta "Pero... Sí me regalan uno de sus caballos, puedo pensar en darte munición incluso para las pistolas que traen" les dijo el hombre con una sonrisa triunfadora.
"De acuerdo pero, a cambio que sean dos rifles" dijo Kinich sin ceder. Ifa solo esperaba que no le diera su caballo a cambio.
"Trato hecho. Mualani me dijo que eras un buen amigo pero, no mencionó lo convincente que suenas al negociar. Parece que me pondrías una bala en la cabeza si decía que no" le dijo el señor con orgullo, como si Kinich fuera alguien que conocía desde siempre "Si quieren pueden quedarse aquí, tengo una cama extra para ambos, sino tienen problema en compartir" dijo el hombre levantándose y dejando su taza vacía en el fregadero.
"Está bien, gracias" le dijo Kinich esta vez tomando entre sus dedos la taza de chocolate. Ifa al ver eso decidió tomar su taza y beberlo, disfrutando de la tibieza y el sabor del chocolate. El hombre les acercó la caja de galletas con una sonrisa.
"Perfecto. Bueno, iré a preparar sus cosas para mañana. Su recamara es la de la izquierda, enfrente está la mía y hay un baño en la puerta de enmedio por si lo necesitan" les explicó señalando las recámaras para luego marcharse por las escaleras. Ifa y Kinich no dijeron nada, solo bebían el chocolate con tranquilidad.
"Gracias" dijo Ifa con sinceridad, sintiéndose agradecido por no ser intercambiado como una mercancía, aunque a la vez se sentía extraño ser salvado nuevamente por el ojiverde. Kinich simplemente asintió, no tenía ganas de hablar, así que tomó una galleta y comenzó a comerla. Ifa también tomó unas cuantas antes de acabarse la taza de chocolate y se levantó después de que Ajaw se bajara de sus piernas. Lavó su taza y la del hombre, del cual aún desconocía su nombre. Ifa miró por última vez a Kinich, luego bajo para quitarles las riendas y sillas a los caballos. Tras retirarselas, las puso sobre una mesa que parecía no usarse ya que estaba llena de polvo. Por último, quito las mochilas y bidones del caballo de tiro para poder retirarle las riendas y el arnés.
"Sabía que esto me serviría algún día" Ifa escuchó decir al hombre a su espalda. Que salía de un almacen con dos forrajes de paja. Le sonrió a al moreno antes de poner los dos forrajes en el piso. De inmediato los caballos se acercaron a comer con entusiasmo "Sino estás ocupado ¿puedes ayudarme a traer más forrajes y un par de cubetas para que puedan beber agua?" le preguntó el viejo a Ifa, parecía entusiasmado de tener compañía de nuevo. Ifa no le sonrió pero, asintió siguiendo al hombre al almacén. Que estaba lleno de madera y algunas armas, no solo comida. De ahí Ifa tomo otros dos forrajes y el hombre tomo tres cubetas grandes, en una de ellas hecho una lata de comida para gatos y dos platos para mascota "Por cierto, me llamo Conrad. Si tú o Kinich necesitan algo pueden pedírmelo" se presentó Conrad con una cálida sonrisa en el rostro. Ifa asintió sonriendo con ligereza para luego seguir a Conrad afuera de la habitación. Acomodó el forraje frente a los caballos, mientras que Conrad servía la comida para gatos en uno de los platos para mascotas y llenó el otro con agua "Ten, para su gatito" le dijo Conrad a Ifa entregándole los platos. Ifa asintió agradecido y subió con cuidado las escaleras. Kinich seguía sentado, sumido en sus pensamientos, así que Ifa no lo molesto.
'El muchacho de Dottore. Será que ese nombre me perseguirá por el resto de mi vida' pensaba Kinich sintiéndose ausente. Él no quería eso pero, es lo que le tocó vivir. A veces pensaba que hubiera sido más sencillo morir en el incendio pero, Ifa lo había salvado. De alguna forma había hecho que se replanteara el deseo de morir que tenía dentro de la jaula. Ifa no había sido el único que lo había salvado, sino también Ajaw, al que había encontrado muribundo escondido entre unos contenedores de basura. Kinich no dudo en alimentarlo lentamente cada día para que Ajaw pudiera vivir. El gato se lo agradeció viajando con el y haciendo de distracción para que el pudiera matar a los infectados o humanos, de ser necesario.
"A comer Ajaw" escuchó a Ifa, volteando a verlo mientras que el minino salió de debajo de su silla de para comenzar a comer con entusiasmo. Ifa le sonrió a Ajaw y regreso con Conrad, ya que el pelinegro parecía necesitar estar a solas. Kinich le agradeció mentalmente, ya que estos últimos dos días le recordaban a su época en el ejército. La incertidumbre que se siente al descubrir un sitio del cual no sabes si saldrás vivo. Solo que esta vez viajaba con un compañero novato, en vez de expertos en el tema.
'¿Kinich estará bien?' se preguntó Ifa mientras ayudaba a Conrad a mover las cubetas llenas de agua cerca de los caballos, que aún seguían comiendo.
"Disculpa el atrevimiento pero... Sino quieres marcharte con Kinich puedes quedarte aquí" le dijo Conrad a Ifa, haciendo que el moreno se sorprendiera por el comentario "Digo... Hay suficiente comida para más de 2 meses, solo tendrías que ayudarme a limpiar y darles mantenimiento a las armas. Aunque también podríamos buscar comida antes del invierno" le dijo con una sonrisa a Ifa mientras le apretaba el hombro. El veterinario se sintió halagado y sonrió.
"Gracias pero, no estoy interesado por el momento" le dijo Ifa con sinceridad, sin darse cuenta que Kinich escuchaba desde arriba con una suave sonrisa. Ifa se negaba a reconocer que quería viajar al lado del pelinegro porque genuinamente le parecía interesante, tal vez tendría la suerte de conocer más de él.
"Bueno, no perdía nada intentando" le dijo Conrad con una sonrisa y rellenó las cubetas de agua de los caballos "Lo mejor será que descansen bien, tienen un largo viaje por la mañana" le dijo Conrad, luego de que esparcieran por el suelo parte del heno. Ifa asintió y subió las escaleras despues de sacar un cepillo de dientes de la mochila. Al entrar a la casa, Ifa vio como Kinich no estaba en la mesa, así que supuso que había ido a acostarse. Se dirigió al baño, hizo sus necesidades, se lavó las manos y los dientes usando la pasta sobre la orilla del lavabo. Se echo agua fría en la cara y se miró al espejo.
'Estoy cansado' pensó mientras caminaba hasta la habitación que compartiría con Kinich. Al entrar pudo ver como Kinich jugaba con Ajaw, haciendo que persiguiera un pequeño láser por toda la cama. Ajaw brincaba de un lado a otro ágil "Creí que estaría cansado después de toda la conmoción" le dijo Ifa sonriendo al ver como Ajaw cazaba con diligencia la pequeña luz roja.
"Durmió todo el camino, a excepción de cuando recupere el caballo. Así que tengo que agotarlo un poco" explicó Kinich sentado en la orilla de la cama, sin botas y sin chamarra.
"Tiene sentido" dijo Ifa quitándose la chamarra y botas "¿Te molesta si yo..." dijo Ifa mirando a Kinich que lo veía atento, como preguntando qué era lo que quería "Bueno yo... Me refiero a que... ¿Puedo ya sabes..." intentaba explicar Ifa mientras apretaba su camiseta entre las manos.
"No hay problema. De hecho planeaba dormir en el sofá, solo venía a pedirte que dejaras dormir aquí a Ajaw" le dijo Kinich levantándose de la cama, guardando el láser y recogiendo sus botas.
"No está bien, quédate aquí. Probablemente sea nuestra última noche durmiendo en una cama... Una limpia, al menos" le dijo Ifa intentando hacer una broma, Kinich no se rio, solo asintió "¿Qué lado de la cama prefieres?" preguntó Ifa curioso.
"Me da igual" dijo Kinich sin pensarlo mucho. Ifa asintió, algo le decía que el pelinegro prefería dormir junto a la puerta. Así que se fue al otro lado de la cama, se quitó la camiseta y se bajó los pantalones. Era liberador por fin dormir así, sin preocuparse porque alguien fuera a atacarlo o por correr en caso de ser encontrado por un grupo de humanos. Dobló su ropa, la dejó sobre el buro, abrió las cobijas y se metió en la cama. Saco su brazo derecho y Ajaw de inmediato se echo en el hueco entre su cuerpo y su brazo, usándolo como almohada. Ifa sonrió viéndolo, luego cerró los ojos y respiro lentamente. Kinich apagó la luz antes de imitar a Ifa y acostarse aunque mirando a la puerta y dándole la espalda al moreno. Intentando conciliar el sueño.
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La helada habitación gris; la lámpara parpadeante del techo; el sonido de las goteras; la dura silla de madera; el charco que mojaba sus pies y las cuerdas que restringen sus movimientos eran su consuelo por las noches. Una vez más estaba encerrado aquí, simplemente porque no deseaba dormir al lado de "su amo". Kinich no entendía porque Dottore insistía en dormir con él al lado si, al minuto que respiraba (con más fuerza de lo necesario) lo mandaba hasta este rincón. Pero, mentiría al decir que no prefería estar aquí, en donde no tenía contacto alguno con Dottore por algún tiempo. Las extremidades se le helaban y los dedos se le dormían dolorosamente, sin embargo, era mejor a despertar al lado de un hombre que al verlo se le iluminaba la cara con una nueva idea para torturarlo, para probar qué tanto podía curar su inmunidad. No tenía idea de cuantas horas habían pasado desde que los "guardias" de Dottore lo habían llevado ahí. Solo sabía que el cuello le dolía más de lo normal al no poder apoyarlo en ningún lado. Solo escuchó la puerta de metal abrirse y los pasos firmes del hombre vestido con un elegante traje blanco.
"Hola pequeño..." los ojos de Kinich se abrieron de golpe, su respiración se agitó y su cuerpo tembló 'Esa voz... Esa maldita voz' el pelinegro estaba tan fuera de si que no se había percatado de la ausencia de Ifa a su lado. Así que al salir por la puerta para poder mojarse la cara con agua fría chocó con el moreno, que regresaba de haber ido al baño. Ifa prácticamente atrapó a Kinich que temblaba como una hoja arrastrada por el viento. No dijo nada solo lo sostuvo por los brazos, el pelinegro estaba más pálido de lo habitual y sus ojos reflejaban miedo. Kinich sentía cómo la oscuridad en la casa lo asfixiaba pero, al recuperar un poco el aliento en vez de ver la preocupación en la cara de Ifa, vio la maldad en la cara de Dottore; por lo que, lo apartó con tanta fuerza que casi lo hizo caer. El moreno tuvo que esquivar a Ajaw (a sus espaldas) para evitar pisarlo, mirando al pelinegro caminar hasta encerrarse en el baño. Ajaw preocupado por su dueño lo siguió, rascó un poco la puerta del baño y maullo débilmente. Ifa no sabía que había detonado el actuar del pelinegro pero, no era su asunto, así que simplemente se metió a la habitación. No quería hacer sentir a Kinich acorralado o obligado a contarle pero, no pudo evitar acostarse preocupado.
Kinich se mojó la cara con agua helada para poder distraer a su mente del recuerdo de Dottore. Al verse al espejo solo pudo ver el mayor recordatorio de la obsesión de ese hombre, sus ojos. Las pupilas en ellos los hacían ver completamente inhumanos, al tener la forma de diamante y una especie de halo con tonos naranjas en el iris. Aún recordaba cuando sus ojos simplemente parecían dos aceitunas pero, ahora era como si un bosque se quemara. El verde seco paso a ser un verde vibrante resaltado por el naranja. Eran hermosos pero, tambien eran una maldición un aviso de que era diferente. Frunció el ceño agotado, se secó la cara y salió encontrándose a Ajaw que restregó su cuerpo en sus pantorrillas, así que lo tomó entre sus brazos abrazándolo con cariño. No solo Ajaw lo esperaba, ya que Ifa se encontraba recargado afuera de la habitación, su cara reflejaba preocupación por él. Tras verse unos momentos, el moreno entro a la habitación seguido por el pelinegro, no sabía porqué había regresado a esperar por él pero, se sentía más tranquilo tras hacerlo. La oscuridad en la casa indicaba que seguía siendo de madrugada, así que tendrían que aprovechar el resto de horas que les quedaban para descansar. Ifa se sentó en su lado de la cama dándole la espalda a Kinich, que hizo lo mismo. Ninguno dijo nada y ambos retomaron su sitio a cada extremo de la cama. Ifa quería preguntar si Kinich estaba bien pero, comprendía que a veces no quieres que te pregunten si estás bien, por lo que, se detuvo de preguntar. Tras unos cuantos minutos en silencio, Ifa decidió que necesitaba descansar, quedándose dormido dándole la espalda a Kinich, que se alegraba de no haber tenido que contestar preguntas incómodas. El pelinegro se volteó para ver al techo y dejó que Ajaw se echará en su pecho. La suave respiración del minino lo arrulló hasta que se quedo "dormido".
En algún punto de la madrugada Ajaw se cansó de dormir sobre él, pudo sentir como se bajaba de su pecho y se echaba en algún otro lugar. Se tranquilizó, al recuperar el sueño ligero que era una ventaja en combate y evitaba que reviviera sus malos recuerdos. Sin embargo, no era la única cosa que lo distraía de sobrepensar, ya que Ifa cambiaba de posición cada tanto. Esa ligera sensación le recordaba que estaba en el presente, tal vez no del todo seguro, pero sí mejor que antes. Con cada lenta respiración su cuerpo le pedía un descanso más profundo pero, Kinich se negaba a ceder. Se sobresaltó un poco al sentir como en uno de los cambios de posición de Ifa, este inconscientemente lo rodeo con un brazo. Espero por la sensación de ahogamiento que venía cada vez que alguien lo abrazaba pero, de alguna forma, el abrazo inintencional le brindó un sentido de protección al recordar que Ifa lo había salvado en más de una ocasión y sin pedirle nada a cambio. Por lo que, se permitió relajarse y apagar sus pensamientos para dormir mejor.
Por la mañana, Ifa parpadeo un par de veces, enfocando el perfil de Kinich que descansaba plácidamente frente a él. Las facciones de su cara estaban tan relajadas que incluso su boca se encontraba ligeramente abierta. Inevitablemente una sonrisa apareció en su rostro, al ver al pelinegro tan relajado y más con él abrazándolo por el pecho, restringiendo de cierta forma los movimientos de Kinich. Con suavidad retiró su brazo pero, eso no evitó que el pelinegro se despertara al no percibir el peso sobre su pecho. Sus miradas chocaron y una vez más, se encontró así mismo mirando algo que definitivamente no podía tener.
"Lo siento" dijo Ifa tan rápido como aparto la mirada. Intentaba esconder el sonrojo que apareció en su rostro al ser descubierto y prefirió darle la espalda al pelinegro. Kinich alzó las cejas confundido por la actitud del moreno.
"No pasa nada" dijo con tranquilidad el ojiverde, sentándose en la cama, Ajaw se levantó del pequeño hueco entre sus piernas y se bajó de la cama. Kinich se estiró antes de levantarse para cambiarse, sin mirar si Ifa también lo hacía. El veterinario vio disimuladamente al pelinegro y al verlo cambiarse también lo hizo. Ifa comenzó a sacudir las sábanas y cobijas para poder tender la cama. Kinich lo ayudó a acomodar las cobijas y almohadas. Al salir de la habitación, Ajaw fue el primero en correr oliendo sardinas y atún en su plato.
"Buenos días. Siéntense a desayunar" les dijo Conrad con una sonrisa. Ambos tomaron asiento, observando la generosa porción de estofado de res y vegetales frente a ellos "¿Café?" les preguntó y ambos asintieron, por lo que, Conrad les sirvió una taza a cada quien.
"Gracias por la comida" dijo Ifa por todos y fue así que comenzaron a comer. Conrad los veía con una triste sonrisa, casi como si deseara que no se fueran pero, sabía que ambos querían marcharse. En especial Kinich, ya que cada día los inmunes invadían nuevos territorios y campamentos, infringiendo sufrimiento a su paso. Todos comían en silencio y con tranquilidad, casi cuando estaban por terminar Conrad puso cuatro tarjetas de plástico y una foto en medio de la mesa.
"Necesito pedirles un favor" dijo Conrad con seriedad. Ifa y Kinich terminaron de comer para poner atención a lo que el hombre tenía que decir "Estos son mi esposa y mi hijo, no sé si sigan vivos o no pero, si llegan a encontrarlos... Díganles que estoy vivo y bien" les dijo a ambos enseñándoles la foto de una mujer y un joven, ambos pálidos y de cabello castaño ondulado "Estos son pases especiales para las zonas militares y civiles, al igual que la zona hostil cerca de la frontera. No les aseguro que estén del todo seguros con esto pero, les servirá de apoyo" les mostró las cuatro tarjetas de acceso que tenían un código en braille sobre el centro y un código de barras en la parte de atrás "Les daré cuatro, dos para ustedes y dos para mi familia, si es que llegan a encontrarlos. Pero, si los ven felices o estables en otro lugar, no les digan nada sobre mí" explicó con seriedad, intentando ocultar su tristeza.
"De acuerdo. Así lo haremos" contestó con firmeza Kinich tomando los pases y la foto. Entregándole una de las tarjetas a Ifa que la tomó con una ligera reverencia y la guardó en uno de los bolsillos de su pantalón. Conrad les sonrió agradecido. Todos recogieron sus platos y bajaron. El caballo gris ya tenía puestas las riendas y estaba ensillado, mientras que el de tiró ya tenía puesto el arnés y las riendas. Conrad también se había tomado la molestia de lavar el lugar donde los caballos habían hecho del baño "Aquí tienes" le dijo Kinich a Conrad entregándole la caja con el nuevo motor. Conrad le agradeció con una sonrisa revisando el motor, comprobando que era efectivamente era nuevo.
"Bueno, un trato es un trato" le dijo Conrad dándole a Kinich dos rifles ligeros con miras intercambiables, suficiente munición para ambos, al igual que para la revolver y las glock que Kinich había robado. Ifa se alegró pero, a la vez se preocupo por el peso que conllevan las armas. Kinich tendría que ir en el caballo gris (ya que no sabía montar sin silla, o eso suponía el moreno), cargar a Ajaw, su vieja mochila y un rifle al igual que las glocks, mientras que Ifa otro rifle y su revolver. Así que tendrían que dejar provisiones, ya que su peso más el de las mochilas y garrafones lastimaría al caballo. Podrían llevar un bidón y una mochila así que eso hizo (escogió la de Kinich que había perdido gran peso luego de entregar el motor). Aún recordaba lo que era montar a pelo, aunque eso quería decir que tanto él cómo el caballo se cansarían más rápido pero, era mejor a nada "Tengan. Creo que podrían necesitar esto" les dijo Conrad entregándoles unas alforjas que Ifa se encargó de amarrar a la silla. Metieron algunas mantas, botellas de agua y barras energéticas ahí, de manera que liberaron suficiente espacio para meter la tienda de campaña en la otra mochila y un par pequeña de almohadas. Ifa volvió a verificar el estado de los animales, después de amarrar la funda especial de los francos en un costado de la silla y el arnés.
"Estamos listos para partir" dijo el moreno tras ver que los caballos estaban en buenas condiciones para continuar con el viaje. Kinich asintió tomando las riendas de su caballo y a Ajaw en el otro brazo, Ifa lo imitó y ambos siguieron a Conrad a la salida.
"Fue un gusto conocerlos. Si algo no llega a resultar en su viaje siempre serán recibidos aquí" les dijo Conrad con una gran sonrisa antes de abrir la puerta de metal, ambos asintieron como mutuo acuerdo. Una vez más la puerta hizo un horrible ruido e Ifa no pudo evitar poner su mano cerca de su revolver por si acaso. El sol de la mañana los recibió cálido a comparación del helado aire y la ciudad se escuchaba desierta lo que tranquilizó a ambos. Una vez afuera, Kinich se montó en su caballo con un equilibrio magistral, ya que aún continuaba cargando a Ajaw con el otro brazo. Ifa toco un par de veces las patas delanteras de su caballos hasta que este entendió y alzó una de ellas, lo que hizo al moreno utilizarla como un pequeño escalón para subirse más fácilmente. Se acomodó con cuidado de no lastimarlo, manteniendo su espalda recta y una posición adecuada en las piernas.
"El gusto fue nuestro. Gracias por todo y ten por seguro que entregaremos lo que nos pediste sin problema alguno. Cuídate mucho" dijo Ifa con entusiasmo y Kinich asintió. Conrad les sonrió conmovido y agitó su mano para despedirse. Lo que les indicó a ambos que era hora de irse. Así que Kinich no dudo en hacer trotar a su caballo, seguido por Ifa. El caballo negro que se quedaba atrás simplemente se asomó, como una breve despedida a sus compañeros y Conrad lo abrazo ligeramente intentando hallar consuelo en la compañía del animal.
Kinich apresuró un poco el trote, ya que quería llegar a una zona en específico antes del anochecer. Ifa que se encontraba atrás de él se movía con cuidado con el caballo, ya que de lo contrario lo lastimaría. En un punto Kinich redujo la velocidad, ya que había partes donde el pavimento era inestable, así que tuvieron que desviarse por otro camino. Conforme se adentraban más, Ifa miraba atento sus alrededores pero, el tiempo parecía deshacer los restos humanos e infectados por igual. En un momento el caballo de Kinich se detuvo de golpe y retrocedió casi chocando con el de Ifa. El pelinegro se veía confundido hasta que en el fondo de la calle pudo ver un grupo de personas que parecían estar en un círculo. Kinich sacó el rifle y utilizó la mira de medio alcance para ver cuántas personas eran. Contó seis hombres, todos parecían desarmados pero, se encontraban devorando lo que parecía ser un séptimo hombre pero, la forma en que lo hacían era extraña, ya que no parecían hacerlo por hambre, sino por placer. Ifa se acercó hasta ponerse a su lado mirando el ceño fruncido del pelinegro, que miraba la grotesca escena con asco. El moreno por fin volteó a ver la escena y como por arte de magia uno de los tipos los miro.
"¡Comida!" gritó casi de forma inhumana y los señaló. Los demás hombres los voltearon a ver y comenzaron a correr hacia ellos como dementes. Ifa sacó su revolver de la funda esperando a que se acercaran más para poder dispararles. Kinich por su parte espero un momento, calculando la trayectoria de la bala. Contó en su mente hasta tres y disparó, matando a dos con una sola bala. Ambos cuerpos cayeron con fuerza al suelo y los cuatro hombres restantes parecían agradecerles. Ya que se arrodillaron y les hicieron una reverencia completa antes de comenzar a comer los cuerpos. El disparó del rifle sin silenciador fue fuerte, sin embargo, ninguno de los caballos se puso nervioso, mientras que Ifa y Kinich miraban con horror a los hombres. Ajaw por su parte maullo molesto y le soltó un rasguño a Kinich, que el pelinegro ignoró.
"¿Deberíamos matarlos?" preguntó Ifa con inseguridad. Kinich asintió, esas personas ya habían caído en la locura, ya no había marcha atrás. El pelinegro le entregó a Ajaw a Ifa que lo sostuvo confundido y en ese momento Kinich se bajo del caballo. Le quitó el seguro a una de las glocks y se acercó con cuidado a los hombres, al estar a unos pasos frente a ellos pudo notar como tenían el cuerpo leproso y olían a fierro, al notar esto el ojiverde retrocedió unos pasos. Ifa miraba con preocupación a Kinich, sin embargo, fue remplazada rápidamente con miedo, al ver como el pelinegro les ponía una bala en la cabeza a todos los hombres y remato a uno que no murió con el primer balazo. Luego de asegurarse que la sangre no le hubiera salpicado regresó para subirse al caballo. Ajaw no parecía querer volver a su lado, así que no lo obligó e hizo avanzar a su caballo que esta vez obedeció. Ifa no se atrevió a mirar a los cadáveres, simplemente continuó mirando la espalda de Kinich que avanzó con rápidez derecho. La tarde se asomaba con un sol quemante, con calles llenas de destrucción y cadáveres. Habían tenido suerte de no tener otro horrible encuentro, sin embargo, Ifa se encontraba agotado, ya que montar sin silla era más complicado y ya llevaba varias horas así, por lo que, cuando Kinich se detuvo para ver el mapa él se colocó a su lado "Llévalo contigo, debo estirar mis piernas" le dijo entregándole a Ajaw que ya no lucía molesto, Kinich lo tomó dejando que se acomodara en sus piernas e Ifa se bajo del caballo con dificultad. El cuerpo le tembló pero, pudo seguir a Kinich con lentitud hasta que tras una ligera lluvia llegaron a un parque. El pasto estaba crecido y los árboles estaban completamente verdes, había pequeños charcos recién formados a las orillas de la acera. El ojiverde se bajó del caballo con Ajaw en un brazo, de las alforjas tomó tres botellas de agua de medio litro y cuatro barras energéticas.
"Hay que comer un poco aquí antes de seguir" le dijo Kinich soltando las riendas de su caballo, esperando que no huyera y así fue. El caballo simplemente se acerco al pasto y comenzó a comer. El moreno ni siquiera había asentido o afirmado que estaba de acuerdo con la decisión, pese a eso, igual sacó de la mochila una pequeña lata de comida para gato y el plato de agua de Ajaw. Antes de sentarse en la vieja banca junto al pelinegro miro con atención los charcos y al determinar que llevaban ahí pocos minutos dejó que su caballo bebiera de ellos. Al llegar a la banca en donde Kinich se encontraba sentado bebiendo de su agua, Ifa pudo ver como le había dejado dos barritas y dos botellas de agua al lado izquierdo de Ajaw que estaba sentado en medio de la banca. Ifa sirvio agua en el plato, abrió la lata de comida para gato y dejó un poco en el suelo en medio del pelinegro y él, Ajaw de inmediato comenzó a comer para luego beber agua. Ifa comió primero las barritas y luego se tomó la mitad de la botella de agua, guardaría el resto para el camino. Su vieja mochila estaba en el piso al lado de la pierna derecha de Kinich, por lo que el moreno se levantó y se agachó, sacando de un bolsillo dos sobres de gel de glucosa.
"Toma, cuando te sientas en extremo agotado puedes tomar esto, intenta comerlo despacio y no acabarte toda la porción de golpe" le dijo Ifa a Kinich, el ojiverde asintió y guardo el sobre en uno de los bolsillos de su pantalón. Ifa regresó a su lugar para sentarse y luego ambos miraron como Ajaw se puso alerta y se echó a correr entre la alta hierba tan rápido que sorprendió a ambos. Ifa volteó a ver inmediatamente a los caballos pero, ambos comían con tranquilidad "Probablemente esta cazando" dijo Ifa tranquilizandose y Kinich volvió a asentir.
"Lo sé, normalmente maúlla cuando hay peligro cerca" le dijo Kinich mirando hacia enfrente. Ifa no dijo nada, ya que no sabía que podía decir, llevaba tanto tiempo solo que entablar conversaciones le era difícil. Aunque Kinich prefería el silencio de todas formas. Después de unos 15 minutos Ajaw regreso arrastrando un conejo y lo dejó frente a Kinich maullando ligeramente antes de desaparecer de nuevo "Comeremos conejo para la cena" dijo el pelinegro resignado. Antes de que Kinich tomara al conejo Ifa lo sujeto e inspeccionó cuidadosamente para comprobar que no estuviera infectado. Al ver que no era así, asintió y le entregó el conejo a Kinich. Otro par de minutos más y Ajaw regresó con otro conejo, uno más grande que el pasado y lo puso frente a Ifa.
"Gracias bro" le dijo Ifa a Ajaw y le acaricio la cabeza con cariño haciéndolo ronronear. Checo el conejo minuciosamente y se alegró de que estuviera limpió. Kinich tomó la mochila del suelo y saco una bolsa de plástico donde puso ambos animales, esperaba que no fueran a descomponerse antes de llegar a la zona militar/civil a la cual Conrad les había dado acceso con las tarjetas. Se puso la mochila pequeña y se levantó de la banca.
"Bueno, es hora de irnos" les dijo a ambos y caminó hasta el caballo gris, que Ifa había concluido que era muy inteligente y perspicaz. Ya que al ver a Kinich salió de la alta hierba y espero a que el pelinegro se montara en él. Ifa sonrió y se levantó para llevar a Ajaw con su dueño. El hizo un pequeño sonido con la boca que atrajo la atención de su caballo y lo hizo caminar hasta él.
'Okay, entonces sí respondes a ciertos sonidos y a ciertas acciones' pensó el veterinario mientras tocaba tres veces la rodilla del caballo para que este ayudara a subir con su pata a Ifa. Una vez que Ifa se montó ambos continuaron con su viaje. Tras unas horas tuvieron que apretar el paso ya que se había soltado una tormenta, que obligó a Kinich a guardar el mapa para evitar que se deshiciera con el agua. Ambos caminaban prácticamente a ciegas debido a la intensidad de la lluvia, hasta que por fin encontraron refugio bajo un puente. Kinich sacó momentáneamente el mapa, dándose cuenta que ya se encontraban en la zona civil, lo que lo hizo suspirar con alivio, ya que probablemente podrían encontrar un refugio adecuado para ellos y los caballos por otra noche.
Chapter 7
Notes:
Por alguna razón, me gusto mucho cómo quedó este capítulo. Es decir, en el proceso tuvo varios cambios pero, al final el resultado fue mejor al original.
Espero que también les guste y feliz lectura.
(See the end of the chapter for more notes.)
Chapter Text
Ifa amaba este clima, el helado aire, el entumecimiento en sus musculos, el rugido de los truenos, la luz de los rayos y la incesante lluvia, no lo asustaban, por el contrario, lo reconfortaban. Ya que recordaba que en una noche como esta, sus padres y él habían huido del infierno en el que vivían. Por lo que, Ifa no tenía miedo de una inundación, ya que una lo había liberado de manera inderecta. Así que no podía evitar relacionar una tormenta de esa magnitud con algo bueno. Porque aún en la tempestad podía hallar paz.
Kinich miraba con atención el mapa para comprender por dónde debían seguir. De acuerdo con el mapa, debían seguir derecho, así que eso hicieron. Cabalgaron hasta que pudieron ver una zona alambrada, en un costado había una caseta con un guardia y afuera, había dos jinetes resguardando la puerta con rifles de asalto. Uno de los jinetes se acercó lentamente a ellos mientras que el otro les apuntaba.
"¿Qué vienen a buscar aquí?" preguntó el hombre serio. Mirando con atención a ambos en especial al ver las rifles en la silla y la revolver de Ifa.
"Refugio por una noche y parte del día" contestó Kinich, manteniendo sus manos lejos de las armas para no provocar al hombre frente a ellos.
"La tarifa es tres enlatados o botellas de agua, por cada uno y por cada animal" explicó el jinete con tranquilidad ojeando las mochilas con sus provisiones.
"Tenemos dos de estas" le dijo Kinich mostrándole la tarjeta que Conrad les había obsequiado. El jinete frente a ellos se sorprendió y se acercó más para comprobar la tarjeta que Kinich le mostraba.
"Así que ese demente sigue vivo" mencionó el hombre con una sonrisa en el rostro "De acuerdo, pueden entrar sin pagar. Aunque antes de que lo hagan una pequeña recomendación, cuiden sus pertenecías y armas, manteganlas en su campo de visión lo más que puedan, en especial si salen a caminar. Por los caballos no se preocupen, tendrán un lugar cálido para comer, beber y descansar" explicó el jinete mirando a los animales frente a él "También cuiden a su gato, es una zona segura y la tarjeta que traen les dará una buena locación por una noche pero, no confíen en nadie y no llamen la atención o les podrían robar hasta los órganos" les dijo con seriedad y luego de que ambos asintieran regreso hasta la puerta con ellos siguiéndolo "Conrad envío a estos dos, díganle a Roy que venga por ellos para escoltarlos" explicó el hombre y los otros dos los miraron incrédulos.
"Vaya no creí que el viejo Conrad siguiera cuerdo pero, me alegra que así sea" dijo el otro jinete con una sonrisa mientras que el de la caseta asentía y abría la puerta.
"Adelanten entren" les indicó el hombre dejándolos entrar. "Espero que no les moleste esperar a Roy, que es quien los llevará hasta su estancia" explicó el hombre regresando a su posición de guardia.
"Sus tarjetas, por favor" les pidió el hombre de la caseta y ambos le entregaron la tarjeta que marco con un pequeño aparato para comprobar que fueran reales. Al ver que lo eran, el hombre se comunicó con Roy por radio "Enseguida viene por ustedes, feliz estancia" dijo el hombre y ambos contestaron con un breve gracias. Unos minutos después otro jinete aparecía completamente empapado por la lluvia.
"Síganme rápido" gritó debajo de la incesante lluvia, así que ambos volvieron a adentrarse en la fuerte tormenta hasta que llegaron a una zona cubierta con lonas y techos de carpas "Mi nombre es Roy y seré su guía por esta noche. El toque de queda fue hace una hora, por lo que tuvieron suerte de no ser vistos. Las personas con caballos y provisiones siempre llaman la atención" explicó el joven, mientras cabalgaba con precisión por pequeñas calles y callejones. Ifa y Kinich lo seguían callados mientras les señalaba la farmacia, clínica y la zona de suministros. Pasaron aproximadamente 20 minutos cuando por fin entraron a lo que solía ser un gimnasio, ahora estaba reformado para hacer de establo "Bajen de los caballos y tomen sus pertenecías" explicó Roy y ambos siguieron sus instrucciones. Kinich cargó ambos rifles y a Ajaw todo el tiempo, le preocupaba que fuera cierto que se lo podrían robar. Ifa cargó la mochila de las provisiones y el garrafón "No se preocupen por las riendas, silla y el arnés, eso se guarda en el sitio donde descansen los caballos" explicó y luego contactó a alguien para que viniera por ambos caballos. Ifa y Kinich se despidieron de ambos y antes de irse, observaron como les servían comida y agua fresca "Perfecto. Ahora podemos continuar" les dijo Roy, después de amarrar su caballo y siguieron caminando por otros 20 minutos hasta que llegaron a un edificio de departamentos. Roy ingreso un código de 6 dígitos en la puerta para entrar y los dejó pasar "Buenas noches Margarita" le dijo a la recepcionista.
"Buenas noches Roy. ¿Quiénes son tus guapos amigos?" preguntó con interés la joven detrás del escritorio, pestañeando insistentemente al ver a Ifa y Kinich.
"Unos conocidos de Conrad" dijo Roy negando con una sonrisa "Bueno, nos retiramos. Adiós Margarita" dijo Roy mientras subía por la escalera al lado de los elevadores. Kinich e Ifa lo siguieron al primer piso, en donde se detuvo frente al no. 2. Abrió la puerta con una llave y entró "Aquí pueden quedarse el tiempo que quieran. Sé que dijeron una noche y parte del día pero, como son amigos de un gran amigo puedo quedarse el tiempo que quieran. Tienen suerte de que este edificio cuenta con gas, luz y agua. No hay comida pero, sí otras cosas como jabón, papel higiénico y cosas por el estilo. Quiero suponer que traen algo para comer, en caso de que no, puedo conseguirles algo. Yo vivo en el no. 1, así que si necesitan algo pueden buscarme" mencionaba con rápidez Roy, mientras prendía las luces del departamento "Les recomiendo que cierren con llave la puerta y a no le abran a nadie, a menos que sea yo. Este edificio es relativamente seguro pero, igual tengan cuidado. Mi última recomendación es que no dejen entrar a Margarita, es linda y todo pero, es amante de lo ajeno" explicó Roy con el ceño fruncido, casi como si hablara por experiencia "Eso es todo. Eh... No sé si decirles esto pero, si buscan un poco de diversión a dos calles hay una casa de citas, son amables y solo cobran dos enlatados para entrar y disfrutar" les dijo Roy sonrojado y con cara de pillo.
"Gracias pero, no estamos interesados" dijo Ifa amablemente, asumiendo que Kinich tampoco estaba cómodo con esa idea. Roy abrió los ojos y los miró incrédulo.
"¡Ah! Disculpen, no sabía que ustedes estuvieran juntos. Aunque tiene sentido, es decir, ambos son muy atractivos..." Roy fue interrumpido por Kinich antes de que siguiera hablando.
"No estamos juntos. Es solo que no buscamos ese tipo de diversión. Solo queremos descansar cómodamente por esta noche" explicó cansado Kinich, mientras que Ajaw se movía desesperado en sus brazos, queriéndose bajar pero, el pelinegro no lo dejaba. Roy se sintió apenado pero, eso no lo detuvo de observar con detenimiento el rostro agotado de Kinich.
'Es demasiado guapo' pensó mientras veía las largas y tupidas pestañas sobre los atardeceres que Kinich tenía por ojos "Ya veo..." dijo y luego se aclaró la garganta, guardando la imagen de la fina cara del pelinegro en su mente "Bueno, aquí están sus llaves" les dijo Roy mientras le entregaba las llaves a Kinich, encantado con el breve contacto de sus dedos con los del pelinegro.
"De acuerdo. Gracias y buenas noches" le dijo Kinich mientras recibía las llaves, ignorando la insistente mirada miel del trigueño joven. Roy lo miró una vez más antes de salir por la puerta. En ese momento, Kinich puso en el piso a Ajaw y cerró la puerta con llave. Sin olvidar poner el seguro extra que tenía la puerta.
Ifa quien había estado parado detrás de Kinich mirando la curiosa interacción, soltó un suspiro y dejó el bidón de agua en la encimera de la cocina. Luego dejó la mochila con sus provisiones en el suelo. Abrió una de las alacenas sorprendido de que había dos vasos y dos platos guardados ahí. Tomó ambos vasos y los enjuago antes de servir agua para él y para Kinich. El cual había caminado hasta la sala para dejar los rifles en la vieja mesa de centro. Y la mochila a un lado para poderse sentar en el suelo. Ifa se acercó hasta él y le ofreció el vaso de agua "Te serví agua, por si quieres" dijo cansado el moreno.
"Gracias" contestó el pelinegro, tomando el vaso de agua de la mano de Ifa y bebiendo despacio para luego dejarlo sobre la mesa de centro. Ifa estaba acostumbrado a la sensación de estar empapado, por lo que, ignoraba el peso de la ropa mojada "Creo que es mejor que nos quitemos la ropa mojada. Hace un poco de frío y podemos enfermarnos" dijo con resignación Kinich. Ifa asintió terminandose el vaso de agua.
"Lo mejor será una ducha tibia. Tal vez haya algo de agua tibia" dijo Ifa mientras dejaba su vaso junto al de Kinich y se marchaba a lo que suponía que era el baño. Al entrar vio un sencillo baño completo, no había pasta de dientes pero, sí jabón y una diminuta botella de shampoo. Se acercó hasta quitar de en medio la plastificada cortina que se sostenía de un oxidado tubo. Abrió la llave izquierda primero, dejo que el agua fría corriera y luego de unos minutos comenzó a salir caliente. Lo cual alegró a Ifa, que cerró de nuevo la llave para evitar desperdiciarla "Buenas noticias. Hay agua caliente" dijo Ifa con entusiasmo, saliendo del baño. Sin embargo, se sorprendió al ver a Kinich quitándose la ropa mojada. No se quería sentir como un mirón, por lo que, apartó la mirada y se dedicó a buscar a Ajaw con la mirada.
"¿Te importa si tomo una ducha primero?" le preguntó Kinich, recogiendo su ropa y tomando a Ajaw que estaba echado debajo de la mesa. Ifa negó y Kinich se metió al baño. Enseguida el moreno escuchó el agua correr y luego, las quejas del gato que se negaba a ser bañado.
Ifa se acercó a la sala de nuevo y prendió la vieja tele, conectada aún a un antiguo DVD. Buscó en el mueble y había varios tipos de películas. Incluso cine para adultos pero, Ifa no se hallaba interesado en ninguna en particular, hasta que vio Shrek 2 en la pila. Probó su suerte al encender el DVD, que hizo un extraño ruido antes de encenderse. No había un control así que tenía que ingeniárselas con los botones. Puso la película y tuvo la suerte de que se comenzara a reproducir luego de poner el botón de play. Ifa fue por un poco más de agua para luego sentarse en el suelo. Su cadera, espalda y piernas le dolían pero, no quería mojar el sillón. Sabía que estaba así de adolorido por tener que montar a pelo pero, era eso o lastimar al caballo y prefería no hacerlo. No creyó que después de tanto tiempo sin reír, algo tan simple como una película animada pudiera hacerlo reír y olvidarse del enfermo mundo en el que seguía viviendo.
"El baño esta listo por si quieres entrar. Solo te dejamos una toalla, es que use una para Ajaw" explicó Kinich con una tímida mirada en los ojos, debido a que Ifa tenía una melodiosa risa, en resumen era un sonido agradable.
"No hay problema" le contestó el moreno con una sonrisa, le puso pausa a la película y se metió al baño. Ifa era alguien afortunado, ya que siempre terminaba en lugares donde podía bañarse cada cierto tiempo, no siempre había agua caliente pero, le bastaba con estar limpio. No hay sensación igual, a la de estar bajo el agua tibia y que tus músculos descansen. Los baños que tomaba, siempre eran cortos pero, en ellos siempre hallaba la forma de apagar su mente y meditar de cierta forma. Unos 8 minutos después, ya se encontraba secándose y salió para tomar de su pequeña mochila un bóxer. Al salir se dio cuenta de que Kinich también estaba en ropa interior. No tenían pijamas, así que era lógico, ya que tampoco le parecía una buena idea ensuciar la ropa para mañana. Ifa miró como Kinich guardaba los conejos que Ajaw había cazado en el refri. Entendiendo el porqué lo hacía, después de todo cocinarlos era difícil y tomaba mucho tiempo. Ifa no negaría que siempre le costó trabajo comer carne, sin embargo, cuando el virus deshizo su hogar, cualquier comida era buena y más, cuando era difícil encontrar latas de verduras o bayas frescas. Ifa suspiró de nuevo y tomó los boxers para regresar al baño y ponérselos ahí. Ya listo, salió e iba a preguntar con que podía ayudar pero, Kinich ya había abierto la lata de sardinas que sería su cena por esa noche. Habían dejado demasiados suministros atrás, por lo que, no podían comer en exceso o más de lo necesario. Le dejó dos en un pequeño plato a Ajaw, junto a una media lata de atún. Al principio el minino ignoró la comida, molesto de que Kinich lo bañara.
"Ya está la cena" dijo Kinich sentándose en el diminuto comedor de madera a un lado de un pequeño balcón. Dejó en medio de la mesa la lata de sardinas y lo que había sobrado de la de atún, junto con dos tenedores. Ifa lo notó agotado y con algo de frío, ya que su cuerpo temblaba ligeramente. Al ver eso, Ifa fue rápidamente a la habitación que tenía dos camas individuales. Abrió la ventana antes de sacudir con fuerza una de las pequeñas cobijas dobladas al pie de una cama. Tras asegurarse de que estuviera libre de polvo, se dirigió hasta el pelinegro y se la puso sobre los hombros.
Kinich se sorprendió ante el gesto y no supo cómo reaccionar. Ya que si Ifa había notado el frío que sentía, eso quería decir que se estaba ablandando a su alrededor. Lo que no era bueno, porque cuando eso ocurría era inevitable ser traicionado. Aún recordaba a Dottore diciendo que todo estaría bien y empujándolo a una zona llena de zombies, de no ser por la fuerza de voluntad que tenía Kinich para no morir. Habría terminado desmembrado por los infectados, aún tenía las marcas en su pierna para recordarlo.
Ifa notó la expresión de pánico en el rostro de Kinich y estuvo a punto de preguntarle si estaba bien pero, prefirió no hacerlo. Lo mejor era no molestarlo con el tema, así que simplemente tomó el tenedor frente a él y comenzó a comer las sardinas. Kinich cerró los ojos y estuvo a punto de irse a dormir sin comer pero, al ver que Ifa no le había dado importancia a su estado, decidió comer con tranquilidad. Ifa se levantó de nuevo por los vasos de agua, llenándolos de nuevo y al regresar le puso play a la película. No es que desde la mesa se viera perfectamente pero, al menos el ruido distraería a Kinich de sus demonios internos. Volvió a sentarse poniendo cada vaso en sus respectivos lugares y siguió comiendo. Cada tanto soltaba una carcajada o risa. Y así, sin darse cuenta, alejaba a Kinich de sus trágicos recuerdos, ya que la risa de Ifa era cálida y reconfortante. Ambos se terminaron la lata de sardinas y se dividieron la mitad de la mitad de la lata de atún. Ifa se encargó de recoger las latas y las tiró en un pequeño bote en la cocina. Para luego sentarse en la sala a ver casi el final de la película. Kinich no planeaba seguirlo pero, al final se permitió hacerlo, sentándose al lado de Ifa, ya que el sillón era pequeño, por lo que, inevitablemente tenía que sentarse a su lado. Al poco rato Ajaw corrió y se subió a las piernas de Ifa echándose y dejando que Ifa lo acariciara.
A Kinich se le cerraban los ojos pese al fuerte sonido de la risa de Ifa. En un momento se quedó completamente dormido. El cansancio por fin se había apoderado de él. Ifa no se dio cuenta hasta que la película terminó, se levantó con cuidado del sillón y apagó la tele. Le puso stop a la película, antes de sacarla, guardarla y apagar el DVD. Kinich dormía en una posición en extremo incómoda, ya que su cabeza colgaba hacía un lado y su cuerpo estaba un tanto rígido. Ifa suspiró y con sumo cuidado se acercó para levantar a Kinich y llevarlo a la cama. Antes de que siquiera pudiera levantarlo, Kinich lo empujó con fuerza y se puso en guardia. Ifa tenía un buen equilibrio, por lo que, no alcanzó a tropesarse.
"Lo siento. No planeaba perturbar tu descanso, solo quería llevarte a la cama para que pudieras dormir mejor. Debí haber preguntado, de nuevo, discúlpame" dijo Ifa con tranquilidad, viendo como los ojos de Kinich resplandecian con furia. 'Está nuy molesto' pensó Ifa sintiéndose mal por arruinar la paz del ambiente 'Lo mejor será darle espacio' se dijo así mismo, suspiró, tomó los vacíos vasos y se fue al fregadero para enguarlos (a falta de jabón para trastes). Luego los dejó en la zona para escurrir y fue por su cepillo de dientes, sacando una pasta nueva también. Después de que Ifa se encerrara en el baño, Kinich se reprocho así mismo. Le urgía poner distancia entre Ifa y él, ese tipo de confianza no le agradaba "Buenas noches" escuchó decir a Ifa, no le contestó ya que seguía molesto, así que el moreno fue a acostarse. En cuanto se tapó y se acomodó se quedo dormido.
Kinich se quedó en la sala, no estaba preparado para volver a compartir cama después de lo que había pasado. Aunque el minino a su lado lo tranquilizó, restregando su cuerpo en el del pelinegro. Lo acarició con cariño por un rato hasta que el enojo desapareció. Ajaw se marchó y se perdió en la habitación. Kinich se levantó de la sala y fue a lavarse los dientes. Al salir se asomó al cuarto, dándose cuenta de que eran camas individuales. Lo que lo tranquilizó, así que apago las luces y se acostó. Le estaba costando un poco de trabajo quedarse dormido, sin embargo, al sentir a Ajaw echándose por sus pies se relajó. Antes de que pudiera dormise, escuchó con claridad como alguien escurría algo debajo de la puerta principal. Al parecer, no era el único que lo había escuchado, ya que Ajaw levantaba las orejas con atención y cautela. Kinich se levantó y recogió el pequeño papel doblado. Leyéndolo en la oscuridad.
"Ojos verdes, si quieres tú y yo podemos divertirnos. R."
Kinich frunció el ceño, sintiéndose claramente asqueado por la insinuación. No es que no tuviera libido, es solo que no quería joderse más la mente acostándose con el primer desconocido que lo encontraba "atractivo". Había una línea que Dottore no había cruzado y esa era la sexual. Así que Kinich no pensaba en tener ese tipo de contacto con alguien jamás. En especial por las cicatrices y marcas en su cuerpo, que eran como grandes y pesadas cadenas que lo ataban a un horrible pasado y le recordaban constantemente las torturas que había vivido. Estaba tan molesto, se sentía como un chiste asínque arrugó el papel con fuerza y sin poder controlarse le lanzó un puñetazo al hombre detrás de él.
Ifa solía tener buenos reflejos cuando la situación lo ameritaba, por lo que, bloqueo el puñetazo de Kinich con facilidad. Estaba preparado para recibir una paliza, pero, no esperaba que en ese momento el pelinegro se viniera abajo. De hecho, Ifa tuvo que sostenerlo antes de que Kinich cayera al piso con fuerza. Por un momento creyó que el pelinegro se había desmayado pero, solo parecía ausente. Ifa lo tomó por los codos para evitar abrazarlo, ya que sabía que podía hacerlo revivir algo desagradable.
"Suéltame, por favor" pidió en un susurró Kinich e Ifa lo soltó con suavidad. Parecía más estable después de ese breve contacto. Ifa no preguntó que le sucedia, solo se quedó ahí parado esperando a ver si podía ayudarlo. Lo que molestó aún más al pelinegro "No soy un niño indefenso, así que puedes irte" le dijo firme e Ifa asintió, regresando al cuarto pero, quedándose junto a la puerta '¿Porqué tú no... Porqué tú no estás gritando o exigiendo respuestas?' se preguntó Kinich, mientras sus ojos se llenaban de lágrimas.
Ifa escuchó el llanto de Kinich y estuvo a punto de regresar a consolarlo pero, sabía que eso no le haría bien pelinegro. O al menos eso pensaba, cuando volteó a ver al minino en los pies de la cama de Kinich. Ajaw lo miraba con insistencia, sus grandes ojos y la forma en que movía sus orejas demostraban que estaba atento a su alrededor. Ifa sentía que de cierta forma le indicaba que regresara ahí y ayudara al pelinegro. Así que suspiró y se armó de valor para regresar. Al estar frente al pelinegro, pudo ver como Kinich se limpiaba con fuerza las lágrimas que no paraban de correr por sus mejillas.
Él estaba roto, no había reparación para todo lo que había pasado. Creyó que tener un compañero de viaje humano estaría bien pero, una vez más se daba cuenta de que no le agradaba ser vulnerable con alguien que podía juzgarlo fácilmente. Una cosa era serlo con Ajaw pero, era diferente cuando compartía con humanos. Aún recordaba como había apartado a Mualani cuando ella comenzaba a acercarse demasiado a él. Cómo la última vez que la vio, la había hecho llorar al pedirle que se fuera y se olvidara de él. Sí, probablemente hubiera tenido una buena vida con ella y Kachina pero, las heridas en su mente no habían sanado del todo, así que prefirió quedarse atrás para no arrastrarlas.Era inevitable, él era de esa forma y con Ifa haría lo mismo.
Ifa solo podía observar la turbulenta expresión en el rostro del pelinegro y sin pensarlo, lo abrazó con fuerza. Al principio Kinich pensó en matarlo, no le sería difícil derribarlo y romperle el cuello, sin embargo, conforme Ifa aumentaba la fuerza del abrazo Kinich se tranquilizaba cada vez más. No comprendía el porqué había dejado que Ifa lo abrazara, solo sabía que cuando el moreno aflojó el abrazo Kinich se permitió rodearlo con los brazos. Nunca había abrazado a alguien de regreso, ni siquiera a Mualani, así que no conocía esa sensación de protección que podía hacerte sentir la otra persona. Toda su vida, o al menos la mayor parte de ella había sido huérfano. El único amor que conocía era el intercambio de bienes. Por ejemplo, cuando fue adoptado, no había sido por amor, sino porque era más ágil y hábil que otros niños. Así que fue criado como un soldado por un ex-militar alcohólico, que le lanzaba botellas si se equivocaba en alguna instrucción. Por lo que, no comprendía el porqué Ifa no lo estaba golpeando o asfixiando para hacerlo entrar en razón. Porqué nunca pedía nada a cambio, porqué no lo utilizaba para su propio beneficio.
Ifa sentía cómo Kinich comenzaba a temblar de nuevo, así que lo volvió a estrujar pero, esta vez una de sus manos viajo hasta su nuca y le acaricio el cabello con tranquilidad, empujando con ligereza su cabeza para que Kinich se recargará en su pecho. Una vez que lo hizo, le dio pequeñas palmadas en la espalda. Su padre solía tranquilizarlo así, lo abrazaba fuertemente hasta que Ifa dejaba de temblar y luego lo dejaba llorar mientras le rascaba la cabeza, dándole palmaditas en la espalda. Ifa sabía que Kinich no era un niño pero, sentía que debía protegerlo como a uno en ese momento.
Ninguno sabía que Roy, esperaba impaciente la respuesta del pelinegro. Aún cuando las luces del departamento seguían por completo apagadas, él seguía ahí esperando que ocurriera un "milagro". Y es que no había visto una belleza similar a la del pelinegro, por lo que, deseaba probarlo. Tal vez, incluso convencerlo de decirle su nombre.
A Kinich ya se le habían acabado las lágrimas, así que solo respiraba con dificultad tratando de calmarse. Aún seguía aferrado a Ifa, que no había dejado de abrazarlo, pese a que estaba cansado y le dolía el cuerpo. Kinich parpadeaba cada vez más lento, ya tenía sueño e Ifa notó esto al sentir como la fuerza de los brazos de Kinich a su alrededor flaqueaba "Será mejor que vayamos a dormir" susurró Ifa y soltó con suavidad a Kinich, el cual se tardo un poco en soltarlo. Cuando por fin lo hizo, ambos caminaron a la habitación. Ifa se encargó de arropar a Kinich después de que el cansancio lo hiciera quedarse dormido. Ajaw le agradeció a Ifa, restregando su rostro en su brazo para acomodarse junto a Kinich. El moreno le sonrió y le rasco la cabeza, luego fue a acostarse y al cerrar los ojos se dejó caer en brazos del morfeo.
Roy seguía afuera del departamento dando vueltas. Estuvo a punto de meter otro papel o tocar la puerta pero, probablemente el primero no había sido contestado porque el pelinegro ya estaba dormido. Así que se marchó, esperando que el día de mañana pudiera verlo y pedirle su respuesta.
Notes:
Pregunta: ¿Ustedes también leen fanfics por la madrugada? :]
Chapter 8
Notes:
Me costó demasiado escribir este capítulo. Lo reescribí varias veces, espero que les guste pero, si hay algo que les gustaría que cambie pueden decirme con confianza.
Feliz lectura 🩵✨️
Chapter Text
Lo estaban obligando a pelear. Tenía poco de haberse despertado en el frío y húmedo suelo del cuarto de tortura. Ni siquiera lo habían dado de comer y el hombre frente a él, ya deseaba enfrentarse a su figura esquelética. Él era bueno esquivando y anticipando golpes, así que le fue fácil leer los movimientos del albino. Sin embargo, la falta de alimento lo hacía marearse con facilidad, por lo que, no tenía la agilidad suficiente para esquivar el impacto adecuadamente. El golpe había sido tan devastador que perdió el conocimiento y cayó con fuerza al suelo.
"Eres un exquisito juguete" dijo el hombre pisando una de las manos de Kinich. Al ver que no reaccionaba, le pateó el costado un par de veces. El dolor hizo que el pelinegro recobrara la consciencia y escupiera sangre. Sentía que en cualquier momento se asfixiaría, al no poder respirar adecuadamente. Pero, la sonrisa burlona del hombre lo molesto tanto que volvió a intentar levantarse. Antes de que pudiera hacerlo, Bask lo azotó contra el suelo con una patada de guillotina. De inmediato, sintió cómo sus costillas crujieron un poco más bajo el impactó.
"¡Ah!" gritó con agonía. El sabor metálico en su boca lo hizo cubrirse la cabeza con su brazo y con dificultad se encogió para proteger su estómago. El hombre soltó una carcajada disfrutando del dolor del pelinegro, y este solo pudo sentirse impotente. Sin poder evitarlo sus pupilas se contrajeron y su cara demostró enojo.
"Me gusta esa mirada, hace que sea más divertido torturarte" dijo el hombre poniéndose de cuclillas a su lado. Le apartó el brazo de la cabeza y tomó su mandíbula con fuerza para que Kinich no parara de verlo "Eres de los pocos que aún conservan su fuerza de voluntad. Aunque lo que te hace especial, es que la tuya es muy particular. Lo que me hace entender el porqué Dottore esta obsesionado contigo" explicó el hombre y le dio una cachetada. La mano se quedó marcada de inmediato en la piel de Kinich quien agachó la mirada sintiendo el adormecimiento en la mejilla "Mírame cuando te hablo" amenazó el hombre jalando su cabello con fuerza para obligarlo a alzar la mirada. Kinich lo miró con odio y el hombre sonrió triunfante.
'Voy a matarte' pensaba Kinich mientras perdía la visión en el ojo que recibió el puñetazo. Las ganas de seguir luchando se habían esfumado y habían sido remplazadas por el deseo de morir. Sin embargo, él no tenía la suerte de morir con facilidad. Ya debería estar acostumbrado, pero el dolor no se hacía menor sino, que iba en aumento. Puede que los golpes no dolieran cómo antes (ya que había perdido sensibilidad en varias partes del cuerpo), pero la tortura psicológica se quedaba ahí y lo acechaba como un asesino silencioso. Uno que lo dejaba sanar sin molestias, en un cuarto similar al de un hotel y con cuidados muy precisos, para luego torturarlo con metódica precisión. Esto se debía a que Dottore disfrutaba de documentar la mutación o mutaciones de Kinich. Y es que el pelinegro tenía la mala suerte de curarse un poco más rapido de lo normal. Es decir, lo que tomaría varios meses para sanar, sanaría en un par de semanas. Eso ni siquiera era lo peor, lo peor era que tras tantas dosis los medicamentos para calmar el dolor, habían dejado de funcionar en él. Así que no había forma de detenerlo, a menos que estuviera en extremo cansado, dormido o inconsciente. La adrenalina en su cuerpo se había esfumado, así que no tenía fuerza suficiente para quejarse por el brutal agarre en su cabello.
Bask, ese era el nombre del tipo albino, alto y cruel. Sus transparentes ojos siempre lo miraban con diversión, en especial, cuando los instintos de supervivencia de Kinich despertaban e intentaba luchar contra él por su vida. Pero, al estar mal alimentado, dormir poco y no tener cómo entrenar su cuerpo, era fácil que el hombre lo derribara. Pese a que Kinich siempre había vencido a rivales más grandes y fuertes, la mala calidad de vida lo ponía en desventaja contra Dottore y Bask. Cuya existencia desconocía hasta que Dottore lo llevó para que "jugara" con él. Hasta donde sabía, el albino era uno de los mejores asesinos del gobierno, debido a eso no figuraba en ningún registro al que tuviera acceso.
"Me es difícil recordar que eres un hombre con esa fina cara que tienes. Casi como una hermosa muñeca, pero una mal diseñada" dijo el hombre analizando el rostro de Kinich. El pelinegro se negaba a comprender la intención detrás de esas palabras.
'Me va a dejar sin cabello' pensó Kinich, al sentir como algunos de sus mechones se separaron dolorosamente de su cabeza. El ojigris lo soltó, dejando que su cabeza rebotara con fuerza en el frío y húmedo suelo 'Al menos esta humedad no proviene de mí' pensó tras recordar cómo después de una gran paliza, no podía controlar bien su cuerpo y terminaba mojado por su propia orina o manchado con su excremento. Cuando eso ocurría, lo dejaban ahí por un buen rato, hasta que el mismo se levantaba para asearse.
Bask se había quedado con un largo mechón en la mano, que admiró como un trofeo. Uno que guardo cuidadosamente en los bolsillos de su pantalón. La desnuda figura de Kinich le generó un enfermo interés. Ya que miraba con detenimiento cómo las cicatrices de quemaduras, las marcas de propiedad y los hematomas adornaban su cuerpo 'bellamente'.
"Es sorprendente cómo pese a la falta de alimento y ejercicio, tu cuerpo aún mantiene su forma en los lugares correctos" dijo con lascivo interés mientras miraba la esbelta cintura, los muslos y glúteos del pelinegro. Lo que destacaba la enfermiza obsesión que tenía por Kinich "Sabes hace poco rompí a mi muñeca" dijo el hombre apartando el cabello que le cubría los ojos a Kinich. Quien sí recordaba que hace unos días Dottore le había contado cómo Bask se había deshecho de su muñeca personal por mero "aburrimiento"; tirándola a un grupo de zombies para el cruel deleite de los hombres de Dottore, que se reían mientras miraban como los infectados la desmembraban. Al inicio, no entendió porque el hombre le mencionó eso, pero luego comenzó a acariciarle un muslo.
'No, no me toques' pensó el pelinegro, con los ojos vidriosos por las lágrimas que se formaron en sus ojos. Sin dudarlo le apartó la mano al albino. Este sonrió burlón antes de tomar la cara del ojiverde entre sus manos, levantándolo a la fuerza, hasta que tuvo la cara de Kinich frente a la suya. El magullado cuerpo del pelinegro temblaba por el esfuerzo que conllevaba sostenerse en ese estado.
"Me pregunto si tú..." susurró Bask acercándose peligrosamente al pelinegro. 'Serías un buen remplazo' pensó antes de juntar sus labios con los de Kinich. Besándolo bruscamente, haciendo que los secos labios del ojiverde se partieran por lo rudo que estaba siendo. Kinich no tenía ni idea de dónde había sacado fuerza suficiente para quejarse e intentar apartarse. Sin embargo, el agarre de su cara era tan fuerte que le era difícil pelear con el hombre. Solo logró que lo soltara cuando le mordió el labio con tanta fuerza que casi se lo arrancó. Bask lo soltó de inmediato, así que Kinich se arrastró hasta pegarse a una de las esquinas de su prisión. Se encogió lo más que pudo, en un intento por esconderse en el lugar carente de muebles e iluminación natural. Bask se chupó el labio saboreando el metálico sabor de su sangre y la de Kinich. Más que molesto, lucía emocionado por la acción del pelinegro. "Me encanta cuando se resisten" dijo Bask, acercándose de nuevo al pelinegro, tomándolo con fuerza de la muñeca. Sin embargo, el rechinido de la puerta de metal (al ser abierta), interrumpió la acción del albino.
"No pensé encontrarte aquí y menos, jugando con lo que es mío" mencionó amenazante Dottore. Sus rojos ojos observaron con atención como Bask soltaba a Kinich. Mientras que el pelinegro intentaba hacerse más pequeño. Los pasos de Dottore eran lentos y firmes al acercarse a Bask. Cuando estuvo frente a él, se quitó un guante y con esa mano le dio una cachetada. El golpe había sido tan fuerte que le volteó el rostro a Bask. Quién no tardo en escupir algo de saliva y sangre. Disfrutando del ardor, hormigueo y entumecimiento en su cachete. En su rostro no había más que comprensión, ya que se había equivocado al "jugar" de esa manera con algo que no era suyo. "Sabes. En realidad, no me molesta tanto que le den atención a mis cosas cuando yo no puedo hacerlo. Pero, lo que sí me molesta es que las quieran romper de una forma distinta" explicó Dottore mirando cómo Kinich temblaba sin control. "Debes entender, que los sujetos de estudio no pueden romperse por completo. Ya que si cruzas esa línea lo harás inservible para mí" mencionó el peliazul con una fría y calculadora voz.
Bask estaba un tanto molesto pero, no por eso pelearía con Dottore 'Así que no debo romperlo más de lo necesario' pensó Bask intentando apaciguar la furia que estaba sintiendo, comprendiendo que de haber hecho eso, podría dejar a Kinich tan mal que ya no sería divertido experimentar con él. Por lo menos desde el punto de vista de Dottore.
"Desde este momento tienes prohibido venir aquí, sin que yo lo sepa" le advirtió Dottore. Bask seguía molesto, sin embargo, aceptó la instrucción asintiendo.
"De acuerdo, no volverá a pasar" aseguró Bask tragándose su orgullo para evitar convertirse en otro sujeto de prueba. No negaría que en más de una ocasión había planeado matar a Dottore pero, el hombre era tan hábil que siempre estaba tres pasos adelante de cualquier posible oponente. Por lo que, prefería estar bajo su mando a ser torturado por él.
El albino se aclaró con suavidad la garganta y miró a Dottore a los ojos "Señor, ¿puedo proponerle algo?" preguntó Bask tranquilamente, mirando atento a Dottore para evitar ofenderlo.
"Dime" dijo Dottore colocándose el guante de nuevo. Kinich no dejó de temblar pero, se sentía más tranquilo al ser ignorado.
"No cree, que sería bueno llevarlo a un criadero. Quiero decir, que sería bueno conservar sus genes. Tal vez podrían emparejarlo con alguna de las mujeres inmunes que tenemos y puede que así la mutación mejore. Incluso pueden crear una nueva" explicaba Bask con un extraño entusiasmo, que no paso desapercibido por el doctor. Pese a eso la cara de Dottore estaba en blanco, no había ninguna emoción en su rostro.
"Me parece bien. Cuando me aburra de él, puedes llevártelo" dijo Dottore y luego caminó lentamente a la salida. Disfrutando de la mirada de desesperación de Kinich "Ahora vámonos, te necesito para organizar algunas capturas" pidió Dottore esperando a Bask, que caminaba con una sonrisa en la cara. Si lograba sacar a Kinich de ahí y ponerlo en un criadero tendría la libertad de "jugar" con él cómo quisiera. Terminar de romperlo no sonaba tan mal. Puede que logre que Kinich tenga síndrome de Estocolmo, ya que así había manipulado a su antigua muñeca para que hiciera lo que él quisiera. Le hecho un último vistazo al pelinegro y disfrutó de ver que lucía como un niño asustado y luego cerró la puerta.
"Adiós pequeño, jugaremos otro día" escuchó decir a Dottore por la diminuta rendija de vigilancia. Y tras un rato, soltó las lágrimas acumuladas en sus ojos 'No quiero ser el experimento de nadie. Solo quiero dormir eternamente para ya no despertar en este infierno' pensó Kinich abrazándose así mismo. Sería muy fácil saltar por alguna ventana a su muerte o cortarse las venas con los bisturís que usa Dottore para marcarlo pero, él realmente no quería hacerlo. No quería matarse o morir de esa forma.
—
Ifa fue despertado por Ajaw, quien brincó un poco sobre su estómago para despertarlo. Al principio Ifa lo desatendio, aún estaba cansado, por lo que ignoró al minino, pero al escuchar que maullaba cada vez más fuerte se preocupo y abrió los ojos. Encontrando a Ajaw perturbado, volteó a ver a Kinich, que parecía temblar y respirar con dificultad. Tenía una expresión de dolor, así que cuando el gato se bajo para ir junto a la cama de Kinich, él se levantó y comenzó a llamar al pelinegro. Al ver que no reaccionaba, Ifa se ánimo a sacudirlo un poco por lo hombros. La piel de Kinich ardía, lo más seguro es que tuviera fiebre.
—
La celda era tan helada que aún cuando Kinich ya se había calmado, seguía temblando. Los ojos le ardían y el sudor frío lo hacía sentir extraño, en algún momento comenzó a alucinar ya que podía escuchar a alguien llamarlo pero, no había nadie que lo esperara, así que solo era su imaginación. Últimamente se imaginaba en otra vida, para evadir un poco la realidad. De repente, cerró los ojos y sintió como si fuera sacado de una piscina en la que se estaba ahogando.
—
"Kinich despierta, por favor" escuchó esa frase y se paró de golpe. Casi choca con Ifa que se apartó en el último minuto para evitar una contusión. Ajaw había dejado de maullar y solo se alzaba en dos patas a un lado de la cama, observando con atención al pelinegro.
Kinich estaba mareado, por lo que, se volvió a dejar caer. Estaba confundido 'Aquí no es el infierno' pensó al darse cuenta que se encontraba en un lugar desconocido. El hombre a un lado de su cama parecía angustiado y a lo lejos pudo escuchar un leve maullido pero, no encontraba de dónde provenía el sonido.
"¿Cuántos dedos ves?" escuchó al moreno preguntarle. Le costaba enfocar la vista y se sentía debajo del agua. Por lo que, no sabía que decir. Ifa levantó tres dedos esperando paciente la respuesta de Kinich, preocupado al notar como las pupilas del pelinegro estaban más pequeñas de lo normal. Al menos, de lo que él creía que era normal.
"¿Dos?" dijo Kinich con dificultad, parpadeaba una y otra vez para poder ver con claridad. Unos intentos más y se rindió. Prefirió cerrar los ojos abrumado por no entender exactamente lo que pasaba.
Ifa comenzaba a entrar en pánico pero, antes de hacerlo, respiró profundamente y exhalo despacio. Salió del cuarto para buscar el kit de primeros auxilios de su mochila. Tomó la pequeña caja y comprobó que dentro hubiera un termómetro digital, al ver que así era la cerró. De la otra mochila sacó una caja de medicamento para la fiebre y otra para el resfriado. También tomó un antibiótico por si las dudas. Buscó entre las latas de la comida y con suerte encontró lo que parecía ser caldo de pollo con tallarines. Dejó la lata en la cocina y sirvió agua en un vaso. Al regresar, Kinich no parecía inconsciente pero, sí adolorido o confundido. Ajaw seguía parado junto a la cama pero, había dejado de maullar, tal vez porque notó que el sonido no estaba ayudando.
"Kinich" lo llamó Ifa y se alegró al ver que el pelinegro lo volteaba a ver. 'Que bueno que aún sabe quién es' pensó mientras dejaba todas las cosas que traía en la mesita de noche junto a la cama. Sacó el termómetro del botiquín, lo programó y una vez listo se lo enseño al pelinegro "Voy a colocar esto entre tu axila y brazo. Sostenlo con suavidad y procura no moverte, por favor" pidió Ifa y Kinich asintió lentamente, tras la confirmación Ifa le acomodó el termómetro. El pelinegro no se había movido ni un poco en lo que Ifa esperaba la lectura. Unos cuantos segundos después, el termómetro emitió un pequeño sonido e Ifa lo tomó viendo que marcaba 39°. "Definitivamente tienes fiebre" dijo antes de dejar el termómetro en la mesa de noche.
Tomó la pequeña lámpara del botiquín y comenzó a moverla sobre los ojos de Kinich para ver como reaccionaban. Ambas pupilas se contrajeron cuando la luz estuvo sobre ellas, casi desapareciendo e Ifa no sabía si eso era bueno o malo pero, después de apartar la luz, ambas volvieron a su tamaño normal. Así que Ifa soltó un suspiro aliviado. "Kinich ¿puedes decir a y abrir la boca lo más que puedas? Por favor" pidió Ifa y Kinich lo hizo después de parpadear varias veces por la molesta luz que el hombre frente a él, había usado. Ifa notó que su garganta lucía bien, puede que no fuera médico pero, conocía uno o dos trucos gracias a su madre "Levántate un momento, por favor" indicó Ifa, sacando la pastilla para la fiebre de la tira de medicamento. Tuvo que detener a Kinich de levantarse por completo empujando sus hombros con ligereza. Parece que poco a poco el pelinegro se recuperaba, ya que al volverlo a sentar Kinich lo miró molesto. E Ifa sonrió de manera inconsciente 'Parece un gatito enojado porque lo despertaron' pensó tomando una de las manos de Kinich, para poner la pastilla sobre su palma. La mano temblaba ligeramente, así que le preocupaba que se le fuera a caer el vaso de agua "¿Recuerdas cómo tomarte las pastillas?" preguntó Ifa mientras Kinich analizaba la mediana pastilla y se la echaba a la boca sin pensarlo mucho. Al principio, el moreno se quedó en blanco para reaccionar un minuto después y darle el vaso de agua. Kinich lo tomó con dificultad y con ayuda del agua pudo pasarse la pastilla (que le dejó un terrible sabor en la boca).
Ifa estuvo a punto de reírse de la expresión de desagrado de Kinich pero, le preocupaba más que mejorará, ya que debían seguir con su camino. Después de arroparlo con la ligera cobija lo volvió a dejar solo para ir a la cocina. Buscó por todas las alacenas una olla para poder calentar la sopa. Tras un rato encontró una pequeña olla, junto a unas tazas y pequeños platos ondos. La enjuago con agua caliente para asegurarse de que estuviera un poco más limpia y también hizo lo mismo con uno de los platos ondos. Prendió la estufa con algo de dificultad, ya que el gas no salió al inicio pero, luego de unos intentos logró encenderla. Puso la olla sobre el fuego y fue por su navaja. Con ella abrió la lata y vertió su contenido en la olla. Siendo sincero la sopa no se veía apetitosa pero, era lo que tenía a la mano. Después de revolver el semitransparente líquido con un poco de pasta y unos (prácticamente inexistentes) trozos de pollo. La sirvió asegurándose de que la sopa estuviera caliente pero, no en exceso. Estaba a punto de llevar el plato cuando cierto minino apareció, maullando junto al plato de su agua y comida.
"Ya voy, ya voy" dijo Ifa agachándose a recoger el plato de agua, lo llenó de agua y fue por una lata de comida para gato a las provisiones, le echó la mitad en su otro plato y puso ambos en el suelo. El minino de inmediato comenzó a comer haciendo a Ifa sonreír.
Se lavó las manos, enjuago una cuchara y por fin, tomó el plato de sopa para regresar a la habitación. Kinich se veía frágil, ya que estaba por completo encogido en posición fetal "¿Kinich?" lo llamó Ifa y el pelinegro lo volteó a ver sin ninguna expresión particular en el rostro "¿Puedes sentarte para comer?" preguntó Ifa y el pelinegro se sentó. El moreno sonrió y tomó asiento en un pequeño hueco que dejó Kinich. Con cuidado sostuvo el plato con una de sus manos y acercó la otra a la frente de Kinich para ver si aún tenía fiebre y así era 'Tal vez debí haberle puesto un trapo con agua casi fría en la frente' pensó Ifa, apenado por olvidar algo tan básico.
Kinich lo miró con curiosidad, cómo sino entendiera el porqué Ifa hacía lo que hacía. Casi se sintió mal por detestar la clase de acercamiento que tenía Ifa con él. En especial porque se sentía débil y en vez de patearlo mientras estaba en el suelo, él lo levantaba y lo ayudaba. '¿Qué irás a pedirme a cambio de esto?. ¿Pediras mi vida, mi gato o mi cuerpo?" pensó Kinich abriendo la boca cuando Ifa le ofreció la comida. Sin darse cuenta, silenciosas lágrimas corrían por sus ojos.
Ifa lo miró preocupado pero, no dejo de alimentarlo. No era momento de preguntar por algo que en algún momento Kinich le diría. Aunque, sino le decía no pasaba nada, porque Ifa sabe lo difícil que es vivir con cicatrices en el cuerpo y en la mente. Las heridas pueden seguir abiertas, aún cuando crees que ya sanaron. Él lo sabía bien, por eso nunca cuestionaba a Kinich.
Llevó un buen rato que el pelinegro pudiera terminarse la sopa, debido a que no tenía hambre. Pero, la expresión en el rostro de Ifa cada vez que se terminaba un bocado era de cierta forma un incentivo para hacerlo. Kinich odiaba, realmente odiaba admitir que Ifa tenía una linda sonrisa. La forma en que las comisuras de su boca se alzaban en una discreta sonrisa le molestaba. '¿De qué se alegraba?' se preguntó Kinich.
"¿Quieres más sopa?. Sobro un poco más, solo que este plato era pequeño para ponerla toda" explicó Ifa con una sonrisa apenada, mientras que Kinich negaba con la cabeza.
"No gracias. Así estoy bien" contestó el pelinegro serio. De hecho deseaba que Ifa se fuera o le diera espacio. Ya que empezaba a sentirse abrumado e incómodo por la familiaridad con la que lo trataba el moreno. Ifa asintió y se marchó para enjuagar el plato y la cuchara. Algo le decía que Kinich quería estar solo, por lo que no insistió en regresar, después de todo se veía mejor, luego de comer.
Le había abierto la puerta del baño a Ajaw para que hiciera sus necesidades en la ducha. Ya que no tenían arena para gato, fue un poco difícil convencerlo, sin embargo, al final hizo ahí e Ifa se encargó de limpiar lo mejor que pudo. Solo esperaba que el fuerte aroma no permaneceriera ahí. Luego de lavarse las manos con cuidadosa precisión, se puso a buscar entre las viejas películas otra joya como Shrek 2. Y así fue, después de buscar un buen rato encontró "Cómo entrenar a tu dragón" y sonrió como un niño al que le acababan de regalar un juguete. Una vez más se las ingenio con la tele y el DVD. Cuando por fin pudo ponerla (después de pelearse con el botón de play), sacó una lata de frijoles que abrió y con su propia cuchara comenzó a comer frente a la tele, acompañado por Ajaw que estaba echado a su lado.
La película recién iba a la mitad, cuando escuchó los murmullos de la gente del edificio que salía para comenzar su día. De hecho, se levantó para observar disimuladamente por la ventana del comedor, dándose cuenta que la mañana estaba nublada. No tenía ni idea de qué hora era pero, calculaba que eran las 7 o 8 de la mañana. Soltó un corto suspiro y dejo la lata de frijoles sobre la mesa al escuchar que alguien tocaba con insistencia la puerta. No contestó porque no sabía de quién se trataba, simplemente se acerco para ver por la mirilla. Ahí se encontraba Roy, traía una bolsa con recipientes. Probablemente comida o algo, Ifa no tenía ganas de convivir pero, no podía ser grosero así que se puso un pantalón y playera de su mochila. Una vez listo, abrió lentamente con las llaves y quitó el seguro extra.
"Buenos días amigo. Um... Les traje un poco de estofado de verduras" dijo Roy con alegría pensando que el moreno lo dejaría pasar pero, Ifa no se movió.
"Buenos días bro. No te preocupes, nosotros ya desayunamos pero, te agradezco el gesto" contestó amablemente Ifa. Roy lo miró confundido y frunció el ceño. No le agradaba que no lo dejara pasar pero, en parte entendía porque no lo hacía.
"Bueno... Pueden comerlo por la tarde" insistió Roy e Ifa asintió recibiendo la bolsa de plástico con dos contenedores de unicel. Haciendo que Roy sonriera, sin embargo, el trigueño joven no paraba de intentar ver por encima del hombro de Ifa. El moreno sabía que era porque buscaba a Kinich pero, lo mejor era no informarle de su estado.
"Muchas gracias, te lo agradezco mucho" contestó Ifa, genuinamente agradecido "Por cierto, de casualidad ¿No tendrás aire comprimido y lubricante para armas?. Puedo darte un par de enlatados por ello" ofreció Ifa, ya que no quería pedir sin pagar un precio.
"No te preocupes, puedo prestarte mis cosas para secar y lubricar tus armas. Las lluvias y las armas son comunes en esta zona, así que no tienes porque darme nada a cambio. Normalmente cuando pides cosas para limpiar armas, todos están dispuestos a ayudar" explicó Roy con sinceridad e Ifa asintió incrédulo "Espera aquí ire por ellos, en un momento regreso" informó Roy y se metió a su casa con rápidez. Ifa esperó pacientemente frente a la puerta, vigilando que Ajaw no corriera a la libertad, ya que desde que había abierto la puerta el minino miraba curioso el exterior desde el sillón. "Aquí están" dijo Roy saliendo con una pequeña mochila con cosas para desarmar, limpiar y lubricar armas "Ten, utiliza lo que necesites con confianza" dijo el ojimiel mirando a Ifa con una sonrisa y entregándole la mochila.
"Muchas gracias bro" le dijo Ifa con una sonrisa, no sabía que decir para hacer menos incómodo el momento.
"No hay de qué. Sé que dije que no quería nada a cambio pero... ¿puedo saber sus nombres?" preguntó Roy apenado, rascándose la cabeza y sonriendo.
"Me llamo Iván y mi amigo es Sam" contestó Ifa con seguridad, aún cuando estaba mintiendo. Es solo que esa información es valiosa. Ambos tenían nombres poco comunes y tenían la desventaja de tener características específicas. Cómo la cicatriz en su ojo, que era fácil de identificar, sin mencionar el tatuaje en su cuello. Kinich por su parte tenía inhumanos ojos, lo que lo hacía en extremo reconocible. Eran un duo de características únicas, por lo que, no dudaba que pudieran ser vistos entre una multitud con facilidad. Roy no le desagradaba, pero entre menos supiera sobre Kinich y él, mejor. Los hombres que los habían visto no tenían ni idea de quien era Kinich, es por eso que no estaba obligado a dar sus verdaderos nombres, de lo contrario lo hubieran hecho como con Conrad. Tal vez incluso lo confundieron con un híbrido, no es que Ifa conociera tantos pero, no ignoraba la existencia de ellos. De hecho, en algunas partes de ese país era común verlos.
"Es un gusto conocerte Iván. Espero que tú y Sam tengan una buena estadía" le dijo Roy con una gran sonrisa que Ifa contestó con otra "De acuerdo, me retiro. Tengo cosas por hacer pero, si necesitan algo díganle a Margarita que me llame y vendré enseguida. Adiós" explicó Roy y se alejó agitando su mano. Ifa también dijo adiós y luego de que Roy desapareciera, se metió al departamento. Cerró diligentemente la puerta antes de dejar la comida sobre la barra de la cocina. Al ir a la sala se encontró a Kinich parado detrás de la pared con una glock en la mano.
"¿Qué quería?" preguntó con mucha seriedad. Ifa lo miró incrédulo, antes de soltar un suspiro. Al menos se había puesto una manta sobre los hombros y traía sus botas.
"Nos trajo el desayuno, supongo que quería pasar para comer con nosotros o platicar. No lo sé con certeza" dijo Ifa sentándose en la sala. 'Al parecer ya se siente mejor' pensó Ifa negando con la cabeza y comenzando a sacar los rifles de las fundas. Seguían húmedos por la tormenta 'Espero que no se estropearan' pensó comenzando por desarmar uno de ellos.
"¿Porqué le mentiste?" preguntó Kinich con curiosidad. Ifa pudo ver como apretó el arma entre sus manos, tenía el seguro puesto pero, la postura era un tanto amenazante.
"Porque no quería que nos relacionaran con los inmunes" contestó Ifa, batallando para desarmar algunas partes de rifle. Kinich asintió, bajando el arma e intentando no recordar su estancia ahí. "Gracias" susurró Kinich, no quería decirlo pero, Ifa realmente lo había ayudado y aún no le pedía nada a cambio.
"No hay de qué. Ahora ve a descansar, lo necesitarás si queremos irnos en al menos dos días" mencionó Ifa mientras secaba los componentes del rifle con precisión.
"Nos iremos mañana. No podemos quedarnos tanto tiempo. El invierno se acerca y podría complicar más nuestra partida" dijo Kinich e Ifa lo miro confundido. Sí, puede ser que la fiebre no sea tan mala como una infección o resfriado pero, él agradecería el descanso extra. Kinich no dijo nada prefirió ir a la entrada y tomar la revolver de Ifa que estaba junto a las mochilas. La sacó de la funda y fue a sentarse al lado del moreno, que miró con asombro como Kinich desarmaba con rápidez la revolver. En ese momento, Ifa supuso que era la forma en que Kinich le agradecía el haberlo cuidado. Así que no dijo nada, simplemente se levantó para repetir la película, ya que no la había visto bien desde el principio.
Era extraño estar así, es decir, había estado en un terrible lugar donde la risas eran sinónimo de tortura, pero ahora que se hallaba limpiando armas y oyendo la suave risa de Ifa, no podía evitar sentirse en paz. Incluso Ajaw dormía tranquilo en medio de los dos. No le desagradaba la paz pero, sabía que era una momentánea ilusión. En algunos días puede que Ifa o Ajaw se harten de él y lo dejen atrás. A veces desearía haber matado a Ifa cuando entro a su refugio, ya que así no estaría creyendo que había gente que daba sin esperar nada a cambio.
Cada quien se encargó de secar, limpiar y lubricar las armas para que no tuvieran fallos, por lo que, pasaron gran parte de la mañana ahí. Cuando la película terminó, Ifa se echó otro clavado y descubrió que la persona que vivía ahí era fan de Dreamworks, ya que no tardo demasiado en encontrar las secuelas de "Como Entrenar a Tu Dragón". Él ni siquiera le preguntó a Kinich si quería verla, solo la puso y continuó limpiando el segundo rifle. Ignorando como la película realmente había distraído a Kinich, de hecho Astrid le recordaba un poco a Mualani, ya que ambas eran guerreras y daban buenos consejos. Un suspiro se escapó de su cuerpo, al ver cómo una vez más Hipo besaba a Astrid. Tal vez, Mualani no lo había abrazado pero, si le había robado un beso uno suave y lento. Recordarlo lo hizo sonrojarse, ya que no pensó que tendría ese tipo de contacto con alguien que realmente le interesará. Se sobresaltó un poco cuando sintió la mano de Ifa sobre su frente.
"Lo siento, es que tienes la cara colorada de nuevo. Estas algo tibio pero, no ardiendo como hace rato, tal vez tengas que tomar otra pastilla en un rato" explicó Ifa viendo un poco preocupado a Kinich. Aunque el pelinegro estaba avergonzado por recordar el beso de Mualani, no porque aún tuviera fiebre. No le dio importancia y mejor se puso a terminar de armar la glock en su mano.
La tarde llegó y con ella el hambre se hizo presente "¿Quieres comer estofado de verduras o caldo de pollo?" le preguntó Ifa a Kinich, levantándose del sofá. Aún no habian comenzado a ver la tercera y última parte de la saga pero, Ifa planeaba guardarla para la comida.
"Supongo que es mejor que me acabe el caldo de pollo" dijo Kinich e Ifa asintió, repitiendo el proceso de la mañana. No solo con la comida de Kinich sino, también con la de Ajaw. Él decidió que se acabaría los frijoles a medio comer que había dejado en la mesa del comedor, para evitar antojarle el estofado a Kinich. En lo que Ifa servía Kinich se lavó las manos minuciosamente para quitarse todos los residuos de pólvora y líquidos de limpieza. Al terminar, espero a Ifa que regresaba con su caldo de pollo y dos vasos llenos de agua. Su bidón comenzaba a bajar y Kinich sabía que eso no era tan bueno pero, decidió no preocuparse por eso en ese instante y mejor comer. Ifa lo acompañó terminandose la lata de frijoles. El moreno tiro la lata y lavó los trastes sucios mientras que Kinich pausaba la película. Cuando Ifa terminó, Kinich le dio play, así que ambos se quedaron ahí para ver con atención la tercera parte. Kinich estaba disfrutando de la película pero, se distrajo con el ruido en la puerta. Volteó a ver a Ifa con el ceño fruncido e Ifa alzó los hombros, al no saber quien era.
El pelinegro tomó la glock y a Ajaw, para esconderse detrás del sillón. Ifa lo miró confundido, pero igual tomó la otra glock y la escondió en su espalda después de recargarla. Ya estaba preparado, así que se asomó por la mirilla una vez más. Pudo ver a Roy del otro lado con una sonrisa amigable. El trigueño agitaba una de sus manos con entusiasmo, mientras que en la otra traía una bolsa con tres refrescos en lata. Al no ver nada extraño abrió la puerta con suavidad y le sonrió a Roy.
"Hola, lamento molestar de nuevo pero, les traje esto" dijo el trigueño, mientras le mostraba los refrescos y se los entregaba. Ifa los tomó con un sonrisa que se borró rápidamente al ver al hombre apuntandole con una pistola "No grites y alza las manos" le susurró serio e Ifa obedeció. Roy lo empujó con la punta del silenciador, así que el moreno se hizo hacia atrás para dejarlo entrar "Tranquilo, estoy aquí para hacer un trato" habló por lo bajo cerrando la puerta detrás de él, sin dejar de apuntarle a Ifa "Verás, tú tienes algo que le pertenece al amo Dottore" le dijo con una siniestra sonrisa. "Así que ahora no tienes más opción que entregármelo para salvar tu vida" dijo y se rio, Ifa frunció el ceño al ser encañonado por el extraño.
Kinich intentaba calcular sus movimientos para poder salvar a Ifa pero, le era difícil pensar. Ya que si le disparaba el hombre podría herir al moreno, en especial porque prácticamente estaba sobre Ifa. Kinich suspiró, se levantó con Ajaw en brazos.
"Aquí estoy, déjalo ir" dijo Kinich apareciendo por detrás del sillón. Roy volteó a verlo y sonrió burlón, sin dejar de apuntarle a Ifa.
"Perfecto. Ven aquí pequeño, ya es tiempo de volver con el amo Dottore" dijo Roy disfrutando de la cara de horror de Kinich al escuchar pequeño y Dottore en la misma oración "Vamos no tengo todo el día" dijo el extraño comenzando a perder la paciencia. Kinich caminó lentamente hasta el hombre. Ajaw en sus brazos se movió inquieto pero, no lo soltó. El hombre no paraba de ver entre él e Ifa, sin dejar de apuntarle al moreno.
Aunque había dos factores que el hombre no había calculado uno, era Kinich. El segundo era Ajaw que sin miedo alguno se lanzó al hombre aprovechando que Kinich había aflojado el agarre. El minino se aferró al hombro de Roy que se quejó y se echó para atras en un intento por aplastar al gato contra la pared para quitárselo de encima. Pero, al ver que Ifa se movió para impedirlo le quitó el seguro al arma listo para dispararle. Sin embargo, Kinich peleó por el arma. Haciendo que el hombre soltará varios tiros durante el forcejeo. Ifa apenas alcanzó a apartarse para evitar ser herido. Kinich le piso un pie e intentó arrebatarle el arma, pero, el hombre se negaba a soltarla. Así que Ifa le pateó la parte de atrás de la rodilla logrando que el hombre se incara y que Kinich pudiera arrebatarle el arma, tras darle un fuerte codazo en medio de la cara que noqueo un poco a Roy. El hombre se desguanzo hasta dejarse caer en uno de sus costados.
"¿Ahora que hacemos?" preguntó Ifa, desenredando las garras de Ajaw de la camisa del caído y revisando que no se hubiera lastimado, al notar que estaba bien lo dejo libre y el gato fue a tomar agua.
"Amarrarlo e invertigar" dijo Kinich mirando con seriedad a Ifa.
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La conmoción en el departamento había sido ruidosa, lo suficiente para que alguien fuera a investigar pero, contrario a lo que pensaban nadie fue a hacerlo. De hecho, parecía que las personas en el edificio no estaban interesadas en una fuerte pelea, lo que preocupo a Ifa, mas no a Kinich. Quien sabía que las sociedades aparentemente pacíficas siempre venían en compañía de la ignorancia y el miedo.
"Debe ser un suceso común en el edificio, no hemos estado aquí lo suficiente cómo para saber qué es y no normal. Así que lo mejor será actuar precavidos" dijo Kinich comenzando a desvestir al hombre. Al dejarlo por completo desnudo, Ifa pudo ver la marca de inmunes en el mismo lugar que Kinich la tenía pero, ese hombre tenía una muñeca que sostenía una llama encima de su pectoral izquierdo "Esta marca..." susurró el pelinegro intentando descifrar a quién le pertenecía "Supongo que entrando a su departamento lo averiguaremos" dijo Kinich mirando el antebrazo del hombre en donde tenía una corta frase que decía 'El fuego del renacimiento' y parecía haber sido hecha con una navaja muy fina "Será mejor que lo amarremos antes de que despierte. ¿Puedes ayudarme a arrastrarlo hasta al cuarto?" le preguntó el pelinegro, mientras tomaba algunas de las cuerdas de la mochila y se vestía. Ifa asintió y tomo al hombre por los brazos, lo jaló hasta dejarlo a un lado de la cama. Kinich entró después y quito el colchón de una de las bases de metal.
"¿Lo pongo ahí?" preguntó Ifa esperando la instrucción del pelinegro.
"Sí, por favor" dijo Kinich, ayudando a Ifa a levantar al hombre. Cuando estuvo sobre la fría y dura base, el pelinegro se encargó de amarrarlo de una forma especial. Ya que si intentaba escapar se asfixiaría hasta morir o le cortaría la circulación a sus extremidades. Por último, el pelinegro le vendo los ojos, tapó sus oídos y lo amordazo.
"Tiempo de irnos" dijo Kinich observando a Ifa para luego ver a Ajaw, que los miraba a ambos desde la puerta, curioso por ver que era lo que hacían. Aunque cuando Kinich lo vió lo cargó, Ifa los siguió y cerró la puerta detrás suyo "Debes quedarte aquí, nosotros regresaremos enseguida" le dijo Kinich al gato, mientras lo dejaba en el sillón. Ajaw protesto con un fuerte maullido que Ifa calmó ofreciéndole comida y agua. En lo que estaba distraído ambos tomaron sus armas, la ropa y cosas de Roy.
Antes de salir Kinich se asomó para verificar que no hubiera ningún fisgón. Al no ver a nadie camino hasta el departamento de Roy con Ifa detrás de él. Kinich abrió la puerta con la llave y la aseguró después de que ambos entraron. El departamento estaba limpio y ordenado. Había un par de papeles sobre la mesa que ambos revisaron tras dejar las cosas de Roy en el sillón.
"¿Laboratorio y banco de esperma?" preguntó Ifa confundido enseñándole un documento a Kinich. El pelinegro lo analizó y su rostro se horrorizo al ver de lo que hablaba el documento.
"Es un criadero, pero no uno común. Están fabricando a la nueva generación de inmunes usando el adn de los hombres que capturaron" dijo Kinich con preocupación, Ifa igualo la mirada del pelinegro y fue ahí que ambos escucharon el sonido de una cadena golpeteando "Hay alguien más aquí" susurró Kinich y se levantó junto con Ifa para encontrar de donde provenía el sonido. Ambos caminaron con sus armas en mano hasta la habitación. El pelinegro empujó la puerta con suavidad y ambos miraron con horror a una joven desnuda y encadenada a la cama. Ella no podía verlos, escucharlos o decirles algo, ya que estaba en las mismas condiciones en las que habían dejado a Roy, la única diferencia era que ella estaba en los huesos y esperaba acostada. Ifa iba a acercarse a liberarla pero, Kinich lo impidió tomándolo por el brazo.
"Debemos averiguar quien es y a quién le es leal" susurró el pelinegro con seriedad, Ifa asintió de mala gana mirando preocupado a la joven y alejó su brazo de Kinich "Sé lo que piensas, pero los inmunes tienen una forma muy particular de romper y manipular a la gente. Ellos se meten en tu mente, hasta que te hacen creer que ellos son tu única salvación. Así que solo te queda callar y obedecer, también recibir constantes abusos hasta que logran que vivas en especie de síndrome de Estocolmo" explicó Kinich recordando cómo Dottore y Bask intentaban que él creyera que ellos eran sus salvadores, pero el había vivido el abandono y abuso desde su niñez, por lo que, nunca les creyó. Las personas metían para salvarse a sí mismas, así que no debías confiar fácilmente en nadie.
Ifa estuvo a punto de poner su mano en el hombro de Kinich como una forma de recordarle que él estaba ahí si lo necesitaba, pero se detuvo, ya que estaba seguro de que el pelinegro lo malinterpretaría. Así que su mano regreso para apretar la orilla de su playera.
Kinich había visto el gesto por el rabillo de su ojo y agradeció que Ifa no lo tocara, ya que no tenía ganas de lidiar con los sentimientos que el moreno provocaba en él. En especial, cuando tenían cosas por averiguar. Así que guardo el arma y en compañía de Ifa buscaron en cada rincón de la habitación. En el armario encontraron un viejo transmisor de radio roto, varias armas, municiones, explosivos, cámaras, una pizarra de carton con fotos e información. Al buscar en los cajones encontraron uno con un doble fondo que contenía una libreta y más documentos. Kinich fue quien se deshizo del mecanismo para evitar que los papeles ardieran si alguien encontraba el cajón. Mientras acomodaban todo en la cama el pelinegro soltó un suspiro, aún no terminaban de revisar el departamento y ya se sentía agotado. Ignoró su cansancio para seguir buscando, debajo de las camas solo pudo hallar más armas y al levantarse observó con atención a la joven. Rápidamente se percató de que la joven perfectamente podía quitarse las esposas, ya que sus manos y palmas eran en extremo delgadas lo suficiente como para escapar con facilidad.
"No sé si podamos salvarla" dijo Kinich pensativo mientras Ifa terminaba de buscar en la mesita de noche. Ahí encontró varias identificaciones y medicamentos, tomo todo y lo dejo en la cama. Luego se acercó a ver a qué se refería Kinich y notó lo mismo que el pelinegro, aunque al tocar su muñeca y cuello Ifa no encontró pulso alguno.
"Ya no podemos hacerlo, parece que tiene poco de haber muerto, ya que sigue tibia" dijo Ifa con decepción, el pelinegro asintió y tomo la manta a los pies de la chica para taparla. El moreno suspiró y revisó las identificaciones. "Kinich" lo llamó preocupado, a lo que el pelinegro sólo lo volteó a ver confundido "Mira esto" dijo Ifa y le mostró dos identificaciones, ambas tenían los mismos datos pero, mostraban a distintas personas. En una de ellas se podía ver a la joven encadenada mientras que en la otra se mostraba a la recepcionista.
"Está con él" dijo Kinich mirando a la supuesta Margarita sonriendo en la foto. Tras eso revisaron las demás identificaciones, todas mostraban a Roy y a Margarita con distintos nombres. Era difícil saber cuales eran sus nombres reales ya que ambos se veían en distintos en cada una de ellas. "Llevemos esto a la sala y revisemoslo ahí" dijo Kinich y ambos tomaron la libreta, los documentos, las identificaciones, los medicamentos y las cámaras. Se aseguraron de dejar las armas en su lugar y el transmisor, ya que estaba por completo frito y no había piezas para repararlo. En vez de regresar a la sala dejaron las cosas en el comedor. Por alguna razón, Ifa regreso a la puerta principal y puso el cerrojo extra, se sentía incómodo con lo que habían aprendido de Margarita.
"Ifa, ven a ver esto" escuchó a Kinich llamarlo desde el baño. Así que fue a verlo y se encontro con un improvisado cuarto de revelado. Había varias fotos colgadas en un cuidadoso tendedero. Dentro de la bañera había otras más dentro de un líquido especial, Kinich las tomó con unas pinzas y las puso en el tendedero vacío. Ifa descolgó las que ya estaban listas y encontró más dentro de un botiquín medico.
"¿Qué estamos buscando exactamente?" preguntó Ifa sentándose en la mesa del comedor frente a Kinich.
"No estoy seguro" dijo con sinceridad el pelinegro, que comenzó a leer los documentos extras y logró hallar la cronología de los eventos. Todo había comenzado en la base militar pero, los hilos no eran movidos por Dottore, sino por un hombre y una mujer, ambos de aspectos desconocidos, de acuerdo a la pizarra. De ahí, todo se comectaba con distintas personas como una cadena de mando. Sin embargo, había cuatro personas tachadas de las 13 que podían ver. Kinich reconoció de inmediato a Thrain bajo el título de "El Capitán" y no pudo evitar sentirse profundamente decepcionado.
"Kinich, lee esto" dijo Ifa entregándole uno de los documentos extras.
"Todo es un engaño" dijo Kinich con la voz temblorosa, sintiendo como sus mejillas se mojaban por las lágrimas de rabia que soltaba. Ifa tuvo que quitarle el documento para evitar que lo rompiera. Al parecer, ni Dottore, ni ninguno de los que estaban en la cadena de mando eran inmunes, todo era una mentira. Lo que los hacía inmunes era el "Engaño" una cura temporal desarrollada por la desconocida líder. Ahora Kinich entendía porque Dottore no tenía marcas de mordidas o rasguños.
Ifa se levanto a buscar algo de papel para el pelinegro pero, miró curioso el refrigerador y al abrirlo encontró comida. Parecía que se la habían regalado ya que decía "para Roy" levantó los hombros y sacó el molde con lo que parecía ser una pasta blanca. Sin pensarlo mucho buscó dos platos y calentó cada uno en el horno. Tras comprobar que estuvieran calientes llevó ambos a la mesa. Kinich parecía ido mientras leía las notas de la libreta de Roy.
"Necesitas comer. Sigamos luego" dijo Ifa poniendo el plato en un pequeño espacio vacío. Kinich asintió sin ganas verdaderas de comer. Simplemente apilo los documentos y los llevó a la mesa de centro. Aunque dejó las fotos y libreta en la mesa, la pizarra se quedó a un lado de la mesa para poder verla. Kinich comenzó a probar la pasta que tenía un gran sabor a pesar de los escasos ingredientes mientras leía las desesperadas notas de Roy. Solo pudo salir de esa concentración cuando Ifa abrió una lata fría de refresco y la puso frente a él. El pelinegro lo miró molesto pero, igual bebió de la lata haciendo reír a Ifa. Lo que aligero un poco el tenso ambiente "Por lo visto, Roy quería ser parte de los Once Heraldos de la Salvación" dijo Ifa leyendo el diario de Roy, que estaba maravillado con Dottore y "La Dama", quien era su ama original. Kinich asintió mientras observaba las fotos, muchas eran paisajes pero, había otras de personas y lugares. Al ver la base donde estaba se levantó y jaló la silla hasta estar al lado de Ifa.
"Yo estaba encerrado aquí" dijo Kinich mostrándole la foto a Ifa, quien al girarla vio 'Base Militar Secreta, una de las guaridas del amo Dottore'.
"¿Una, tiene más?" preguntó Ifa, mientras comenzaban a observar las fotos con mayor atención. Los paisajes que parecían no traer pistas, de hecho eran caminos alternativos a las bases de algunos Heraldos. "Estos están dentro y a los alrededores del círculo tres" dijo Ifa mostrándole varias fotos a Kinich de gasolineras, edificios, purificadoras, fábricas y granjas, que ahora sabían que eran controladas por "El Regatero". Al parecer el hombre era rico en recursos, ya que tenía control sobre todos los sectores importantes. De acuerdo, con las notas el Regatero desviaba gran parte de los recursos a los demás Heraldos, excepto a los que estaban tachados, ya que desconocía su paradero. De a poco fueron armando el rompecabezas con la información recopilada por Roy.
"No puede ser" dijo Kinich sorprendido al ver fotos de lo que parecía ser un hospital, en una de ellas se podía leer "Criadero del otro lado de la frontera". El pelinegro no podía creerlo, estaba molesto, era como si la plaga de Dottore se esparciera por todos lados.
"Así que ahí vive su ama y de ahí vienen los documentos que leímos hace un momento" dijo Ifa mostrándole una foto de una hermosa mujer rubia frente al hospital. Ifa arrancó una de las hojas de la libreta y anotó todas las piezas del rompecabezas que ya habían descifrado. En un punto, Kinich tomó prestada la hoja de Ifa y la pluma para escribir lo que sabía de Thrain y Dottore. También se tomó la libertad de añadir a Bask entre la información de Dottore.
Kinich soltó un suspiro cansado y se terminó el refresco. Luego recogió los platos y cubiertos junto con su lata vacía. Dejo todo en el fregadero para ir por otras dos latas de refresco. Vio que había unas cuantas cervezas, pero se negó a beber algo que pudiera dejarlo en un peor estado mental. Al regresar puso otra lata de refresco frente a Ifa y continuó viendo las fotos. Hasta que encontró varias de él enjaulado en el criadero.
"Sé quien es. Su nombre es Adler Egorov" dijo Kinich mirando el deplorable estado en el que solía estar, recordando a la perfección el flash de la cámara que lo había cegado. Bask le había pedido a Adler (que ahora era Roy) que le tomará tantas fotos como pudiera. Así que debían haber más de él y así era, la mayoría eran de él llegando al criadero. Había una donde Bask estaba parado al lado de la jaula orgulloso de su captura "Este es Bask, otro de los perros guardianes de Dottore" dijo Kinich señalando al albino en la foto. Ifa lo volteó a ver curioso y al ver la foto en su mano se sorprendió.
"Tú estuviste ahí" susurró Ifa con sorpresa, ya que pudo reconocerlo como el chico que libero tras romper la jaula para mascotas en donde lo tenían encerrado.
"Por esa razón no te mate cuando entraste al supermercado. Fue mi forma de agradecer que no me dejarás morir ese día" dijo Kinich serio y se levantó. No le gustaba fumar, pero en ese momento mataría por un cigarro. Aunque solo se alejo para no tener que lidiar con Ifa. Las fotos del baño ya estaban secas, así que las tomó y regresó con el moreno quien parecía observar nuevas fotos. Había una que miraba con mucha atención.
"Este lugar... ¿Porqué no me adentre ahí?..." dijo Ifa mirando la foto de un campamento en donde estaban experimentando con niños y adolescentes. Algunos tenían malformaciones provocadas, por lo que les inyectaban, mientras que otros parecían estar idos. En la mayoría de las fotos se podía ver a Dottore, no solo inyectando sino también operando. Aunque esas fotos no eran de Roy, sino de una tal Karenina.
"Esto fue antes de que me llevarán al criadero. Ya que yo deje de ver a Dottore por un largo tiempo y luego Bask me llevó al criadero" explicó Kinich mirando la sonrisa cruel de Dottore mientras operaba o inyectaba a los niños.
"Yo pase por ahí. Creí que estaba abandonado e iba a entrar pero, mi compañero de viaje se negó a acompañarme porque el lugar daba miedo" mencionó Ifa frustrado.
"Dudo mucho que estuviera ocupado cuando pasaste por ahí" dijo Kinich con franqueza e Ifa lo miró molesto. El pelinegro no le dijo nada, solo puso las nuevas fotos a la mano y continuó viendo las que faltaban.
Ifa soltó un suspiro molesto y revisó una vez más la libreta. No parecía que hubiera más información en ella. Aunque al ver al frente pudo ver un cuadro en la pared que estaba chueco. Frunció el ceño y se levantó para investigar. Al retirar el cuadro pudo ver varias bolsas con mechones de cabello, varias tarjetas como las que le s había entregado Conrad y otro cuaderno. Así que llevo esa nueva evidencia hasta la mesa, cuando abrió la libreta se encontró con descripciones detalladas de "sus muñecos", junto con precisos dibujos de ellos en posiciones explícitas. No pudo seguir observando el diario y lo dejo a un lado, para concentrarse en revisar las tarjetas.
"Ese maldito" dijo Kinich con coraje, viendo dibujos de él, en poses sugerentes dentro de la jaula. Al parecer lo había estudiado bien, ya que tenía las cicatrices en los puntos correctos y varios detalles de su personalidad. Muchas de sus debilidades y peores momentos estaban escritos ahí. Ifa le quitó el cuaderno para que dejara de torturarse y paso las hojas hasta que encontró a las dos Margaritas. La real había llegado a él cómo un obsequio de Bask, a cambio de fotos e información sobre esa base y sus habitantes. La falsa se llamaba Karenina Ivánov y era una espía entrenada en una de las divisiones secretas del gobierno.
"Algo me dice que él y Margarita trafican mujeres y niños de este lugar" dijo Ifa mostrándole un intercambio de mujeres y niños por comida, gasolina y agua. "Supongo que este es el lugar donde nos dijo que podíamos ir a divertirnos" dijo Ifa mientras miraba otra foto de la casa de citas a la que pretendía Roy que fueran. Lo curioso eran las claras diferencias entre las fotos de Karenina y las de Roy. Ya que el hombre tomaba fotos de atajos y lugares, mientras que Karenina tomaba los hechos que ocurrían en esos lugares. Eran dos sociopatas que querían unirse a los Heraldos.
"No son inmunes" dijo Kinich señalando un párrafo del diario de Roy. En donde explicaba que ellos habían sido elegidos por los Heraldos para crear un nuevo mundo. Por eso recibieron el "Engaño", Karenina lo recibió de Bask mientras que Roy de la Dama. Al parecer el suero los hizo resistentes al parásito, pero fueron de los desafortunados que no presentaron mutaciones relevantes, por lo que, fueron enviados a distintos lugares para investigar y demostrar su valía como individuos. Su misión actual era encontrar a "La Sota" pero, al parecer habían fallado en más de una ocasión, por lo que fueron abandonados a su suerte aquí y sus nuevo objetivo era él. Ya que al parecer Dottore y Bask lo querían de vuelta '¿Será por mi mutación?' se preguntó Kinich, sintiéndose enojado.
"¿Este no es un campamento independiente?" preguntó Ifa enseñándole la foto de un campamento de civiles tomada desde lejos. En el se podían ver a varias mujeres trabajando pero, hubo una que le llamó la atención a Kinich y esa era Mualani. Al voltear la foto pudo ver que decía 'Siguiente objetivo'. Lo que aterró a Kinich. Ifa miro la expresión de preocupación de Kinich y estaba a punto de preguntarle qué sucedía cuando escucharon a alguien tocar la puerta con insistencia y ambos se voltearon a ver preocupados.
Chapter 10
Notes:
Perdón por la tardanza y feliz lectura <3
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"Escóndete" susurró Kinich mientras esparcia la ropa de Roy por el suelo. Ifa estaba a punto de preguntar que hacía, pero prefirió esconderse a un lado del sillón con su arma en mano (por si acaso).
Kinich se desvistió hasta quedarse en ropa interior, se talló los labios con fuerza y se despeinó el pelo. Apagó la luz y quitó con suavidad el cerrojo extra. Del otro lado de la puerta se escuchó como alguien giraba la llave del apartamento para abrir la puerta. En ese momento, Kinich puso su mente en blanco y entro en personaje, esperando que seguir el consejo de Ororon lo ayudará en ese momento. Ya había dado un beso a medias, esperaba que no fuera tan complicado repetirlo y que funcionara de distracción. Así que sin detenerse a dudarlo más, atrajo a la falsa Margarita para comenzar a "besarla" con fuerza.
Ella sabía que él le interesaba a Roy, así que tal vez podría engañarla haciéndole creer que estaba ahí porque se había "divertido" con Roy y la verdadera Margarita. Aunque con la luz apagada la joven no tenía forma de averiguar exactamente quien era él, pero no dudaba que un hombre tan asqueroso como Roy hiciera eso.
Ifa miraba atónito a Kinich, quien parecía otra persona. Ya que la forma en la que se comportaba era confusa, pero seguramente tenía un plan, así que no cuestionó sus métodos.
Entre beso y beso el pelinegro desabotonó la blusa de Karenina, mientras ella le tocaba la cara y le jalaba el cabello. Él lo odiaba, pero debía mantenerla distraída hasta que le quitará las armas que seguro ocultaba. La despojo de su falda y en uno de sus muslos, pudo ver una discreta funda que contenía una pequeña pistola y una especie de cutter. Le mordió el labio y metió su lengua en la boca de Karenina. La sensación era nauseabunda, pero no se le ocurría algo más para distraerla. Y debía seguir en personaje hasta que le pudiera quitarle las armas a su alcance. La joven le mordió el labio y el la empujo con fuerza contra la pared para alejarla y que no notará la falta de la funda en su pierna. De manera disimulada toqueteo el cuerpo buscando otra arma. Pero al ver que no había una pudiera tomar de forma inmediata, la giro y comenzó a asfixiarla. Al principio, Karenina gimió complacida, ya que de acuerdo con el diario de Roy ella disfrutaba de ese estilo de juego previo. Aunque después frunció el ceño confundida.
'¿Dónde está Roy?' se preguntó agitada, porque sabía que ese hombre definitivamente no era Roy 'Normalmente el estaría dando instrucciones, no esperando pacientemente sin hacer nada y mucho menos con la luz apagada' pensó y en ese momento supuso que alguien la estaba engañando e intentó tomar el cutter de su muslo. Al no encontrarlo, intento salir del agarre de Kinich de un cabezazo.
'Ya se dio cuenta' pensó el pelinegro apretando los dientes, tras el fuerte golpe sobre su pómulo. El no planeaba matarla, solo quería que se desmayara ya que necesitaban respuestas sobre las fotos.
Karenina le piso el pie y le dio un codazo a Kinich, en un intento porque el pelinegro la soltará. Lo que desconocía es que el pelinegro ya estaba acostumbrado a recibir golpes así de fuertes, así que no la soltó. La joven se frustró, pero decidió impulsarse hacia adelante y hacia atrás con sus pies. Repitió el proceso en un intento por balancear su cuerpo para quitarse de encima a Kinich. Estuvo a punto de lograrlo, pero pudo ver la sombra de Ifa. Que se acercaba para ayudar al pelinegro, con la fuerza restante que tenía levantó sus dos piernas y pateó a Ifa para poder derribar a ambos. Al lograrlo Karenina se escapó de su agarre, pero antes de poder huir, el pelinegro la atrapó por el tobillo y la jaló. Ella cayó al suelo e intento buscar algo en el suelo para atacar a Kinich. Al no encontrar nada se frustró y de los pliegues de su brasier saco una pequeña bolsa con un polvo.
'Esto es por usted amo Bask' pensó antes de echarse la bolsa a la boca. La masticó rápidamente para romper el delgado plástico permitiendo que el polvo se disolviera con su saliva. Su boca se lleno del amargo sabor del veneno. Mientras que Ifa se levantaba para ayudar a Kinich, que la jalaba hacia él. Sin embargo, antes de poder hacer algo la joven comenzó a convulsionarse.
"¿Convulsiones?" se preguntó en voz alta Kinich, quien sin pensarlo más empujó a Ifa hacía atrás. Ya que no estaba seguro de lo que estaba pasando. De fondo solo se podía escuchar como la joven se retorcía en piso, acompañado de un fétido olor y el sonido de algo disolviendose.
"No te acerques, creo que ingirió veneno" dijo Kinich después de alejar a Ifa de la joven. Pasaron algunos minutos y el incesante ruido de las convulsiones, arcadas y tos se detuvo. Así que Kinich encendió la luz y ambos miraron con horror como la joven había quedado deshecha sobre su vomito. Ya que lo que sea que había ingerido le quemó el cuerpo como ácido. El sonido de algo disolviendose aún podía escucharse, pero ambos estaban tan impactados que ninguno se atrevió a moverse.
"Creo que lo que ingirió, era el veneno especial de Dottore" dijo Kinich serio, Ifa sentía náuseas tras ver la cruda escena. El pelinegro no dijo nada, ya que ya había visto algo similar durante su encierro. Suspiró antes de caminar hasta el cuarto para tomar dos sábanas. Una la uso para tapar el destrozado cadáver de la espía "Será mejor que nos vayamos, ya no podemos hacer nada más por ella" mencionó Kinich frustrado e Ifa asintió comenzando a recoger las fotos, documentos y libretas, para no pensar en lo que acababan de ver. También agarró la radio que parecía apagada, ya que no hacía ningún ruido.
Mientras tanto, Kinich uso la otra sábana en la barra de la cocina, para guardar todos los enlatados que pudo hallar y también tomó uno de los garrafones de agua.
"Tengo todos los papeles así que podemos irnos" dijo Ifa con extrañeza, sin realmente mirar a Kinich. Debido a que se sentía raro por ignorar todo lo que había pasado en aquel apartamento. El pelinegro suspiró cansado y asintió, tomando la sábana llena de enlatados mientras Ifa cargaba el garrafon. Kinich se asomó y al no ver a nadie en el pasillo ambos regresaron a su departamento, después de cerrar con llave el otro.
Ajaw maullo desesperado, estaba muy emocionado por verlos de nuevo. Así que saltó por todos lados antes de restregarse en las piernas de ambos e Ifa dejo el garrafón sobre el suelo, mientras ponía la radio y los documentos sobre la barra. Luego cargó al minino y se sentó en el sillón para acariciarlo. Necesitaba un momento para digerir todo lo que habían visto en tan pocas horas.
El pelinegro miró ligeramente preocupado a Ifa, pero no había tiempo que perder. Así que dejó la sábana llena de enlatados en el suelo. Tomó las fotos y libretas de Roy, respiró profundamente para luego entrar al cuarto. El hombre parecía aburrido, ni siquiera se había movido un poco desde que se fueron. Eso molesto a Kinich, aunque mantuvo la calma. Le quitó la mordaza, la venda y los tapones de los oídos, para comenzar con el interrogatorio. El hombre le sonrió cínico.
"Hola pequeño ¿Terminaste de jugar?" dijo Roy con una ligera risa. Aunque su sonrisa se borró al ver que Kinich tenía sus libretas y fotos en manos "¡No tienes derecho a tomar eso!" exclamó Roy moviéndose furico en un intento por atrapar al pelinegro, solo se detuvo cuando sentía que el aire comenzaba a faltarle. Kinich suspiró molesto y le dio una fuerte cachetada que le volteó el rostro a Roy.
"Cállate" dijo Kinich con frialdad. El hombre tan solo se rio disfrutando de la cachetada. El pelinegro lo ignoró y mejor dijo "Háblame de las fotos. ¿Para qué son y porqué las tomaste?" preguntó mostrándole las fotos.
"¿No es obvio?. Son rutas alternas a los criaderos o a las viviendas de los heraldos. Creí que alguien cómo tú descifraría esas cosas" dijo Roy aburrido. Kinich se molesto, pero no quería pelear con él "¿Trafican personas a través de la casa de citas?" preguntó con interés.
"Sí, es la entrada mejor escondida que tenemos aquí. La mayoría de los que trabajan ahí son unos degenerados, así que es fácil convencerlos de trabajar para nosotros" dijo Roy sin remordimiento alguno.
"¿Porqué este era su objetivo?" preguntó el pelinegro serio. Roy parecía querer hacer una broma, pero se detuvo mirando la foto con odio.
"Ese ya no es un objetivo. Hace un mes destrozamos el lugar buscando respuestas" dijo Roy tranquilamente, Kinich no hizo ninguna expresión en particular y guardo la foto para no parecer preocupado. Pero por dentro estaba destrozado, ya que no sabía si Mualani y Kachina estaban bien "No había nada ahí, esa maldita mujer ya había desaparecido cuando llegamos. Se llevó todo y nos condenó al olvido" dijo frustrado mirando hacia el techo "Pero... Luego te encontré a ti. Llegaste a mí como la pieza final del rompecabezas que debía armar" dijo Roy mientras lo volteaba a ver con una gran sonrisa "Y ahora, el amo Dottore vendrá por ti" mencionó y comenzó a reírse.
"¿De qué hablas?" preguntó Kinich con el ceño fruncido. La piel se le habia puesto de gallina, al sentir un horrible escalofrío.
"Que el amo Dottere envío a alguien a buscarte. Ya sabes... Para llevarte de regreso. A ti y a ese otro hombre" le dijo disfrutando de la cara de incertidumbre de Kinich "No planeaba entregarte si te divertías conmigo, pero preferiste pasar la noche con alguien más. Así que ahora ellos vendrán por ti" reiteró Roy, soltando otra carcajada feliz de ver la desesperación en los ojos de Kinich. El pelinegro se levantó de golpe mareado, no estaba listo para esa información " Sabes... El nuevo criadero no esta a más de un día de aquí. Así que no tardaran en llegar aquí" dijo Roy con una cruel sonrisa "Y recuerda... La puerta frontal no es el único método para entrar aquí" dijo el trigueño y volvió a reírse como maníaco. En ese momento, Ifa abrió la puerta mirando con preocupación a Kinich.
"Debemos irnos" dijo el moreno preocupado con la radio en la mano.
"Llegaremos en una hora, repito llegaremos en una hora. Te vemos en la casa de citas" se podía escuchar a través de la radio. El hombre seguía riéndose sin parar, así que Kinich volvió a darle otra cachetada para que se callara. Ifa se alegró de que Kinich golpeara al hombre. Aunque no pudo evitar preocuparse al ver que el pelinegro parecía temblar asustado. Sin embargo, prefirió salir para comenzar a guardar los enlatados.
"¡No huyan malditos cobardes, deben esperar aquí! ¡Malditos cobardes regresen!" gritó Roy intentando detenerlos, pero Kinich ya había cerrado la puerta de habitación. Así que rápidamente ayudo a Ifa a guardar las provisiones. Rellenaron el bidón hasta el tope y guardaron sus armas. Kinich tomo la pequeña mochila, los rifles y el bidón. Ifa cargó la mochila grande, sacó los conejos del refri y cargó a Ajaw. Ambos se voltearon a ver antes de salir y cerrar la puerta detrás de ellos.
Bajaron las escaleras con rápidez las escaleras y al salir, se encontraron con calles transitadas por todo tipo de personas. De hecho, muchos los miraron con interés al ver sus armas y cosas, pero no tenían tiempo de lidiar con ellos. Así que caminaron con prisa entre las calles, cuidándose de los tipos que les pisaban los talones. Los cuales se pelearon con otro grupo que de igual forma los perseguía, así que se escurrieron entre callejones para llegar al gimnasio/establo. Ni Kinich, ni Ifa sabían si alguno de sus perseguidores era de los inmunes, pero no se detuvieron a comprobarlo. Cuando por fin entraron al gimnasio, ambos soltaron un suspiro de alivio cuando se encontraron con uno de los guardias del día anterior.
"Buenas noches. ¿Ya se van?" les preguntó el hombre tranquilamente. Kinich asintió "Que bueno, porque con la cara que tienen, su mascota, sus provisiones y armas, son un blanco valioso para la gente de aquí" dijo el hombre mientras negaba con pesar "Puedo escoltarlos a la puerta, ya que de seguro Roy anda perdiendo el tiempo en algún lado con Margarita" dijo el hombre con molestia, lo que los tranquilizó un poco. Aunque de igual forma no podían confiar del todo en él "Muchachos pueden traerles sus caballos, por favor" pidió en voz alta el hombre y las personas que los recibieron el día de ayer asintieron "Espero que el apartamento estuviera bien. Las goteras del 5 son un infierno. Hacen que el frío se cuele y que haya moho" les dijo el hombre con disgusto en la cara, mientras esperaban sus caballos. Tanto Kinich cómo Ifa asintieron fingiendo que habían estado ahí "De no ser porque Roy y Margarita se adueñaron del primer piso, ustedes podrían haber estado ahí" dijo el hombre con molestia. Lo que de cierta forma los sorprendió a ambos.
'Por eso nadie fue a ver el alboroto que causaron' pensó Kinich, dándose cuenta que no había sido casualidad que nadie hubiera intervenido en el alboroto que causaron.
"Es mejor a dormir en la calle, señor" dijo Ifa educadamente. El hombre se rio y asintió, sin darse cuenta que ambos estaban impacientes esperando por los caballos. En especial, porque lo más seguro es que ya había pasado una media hora desde que salieron de los departamentos. Esperaron durante una "eternidad" a que sus caballos estuvieran listos y en cuanto los recibieron. Ambos amarraron sus cosas a los caballos rápidamente. De hecho el hombre les ayudo a amarrar el bidón y la mochila al arnés, después de que Ifa se negara a intercambiar el arnes por una silla. Ya que una silla era más peso para el caballo, por lo que, lo agotaría con mayor facilidad.
"Si estás listos, siganme. Caminen rápido y no se detengan" dijo el hombre y jaló su caballo a afuera del gimnasio. Ellos lo siguieron jalando también a los caballos "En cuanto me vean subir súbanse a los caballos para evitar que les roben sus cosas" dijo el hombre, caminaron con rápidez y en cuanto entraron a la calle principal mientras entraban en la calle principal. El hombre se subió a su caballo, seguido por Ifa y por último Kinich. Sin voltear a ver si lo seguían el hombre hizo trotar al caballo, obligando a la gente a apartarse del camino. En poco tiempo llegaron a la puerta por donde habían entrado.
"Listo. Buen viaje" les dijo el hombre tapándolos con su caballo para evitar que la gente siguiera viendo curiosa.
"Sus tarjetas, por favor" pidió el vigilante de la caseta, ambos se las entregaron, el hombre las marcó y luego de entregárselas les abrió la puerta.
"Tenga. Gracias por escoltarnos hasta aquí" dijo Ifa mientras le entregaba los conejos al hombre en el caballo.
"Muchas gracias. Esta noche tendremos algo delicioso de comer. Si vuelven a ver a Conrad, salúdenlo de mi parte" dijo el hombre con una sonrisa. Ambos asintieron y por fin salieron. Todos los guardias agitaron sus manos a forma de despedida, agradecidos por los conejos.
Ifa encendió la luz en su sombrero, mientras que Kinich sacó el mapa de uno de sus bolsillos y lo observó con atención. Lo mejor era desviarse un poco para evitar encontrarse con los inmunes.
"Por aquí" le dijo Kinich a Ifa y cabalgo lejos de la vista de la zona segura. Lo mejor era alejarse lo más que pudieran de ahí. Se fueron por la derecha siguiendo el camino al lado del puente. Hasta que entraron en una de las calles, las cuales se veían más desoladas, pero limpias tras la tormenta. Aunque tuvieron que adentrarse más de lo que Kinich esperaba en una zona comercial. Lo que los hizo estar atentos a ver si había infectados en la cercanía. Tal vez había esquivado una bala huyendo de los inmunes, pero aún quedaban los olvidados, mutados e infectados.
Ifa no tenía ni idea de cuanto llevaban cabalgando, solo sabía que parecía que iban a la deriva. Porque Kinich daba demasiadas vueltas en estrechas y oscuras calles. Lo peor es que no parecía que fuera amanecer pronto. Los altos edificios, se quedaban atrás para darle paso a pequeños negocios y casas antiguas. Esa parte de la ciudad se veía más siniestra, ya que muchas de las propiedades tenían símbolos extraños pintados en la fachadas. Junto con restos humanos y animales frente a cada una de ellas.
"Apaga la luz" le dijo Kinich cuando su caballo se detuvo y alzo las orejas. El de Ifa hizo lo mismo, ambos movieron las orejas en distintas direcciones. Así que el moreno apago su luz. Ajaw soltó un pequeño maullido, lo cual era extraño. Se escucharon unos pasos y al final de la calle, las luces de una especie de iglesia se encendieron a unos metros frente a ellos. Mostrando una persona crucificada de forma inversa.
"Kinich" lo llamó Ifa mirando como algunas personas bloqueaban el camino al final de la calle y también la salida de esa calle frente a ellos. Parecían entonar una especie de canción, lo que le puso la piel de gallina a Ifa. El pelinegro saco uno de los rifles y al ver por la mirilla, pudo observar que las personas usaban cortinas o manteles como ropa. En la mano traían palos de escoba afilados como lanzas y tenían extrañas lesiones en la piel.
"No estoy seguro, pero creo que tienen lepra o alguna extraña mutación en la piel" susurró Kinich mientras veía como los que estaban en frente comenzaban a caminar hacia ellos. De la nada uno de los que caminaba hacia ellos, lanzó el palo que cayó, a un lado del caballo de Ifa, asustandolo. El moreno lo tranquilizó y sin dudarlo más, también sacó el rifle. Era matar o morir una vez más, así que sin esperar a Kinich, comenzó a disparar. La primera bala derribo al hombre que los había atacado.
El pelinegro miró con sorpresa a Ifa, antes de ver como las demás personas gritaban y comenzaban a correr hacia ellos. El moreno no tenía miedo por lo visto, ya que encendió la luz de su lámpara. Recargó el rifle y espero a que se alinearan las personas para derribar a tres con una sola bala. No mato más que al primero, pero al menos dejo malheridos a los otros dos. Kinich guardo su rifle después de hacer lo mismo que Ifa. Amarró a Ajaw a su pantalón para evitar que el felino se cayera.
"¡Sígueme!" le gritó Kinich a Ifa antes de hacer que su caballo avanzara. Sacó la glock y comenzo a le disparó a un par de los que se acercaban cada vez más a ellos. Ifa también les disparo y ambos huyeron por un pasillo entre las cazas. Ifa utilizó su última bala para derribar al que iba hasta en frente, que sirvió de obstáculo para los demás que cayeron unos sobre otros desesperados por alcanzarlos. Tanto que las extrañas formaciones en su piel se estiraron para intentar atrapar al caballo de Ifa, quien veía asqueado como la piel se deformaba en pequeños brazos y manos.
"¡Cuidado la izquierda!" escuchó gritar a Kinich, quien hizo girar a su caballo a la derecha para evitar al grupo a su izquierda. Ifa tuvo que patear a uno de ellos para evitar que atacara a su caballo, aunque eso casi lo hizo caer. Kinich se dio cuenta de que Ifa estaba a punto de caerse, así que redujo la velocidad de su caballo y jaló a Ifa del pantalón para ayudarlo a sentarse de forma estable sobre el caballo. Antes de que llegarán a otra pared de humanos Kinich e Ifa giraron a la izquierda alejándose de los extraños. El pelinegro estaba desesperado por hallar un camino, tanto que si no fuera porque su caballo se detuvo ambos abrían caído en una zanja llena de cadáveres. La cabeza le dolió a Kinich, ya que no sabía que camino tomar. Quería quedarse ahí a pensar, pero no hubo tiempo, ya que de unas casas cercanas comenzaban a salir personas cuya piel colgaba de formas extrañas. En ese momento, recordó las fotos de los experimentos de Dottore.
'Tal vez este es uno de sus criaderos' pensó asustado. Debido a que la piel de las personas se movía como si estuviera viva 'Yo pude haber terminado aquí' se dijo así mismo mirando a lo que solía ser un grupo de personas. Su piel parecía buscarlos como si fueran alimento.
Ifa no sabía qué hacer, ya que por más que llamaba a Kinich este no parecía responder. Así que no tuvo más remedio que arrebatarle las riendas del caballo al pelinegro. Con cuidado hizo trotar a su caballo para que pudieran alejarse de aquellos mutados, ya que estaba seguro que habían dejado de ser humanos por la forma en que se quejaban. Él no sabía para donde ir, pero lo mejor era alejarse de ahí, en especial porque incluso Ajaw parecía asustado de las extrañas creaturas.
Chapter 11
Notes:
Perdón por la tardanza. ¡Feliz lectura! :]
Chapter Text
Ifa guío a los caballos entre las estrechas y oscuras calles hasta que el sonido de alarmantes alaridos cesó por completo. No tenía ni idea de cuanto habían avanzado, pero al menos logró que se alejaran de aquel siniestro lugar.
La ironía es que habían terminaron frente a un enorme y lúgubre cementerio. Curiosamente este estaba desierto, no parecía que hubiera alguna alma vagando en la cercanía. De hecho, no parecía que alguna persona o criatura viviera ahí. Acercó su caballo hasta el lugar y miró entre los barrotes. El pasto estaba crecido, pero aún había un pequeño camino pavimentado dentro del cementerio. Con alguna que otra grieta, ya que las raíces de flores y árboles lo habían levantado, debido a que la naturaleza había reclamado gran parte del lugar. Porque las tumbas estaban llenas de enredaderas y la vegetación de los árboles era abundante.
"Si cruzamos por aquí estaremos a unos minutos de una vieja zona de camping" dijo Kinich serio. Parecía más tranquilo, pero aún tenía esta aura pesada alrededor de él. Ajaw se miraba muy estresado, ya que sus orejas y cola aún indicaban que seguía temeroso. Ifa suspiró y con cuidado de no soltar las riendas (por mucho tiempo) se bajo de caballo. Amarró ambos a uno de los barrotes de la reja y luego se acercó al pelinegro.
"¿Puedes prestarme a Ajaw un momento?" preguntó Ifa en voz suave. Kinich miró al minino y se sintió mal por haberlo asustado al punto en que el gato estaba aferrado a la silla del caballo.
"Voy" dijo Kinich y con suma delicadeza desprendió las garras de Ajaw de la silla, lo desengancho de su pantalón y se lo entregó a Ifa. Quien se encargó de revisarle las patas, los ojos y la cabeza, todo parecía estar bien. No tenía ningún golpe o herida visible, así que con precaución lo dejó sobre el piso. El gato intentó huir, pero sus patas estaban tan débiles que solo dio unos pasos antes de caer de sentón sobre el suelo.
'Debió haber usado toda su fuerza para agarrarse de la silla' pensó Ifa mirando como el gatito temblaba. Preocupado intentó volver a cargarlo, pero Ajaw le soltó un arañazo y bufo para hacerle saber que no se sentía cómodo con eso. Lo que hizo que Ifa le diera su espacio, ya que no quería estresarlo más.
Kinich bajo de su caballo rápidamente. Estaba preocupado por Ajaw y quería impedir que este fuera a huir del lugar. Tanta era su preocupación, que no se dio cuenta que sus piernas estaban igual de débiles que las del gato, por lo que termino de rodillas sobre el suelo. Una vez más se halló asimismo temblando al sentirse impotente y enojado consigo mismo. Apretó los puños y agachó la cabeza conteniendo las lágrimas que querían fluir.
Ifa miró a Ajaw, para luego ver a Kinich quien parecía estar frustrado. Al verlos en aquella situación, supo que necesitaban descansar. Aunque no en ese lugar, ya que estaban muy expuestos a un ataque y había pocas rutas de escape. Por lo que, recargó su arma y fue abrir la reja del cementerio. El viejo metal rechinó de forma aguda, lo que asustó a algunas aves en los árboles de ese lugar. Ver animales vivos era una buena señal, así que se tranquilizó porque sabía que no había peligro inminente (al menos, por el momento). Miró a su alrededor una última vez y al no ver nada raro regreso a ver al pelinegro y al minino. Ajaw había camido hasta estar frente a Kinich, quien lo acariciaba para distraer su mente. Ifa sonrió con alivio al ver a ambos más tranquilos y se acercó lentamente para no perturbar el momento.
"Lamento interrumpir, pero creo que debemos encontrar un lugar para descansar por hoy" le dijo Ifa a Kinich mientras se agachaba y estiraba su mano. El ojiverde lo miró molesto al inicio, pero luego se resignó y tomó su mano. Ifa le sonrió en su mente a Kinich mientras lo ayudaba a levantarse, incluso le sacudió la tierra del pantalón antes de agarrar a Ajaw. El gato ronroneo en los brazos de Ifa, ya no se sentía en peligro, por lo que recuperó un poco de fuerza y se dejo mimar por unos momentos. Después de rascarle un poco el lomo a Ajaw, Ifa se lo dio a Kinich. El pelinegro lo recibió tranquilamente y lo volvió a acariciar. Ifa sonrió suavemente ante la escena, para luego alejarse y desamarrar a los caballos "Hay que seguir avanzando" dijo Ifa indicando con su cabeza que lo siguiera y caminó un poco. Aunque se detuvo a esperar a que el pelinegro lo siguiera.
'Creo que será mejor dejar a Ifa y a Ajaw en la primera zona segura que encontremos. No quiero que sigan cargando conmigo' pensó Kinich con un poco de culpa. Soltó un suspiro y camino lentamente hasta ponerse al lado de Ifa, quien le sonrió de forma casi imperceptible antes de avanzar por el camino de piedra.
Cruzar el cementerio fue sorprendentemente sencillo. Aún cuando caminaban en la oscuridad se podía sentir la paz que había en ese sitio. Que ahora, más que ser un cementerio parecía un bosque. Esa breve paz, ayudó a todos a respirar aire fresco y a tranquilizarse. Después de todo, ya habían visto demasiadas atrocidades por ese día, así que era sencillo que un lugar oscuro y solitario se convirtiera en uno reconfortante. Al llegar a la salida de dicho lugar, ambos se hallaron entre amplias mansiones. La mayoría habían sido vandalizadas y algunas tenían restos en descomposición. Otras eran la prisión de infectados los cuales solo chocaban con los muebles y se comían entre ellos.
"Mejor hay que subirnos a los caballos" dijo Ifa mirando con atención las casas que estaban "llenas" de infectados. Solo una rejas o bardas los separaba de ellos. Kinich asintió y le entrego a Ajaw para treparse al caballo. Luego Ifa le regresó al minino y también subió a su caballo.
Kinich recargó y guardó su glock antes de observar con atención el mapa. Rápidamente identifico el caminó a una zona amplia de camping.
'Podría ser un refuigio temporal, espero que no haya gente ahí' pensó preocupado y luego le indicó a su caballo que caminara. Ifa lo siguió de cerca, todo el tiempo mirando hacia las casas.
Avanzaron lentamente por la larga cuadra, hasta que Ifa notó por el rabillo del ojo a una persona oculta entre los arbustos de una de las mansiones. Sin decir nada aumento el paso, Kinich lo miró confundido, pero igual lo siguió. Ifa ya no quería seguir peleando, así que lo mejor era irse de ahí pacíficamente.
"¡Esperen, llévennos con ustedes!" gritó una adolescente saliendo de los arbustos desesperada. Ifa y Kinich voltearon a verla, a lo lejos se escuchaba que varios de los infectados (cerca de la zona) comenzaron a pegarle a las barras y bardas. La joven se veía mal, estaba desnutrida y con la ropa rota. Detrás de ella, salió un pequeño niño que se aferró a sus piernas. El duo se volteó a ver, ambos tenían la misma expresión de preocupación.
"Podemos dejarlos en un campamento independiente u otra zona segura" dijo Kinich mirando como ambos niños estaban desesperados. Ifa asintió, estaba sorprendido por la respuesta del soldado. Pero no había tiempo que perder, así que ambos se acercaron a los niños y se bajaron con cuidado de los caballos. La joven se asustó al ver las armas que tenían, se tiró al suelo y ocultó con su cuerpo al niño.
"Por favor, no nos hagan daño" pidió asustada. Kinich suspiró y puso frente a ella a Ajaw, el minino maullo llamando la atención de la joven. La cual alzó la mirada y miró impresionada al gato. Debido a que no era común ver animales domésticos en tan buen estado. Sin poder evitarlo, el pequeño que se ocultaba bajo su cuerpo también observó al gato y rio al ver que Ajaw comenzaba a acicalarse.
"Pueden acariciarlo si quieren" dijo Kinich tranquilo al ver que Ajaw dejó de acicalarse y sintió curiosidad por los desconocidos. Acercándose a oler la mano que la joven estiró. Al no sentirse en peligro Ajaw rozó su cabeza contra la áspera palma. La adolescente contuvo una risa de alegría y con mucho cuidado acarició al gato. Tras comprobar que el animal no había reaccionado mal al contacto, dejó que el niño lo tocará también.
"Cuidado con sus bigotes y orejas. No le vayas a jalar el pelo" susurró la joven y el niño asintió. La escena era tan conmovedora que incluso hizo sonreír al pelinegro. Pero el momento fue arruinado cuando todos escucharon golpes más insistentes en una de las bardas cercanas.
"Es hora de irnos" dijo Ifa y Kinich asintió. Ambos les dieron sus chamarras a los niños y los ayudaron a subirse al caballo ensillado. Era mejor hablar con ellos luego de alejarse.
Ifa le indicó a la joven cómo debía agarrarse de la silla y le dijo al niño que tuviera cuidado de no soltarse de su hermana. Los dos asintieron sintiendo alivio de que ni Ifa, ni Kinich los habían lastimado. "Sube al caballo" le dijo Ifa a Kinich, mientras le indicaba al caballo que doblará la pata para ayudar al pelinegro a tener un punto de apoyo. Técnicamente sí podrían subir ambos, pero Ifa no quería agotar o lastimar al caballo, ya que aún tenían un largo viaje por delante.
Kinich iba a protestar, pero se quedó callado cuando Ifa lo tomó por la cadera y prácticamente lo impulsó a subirse al caballo. "Hazte un poco para atrás y con tu espalda baja vas a seguir los movimientos del caballo. Trata de seguir su ritmo para evitar lastimarlo" explicó el morenoz para luego agacharse por Ajaw y entregárselo al ojiverde. Revisó una última vez que los niños estuvieran bien sujetos. Tras ver que así era, tomó las riendas y caminó rápidamente para alejarse de ahí. Tratando de igualar el paso del caballo de Kinich.
Kinich miraba molesto el camino. Ya que el hecho de que Ifa lo cargará de esa forma lo había dejado sin palabras. Era un tipo de confianza que no creía haberle dado al veterinario. Comprendía que Ifa lo había hecho por la urgencia y no con dobles intenciones, pero aún así, se sentía demasiado personal. Sin embargo, eso no era motivo suficiente para reclamarle. En ese momento debía centrarse en buscar un lugar seguro para descansar.
"Me llamo Yumi y este es mi hermano San. ¿Cuáles son sus nombres?" preguntó la joven curiosa, después de que se alejaron del incesante ruido provocado por los infectados.
"Me llamo Kinich y él es Ajaw" se presentó el pelinegro, para luego señalar al minino en sus piernas.
"Yo soy Ifa" dijo el moreno volteando hacia atrás por un momento y moviendo su sombrero a forma de saludo.
¿De donde vienen ustedes?" preguntó la joven curiosa, mirando a Kinich. Así que el pelinegro se sintió obligado a responder.
"No estoy seguro, nos perdimos un poco huyendo de unos mutados" mencionó Kinich intentando ubicar en el mapa el lugar de donde habían escapado.
"Creo que venimos de lugares similares" dijo la joven con tristeza "Nosotros vivíamos con mis padres dentro de un campamento, pero un día un hombre llegó prometiendonos la cura para la infección. Todos fuimos demasiado ingenuos y lo seguimos..." dijo con la mirada rota, apretando la silla con fuerza.
"¿Por casualidad... El nombre de ese hombre era Dottore?" preguntó Kinich con cuidado de no poner más frágil a la joven. Ella asintió lentamente, y con una de sus manos acarició los brazos de su hermano, quien la había apretado con fuerza. 'Así que sí era un criadero' pensó Kinich decepcionado, intentando mantener la calma.
"La primera semana en ese lugar, todos fuimos vacunados y una gran parte de nuestros amigos murieron. El hombre decía que ellos no habían sido elegidos por Dios, así que murieron" explicó dolida mientras las lágrimas corrían por su rostro. Al parecer necesitaba que alguien la escuchara, así que el duo presto sus oídos "Mis pa-d... Mis padres fueron los primeros en convertirse en monstruos" dijo conmocionada, la voz le temblaba y más lágrimas corrieron por su rostro "Ellos perdieron la consciencia y su piel se aflojó al punto en que se volvieron grandes masas de extremidades. Al inicio el doctor estaba fascinado, pero al ver que estás no se podían replicar de una forma normal. Obligó a hombres y mujeres a reproducirse con ellos. Solo los más fuertes salieron vivos de ahí..." dijo reviviendo el horror de aquellos días y se soltó a llorar un poco.
Tanto Kinich cómo Ifa se detuvieron preocupados, incluso Ajaw miró a la joven de la misma forma. Kinich se quitó la mochila en su espalda (con cuidado de no aplastar al minino), sacó un poco de papel, unas barritas y pequeños jugos, que había robado de la casa de Roy.
"Ten. Coman con cuidado" dijo el pelinegro mientras les abría las barras de cereal y le entregaba el papel. La joven tomó las barras con ilusión, le dio una a su hermano y continuó llorando mientras comía la barra, secando sus lágrimas con el papel. Cuando ambos se terminaron las barritas, Kinich les entregó los jugos. Al parecer llevaban un tiempo sin probar azúcar, porque ambos sonrieron felices al probar los jugos. Cuando se los terminaron, Kinich tomó su basura y la hecho en una bolsa de plástico dentro de la mochila. Ifa no pudo evitar ver de reojo a Kinich con una sonrisa, antes de que continuar avanzando en silencio.
"Mi hermano y yo, servíamos a las embarazadas. Recuerdo que a la mayoría de ellas las vacunaron en tres fases: antes, durante y después del embarazo. Muchos bebés nacieron con la mutación, pocos sobrevivieron. Algunos fueron llevados a otro laboratorio para estudiar las propiedades de su piel" explicó la adolescente más tranquila que antes "Yo estaba en edad para comenzar a tener bebés con los monstruos, pero hubo un brote violento entre los hombres. Durante ese caos, muchos de ellos devoraron a niños y adolescentes, lo que provocó que el doctor perdiera el interés y terminara por abandonarnos" dijo con coraje y decepción. "Después de eso, la mayoría se volvió loco y tuvieron más hijos entre ellos. Yo no quería tenerlos, así que mi hermano y yo huímos. Llevabamos más de un año lejos de ahí, aunque nos quedamos en esa zona porque en varias de las casas había comida suficiente. Al menos, hasta hace unos días..." explicó la joven con la cabeza baja.
Ifa y Kinich no podían más que imaginarse el horror de vivir en esa situación. En especial, porque de no haber escapado ella ya estaría muerta o embarazada.
'Ambos deben ser inmunes' pensó Kinich intrigado, ya que ninguno tenía esa extraña consistencia elástica en la piel. Suspiro, decidiendo que no se concentraría en eso. Así que mejor le pidió a Ifa que girara a la derecha por un angosto camino. Pronto llegarían a la zona del bosque, y ahí buscaría un claro para poner la casa de campaña.
La oscuridad era predominante dentro del bosque, debido a que la mayoría de los árboles tapaban la poca luz que producía la luna. Ifa tuvo que concentrarse en ser cuidadosocon donde pisaba, ya que el terreno era inestable en ciertos puntos.
Mientras tanto, Kinich buscaba un buen lugar para descansar, al no encontrar uno adecuado, continuaron avanzando. Desde su punto de vista, lo más practico era acercarse a un río. La mayoría de los campamentos optan por quedarse cerca de uno, por lo que esperaba que pudieran encontrar uno seguro para los niños. Aún faltaban algunas horas para que pudieran llegar hasta el río, así que Kinich decidió que lo mejor era poner la carpa en el pequeño claro que hallaron a su izquierda.
"Hay que descansar ahí" dijo Kinich y avanzó hasta el espacio libre. Una vez ahí, sostuvo en su brazo a Ajaw y bajó con cuidado del caballo. Amarrándolo cerca de la hierba, para que pudiera pastar si lo deseaba. Luego dejó en el suelo a Ajaw, quien de inmediato se estiró entre la hierba y se echó. Kinich lo miró con alivio, mientras desamarraba la mochila grande del caballo y sacaba la tienda de campaña.
Ifa siguió al pelinegro y amarró el otro caballo junto al de Kinich, para poder ayudar a los hermanos a desmontar. Los cuales agradecieron en un susurró, mirando a ambos hombres con curiosidad. Ifa le quitaba la silla al caballo para que pudiera estar más cómodo. Hizo lo mismo, pero con el arnés del otro caballo. Poniendo el bidón de agua sobre la mochila. Mientras que Kinich armaba la carpa con gran rápidez, de hecho le era más sencillo que hacer una con lo que tuvieran a la mano, como había hecho varios años atrás cuando aún era soldado.
Los hermanos no se quedaron quietos, juntaron ramitas y piedras del suelo para comenzar a construir una fogata mientras esperaban a que los adultos les indicaran que hacer.
"Vigilare primero" le dijo Ifa a Kinich, con las mantas y almohadas en sus brazos. Las cuales dejó dentro de la carpa cuando el pelinegro terminó de armarla. El pelinegro no dijo nada, solo recogió algunas hojas secas y las puso entre la construcción que los hermanos habían hecho. Con un encendedor quemó un par, sopló con suavidad hasta que el fuego se avivó. Ambos niños reaccionaron felices al ver que su construcción sí había funcionado. Lo que hizo sonreír brevemente a ambos hombres.
Ifa sacó algunas latas de la mochila para que los niños comieran. Él no tenía hambre y al parecer Kinich tampoco, así que se sentaron lado a lado. Viendo como los hermanos daban pequeñas cucharadas a sus frijoles y compartían una lata de sardinas, dándole a Ajaw una que otra. También les dieron varios vasos de agua y luego de un rato de breve platica, sobre qué hacían Kinich e Ifa antes de la infección los hermanos comenzaron a quedarse dormidos.
Al notar esto, Ifa y Kinich les dijeron que podían dormir dentro de la carpa. La adolescente les agradeció, recibiendo solo una de las almohadas y mantas que el duo traía, ya que ella dijo que su hermano y ella podían compartir. Pese a que la platica había sido amena, la adolescente se puso nerviosa, porque eran dos niños contra dos hombres adultos. Si ellos decidían hacerles daño mientras dormían, no podrían hacer nada contra ellos.
Ifa entendió de donde venía esa cara de preocupación, así que salió de la carpa y comenzó a contarles una historia. A la mitad de esta Ajaw entró y se echó cerca del niño quien ya estaba dormido, lo que hizo que la joven se relajara hasta que se quedó dormida. Ifa se asomó y al verlos dormidos, los arropó con cuidado. Saliendo de la tienda, dejando medio abierta la cubierta de la misma para evitar que los niños se sintieran atrapados. A la salida pudo ver a Kinich recargado en un árbol, parecía estar dormido, así que tomó la otra manta y lo tapo.
El suave roce de la manta despabilo a Kinich, quien miró a Ifa con gran intensidad. Estaba molesto porque no le agradaban las atenciones que el veterinario tenía con él. En especial, porque sabía que en el futuro tendría que pagar por cada una de ellas.
Ifa se puso nervioso cuando su mirada se encontró con la de Kinich. El verde de su iris resplandecía en la tenue luz reflejando diferentes colores, como si fuera un vitral. La intensidad en su mirada lo hizo entrecerrar los ojos y tragar saliva. De repente se sentía sediento, sediento por probar y sentir, pero se detuvo al darse cuenta de su egoísta deseo. Así que se aclaró la garganta y de uno de sus bolsillos sacó una barra energética. Sonrió brevemente mirándola y la dejó sobre la pierna del pelinegro.
"Sé que probablemente no tengas hambre, pero al menos come algo" le dijo Ifa, apenas levantando las comisuras de los labios. Miró una última vez la cara de Kinich y se alejó para sentarse frente a la fogata (dándole la espalda a Kinich). Sacó otra barra y comenzó a comerla, mirando el fuego de la fogata arder. Pensando en que aún si el pelinegro no tuviera ojos tan irreales o rasgos tan particulares, él aún se hubiera sentido atraído por él. Ya que no era lo físico lo que lo hacía permanecer cerca de Kinich, sino todas las cosas que ocultaba. Era un misterio, uno que lo intrigada gran parte del tiempo. Aunque puede que la soledad esté hablando por él, tal vez lleva tanto tiempo sin compartir con alguien que su mente desea tener una conexión con alguien. Alguien que claramente no siente ningún tipo de atracción por él.
Kinich miró el alimento sobre su pierna, contemplando si comerla o no, al final sí la comió. Extrañamente, la barra le supo mejor con cada pequeño bocado que le daba. Cabe aclarar, que el alimento no era de un sabor distinto o especial, era exactamente igual a todas las demás barras, pero tal vez el gesto fue lo que mejoró su sabor. Aunque Kinich no pudo pensar más acerca de esto, ya que el cansancio le hizo cerrar los ojos y quedarse dormido bajo el calor que brindaba la manta.
Ifa también se sentía cansado, pero su mente estaba alerta. Así que aunque quisiera dormir no podría hacerlo, por lo que estaba atento a cada pequeño sonido extraño (la mayoría producidos por el viento). Dejó de ver el fuego y comenzó a observar a todos los lugares posibles, vigilando. Estaba en paz porque los caballos dormían tranquilos. Lo que para él era un indicativo de que no había movimientos de animales o infectados a su alrededor.
De cierto modo, tenía sentido que los mutados y animales no vagaran en esa zona. Ya que no había presas o comida, por lo que no tenía sentido quedarse en un lugar donde no podrían alimentarse. De por sí, los mutados no podrían sobrevivir en un entorno boscoso. Ya que el terreno era traicionero para los infectados qué prácticamente eran ciegos, por lo que era fácil que terminaran enredados en los árboles o cayendo por un acantilado, árbol caído o zanja.
'Ha sido una larga noche' pensó Ifa resignado. Ignorando que en pocas horas el sol saldría y el ambiente dejaría de estar tan oscuro.
Chapter 12
Notes:
Me tarde mucho en escribir este capítulo por falta de inspiración, pero al final creo que quedó bien.
Espero que les guste, feliz lectura <3
(See the end of the chapter for more notes.)
Chapter Text
Después de lo que parecieron horas, el sol se alzó iluminando el cielo. Los pequeños espacios entre las abundantes hojas de los árboles brillaron y alejaron ligeramente el persistente frío a su alrededor.
Ifa estaba agotado, pero extrañamente se sentía un tanto relajado. Habían sobrevivido a otra angustiosa noche en medio del bosque. En donde no se escuchaban gritos de dolor y el aire su alrededor no estaba infestado con la peste que dejan los muertos (y los no muertos). Sería un lugar ideal para vivir, pero por alguna razón las aves no cantaban para anunciar que un nuevo día había comenzado. Así que no estaban del todo seguros. Suspiró y se levantó, alejándose un poco del campamento para poder hacer sus necesidades con tranquilidad.
Al regresar, Kinich lo esperaba junto a los restos de la fogata. Tenía la glock en la mano y una mirada severa en el rostro. Ifa se sorprendió ante tal reacción, ya que no se había alejado tanto como para descuidar el campamento. Así que se acercó a una de las mochilas para sacar algo de jabón y una botella de agua. Se lavó rápidamente las manos, cuidando no desperdiciar más agua de la necesaria. Sintiendo la penetrante mirada del ojiverde sobre él. Dejó que la suave brisa secara sus manos y guardo la botella de agua en una de las amarras de los caballos. Buscó en las mochilas y tomó lo que creía que era mejor para comer. Con cuidado se acercó al pelinegro y se sentó a su lado, poniendo en medio de ellos las latas.
"Lo siento. Tenía que ir al baño" dijo Ifa mirando a los ojos a Kinich, quien asintió y guardo su arma. El veterinario no estaba seguro de porqué ver esa desconfianza lo había hecho sentirse decepcionado. Por lo que, tomó y abrío una de las latas de sardinas y le ofreció un poco a Kinich. Quien suspiro antes de sacar su tenedor y picar una de las sardinas. Ifa hizo lo mismo, solo que él se echó la sardina a la boca tan pronto como la tomó.
"Yo también me disculpo. Asumí que me avisarías si ibas a algún lado, así que..." explicó Kinich sin verlo a los ojos. Deteniéndose, antes de decir que se había preocupado al no verlo ahí. "Lo siento" dijo y por fin comenzó a comerse la sardina.
"Está bien. Yo también debí haber dicho algo" contestó Ifa tras tragar los restos de sardina en su boca. La disculpa aligeró un poco el pesado ambiente, pero aún con ella, Ifa se dio cuenta que el pelinegro seguía sin confiar en él. "¿Los despertamos?" le preguntó a Kinich, mirando la carpa en donde aún dormían los niños. El ojiverde negó suavemente y continuó comiendo. Ifa asintió, aún conservaba el amargo sabor de la decepción.
Pasaron unos minutos en un incómodo silencio, que fue interrumpido por Ajaw. Quien sacó su cabeza y con una de sus patas empujó ligeramente la tela para poder salir por el agujero. De inmediato, se puso frente a Kinich y maullo con fuerza para llamar su atención. El ojiverde se alegró de verlo, pero no lo demostró. Solo tomó la lata de las manos de Ifa para poner un par de sardinas sobre el suelo, que el gato comenzó a comer entusiasta.
En ese momento, Ifa se levantó para servirle agua al minino y sacó algunas cajas de jugo. Ajaw jugaba un poco con las sardinas antes de comérselas y le agradeció a Ifa con un maullido cuando este puso el tazón de agua fresca a su lado. El moreno le sonrió antes de volver a sentarse al lado del pelinegro. Quien miró curioso las cajas de jugo en las manos de Ifa, pero no dijo nada y lo espero para que pudieran terminarse el resto de la lata de sardinas. Tomando turnos para tomar un pez con su tenedor. Luego de que se acabaran esa, Ifa abrió una lata de frijoles y volvieron a repetir el proceso. No podían comer mucho más, ya que ahora tenían otras dos bocas a las cuales alimentar, pero era importante que comieran lo suficiente para aguantar el camino hacia el río. Cuando se acabaron los frijoles, Ifa abrió uno de los tres jugos y se lo ofreció a Kinich. El pelinegro iba a negarse, pero la mirada de Ifa decía que no estaba dispuesto a negociar.
'Tal vez se molesto por la forma en que reaccioné' pensó Kinich tomando la caja. "Gracias" susurró agradecido. Apagando sus pensamientos para poder saborear el artificial sabor a Uva. Había pasado un gran tiempo desde que había bebido algo similar, así que le fue agradable alejarse de los mismos sabores.
'Debemos olvidarnos del mal trago de hace unos momentos' pensó Ifa, mirando disimuladamente como Kinich disfrutaba del jugo. Se negó a hablar, ya que quería que el amargo sabor en su boca se fuera. Se distrajo recogiendo las latas vacías, que echó en la bolsa de plástico que usaron para la basura el día anterior. Al regresar, Kinich le dio el jugo, tal parece que también lo compartirían. Lo tomó con cuidado de no rozar sus dedos con los del pelinegro y miró el popote atento. El amargo sabor desaparecería bajo lo que parecía un beso indirecto. Estaba consciente de que Kinich no lo había hecho por eso, sino por el silencioso, pero mutuo consenso que tenían a la hora de compartir la comida. Así que sin más preámbulo se permitió disfrutar de ese momento, al menos hasta que su mal hábito de morder los popotes lo hizo batallar para beberse el jugo. Cuando se lo acabó lo aplastó y lo lanzó a la bolsa.
"Debemos llegar al río hoy, tal vez debamos cruzarlo" dijo Kinich mientras miraba el mapa y terminaba de anotar algunas cosas sobre él. Ifa asentía leyendo las cortas anotaciones. No paso mucho tiempo antes de que los niños despertarán. Ambos los saludaron y ellos regresaron el saludo. Ifa se ocupó ensillando a los caballos y amarrando sus cosas, mientras que Kinich les abría las latas de comida y les entregaba los jugos. Para luego recoger la tienda, que entre Ifa y él guardaron.
Los niños comían lentamente, mirando como Ifa y Kinich se movían en conjunto. Ajaw había desaparecido entre la hierba, probablemente para hacer del baño o cazar. Era difícil saberlo, pero el sonido de la hierba indicaba que no estaba tan lejos de ahí. Luego de que ambos niños terminaron, Ifa los ayudó a subir al caballo. También le mostró a Kinich como hacer que el caballo subiera la pata, la cual uso para treparse. Ifa llamó a Ajaw, quien regreso corriendo y que el moreno tuvo que atrapar para evitar que se fuera de nuevo. Se lo entregó a Kinich quien había puesto una de las mantas entre sus piernas para evitar que fuera a rasguñar al caballo. Después de que verificaron que no olvidaban nada comenzaron su viaje hacía el río.
El camino se hacía cada vez más traicionero, pero el caballo gris parecía estar acostumbrado a andar por pasajes similares. Ya que aunque seguía a Ifa, también lo detenía en algunos lugares y le sugería sutilmente rutas alternas.
'Tal vez lo críaron en las montañas' pensó Ifa al ver que no le tenía miedo a avanzar en un terreno cambiante.
Gracias a la clara guía, Kinich pudo seguirlos con facilidad. Aunque la espalda baja comenzaba a dolerle, era incómodo cabalgar sin silla. En especial, porque el camino no era plano. Sin embargo, debían continuar antes de que la luz se fuera. Fue así que descendieron entre rocas, musgo y hierba. Ifa tuvo cuidado de ver que no se acercaran a la hiedra venenosa que crecía a lo largo de algunos senderos.
Fue complicado llegar a la orilla del río, pero después de un par de vueltas y de algunas canciones que los niños les habían cantado para animar el ambiente, el sonido de agua corriendo los recibió. Frente a ellos había un río con agua cristalina. Los niños miraron asombrados la pequeña cascada que se formaba a la su izquierda. Así que Ifa se apresuró a ayudarlos a bajar del caballo. Kinich también se bajó del suyo y soltó a Ajaw, quien corrió a beber agua del río. Los niños lo siguieron alegres, Yumi se dobló el pantalón y también dobló el de su hermano. Luego ambos se quitaron los viejos zapatos, junto con sus rotos calcetines y caminaron hasta meter los pies.
"¡Está helada!" exclamó el pequeño San, brincado un poco en la orilla. Su hermana Yumi se río, se agachó para lavarse la cara y con un pequeño pañuelo que tenía en su bolsillo le limpio la cara a su hermano. Deseaba bañarse para quitarse toda la suciedad, pero era consciente de que Ifa y Kinich estaban ahí, así que no lo hizo. En especial, porque aún desconfiaba de ambos.
Ifa miró a los niños con una sonrisa antes de soltar al caballo gris, que de inmediato se acercó a beber agua. Ayudó a Kinich a quitarle la mochila y el bidón al otro caballo, que también se acercó a la orilla a para beber agua.
"Podríamos pescar algo para la cena" dijo Ifa en voz alta. Kinich a su lado asintió, así que sin perder el tiempo, ambos se acercaron al río e hicieron lo mismo que los niños. La diferencia es que se alejaron de los niños y los caballos para buscar en la cercanías peces. No tardaron mucho en meterse al agua, de hecho el primero en atrapar un pez fue Kinich. Estaba acostumbrado a hacer eso así que no le costó trabajo atrapar uno que otro, que así como sacaba se encargaba de dárselos a Ifa. Quien lo miraba asombrado, ya que no creyó que algo así fuera tan sencillo de hacer.
Después de atrapar a varios que estuvieron a su alcance, Kinich le pidió a los niños construir la fogata. Mientras que Ifa se encargaba de empalar los pescados. Luego el pelinegro prendió la fogata y entre ambos pusieron los peces alrededor de la fogata. En lo que se cocinaban, los niños se secaron los pies cerca del fuego.
Kinich levantó la tienda, ya que no tardaría en anochecer e Ifa fue por los caballos y los amarró en la cercanía. Una vez que los peces estuvieron listos, el pelinegro los alejó del fuego y les entregó un pescado a cada niño.
"¡Gracias por la comida!" dijeron ambos niños y comenzaron a comer. Ifa les dio un vaso con agua a los niños y otro a Kinich, luego se sentó al lado del pelinegro. Tomó uno de los pescados y le dio una gran mordida, por alguna razón se sentía muy hambriento. Antes de comer, el pelinegro desmenuzo parte de su pez para alimentar a Ajaw. Cuidando que comiera lo que no estaba quemado por el fuego. Al parecer todos estaban hambrientos, ya que estaban comiendo en vez de hablar. Ambos hombres dejaron que los niños comieran hasta saciarse. Así que comieron de los peces más pequeños. Después de un rato, Ifa les contó la leyenda de los espíritus guardianes del bosque.
"Perdón, pero necesito ir al baño" pidió San a su hermana. Yumi asintió y volteó a ver a ambos hombres para pedirles permiso.
"Pueden ir, solo no se alejen tanto" dijo Kinich, mientras sacaba y les entregaba un rollo de papel higiénico que tenían en la mochila. Ambos niños asintieron y desaparecieron en los arbustos a unos pasos del campamento improvisado. Los dos miraban el lugar atentos a los niños, habían pasado algunos minutos, pero aún podían escuchar las voces de los niños. Aunque luego estas cesaron y fue ahí que Ajaw corrió al lugar a donde habían ido los niños. Preocupados por lo ocurrido, ambos sacaron sus armas, les quitaron el seguro y se acercaron lentamente. Al asomarse encontraron frente a dos encapuchados, ambos les apuntaban con pistolas. Detrás de ellos estaban ambos niños agachados, Yumi sostenía a Ajaw que parecía querer liberarse de su agarre y atacar a los desconocidos. Ifa estaba listo para dispararles, pero le preocupaba que los niños terminaran en el fuego cruzado.
"Arrodillense y bajen sus armas" les dijo una voz a su espalda, mientras los encañonaba, poniéndoles la boca de sus pistolas en la parte de atrás de la cabeza. Kinich sí había sentido la presencia a su espalda, pero temía que si se movía antes de tiempo, los otros dos abrirían fuego contra ellos.
'Mierda fuimos demasiado descuidados' pensó Kinich al no ver una salida pacífica de aquella situación.
"Ya escucharon. Arrodillense y bajen sus armas" les dijo uno de los encapuchados al frente. Mientras ambos le quitaban el seguro a su armas. Ifa y Kinich les pusieron el seguro a las suyas, para luego arrodillarse lentamente y dejar las armas a su costado. "Manos en la espalda" dijo la voz de atrás. Ambos obedecieron, mirando molestos a los desconocidos frente a ellos. La persona de atrás les vendo los ojos rápidamente. "Si intentan algo raro, los mataremos a ambos. Ahora, manos al frente" dijo firme y no les quedó de otra más que obedecer. Sintiendo como ambos eran amarrados con una cuerda. "De pie" dijo otra voz y ambos se levantaron. También les amarraron una cuerda a en los tobillos, lo suficientemente larga para caminar, pero no para correr o poder lanzar patadas.
"Tomen sus provisiones y a los caballos" dijo la voz a sus espaldas. Ambos se sintieron impotentes, ya que no sabían que estaba pasando con exactitud, pero los dos estaban preocupados por los niños.
"¿Estos hombres les hicieron daño?" preguntó alguien.
"No. Nos alimentaron y nos dejaron dormir en su tienda, incluso nos cedieron uno de sus caballos. Este es su gato" contestó Yumi con seguridad. No estaban seguros de cómo eso mejoraría o empeoraría las cosas para ellos, así que ninguno se movió de manera brusca. Kinich estaba preocupado de que Ajaw atacara a alguien y lo usarán como pretexto para matar al minino.
"De acuerdo. Volverán a viajar sobre el caballo. Lo lamento, pero debemos asegurarnos de que no sean malas personas" explicó la misma voz que les había preguntado a las niñas.
"No lo son. Incluso nos dieron sus chamarras para calentarnos" insistió Yumi.
"Lo tendré en cuenta. Por favor, suban al caballo" les pidió la voz.
Pasaron unos minutos, hasta que los hicieron caminar y les quitaron las vendas de los ojos. Habían sido amarrados a los costados del arnés del caballo de tiro.
"Vámonos" ordenó uno de los encapuchados a su espalda, mientras los otros dos guiaban a los caballos. "Caminen y no intenten nada" dijo el mismo encapuchado, mientras les apuntaba. Tenía una pistola en cada mano y su agarre era firme, es decir, no tenía miedo alguno de matarlos. Así que ambos fueron obligados a caminar, en más de una ocasión estuvieron a punto de tropezarse, pero finalmente terminaban por recobrar el equilibrio.
Más pronto que tarde, se encontraron entrando por grandes puertas hechas de troncos. Al parecer había un campamento de civiles en esa zona, uno en extremo funcional. Ya que tenían altas torres de vigilancia, cabañas, armas, cultivos y pozos de agua. La gente parecía vivir bien ahí adentro. Antes de que pudieran ver más, ambos fueron desamarrados del caballo por grandes hombres.
"Llevenlos a la caja" indicó encapuchado, mientras se alejaba por la zona a la que habían llevado a los niños, Ajaw y a sus caballos.
"Caminen" les dijeron ambos hombres, mientras los jalaban. Llegaron frente a lo que parecía ser una pequeña cabina de madera, vigilada a lo lejos por dos hombres armados con rifles. Los hicieron recargar las manos en la pared y los registraron una última vez con más precisión. Ambos querían resistirse ante eso, pero hacerlo podría causarles más problemas de los que ya tenían. Al primero que desamarraron fue a Kinich, a quien amenazaron con una pistola para que entrará en el oscuro y estrecho espacio. Luego lo siguió Ifa, que se tuvo que encorvar debido a lo bajo que era. El espacio apenas era suficiente para que cupieran ambos y cuando cerraron la puerta la luz se fue casi por completo, a excepción de algunos diminutos huecos en la madera.
Ifa se sintió atrapado de inmediato, así que se sentó y comenzó a regular su respiración. Este lugar era como revivir la pesadilla que fue su pasado. Hace varios años que había ido a terapia para tratar su claustrofobia. Pero en ese momento, comenzaba a sentirse igual de indefenso que cuando era un niño. Entre cada parpadeo podía ver las paredes patrones de tela y pequeños agujeros en el techo, hechos para que pudiera respirar un poco mejor.
"¿Ajaw y los niños estarán bien?" preguntó Ifa preocupado, mientras soltaba un suspiro y cerraba los ojos. Intentaba mantener su mente ocupada para no pensar en el espacio tan reducido en el que estaban.
"Creo que sí. Pude ver a varios niños y a algunos animales cuando llegamos. Así que es probable que sí" dijo Kinich esperando que estuvieran bien y mirando por un diminuto agujero en la madera. "También vi varias mujeres" dijo el pelinegro, aunque luego escucho que la respiración de Ifa estaba agitada.
"Tal vez este sea el campamento de la Sota" dijo Ifa recordando el diario y las fotos. Se pellizco el brazo al sentir que el aliento le faltaba.
"Puede que tengas razón" dijo Kinich resignado, mientras se sentaba a su lado. De forma inevitable sus hombros y piernas chocaron. Aunque curiosamente eso no lo incomodó. Ya había estado atrapado antes, pero siempre era con hombres dispuestos a hacerle daño. Por lo que, sintió un ligero alivio al saber que estaba con Ifa.
Sentir el calor de Kinich a su lado lo tranquilizó. Debido a que normalmente, el terminaba encerrado en el baúl solo. Debía vivir y dormir ahí, después de todo, era el muñeco de placer de un maldito cerdo. Sin poder evitarlo algunas lágrimas cayeron por su rostro, evitó sollozar ya que no era tiempo de abrir viejas heridas. También porque estaba acostumbrado a llorar en silencio, porque si se atrevía a hacer algún ruido recibiría un castigo peor al encierro.
'Al menos aquí es silencioso' pensó al recordar que afuera del baúl siempre había llanto, gritos, gemidos y cosas rompiéndose. No era tan diferente al mundo en el que ahora vivían. Sus padres le habían enseñado a sobrevivir al trauma, así que no creyó que se volvería a sentir desamparado. Sin embargo, igual que en aquel entonces, dejo que el cansancio se apoderara de su cuerpo y se quedó dormido para suprimir sus vivencias.
Notes:
Terminó triste, iba a terminar más triste, pero no quería llorar más. Así que lo dejé así.
Un saludo muy especial a las personas que me dejan comentarios y kudos, es gracias a ustedes que sigo escribiendo. Así que muchas gracias <3
Chapter 13
Notes:
¡Hola! No he dormido estos últimos días para traerles nuevo capítulo.
Revisé la primera mitad a detalle, la segunda no tanto, pero fue por la emoción de ya publicarlo. Yo espero, espero de verdad que este bien escrito. Pero en caso de que tenga alguna falta de ortografía pido una disculpa.
Sin más que decir. ¡FELIZ LECTURA! :]
(See the end of the chapter for more notes.)
Chapter Text
La "caja" era un espacio oscuro y reducido. Diseñado para desorientar, asfixiar e incomodar a los ahí confinados. Con la finalidad de hacerlos sentirse vulnerables, desesperados o locos. Lo que facilitaba la obtención de información.
Era fácil perder la razón dentro de ese lugar, pero en el caso de Kinich, un cuarto similar había sido su refugio contra los monstruos. Por lo que, en vez de entrar en pánico o estresarse, se tomó su tiempo para pensar en cómo recuperaría a Ajaw. Al inicio, creyó que sería fácil desprenderse de él, pero rápidamente se dio cuenta de que extrañaba al minino. Aunque el peso del adormilado cuerpo de Ifa lo reconforto.
Después de escapar de Dottore, paso varios años solo. A decir verdad, la soledad era bastante agradable, pero no se comparaba a tener un compañero. Ajaw lo había ayudado a sanar y a dejar de tener pesadillas. Él era fuerte, pero reconoce que no habría vivido tanto sin su gato.
'Al menos todavía estoy con Ifa' pensó aliviado, pero luego se molesto consigo mismo. '¿En qué estoy pensando?' se reprochó, ya que no quería depender de otra persona. Porque al final del día las personas eran muy cambiantes e impredecibles. Pero pensándolo bien, Ifa era la única persona en la que podía confiar. Ya que no lo había abandonado en ningún momento y lo que era peor, es que incluso lo había cuidado.
'Tal vez no quiero estar solo después de todo' pensó sintiéndo los párpados pesados. Se acomodó un poco y cerró los ojos, mientras se mantenía alerta a los sonidos afuera de la caja. Aunque al ser de noche, estos eran prácticamente nulos porque solo los vigilantes estaban activos y estos no parecían afectos a platicar. Así que no había mucho que pudiera deducir desde ahí.
El amanecer se había hecho presente bajo el manto oscuro de grandes nubes grises. Al parecer, pronto llovería abundantemente. Sin embargo, eso no le impidió a los guardias acatar las órdenes que les acababan de dar. Por lo que, cuatro hombres se pararon alrededor de la caja y tras contar hasta tres, comenzaron a golpear con fuerza la cabaña.
El constante estruendo de los golpes, provocó que Ifa despertara confundido. Estuvo a punto de levantarse como respuesta a los golpes, pero Kinich lo regresó a su lugar. Asegurándose de apretarle el hombro con fuerza para que Ifa pudiera recordar dónde estaban, lo que funcionó ya que el moreno opto por taparse los oídos en vez de ponerse inquieto.
Los golpes cesaron después de 8 minutos y la pequeña ranura en la puerta fue abierta con fuerza. De inmediato, pudieron ver los ojos violetas de uno de sus captores.
"Levántense lentamente y no intenten nada o terminarán muertos" indicó el extraño con voz firme, pero extrañamente amable.
A Ifa le dolía la cabeza y aún se hallaba aturdido por el ruido, así que tuvo que parpadear un par de veces antes de levantarse. Encorvandose para evitar golpearse la cabeza. Kinich también se levantó y miró con cautela a su enemigo.
'Debe tener algún tipo de mutación, esa clase de ojos no son para nada comunes' pensó intrigado por el penetrante color morado de los ojos del extraño.
"Salgan con las manos entrelazadas detrás de su cabeza" ordenó el captor y por fin abrió la puerta. Ambos acataron la orden, saliendo lentamente. Estaban rodeados por unos cuantos hombres armados. "Prosigan con lo que dijo Padre" indicó el joven rubio que les había abierto la puerta. Se veía fuera de lugar entre tantos hombres mayores, altos, musculosos y robustos. Los mismos que los tomaron bruscamente entre jalones.
Ifa fue al primero que despejaron de su ropa, dejándolo en ropa interior. Creían que por su altura y complexión era más peligroso que Kinich. Por lo que, fueron tres hombres los que se encargaron de "someterlo". Sin embargo, el moreno no se resistió, ya que no quería terminar muerto. Así que, caminó con la cabeza agachada para no mostrar la impotencia que sentía mientras lo amarraban a un poste de madera detrás de la caja.
Kinich también se sentía impotente, pero no lo demostró. De hecho, dejo que los hombres creyeran que Ifa era el más peligroso. En ese momento, creía que le favorecía verse débil. Sin embargo, unos ojos violetas lo vigilaban atentamente. Estuvo a punto de golpear a uno de los guardias, pero al igual que Ifa, se mantuvo tranquilo. Permitiendo que lo amarraran de espaldas en el mismo poste que a Ifa.
Su captor estaba soprendido, ya que ninguno de los dos se quejó del trato y aguardaron el castigo tranquilamente. Normalmente, los prisioneros pierden el control desde que salen de la caja. Así que admiraba el temple que mostraban ambos, tal vez sería bueno tenerlos de aliados. Pero antes de eso debía analizar qué el tipo de personas que eran y para eso debía seguir un protocolo. El cual llegó en forma de cubetadas de agua helada, que mojaron el pasto debajo de los descalzos pies de sus prisioneros.
"¿Cuál es su nombre?" preguntó el rubio caminando alrededor del poste, viéndolos a ambos con desconfianza. Tratando de ser intimidante.
"Ifa, Kinich" respondieron al mismo tiempo con voz temblorosa, ya que el frío les calo inmediatamente, entumeciendo sus músculos y provocandoles escalofríos.
El joven asintió y luego se paró frente al pelinegro, mirando con interés las marcas de 'propiedad' sobre la piel de Kinich. "¿Trabajas o trabajabas para Il Dottore?" dijo el joven con seriedad. Esta vez lo miraba a los ojos. Los guardias a su alrededor sabían que debían mojarlo de nuevo si se tardaba en responder, así que se prepararon para hacerlo
'Maldita sea. Hemos terminado en un campamento de Inmunes' pensó Kinich apretando ligeramente los dientes antes de contestar "Ninguna de las dos" regresando la mirada, dándole a entender que no se sentía intimidado y mucho menos asustado. 'Es el peor caso posible' pensó impotente.
'Me agrada su actitud' pensó el rubio, pero no sonrió. Debía ser cauteloso. "Entonces, ¿porqué portas su marca?" preguntó mirándolo serio. No había emociones claras en su rostro, aparte que la marca de lágrima en una de sus mejillas confundía a Kinich. No quería responder a la pregunta, pero tuvo que hacerlo luego de la segunda cubetada de agua que él y Ifa recibieron por su culpa.
"Porque me uso como sujeto de pruebas en contra de mi voluntad" contestó Kinich, poniendo especial énfasis en cada palabra. Su captor asintió.
'Sin duda alguna odia a Dottore' pensó el rubio, alegre de ver que todavía existía gente sensata. Ya que padre tuvo que deshacerse de algunos casos sueltos que dejó Dottore, especialmente porque querían hacer masacres indiscriminadas. Aunque eso no explica el porqué tenían varios diarios y fotos de los experimentos del médico. Padre dijo que no preguntará sobre eso, que ella hablaría con ellos, así que lo dejaría ir ya que había algo en el pelinegro que lo hacía confiar en su juicio. "Liberenlo. Dejen que se bañe, denle ropa limpia y comida" le indicó a los guardias señalando a Kinich. De inmediato, dos hombres lo desamarraron y lo jalaron para escoltarlo. Pero el pelinegro se negó a avanzar. No podía, no iba a dejar solo a Ifa. En especial, porque eso los dejaría más vulnerables. También porque no quería que le pasara nada malo.
"No me voy a ir sin él" dijo Kinich, retando a su captor con su mirada. Sus inhumanos ojos cautivaron al rubio e hicieron que su corazón se acelerara.
"De acuerdo" dijo el rubio cediendo ante el atractivo prisionero. Movió la cabeza para un lado mirando a los guardias, ese gesto hizo que los hombres agarraran al pelinegro y lo jalaran a un costado del poste. Resistió el impulso de liberarse del agarre en un intento, por no parecer una amenaza. Odiaba sentir preocupación por el moreno.
"Ifa ¿cierto?" dijo el rubio mirando a Ifa a los ojos e Ifa asintió, respondiendo afirmativamente con un "Sí". Se acercó a analizar varias de las cicatrices que Ifa tenía en el cuerpo.
'Marcas de cigarro, arañazos y unas cuantas mordidas. Aunque ninguna parece ser de humano' pensó mirando con atención cada una de ellas. La que más llamaba su atención era la del ojo, se había cicatrizado perfectamente lo que le hizo pensar que era inmune. "¿Eres inmune? preguntó curioso. Necesitaba saberlo, ya que si lo era Padre dejaría que se quedará también.
"No lo sé. Nunca he sido mordido por un infectado" contestó Ifa con normalidad. Sintiendo cómo los dientes le castañeaban por el frío.
'Eso complica las cosas' pensó el rubio con decepción. Padre no permitiría que alguien inútil se quedara ahí. Es decir, el moreno se veía fuerte y era atractivo, pero ya tenían suficiente mano de obra y no se podían permitir mantener a más caras bonitas. En el caso de Kinich tendrían información de Dottore, pero Ifa no parecía ser valioso. "¿Qué hacías o en qué trabajabas, antes de la pandemia?" preguntó en un intento por justificar que su estancia. Ya que algo le decía que Kinich no les diría nada si expulsaban a su compañero.
"Trabaja en un rancho como médico zootecnista" explicó Ifa esperando que su captor conociera el significado de su profesión. Ya que siempre era complicado explicar todas las responsabilidades que tenía como médico en jefe.
'¡Que bien!. Puede ayudarnos con los animales' pensó el ojivioleta aliviado. "Está bien, pueden llevarse a ambos. Hablaré con Padre" ordenó y se alejó del lugar para buscar a Padre.
En cuanto el extraño se fue, otros dos hombres se acercaron a liberar a Ifa y junto a Kinich, los llevaron hasta un bungaló hecho de adobe con una sola entrada. Uno de los guardias abrió la puerta apara verificar que no hubiera nadie usando las duchas, al ver que no era el caso dejó que los demás metieran a Ifa y a Kinich.
"Detrás de la cortina de plástico están las duchas. Ya que han cooperado con nosotros no los vigilaremos mientras se bañan, pero si al salir intentan cualquier cosa tenemos permitido matarlos" explicó uno de los guardias, mirando a ambos seriamente. "Los dejaremos bañarse tranquilamente" dijo el mismo hombre, mientras otro les entregaba una toalla a cada quien "Hay jabón y shampoo en el mueble de allá, también ropa limpia. Tomen solo un shampoo y una barra de jabón, de la ropa pueden tomar lo que sea de su talla" dijo el guardia, señalando un alto mueble de madera con distintos entrepaños que parecían contener todo tipo de ropa y productos de higiene. Después de eso todos los guardias salieron, dejándolos solos.
Ifa soltó un suspiro y se sentó sobre la banca de madera al medio del reducido espacio que servía de vestidor. Ocultando su cara entre sus manos, por primera vez en todo ese largo viaje se sentía agotado y harto. Aunque el frío lo distraía de sentirse peor.
'No hay nada que podamos usar de arma' pensó Kinich mirando a su alrededor. Aunque encontrarán una, sería difícil escapar de ahí. Lo mejor era actuar con precaución y no confiar en nadie hasta que encontrarán una forma de escapar. "Es mejor que no los hagamos esperar tanto" dijo Kinich mirando a Ifa. Comprendía (hasta cierto punto) cómo se sentía el moreno, pero no se podían tomar a la ligera que estaban encerrados en un campamento de Inmunes.
Ifa dejó de esconder su cara y asintió mirando al pelinegro. Así que se levantó, colgó su toalla en el perchero (al lado de la cortina de plástico) y luego tomó dos botellitas de shampoo y dos barras de jabón. Se acercó a Kinich y le entregó lo que le correspondía.
"Gracias" susurró Kinich amablemente e Ifa solo asintió. No tenía ganas de hablar, así que abrió la abrió la cortina de las duchas y se sorprendió al ver el espacio.
Los cubículos de las duchas eran tres, separados por cortinas de plástico. Los cabezales estaban hechos de tallos de bambú. En la parte de arriba tenían diminutas rendijas que servían de ventilación. Toda esa zona estaba recubierta por cemento, así que el piso era un tanto áspero.
'Parece que tienen un buen arquitecto o ingeniero' pensó Ifa admirando cómo todo el espacio estaba bien distribuido y construido parecía ser el trabajo de todo un profesional. Aunque eso paso a segundo plano al sentir cómo su cuerpo le pedía moverse para evitar el hormigueo que el frío le provocaba. Por lo que rápidamente se metió al cubículo a su izquierda, una vez dentro dejo la botella de shampoo y jabón en un pequeño cuadrado de cemento cercano. Se quitó la ropa interior y la exprimió lo más que pudo, dejándola sobre el tubo de metal que sostenía la cortina de plástico para evitar que se siguiera mojando. Al no haber una llave, tiró hacía abajo de la palanca frente a él y el agua comenzó a fluir. No estaba helada, pero tampoco estaba caliente. No le dio importancia ya que solo quería olvidarse por un momento de la situación en la que estaban.
Kinich se metió en el tercer cubículo, dejando espacio suficiente entre Ifa y él. También dejó la barra y la botellita en la pequeña base cuadrada sobre la pared. Se quitó su boxer, lo exprimió y tuvo que pararse un poco de puntitas para poder dejarlo sobre el tubo que sostenía la cortina.
'Por fin' pensó y tiró de la palanca lo que permitió que el agua fluyera con rápidez. Después de eso no tardó en lavarse bien el cabello y el cuerpo. Creyó que sus pensamientos lo abrumarían, pero su mente estaba vacía. Solo podía concentrarse en tallar y enjuagarse.
Kinich salió antes que Ifa, por lo que se encontraba secando su cabello cuando el moreno salió. Ifa se puso a su lado para poder tomar su toalla, lo que inevitablemente hizo que el pelinegro lo mirara de reojo. Al inicio fue para ver si Ifa se encontraba bien, pero luego se distrajo al verlo apartarse los mechones de la cara. Ese simple movimiento había llamado su atención, lo suficiente, como para ver las gotas que escurrieron de su cabello a su cuello y hombros. Continuando su camino a través de sus marcadas calviculas, sobre una de ellas se encontraba una fina pluma en escala de grises con algunas líneas en verde menta y naranja.
'Creí que solo tenía el tatuaje del cuello' pensó sorprendido y se dio cuenta que nunca se había permitido ver a Ifa con detenimiento. Tal vez se debía a que él no quería que lo vieran sin ropa, así que evitaba ver a Ifa en ese estado. Aunque en ese momento se sintió curioso por ver si tenía más tatuajes, pero rápidamente fue descubierto por el más alto.
Antes de si quiera secarse el cuerpo o la cara, Ifa se apartó los largos mechones del rostro con una de sus manos. Luego se quito el exceso de agua que escurrió de los mismos. Pudo sentir que lo observaban, así que disimuladamente volteó a su izquierda y su mirada se encontró con la del pelinegro.
'Así que la vio' pensó Ifa, mientras deducía que Kinich había visto la pluma que tapaba la marca de propiedad que solía portar. En otras circunstancias, probablemente se hubiera atrevido a coquetearle, pero su estado mental no era el adecuado. No se sentía capaz de mantener una conversación, al menos, no por el momento. Así que apartó la mirada para poder secarse en paz, no tenía ganas de sobrepensar.
Kinich creyó que Ifa hablaría con él o le sonreiría, pero no lo hizo. Lo que lo hizo preocuparse, aunque no dijo nada, no sabía qué decir con exactitud. Ya que no quería poner más tenso el ambiente, así que mejor se alejó para buscar ropa que pudiera quedarle. La ropa interior era escasa, pero la mayoría se veía nueva y limpia, así que tomó un bóxer sencillo.
'Espero que no este usado' pensó Kinich, con una mueca en la cara, mientras se lo ponía. Luego se puso a buscar entre los pantalones, playeras y chamarras. Tomando lo que creía que podía quedarle a Ifa y a él. En cuánto el moreno se acercó, le entregó las prendas que había separado para él.
"Gracias" dijo Ifa amablemente, mientras tomaba las prendas que le entregó el pelinegro. Aún estaba algo apático, así que se alejó dejando las prendas sobre la banca. Se puso la ropa interior y luego se probó varios pantalones, hasta que estuvo conforme con una chamarra ligera, un pantalón cargó y una playera de manga larga.
Por su parte Kinich, encontró una playera de manga corta y un overol. Ambas prendas eran prácticas y cómodas, así que fue lo que escogió. Tras vestirse, se tomó un momento para acomodar (lo que ninguno había escogido) en su lugar. Al terminar, volteó a ver a Ifa quien ya estaba listo. Lo único que les hacía falta eran zapatos, pero quería suponer que les devolverían sus botas al salir. Y así fue, en cuanto salieron uno de los hombres tomó sus toallas y les entregó sus zapatos.
"Pónganse sus botas. Al terminar tenemos que ponerles esto por su seguridad y la nuestra" explicó otro de los hombres, mientras les mostraba la bolsa de tela con la que les cubrirían la cara. Ambos asintieron y se pusieron las botas. Al terminar, dos hombres los sujetaron por los brazos, mientras el que les mostró las bolsas se las colocaba en la cabeza.
Una vez más, iban a la deriva. Kinich contó cada paso que dio, atento a las vueltas que daban. Durante todo es tiempo creyó que el campamento era pequeño, pero se había equivocado porque llevaban caminando aproximadamente 10 minutos. Lo que lo hizo suponer que este funcionaba como una pequeña ciudad y la zona en la que habían estado era exclusivamente para prisioneros.
Otros 10 minutos pasaron cuando por fin llegaron a su destino. Una cafetería que funcionaba a base de parrillas eléctricas, hornos de leña y enlatados. Había una fila para recibir un token de ración, era uno solo por persona y todos comían lo mismo. No había diferencia entre niños, adultos o ancianos.
Había familias completas, parejas disparejas, almas solitarias, varios niños, ancianos y algunas mascotas. Todos debían esperar su turno en la fila de forma pacífica, siendo vigilados por intimidantes hombres y mujeres para que las reglas se cumplieran.
Ifa y Kinich miraron sorprendidos la calma de aquella comunidad. Sin embargo, también percibieron que no eran bien recibidos. Ya que la mayoría de los que estaban formados se quejaban entre cuchicheos y susurros de tener que lidiar con más bocas a las cuales alimentar.
'No es cómo que queramos estar aquí' pensó Kinich molesto, mientras los guardias lo llevaban a que recibiera su token. Recibió la taparosca y la sostuvo con cuidado, ya que le habían advertido que quien perdía su token se quedaba sin comer. Ifa también recibió el suyo y ambos fueron escoltados a la fila, la cual avanzaba lentamente. En lo que esperaban, el pelinegro se dedicó a buscar a Ajaw y a los niños que habían ayudado, pero su búsqueda fue detenida por uno de los guardias. Que le empujó la cabeza hacía abajo con fuerza. Por lo que, solo suspiro frustrado.
Tras 15 largos minutos, su turno llegó. Después de que depositaron el token en el bote de colecta, les entregaron un vaso grande de agua y un plato con una mezcla de frijoles, arroz y abundantes papas. De ahí a ambos los llevaron a unas lejana mesa en una de las esquinas del lugar. Los guardias los sentaron lado a lado y se alejaron un poco para que comieran.
Ninguno de los dos habló mientras comían. Ambos estaban conscientes de que estaban siendo observados, así que actuaron de lo más normal.
Kinich iba por la mitad de su comida cuando una joven con orejas y cola de gato se sentó frente a ellos. En sus brazos estaba Ajaw, que tan pronto los vio maullo con entusiasmo, así que la joven lo soltó sobre la mesa. El minino de inmediato se acercó a Kinich, quien por primera vez se permitió perder la compostura al levantarse rápidamente y cargar a su gato para abrazarlo, con cuidado. El gato ronroneo y le dio algunas lenguetadas en la barbilla. El pelinegro tuvo que aguantarse las ganas de llorar al ver que su compañero estaba bien.
Ifa sonrió al ver a Kinich y Ajaw tan felices por reencontrarse. La apatía que estaba sintiendo, se esfumó, en el momento en que Ajaw pidió ir a sus brazos volteandolo a ver y soltando un maullido. El pelinegro le rasco el lomo una última vez antes de entregárselo a Ifa. El cuál rio al también obtener pequeñas lenguetadas sobre su dedos.
"Entonces sí era suyo" dijo en voz baja la joven frente a ellos. Ella los miraba curiosa e intrigada, ya que le sorprendió la alegría con la que recibieron al minino. 'Parecen ser buenas personas como dijo Lyney' pensó al ver que su prioridad fue el gato, tanto que hasta perdieron esa faceta de aparente indiferencia.
"Gracias por traerlo" dijo Kinich sincero, con una breve sonrisa. Mientras le volvía a acariciar la cabeza a Ajaw quien se había acomodado muy bien en los brazos de Ifa.
"No hay de qué" contestó con otra breve sonrisa. No quería preguntar, pero debía hacerlo ya que se lo había prometido a su hermano, así que se armo de valor y dijo con firmeza "Puedo saber ¿Cuál es su relación?". Mirando atenta sus reacciones.
Kinich compartió una breve mirada con Ifa, antes de responder con un "Somos novios". Y es que después de meditarlo, pensó que era la mejor opción para que no los separaran. Ya que tras ver las mesas a su alrededor, pudo notar que las personas que dirigían el lugar veían el vínculo familiar como algo valioso. Así que lo mejor era fingir que ambos tenían un vínculo más íntimo.
Ifa no pudo evitar sonrojarse al escuchar la respuesta de Kinich. No estaba seguro de porqué lo habia dicho, pero de alguna forma entendió que era por su propio bien.
'Oh. Lyney va a estar muy decepcionado' pensó la híbrida mientras asentía, ante la no muy grata respuesta. "De acuerdo. Provecho" dijo la joven y se levantó, después de escuchar el "Gracias e igualmente" del duo. "Padre hablará con ustedes al terminar su comida, así que les deseo éxito" dijo la híbrida y se marchó a paso veloz, para ir a informarle a su gemelo de lo que se había enterado.
'¿Padre?¿Será el líder de este campamento?' se preguntó Kinich antes de seguir comiendo. Ifa hizo lo mismo.
Tan pronto como se terminaron su comida y lavaron sus trastes en una zona que se había designado específicamente para eso. Los hombres les pusieron la capucha y los hicieron caminar por otros 15 minutos. Aunque Kinich podría jurar que esta segunda vez habían dado vueltas en el mismo sitio. Solo querían confundirlos y hacerles creer que sí habían caminado lejos de la zona de comida. Aunque entendía que eso era para que les fuera difícil saber con exactitud la ubicación de su líder. Giraron otro par de veces y luego subieron unas escaleras, las cuales llevaban a la oficina de Padre. Una vez que estuvieron frente a la puerta de madera, les quitaron las capuchas.
Ajaw estaba inquieto después de ser testigo de tanta vuelta sin sentido. En cualquier otra situación Kinich lo habría dejado en el suelo para que estirara las patas, pero tenía miedo de que fueran a quitárselo si lo intentaba. Antes de que pudiera calmar al minino, uno de los guardias toco tres veces y tras escuchar "Adelante, esta abierto". Abrió la puerta y los empujó dentro del lugar, para luego cerrar la puerta.
Frente a ellos y en una de las esquinas de la oficina, se encontraba de espaldas una alta, esbelta y elegante mujer. Su cabello plateado con puntas negras estaba recogido en una coleta baja. Antes de qué cualquiera de los dos pudiera decir algo, la mujer se volteó y cerró el libro que traía en las manos. Sus pupilas eran dos x rojas que parecieron resplandecer amenazantes. Frente a ellos estaba una de los líderes o ex-líderes de los inmunes.
'La Sota' pensaron ambos al mismo tiempo con sentimientos encontrados.
Notes:
Espero les haya gustado. De nuevo, un especial agradecimiento a las personas que me dejan comentarios y Kudos.
Gracias a ustedes es que sigo escribiendo <3

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