Actions

Work Header

Lilium: The Purity of Youth

Summary:

Érase una vez, cuando los vampiros habían perdido la capacidad de ser inmortales.

Todo parecía ir bien en el clan para jóvenes vampiros en el cual HwanWoong vivía, pero tras la desaparición de Xion, está seguro de que algo no está bien dentro de aquel lugar. ¿A dónde ha ido y por qué nadie parece recordar nada sobre Son DongJu?

— A veces es mejor no despertar de un sueño, aún si éste es una pesadilla. . .

 

♦ Fic crossover: RTK (ONEUS, Verivery, The Boyz)
♦ Muerte de personajes.
♦ Capítulos de 2-3K de palabras.
♦ Se encuentra en Wattpad con otros grupos (bajo nombre de KiriDae).

♦ Adaptación del Musical: Lilium Shoujo Junketsu Kageki. Créditos a su autor original.

Chapter 1: Prólogo

Chapter Text

Hace mucho tiempo atrás, los vampiros solíamos tener vida eterna.
Pero ahora, nosotros los vampiros, hemos perdido el don de la inmortalidad.
Cuando el tiempo llega, como a cualquier ser viviente, nos marchitamos...
morimos.

 

Érase una vez, hace muchísimos años, existía un hermoso jardín entre las profundidades de un misterioso y desconocido bosque.

El sitio era rodeado por miles de árboles de espeso follaje, troncos gruesos y enormes, además de la vegetación a ras del suelo que impedía ver siquiera los caminos que se formaban. Debido a esto, el jardín se hallaba oculto de los seres humanos, claro que con una excepción. Existía solo una persona que poseía el conocimiento de aquel místico y tan maravilloso lugar que era llamado mito por los hombres del pueblo.

Su nombre era desconocido, únicamente ubicaban las siglas "RV".

Debido a que la tarea era algo de cuidado, se tenía la idea de que se trataba de una mujer, cuando en realidad se trataba de un chico joven que trabajaba como jardinero.

Su tarea principal era encargarse de cuidar y dar vida a las flores, día a día, desde que había sabido de su existencia, tarea a la que se dedicaba en cuerpo y alma, tratando a cada flor como si fuesen las hijas que nunca había podido tener en su vida ya que no podía concebirlas. Pero, existió una flor en especial, una a la que cuidaba con un esfuerzo mayor ya que no había florecido a pesar de que todas las demás ya lo habían hecho.

Siempre estaba curioso sobre cómo luciría, ansioso de ver la belleza que sería cuando floreciera en todo su esplendor, la trataba con un cariño especial, con un extremo cuidado, como si al primer roce fuese a deshojarse... Era demasiado meticuloso en el cuidado de esa florecilla y su esmero había sido tal que quedó maravillado el día que al fin había florecido.

Esa flor era algo único, el color púrpura brillante en sus pétalos era tan vivaz y hermoso, uno que nunca había visto antes y desprendía un aroma suave y fresco, algo tan sutil, pero dulce al olfato que invitaba a disfrutar de la grata sensación que dejaba en la nariz.

La amó desde el momento en que la había visto, era la flor perfecta a sus ojos, pero como en todo ser viviente, sin importar la perfección de la flor un día se marchitaría, al igual que las demás. El jardinero se negaba a aceptar aquel cruel destino para su hermosa flor, no iba a permitir que algo tan divino fuese destruido por culpa del tiempo, no mientras él pudiese hacer algo para evitarlo, pero aquella duda retumbaba una y otra vez en su cabeza.

 

« ¿Qué podía hacer? »

 

Con aquella pregunta en mente, el tiempo encima y la preocupación porque el día en que su flor se marchitara fueron motivos más que suficientes para que comenzara a investigar día y noche, incluso pasando veladas enteras con insomnio, haciendo de todo lo que le fuera posible por la necesidad de encontrar algo que impidiese la muerte de la flor.

Sin embargo, el tiempo cumplió su lapso natural antes de que pudiese encontrar la respuesta a aquello que ansiaba con tanto anhelo y desespero: La flor se marchitó.

Fue entonces que lloró, lloró como nunca antes lo había hecho ante cruel pérdida.

La terquedad y su obsesiva búsqueda de la inmortalidad hicieron imposible que aceptara aquel destino, tenía que encontrar un método para cuando volviese a dar nacimiento a una flor de belleza única. Tenía que encontrar la manera de vencer al destino y a la muerte, quería encontrar la fuente de la inmortalidad.

Las noches de insomnio pronto se alargaron, cada día que pasaba, utilizaba a una flor para poder comprobar si sus descubrimientos, sus inventos y demás daban fruto a algo. No importaba si no dormía por buscar una solución, no importaba si no comía por intentar descubrir que invento daba frutos, incluso no le importaba si se llevaba la vida entera en ello.

Las flores del jardín al ver aquel sufrimiento en su único cuidador, incapaces de seguir soportando en silencio el tener que verlo de esa manera, se unieron a coro para poder expresar su sentir al jardinero, dejando solamente un mensaje para éste, con la esperanza de que desistiera de su tarea y volviese a cuidarlas solamente.

Aquellas flores en conjunto, solamente dejaron sus palabras para aquel amable jardinero:

 

« Forget-me-not.  Por favor, no nos olvides.
Somos flores que florecen una sola vez,
pero viviremos eternamente en tus recuerdos.»

 


»«-»«-»«-»«-»«-»«-»«-»«

 

Chapter 2: Forget-Me-Not

Chapter Text

Los primeros vampiros existentes en la tierra habían poseído la habilidad de la inmortalidad, una que les permitía evitar aquello que aterraba a todo ser viviente en la tierra: la muerte. Los vampiros no podían morir por el paso de los años y el tiempo, podían vivir durante siglos o milenios si así lo deseaban y con la ventaja de que mantenían una apariencia jovial y no tan vieja con tan solo alimentarse de la sangre.

Pero eso había sido siglos atrás.

Con el paso del tiempo, la sangre pura de los vampiros fue mezclándose con sangre humana, ya fuese directamente o por tratarse de humanos convertidos en vampiros. Esta mezcla fue debilitando la esencia de los vampiros de forma que la condición de inmortalidad fue perdiendo también su fuerza, al grado que en la actualidad los vampiros existentes eran capaces de morir, como cualquier otro ser vivo. Solo mantenían una ventaja a pesar de todo, pues poseían una inmunidad mayor a las enfermedades además de tener una vida más longeva que la de un humano.

Habían llegado a un punto en que se creía que la existencia de los verdaderos vampiros, aquellos que eran inmortales, se trataba sólo de un mito ya que era imposible que existiese un vampiro verdadero. Sin embargo, los vampiros siguieron siendo considerados una raza peligrosa, repulsiva y monstruosa para los seres humanos, razón por la que se aislaban en pueblos, bajo las montañas, en sitios apartados de la sociedad.

El sanatorio, mejor conocido como "El Clan", era un lugar al que llegaban vampiros jóvenes que, al llegar a cierta edad, eran inestables emocionalmente a causa de una condición llamada Crisálida, o simplemente porque sus familias deseaban enviarles para evitar ser descubiertos por los seres humanos.

Aquel sitio era regido por un vampiro al que todos los llegados conocían con el título de "Maestro". Una persona a la que nadie conocía físicamente y era quien se encargaba de todo: medicinas, comida, el bienestar de los vampiros que llegaban, así como de su educación y salud emocional, siendo un hombre misterioso que no daba más información de no ser necesario.

Todo el vampiro que llegara estaba obligado a vivir en ese sanatorio, contando con dormitorios para todos, sin excepción. Estaban separados en cuatro dormitorios, cada uno con su debida separación por género, chicos y chicas.

La idea de dichos sanatorios era simplemente albergar a los vampiros jóvenes por un par de años o hasta que sus síntomas pasaban y eran capaces de controlar sus emociones, para luego permitirles su salida al mundo exterior para no volver nunca más.

Sin embargo, en ese Clan había algo diferente y, habría seguido creyéndose que era un sitio como todos los demás, de no haber sido por un cambio que nadie más había notado, pronto la verdad estaría saliendo a la luz. De no haber sido por aquella noche en que una persona cambiaría por completo la vida entera en el sanatorio, porque aquel joven vampiro no podía estar tranquilo sabiendo que algo estaba mal.

Estaba más que seguro de que había algo diferente, había algo que hacía falta, algo que nadie más estaba notando y que debería estar ahí. Alguien hacía falta entre las personas que apreciaba y quería, alguien a quien necesitaba encontrar.

Faltaba una persona y en cuanto Hwan Woong comenzó a buscar, la vida de todo el Clan había dado paso a un cambio radical.

 

»«-»«-»«-»«-»«-»«-»«-»«

 

— Xion... Xion~. —La voz de Hwan Woong resonaba por los pasillos que daban la salida del sanatorio, directamente al bosque que lo rodeaba. Era muy tarde ya y era consciente de que no debería estar ahí en realidad.

— Xion, ¿dónde estás? —Preguntaba mientras sus pasos le llevaban por lo largo del pasillo, saliendo por completo de la edificación a sus espaldas y con toda la intención de adentrarse lentamente en las profundidades del oscuro bosque si eso era necesario para encontrar a su amigo.

La tenue brisa de la lluvia se sentía caer por encima suyo, dejando una capa delgada de agua sobre su cabello rubio cenizo y su vestimenta, sus ojos miraban en todas direcciones esperando poder encontrarse con aquel a quien estaba buscando sin éxito alguno. La preocupación enmarcaba su rostro, pero trataba de forjar una sonrisa a pesar de todo, aquel instinto de querer cuidar de todos estaba siempre presente en él.

— Vamos, Dong Ju, no es hora de jugar, no te escondas ya... Tenemos que volver al dormitorio. —Volvió a hablar mientras avanzaba aún más adentro del bosque, alejándose un poco más de lo permitido de la enorme construcción, claro que podría haber avanzado más lejos de no ser porque fue detenido por el sonido de unos pasos a su espalda.

— ¿Qué estás haciendo afuera, Hwan Woong? —Fue la pregunta proveniente de los labios del más alto de los dos que se acercaron a él, los reconoció de inmediato como los prefectos de su dormitorio. — Sabes que está prohibido salir del Clan a estas horas, sobre todo con el amanecer tan cerca y las lluvias que han seguido sin parar. —Siguió hablando el primero de los chicos conforme se acercaba hasta su lado izquierdo, tocando su hombro.

— Lo siento, creí escuchar una voz aquí afuera y como no vi a Dong Ju en su cama, creí que era él quien estaba aquí. —Habló el joven vampiro mirando a ambos chicos que eran algo mayores que él, al menos por un par de años, ya que en para ser honestos, las apariencias siempre engañaban dentro del Clan o al menos con quienes conocía si que podía ser un tanto complicado de descifrar con la vista, ya le había pasado con el pelinegro -Dong Heon- que tenía enfrente.

— ¿Dong Ju? —Indagó la segunda persona -Ho Young-, antes de negar con su cabeza a modo de reproche por haber encontrado al vampiro en el exterior. — Es tarde ya, no hay nadie más afuera del clan. —Le regañó mientras se dejaba ver por detrás del mayor de los presentes. — Además, si te quedas más tiempo aquí afuera podrías resfriarte y no hemos recibido medicamentos este mes. —Indicó aquel chico antes de escuchar la risa proveniente de su compañero.

— ¿Un vampiro muriendo por un resfriado? Sería un buen chiste. —Comentó con cierto tono de burla hasta que recibió un codazo por parte del rubio mayor. — Es mejor que entremos ahora mismo. —Indicó el primer chico tras haberse reído, sin embargo, Hwan Woong se quedó observando a lo alto de las copas de los árboles.

Parecía tan inmerso en sus pensamientos en ese instante, los dos prefectos solamente miraron al vampiro en silencio, antes de que la mirada del chico se encontrase con la de ellos, quienes seguían esperando volver al sanatorio de una buena vez por todas.

— Oigan... Dong Heon, Ho Young. —Les llamó, captando la atención y logrando la curiosidad de ambos. — ¿Qué sucede con la lluvia de este bosque? —Preguntó con cierta ingenuidad, sólo les miró unos segundos antes de volver su mirada hacia lo alto, ahí donde apenas era visible el cielo gris y nuboso entre las ramas y el follaje de los árboles.

La brisa suave de algunas gotas cayendo en su rostro, hicieron que cerrara por reflejo sus ojos antes de volver a agachar la mirada.

— ¿Con la lluvia? —Preguntó Dong Heon, antes de mirar al vampiro más joven.

— Sí, ¿por qué siempre pareciera que está lloviendo en este bosque? —Volvió a hacer la pregunta de una mejor manera para ser entendido por ambos prefectos.

Era algo que siempre le había intrigado ya que no recordaba haber visto alguna vez el cielo despejado, además de que ya parecía estar acostumbrado a oír de fondo el ruido de la lluvia golpeando el suelo, a los árboles, así como las paredes y el piso del sanatorio en la zona del patio trasero ya que éste se encontraba desprovisto de un techo.

Antes de que le diera tiempo a Ho Young de responder la duda de aquel chico, Dong Heon ya se había adelantado a hacerlo.

— Porque el tiempo fue detenido solamente en este sitio, repitiendo eternamente el mismo día, una tras otra vez. Por eso es que pareciera que nunca deja de llover. —Respondió de una manera seria, provocando que Hwan Woong le mirara con cierta duda en su rostro, aunque a la vez extrañado con tal contestación.

— ¿El tiempo fue realmente detenido? —Otra pregunta más que debía ser respondida y, posiblemente, si Dong Heon tuviese mayor paciencia a esas horas seguramente se ocuparía de responder con otra tontería, pero en cambio optó por arreglar su error al haber sido él quien había respondido de esa manera poco realista y bromista.

— Era una broma, ¿en serio lo has creído? —Comentó antes de mirar al rostro de Hwan.

Sí, lo creía capaz de haberse creído sus palabras por más absurdas que sonaran por el simple hecho de respetar a un prefecto. Todos en el clan lo hacían.

— Este bosque es siempre así en estas temporadas, además de que el pueblo también ha vivido así por muchos años... Es muy raro el día que no está nublado. Supongo que tiene que ver con su ubicación. —Indicó sin mayor complicación, mientras Ho Young se acercó para tocar el hombro del rubio cenizo de forma delicada, realmente tenían que irse ya.

— Vamos, es demasiado tarde y todos estarán preocupados si se dan cuenta de tu ausencia. —Habló de manera suave y tranquila. — Será mejor volver de una vez a casa... A nuestro clan. —Le indicó Ho Young con una sonrisa suave en sus labios, esperando una respuesta por parte de su menor -apenas por días-.

La hora del amanecer estaba cerca y podía ser peligroso estar afuera a esas horas, eso era lo que les tenían dicho a todos en el sanatorio así que era obligación suya y de Dong Heon el evitar que los jóvenes vampiros estuviesen afuera a tales horas.

— Está bien. —Fue la respuesta por parte del menor, quien echó un último vistazo más hacia el exterior y suspiró.

Esperaba que Xion no siguiese afuera, pues entonces sería un problema ya que -tal y como había dicho Dong Heon- con la condición de inmortalidad perdida era posible para un vampiro morir hasta por un resfriado si no era atendido adecuadamente.

Dong Heon terminó de rodear el hombro del menor para llevarle de esa forma de regreso a su clan, no podía esperar realmente a que siguiese afuera, ya que podía ocasionar que fueran regañados por permitir la salida a un vampiro, por no hablar de que la razón de HwanWoong de estar afuera les causaría muchos más problemas aún de los que parecía.

 

»«-»«-»«-»«-»«-»«-»«-»«

 

Todo había ido realmente bien día con día, sin embargo, tras esa noche...
Las cosas comenzaron a cambiar.
Y de una forma drástica.

 

— ¡¿Es que acaso eres idiota?! —Se quejó Keon Hee, usando un tono más grave aquella última palabra a propósito para hacer más énfasis en ésta y dejar en claro que estaba molesto, logrando llamar la atención de aquel a quien le hablaba, el único chico que continuaba en la sala común del dormitorio norte.

— ¿Eh? —La sorpresa invadió al de cabellos rubios antes de mirar a su mayor. — ¿Por qué dices eso, Keon Hee? —Le preguntó apenas se dio cuenta de que aquello iba dirigido a él.

— ¿Creíste que no iba a notar que saliste anoche del Clan? —Le regañó de manera inmediata, sin permitirse rodeo alguno.

Hwan Woong, al oírlo, dibujó en su rostro una expresión de nerviosismo vivo, además de miedo por lo que podía pasarle por haber sido descubierto por él, aunque justo era lo que no hubiera querido que pasara. La preocupación clara del qué era lo que podía saber a esas alturas su compañero de dormitorio, por no decir más bien qué no sabía en ese momento Lee Keon Hee.

— ¿Cómo te enteraste? —Preguntó.

El mayor hizo una expresión que indicaba que era una pregunta ligeramente absurda, pues no era el único que lo sabía.

— Hwan Woong, todos en el dormitorio norte se enteraron, ni siquiera es un secreto que te has salido sin permiso a altas horas de la noche. —Ante eso último le miró con reproche. — ¿Qué habrías hecho de haber sido descubierto por los humanos? —El chico continuó con su regaño, al oírlo Hwan apenas dejó escapar un suspiro pesado, la idea original era no preocupar a nadie, pero al parecer ya todo mundo estaba enterado de ello.

— No me pasó nada. Los humanos ni siquiera viven cerca... —Aseguró. — Ni el más loco de ellos se acerca al bosque, pues le tienen miedo por las historias de nuestra presencia aquí y dudo que pudieran haberme hecho algo ya que son más frágiles. —Se excusó.

Y esa fue la gota que derramó el vaso, acabando con el poco humor con el que había despertado ese día Keon Hee pues, aunque Hwan Woong no solía ser tan imprudente y cuidaba cumplir las reglas -o al menos la mayoría de ellas-, Keon Hee normalmente estaba ahí para regañarle cuando se equivocaba.

— Yeo Hwan Woong, ¿qué no sabes que para los humanos nosotros fuimos, somos y seremos siempre unos monstruos? ¡Nos odian a muerte y no dudaran en acabarnos! —Habló inmediatamente antes de ser interrumpido por una visita que no esperaba.

— Es algo gracioso ahora que lo mencionas, para los humanos nosotros realmente somos unos... ¡Monstruos! —Exclamó el chico que recién ingresaba al dormitorio norte, había hecho un gesto "terrorífico" aunque realmente fuera una representación cómica de la típica pose de un monstruo de caricatura.

— Según eso es debido a que nuestra naturaleza nos pide que nos alimentemos con sangre, así que ellos nos ven como seres despreciables ya que tomamos la sangre y podemos hacer cosas crueles, según lo que leí en una de sus historias llamada "Drácula", muy mala historia, demasiado ficciosa a mí parecer... Pero se podía convertir en un murciélago, eso sería sin duda estupendo poder hacerlo ya que podía volar y trasladarse a donde fuese. —La voz de aquel chico parecía no apagarse si no avivarse con cada palabra que pronunciaba, cosa que podía ser un poco irritante para el pobre de Keon Hee que sólo quería paz.

Aquel chico solía solamente hablar en demasía cuando quería molestar a alguien y Keon Hee parecía ser su objetivo, como siempre.

— ¿Y a éste quién le dio permiso de entrar a nuestro dormitorio? —Le preguntó al menor, quien negó sin entender nada antes de que Keon Hee fuese de frente al chico que había interrumpido su regaño al otro vampiro.

— Kim Geon Hak, tú no puedes estar aquí... —Keon Hee frunció el ceño tratando de llamar la atención del recién llegado, quién le ignoraba mientras seguía con su larga plática.

— ... y la verdad a mí me parece que los humanos son los verdaderos monstruos, ya que se destruyen entre sí por riquezas, tierras y son capaces de dañar a su propia especie sin importarles los lazos sanguíneos, amistosos e incluso amorosos. Mataron a muchos vampiros en las caserías, incluso enterraban estacas de plata en los corazones de los vampiros, incluso usaban crucifijos y ajo, algo absurdo, pero realmente eso apesta... ¿A quiénes deberíamos de temerles? Yo creo que no hay duda de que deberían ser los humanos, ellos son los verdaderos monstruos... —Su charla se estaba alargando demasiado y podría haber continuado hablando, sin embargo, un Keon Hee ya desesperado de seguir oyendo aquel parloteo, prácticamente se había tirado ido encima suyo con una patada para hacerlo callarse.

— ¡AH! ¿Por qué haces eso?... ¡Duele! —Se quejó Geon Hak mientras pasaba rápida y constantemente sus manos por su costado derecho, que era del lado del que había sido pateado por el más alto, buscando así hacer pasar más rápido el dolor del golpe y que no fuera a provocarle un moretón.

— No deberías estar aquí, tu dormitorio es el sur, no el norte. ¿Ya ni siquiera orientarte sabes? —Y con aquel comentario por parte de Keon Hee, comenzaron a discutir entre ellos de una manera que resultó bastante cómica para Hwan Woong.

Se podía oír un constante:

"Este no es tu dormitorio... sal ahora mismo... Eres un desastre, Hak... Tú eres muy ruidoso... Sal de aquí, pasa arrugada..."

Por parte del de mayor estatura, siendo respondidos con un:

"Solo vengo de visita... ni que fuera a hacerles algo... Y tú eres demasiado gruñón, Hee... Aburrido... Apenas eres menor por un año, mocoso..."

De parte del mayor de los tres.

— Se ve que son buenos amigos. —Comentó el rubio dejando escapar una risa ante tal demostración de "afecto".

— ¡No lo somos! —Exclamaron al mismo tiempo casi como si decirlo hubiera sido romper el mayor tabú existente en toda la faz de la tierra, al tiempo que ambos chicos dejaban de discutir para alejarse uno del otro alrededor de tres pasos.

— Bueno, dejando eso de lado... —Pronunció el menor de todos.

— ¿Qué te hace creer que es mi amigo? ¡Lo odio como el infierno por lo molesto que es! —Keon Hee dijo con un tono más alto aquella frase mirando al chico de manera molesta, alejándose más de Geon Hak y acercándose a Hwan Woon hasta quedar prácticamente de frente a él, antes de recibir una mirada algo seria por parte del menor de todos.

— Dejando eso de lado... —Repitió y apartó a Keon Hee por necesidad de espacio personal, antes de mirar a ambos chicos. — ¿Han visto a Xion? —Preguntó inmediatamente antes de que fuese interrumpido por alguna otra situación -como la anterior- además de que le servía como un buen distractor para no volver al tema del regaño del mayor.

Por un momento, Keon Hee y Geon Hak se miraron al mismo tiempo confundidos por la pregunta del joven vampiro rubio.

— ¿Quién? —Preguntaron al unísono.

Aquello provocó que el menor frunciera el ceño, ¿por qué le preguntaban eso?

Sin embargo, antes de que Hwan Woong pudiera responderles y decirles que no bromearan, un grupo de voces se hicieron presentes irrumpiendo el momento como si no existiese un respeto a las conversaciones de los demás. No era la primera vez que alguien terminaba siendo interrumpido por otro chico de los dormitorios y sabía que tampoco sería la última.

Sus días en ese Clan eran un desorden constante.

Chapter 3: Wasurenai de

Chapter Text

Por un momento, Keon Hee y Geon Hak se miraron al mismo tiempo confundidos por la pregunta del joven de cabellos rubios.

— ¿Quién? —Preguntaron al unísono.

Sin embargo, antes de que Hwan Woong pudiera responderles y decirles que no bromearan, un grupo de voces se hicieron presentes irrumpiendo el momento...

— ¡Aaahhh! Estoy tan aburrido, que podría acabar imitando a una estatua. —Se quejaba Chang Min mientras avanzaba con otros dos chicos que iban detrás de sí y, justo tras haber terminado su comentario y con total sencillez, se tiró al suelo mientras hacía una postura cualquiera, quedándose quieto en su totalidad de no ser por sus respiraciones regulares, haciendo justo lo dicho: imitar a una estatua.

— Keon Hee, ayúdame... —Suplicó Eric, mientras se acercaba a los tres chicos que seguían reunidos. — Hazlo antes de que estos dos me peguen su aburrimiento. —Y al momento en que el chico señaló a sus compañeros, por lo que miraron en dirección a donde Chang Min seguía tirado sobre el suelo, además de que ahora Sun Woo se encontraba jugando con sus manos a un par de metros de los demás.

— Aire... —Le oyeron murmurar mientras movía sus manos por delante de él como si hiciera ondas con sus dedos, poco después como si buscase algo más allá con sus manos, algo que evidentemente no había frente a él. — No hay nada. —Dijo mientras sonreía de manera algo tonta, parecía haber perdido el sentido común que podía quedarle por culpa del aburrimiento.

Ese par debía estar realmente aburrido para poner a entretenerse con fingir ser una estatua y con el aire que tenía frente a sus narices, de lo contrario ni siquiera habrían llegado a la sala común pues aquel trío se la pasaba haciendo locuras por todo el sanatorio o por lo menos Chang Min y Sun Woo.

— Ayuda... —Se quejó Eric nuevamente, en la espera de que alguien tuviese una mínima piedad por él.

— En realidad... quien necesita ayuda es Dong Ju. No llegó anoche al dormitorio y me preocupa que vaya a estar lejos del clan. —Habló Hwan Woong, logrando captar la atención de los recién llegados debido a la extrañeza de sus palabras además de que parecía algo interesante.

Al menos más que el aire y el fingir ser una estatua.

— A este paso, el Maestro se enterará que salió del Clan y se meterá en problemas si no vuelve. —Continuó el rubio.

Esta vez Geon Hak fue quien suspiró de manera pesada ante las palabras del Yeo, comenzaba a ser extraño que hablara de una persona desconocida.

— Nadie conoce al tal Xion, Dong Ju o lo que sea ese a quien mencionas, Woong. Deja de hablar de cosas extrañas. —Exclamó Keon Hee antes de que Sun Woo y Chang Min se pusieran en pie lo más rápido que fue posible ante esas palabras, esta vez más interesados por escuchar acerca de lo que había comenzado a decir Keon Hee hacía poco.

— ¡Yo quiero oír de cosas extrañas! —Exclamó Sun Woo mientras caminaba para acercarse a escuchar, así como el chico pelirrojo que no tardo en unírseles en el grupito.

— Yo igual quiero escuchar, si eso es capaz de matar mi aburrimiento. —Indicó por su parte Chang Min, recargando su brazo sobre el hombro de su amigo.

— No es ninguna broma... —Los labios del chico se fruncieron antes de mirar a los demás. — Dong Ju no volvió anoche y seguramente estará perdido en el bosque. —Aseguraba Hwan.

¿Por qué se empeñaban en decir que estaba diciendo cosas extrañas y que nadie sabía de quién estaba hablando? Estaban actuando de una manera tan extraña que no sabía que pensar de ellos, seguramente le habían escuchado mal y pensaban que hablaba de alguien más o algo así.

— Hablando de eso, ¿No lo habrán visto ustedes, chicos? —Preguntó esperando una respuesta positiva.

— Yo no sé nada de ese chico que mencionas. —Respondió de inmediato Chang Min mientras Sun Woo simplemente negaba.

— Digo lo mismo que ellos. —Señaló Eric.

Eso no podía ser posible, ya que todos ellos deberían conocerle. Habían vivido juntos por bastante tiempo, se llevaban bien a pesar de que Xion fuese algo inquieto a comparación de los demás, así como también sus bromas y reacciones a veces agresivas, sin duda no se olvidarían de él.

Incluso recordaba cómo Keon Hee se pasaba hablando en los almuerzos sobre el cambio de actitud que Dong Ju presentaba cuando aparecía Geon Hak por el dormitorio, todo con tal de pasar tiempo con él. Además de que Chang Min y Sun Woo no dejaban de comentar a diario las supuestas "parejas" que podían formarse a futuro en el Clan, con todos y cada uno, pero siempre molestando al menor con posibles futuros románticos de Leedo.

Eran cosas que no podían olvidarse de un día para otro ¿cierto?

Al menos eso era lo que quería pensar Hwan Woong, pero todos parecían estar con una mirada extraña cada que hablaba de él.

¿Le estaban jugando una broma?

— Yo no conozco a nadie con el nombre Dong Ju en el clan. —Repitió Chang Min.

— ¿Seguro que no lo habrás soñado o es del lugar de dónde viniste, Hwan Woong? —Preguntó Eric.

— Estoy seguro que al menos en el Clan, nadie sabe de esa persona de la que hablas. —Indicó Sun Woo.

— ¿Lo ves? Nadie conoce al tal DonJú o como sea que lo llamaste. Ese chico no es conocido para nosotros, es más seguro que te lo hayas imaginado, que sea un sueño o alguien que conoces de donde viniste y te confundiste nada más, Woong. —Finalizó Keon Hee, mientras el mencionado solo parpadeó un par de veces debido a que parecía mentira. — Por estas cosas es que no debes salir del Clan solo.

— ¿Es broma? —Preguntó, pero al ver el rostro serio de los cinco se quedó realmente pensativo.

¿Qué estaba pasando?

¿Por qué de pronto nadie parecía recordar a Son Dong Ju?

Al principio había creído que sería una broma por la repentina respuesta de todos de no conocerlo, pero conforme había estado mirándolos y les había preguntado insistentemente se dio cuenta de que era cierto: Todos se habían olvidado del chico, incluyendo a los que eran más cercanos a él.

Pero no estaba mintiendo.

Sabía que Xion realmente existía, no era un sueño o un invento suyo.

— Estoy seguro que sólo necesitas descansar, es probable que se deba a haber salido del clan ayer. —Indicó Geon Hak, confirmando que incluso el dormitorio sur sabía del incidente.

Sun Woo y Chang Min parecieron aburrirse de ver aquello y al suspirar al mismo tiempo supieron que era tiempo de moverse de lugar para buscar algo entretenido por hacer, de lo contrario sentían que sus cabezas explotarían de tanto aburrimiento. — ¡Vayamos a cazar monstruos! —Gritó Chang Min mientras corría fuera del dormitorio, siendo seguido de cerca por Chang Min y muy por detrás por Erir quien quería evitar que ese par fuese a hacer un desastre o quizás unírseles al mismo.

Tras todo el show y ruido causado por el trío, finalmente la atención de Keon Hee y Geon Hak volvió al chico de cabello rubio cenizo.

— No fue por eso, hablo en serio. Dong Ju no aparece y estoy preocupado, es de los más jóvenes del clan y será un problema tarde o temprano si no avisó a nadie de su salida. —Aclaró Hwan Woong.

Tanto Keon Hee como Geon Hak se miraron de nuevo y suspiraron pesadamente.

Los dos chicos no parecían convencidos de las palabras de su menor, seguían creyendo que era posible que estuviese confundido debido a que ya tenían un cierto rato sin hacer nada y seguro el aburrimiento le había llevado a recordar cosas pasadas o incluso era probable que fuesen un sueño, tal vez hasta el haber salido del clan le había afectado y por eso veía cosas que no eran ciertas.

— No estoy bromeando ni fue inventado si eso es lo que están pensando. —Se defendió inmediatamente, justo en ese momento y cuando Keon Hee iba a decir algo más, el trío de chicos volvió haciendo un escándalo mayor que el de minutos atrás.

— ¡Waaaaahhhhhhh! —Gritaron los tres chicos mientras se escondían –literalmente- detrás de los tres chicos, mirando al otro lado de la sala común por la entrada, como si algo peligroso se estuviese acercando por ese lugar.

Tras el escándalo que habían hecho esos tres al llegar, las miradas de Geon Hak, Keon Hee y Hwan Woong se posaron en ellos, realmente curiosos de qué era lo que les pasaba a los chicos, pues tenían una cara de haber visto algo terrorífico y que no podían estar tranquilos sabiendo que –lo que sea que habían visto- podía llegar en cualquier momento.

— ¿Qué es lo que les pasa? —La voz de Keon Hee fue la que irrumpió en ese momento, pues los tres parecían no querer hablar, estando presas del pánico.

— ¡Yeono! —Exclamaron los tres al mismo tiempo mientras se escondían, nuevamente, detrás de los tres vampiros que habían permanecido en la sala.

— ¿Y qué tiene él? —Preguntó Hwan Woong, ya que él apenas mantenía cierto contacto con los dos chicos a su lado, además del grupo de tres que había llegado de regreso con aquel ruido y escándalo al por mayor, así que no estaba familiarizado con todos los miembros del dormitorio norte.

— ¡Es un damphir! —Exclamó Chang Min de manera dramática.

— ¡Damphir! —Gritaron al mismo tiempo los demás chicos antes de que todos ellos miraran hacia Hwan Woong, quien parecía recién comenzar a entender por qué había sido todo aquel escándalo.

— Oh Dios mío, un damphir, eso es malo porque es un... es un... Esperen... —Comentó Sun Woo deteniéndose un momento. — ¿Qué es un damphir? —Preguntó finalmente dejando a todos con la cara de "¿Hablas en serio?" y casi se veía el facepalm colectivo venir.

Keon Hee tuvo que evitar suspirar de forma pesada -como siempre hacia- por el hecho de tener que estar recordándole a aquel chico lo que era un damphir cada día de sus existencias.

— Los damphirs son los hijos de un vampiro y un humano, sangre mezclada. —Le respondió Eric antes de que Sun Woo hiciera una expresión de haber recordado finalmente de qué se estaba hablando.

Los damphirs eran la raza de más bajo nivel dentro de los vampiros, incluso por debajo de los vampiros impuros, como eran conocidos los humanos que eran convertidos mediante una mordida.

Según su escala, el nivel iba de los inmortales a damphirs.

Vampiros inmortales »
Vampiro de sangre pura »
Vampiro de sangre impura »
Vampiro convertido »
Damphir »
Humanos.

Los damphirs eran constantemente atacados por su naturaleza híbrida, siendo tratados como abominaciones, monstruos y muchas veces eran menospreciados por los demás vampiros. Cosa que muchas veces hacía que éstos se sintiesen fuera del mundo de los vampiros, se sentían totalmente rechazados por ser lo que eran.

Ju Yeon Ho, conocido a veces como Yeono, era uno de los que demostraban esta característica tan poco aceptada. Era un damphir, peor aun siendo hijo de madre humana y, por lo tanto, era la víctima principal de muchos de los rechazos de todos los dormitorios, especialmente sus propios compañeros del lado norte, aunque también su actitud hacia que todos se alejaran, pues él no permitía que nadie lo tocase siquiera. Ya sabía cómo actuaba la gente a su alrededor.

Justo cuando los chicos iban a volver a hablar, el mencionado damphir hizo aparición pues iba de paso hacia otra de las salas del sanatorio, sin embargo, apenas quedó de frente al trío ruidoso, iba a ignorar su presencia, aunque igual no era un mal educado. — Lo siento. ¿Podrían permitirme el paso? —Pidió de forma monótona.

Aquellos tres hicieron un escándalo igual mientras lo miraban.

— ¡Es un damphir! ¡Ataquen! —Exclamó con fuerza Keon Hee puesto que realmente no estaban de humor para tratar con el chico.

Apenas dijo esas palabras, los demás comenzaron a lanzar cualquier cosa a la mano que por suerte no eran hirientes, excluyendo a Hwan Woong que apenas y entendía de qué iba la situación.

— ¡Hey, paren! —Gritó el rubio debido al desconcierto que le había causado esa situación, todos se detuvieron de momento mirando al chico que les había pedido que pararan.

— ¡¡Sigue vivo!! —Exclamó esta vez Chang Min al tiempo que arrojaban cosas por segunda vez y cuando Hwan planeaba detenerlos nuevamente, esta vez habló aquel chico damphir.

— No hace falta que los detentas... Estoy acostumbrado a esto. —Comentó con cierta desgana, casi parecía no tener ganas de hablar, siendo su justa salvación el momento en que Dong Heon y Ho Young hacían aparición en la sala común debido al excesivo ruido que les habían avisado que se había formado desde unos minutos atrás, exactamente desde la primera aparición del trío liderado por Chang Min.

— Dejen de hacer escándalo ahora mismo. —Fue escuchada la voz de Heon de inmediato, formándose el silencio, todos sabían lo peligroso que podía ser que Dong Heon se enojara, pero peor aún si era el mismo Ho Young quien pudiera estar molesto.

— En menos de cinco minutos tenemos lecciones, así que a prepararse pues también toca la hora del medicamento, ha llegado una nueva dosis. —Habló Ho Young mientras que Heon caminaba por delante viendo a los chicos que estaban en el dormitorio.

— A prisa, porque no tenemos todo el día y... Geon Hak, ¿qué haces en este lado del sanatorio si tu área es la del sur? —Preguntó Heon mientras el chico solo reía de manera graciosa y nerviosa al mismo tiempo.

— Ah sí... bueno... Yo... me voy ya. —Indicó mientras salía del dormitorio, evitando a Yeon Ho en todo momento.

— Nosotros vamos a prepararnos. —Mencionó Eric tomando las manos de Chang y Sun Woo, llevándoselos consigo, también procurando evitar siquiera mirar al chico que permanecía en la habitación.

Ho Young y Dong Heon salieron de inmediato cuando todos comenzaron a moverse.

Cuando sólo quedaban los tres chicos, Hwan Woong miró al damphir mientras se acercaba un poco.

— Oye, ¿estás b... —Ni siquiera terminó la pregunta antes de que el chico saliese corriendo de la habitación sin mencionar palabra alguna.

— Vámonos ya, Woong. —Indicó Keon Hee tomando al rubio del brazo y llevándoselo consigo. Había visto su intención de entablar alguna clase de empatía con aquel damphir y esa no era buena idea.

Prefería mil veces llevárselo.

 

»«-»«-»«-»«-»«-»«-»«-»«

 

—  Hwan Woong. . .

El nombre del vampiro más bajo quedó esparcido en el aire en un tenue susurro.

Había querido llamar al chico, pero aún no era conveniente acercarse, simplemente él seguiría observando desde las sombras y no haría nada...

No mientras no fuese absolutamente necesario ayudarlo.

Aquel vampiro que se mantenía entre las sombras, se llevó las manos a los costados y miró la palma de una de ellas con cierta impotencia. Cerró su mano antes de seguir mirando el camino por donde había sido llevado Hwan Woong por el más alto, esperaba que aquellos amigos pudieran ser lo suficientemente listos para alejarlo del peligro.

Él realmente no quería tener que meterse si era posible.

 

»«-»«-»«-»«-»«-»«-»«-»«

 

Debían tomar hasta la última gota que les era ofrecida en aquel contenedor, por fortuna estaba mezclado con sangre, lo cual hacía más fácil la ingestión de la medicina que les hacían tomar día con día.

En cuanto todos hubieron acabado, les guiaron a sus respectivas aulas.

 Muy bien, chicos. —Comenzó a hablar Dong Heon mientras la lección de aquel día comenzaba. — Escuchen bien porque saben que no lo repetiré dos veces, así que presten toda la atención. —Indicó mientras miraba a todos los chicos del clan, aquella lección era una compartida entre todos los dormitorios.

El grupo contestó un "Sí" al unísono, aunque sonaran algunas voces resignadas a tener que prestar atención a pesar de que algunos, por no decir la mayoría, ya sabían de qué iba la lección, después de todo recibían clase todos los días y esa explicación parecían saberla ya hasta de memoria, claro que había uno que otro vampiro recién llegado así que tenían que ver ese tema de nuevo.

— Como saben, los vampiros vivimos separados de los humanos por diversas razones, pero sobre todo por aquello que más suele llevarnos fuera de nuestro control personal. Eso es aquello que conocemos como la "Crisálida". —Siguió dando la instrucción el chico antes de que se escuchara las voces de aquellos vampiros nuevos.

"¿Crisálida? ¿Qué es?"

Ya se esperaban esa pregunta que no tardó en responder Dong Heon al ponerse al frente de todos.

— Es un estado similar al que los humanos conocen como "adolescencia". Aquel proceso de dejar de ser niños y convertirse en adultos, pues. . . la crisálida es algo parecido a esto, se preparan para dejar de crecer totalmente y pasar a la etapa de vida prolongada. Pero la diferencia radica en que para nosotros los vampiros es un proceso mucho más complicado. —Explicaba por su parte.

— La crisálida es como la adolescencia, sí, pero la diferencia es en nosotros puede causar un desorden emocional y de pensamiento más intensificado que en los humanos o incluso problemas en su duración de vida. En resumen, un vampiro con crisálida puede llegar a atacar a otro vampiro por sus desordenes, incluso tratar de lastimarse o actuar de maneras extrañas. —Comentó de inmediato Ho Young para que quedara más claro que tan peligroso podría resultar esta "enfermedad".

— Los humanos y los vampiros tuvieron conflictos a raíz de esta condición. Hubo guerras, matanzas de vampiros y ataques a los seres humanos, pero el Consejo de Sangre logró llegar a un acuerdo con humanos, apartándonos de la sociedad y creando sanatorios como nuestro querido Clan, para ayudar a los vampiros con crisálida, pues es más sencillo de esta manera para todos los vampiros. Aquí se le brindará la medicina, es decir, lo que tomaron hace un rato, eso es lo que controla sus síntomas. —Comentó de manera seria, después de todo era una indicación y obligación de todo vampiro el tomar su medicina y reportar si veían problema con alguno de los demás vampiros que no la hubieran tomado o que no le hubiese hecho el efecto correspondiente.

— De esta manera, saben que está terminantemente prohibido que traten de evitar la medicina. No es posible hacer algo como esto, pues es necesario para su proceso de estabilización para que puedan volver a sus casas pronto. —Continuaba con la explicación antes de ver que había acabado la hora de la clase.

— Bueno, llegamos hasta aquí por hoy, pueden salir, pero saben que está prohibido salir del clan, estar hasta tarde fuera del dormitorio o rondar por la oficina del Maestro. —Parecía casi una orden, una ley totalmente estricta debido al tono de voz de Dong Heon. Incluso su mirada se dirigió unos segundos hacia Hwan Woong por haber sido precisamente la persona que había roto dos de esas prohibiciones el día anterior.

Todos partieron a hacer sus debidas labores, mientras que Keon Hee decidió esperar a Hwan Woong.

El menor se había quedado un momento pensando pues a pesar de todos sus intentos por encontrar a Dong Ju durante la noche anterior y la mañana de ese día, no había logrado nada aún.

Y sus amigos poco parecían querer ayudarle.

 

Chapter 4: Eli, eli lema sabachtani

Chapter Text

— Tengo que encontrar a Xion cuánto antes. —Mencionó en un susurro, al menos esperaba no ser lo suficiente alto para ser escuchado por Keon Hee. Cosa en la que falló.

— ¿Vas a seguir con eso? —Le preguntó el mayor mirándole fijamente, ya tenía todo el día con ese tema y realmente comenzaba a preocuparle que fuera una alucinación a causa de la crisálida, podía ser posible ¿no? Esa era la razón más lógica para Keon Hee.

Resultaría un problema serio si Hwan Woong seguía hablando sobre el tema de ese chico desconocido.

— Si. Aunque no me crean, yo sé que no es un sueño, tengo que encontrar a Xion cuánto antes. Quizás esté perdido y no puedo perder el tiempo esperando a que ustedes me crean que estoy diciendo la verdad. —Comentó un poco molesto por el hecho de que nadie del Clan le creyera, pues incluso los prefectos de su dormitorio –Dong Heon y Ho Young- no le creían absolutamente nada de lo que había dicho, lo había notado en sus miradas.

— Deja de insistir, Woong, nadie conoce a esa persona de la que hablas y tampoco parece ser alguien nuevo, pues si no habría estado hoy en clase ¿no te parece? —Keon Hee aún quería hacerlo entrar en razón, aunque tuviese que hacerlo mediante regaños para que entendiese un poco y cayera en la realidad.

« Esa persona no existía. »

— Entiéndeme tú... no es una mentira ni nada eso, ¿Y si estuviera en peligro? No puedo quedarme quieto. —Exclamó mientras pensaba retirarse, pero nuevamente el trío desastres apareció nuevamente, esta vez liderado por Eric, que no le daba tregua a los chicos que le seguían de cerca.

— Aagh... Espera un poco, Young Jae. —Se quejaba Sun Woo puesto que el chico le había hecho caminar constantemente por todo el dormitorio oeste y norte, puesto que estaba en su momento "hiperactivo" y por lo tanto no se detenía en ningún segundo. Cosa que ya lo tenía agotado.

Aunque Chang Min parecía animar aún más al chico a que siguiese en su tarea de correr por todos lados.

— ¿Qué les pasa ahora? ¿Corrieron de Dong Heon y Ho Young por algún castigo? —Indagó Keon Hee, alzando una de sus cejas al mirarlos, nuevamente interrumpían en un pésimo momento.

— Nos aburrimos, así que jugamos carreras. —Sonrió Chang Min antes de jalar consigo a Eric mientras su sonrisa se ampliaba. — ¡Ahora jugaremos a ser peleadores de sumo! —Gritó animadamente mientras tomaba la mano de Sun Woo para llevárselo consigo también.

Keon Hee creyó más conveniente matar el tiempo con el trío que dejando que Hwan Woong buscase a alguien que todos aseguraban que no existía, así que se fue detrás de ellos tres jalando a un Hwan Woong bastante molesto.

 

»«-»«-»«-»«-»«-»«-»«-»«

 

La clase había dado fin por fin, así que tenían tiempo de sobra para hacer lo que les placiera, razón por la que Dong Heon y Ho Young volvían a su habitación compartida.

Al ser los prefectos del dormitorio norte tenían muchas más tareas y deberes a cumplir, por lo que debían aprovechar los pequeños lapsos de descanso antes de volver a sus actividades de siempre: vigilar y estar al pendiente de que todo estuviese marchando en orden y de acuerdo a las peticiones del Maestro.

— Vaya, vaya... Qué bueno es verlos. ¿No es difícil para ustedes tener que cuidar a vampiros con crisálida cuando ustedes también la tienen? —Habló una voz que de inmediato fue reconocida por Ho Young.

— La crisálida hace susceptible a los vampiros que lo sufren y es más difícil que se confíe en personas ajenas, por ello es que este clan se maneja con su propio autogobierno, como ya deberías saber, Geon Hak. Después de todo eres un prefecto también. —Habló Dong Heon inmediatamente antes de que el mencionado hiciese aparición por detrás de ambos chicos, con una sonrisa burlona.

— Eso es cierto, por ello es que es increíble ver que sigan en buen estado a pesar de todo. —Hablaba con cierta gracia en sus palabras, más porque quería divertirse molestando un poco, aunque lograr que el rostro serio de Dong Heon cambiara era algo casi imposible. — Aunque el mal humor momentáneo y también la histeria son síntomas de Crisálida, estimado Dong Heon. —Comentó mientras se cruzaba de brazos y caminaba detrás de ambos.

— Pues sí, la diferencia es que a pesar de eso no invado dormitorios y yo si te he visto invadir muchas veces en el nuestro, ¿qué haces siempre metido aquí? —Preguntó Dong Heon nuevamente, ya que parecía que Ho Young estaba indispuesto a hablar con Geon Hak, en realidad parecía indispuesto a dirigir palabra alguna a quien fuese. Estaba cansado y eso podía notarse en su rostro, justo por debajo de sus ojos, en aquellas negras ojeras.

— Pues yo... —El Kim se quedó callado por unos segundos, cayendo en la cuenta de algo. — ¿Por qué vengo aquí? —Se preguntó en un susurro, pero el mismo fue escuchado por ambos mayores. — Siento que olvido algo importante de este sitio siempre que vengo. —Mencionó mientras parpadeaba varias veces confundido.

— Creo que el que tiene problemas de crisálida es otro. —Habló finalmente Ho Young.

— ¡Agh, mi cabeza! —Aquel sonido provenía de un chico que recién entraba a los dormitorios haciendo algo de escándalo, que parecía casi caer al suelo y poco después, haciendo un esfuerzo exagerado –en cuanto a su situación de sentirse mal- para agarrarse del hombro de Leedo. — Ah, disculpen eso... creo que me he movido mucho últimamente, la anemia hace que me sienta mareado. —Susurró antes de jalar del brazo al chico al que había tomado de bastón de apoyo.

— No me sorprende. —Ho Young miró en dirección de Dong Heon quien buscaba algo entre las cosas que cargaba.

— En fin... —Susurró Dong Heon, sacando a los pocos segundos después una especia de carta que estiró hacia el chico recién llegado. — Young Jo, tienes una carta del Maestro, así que date prisa a leerla y dejen de jugar en nuestro dormitorio. —Le reprimió el chico mientras dirigía su mirada seria a ambos chicos que no pertenecían a aquel dormitorio.

— Ah, gracias. —Dijo el mencionado mientras tomaba la carta y la revisaba por todos lados, como si aquella carta tuviese realmente algo interesante.

— ¡Ah! ¡Se nos pasa la hora de la medicina en el dormitorio! —Exclamó con fuerza Geon Hak mientras jalaba repentinamente a Young Jo consigo, no llegarían a tiempo si no se apuraba y se suponía que ellos debían poner el ejemplo por ser los prefectos del dormitorio sur.

Dong Heon y Ho Young solamente vieron como ese par se alejaban, dejándoles finalmente libres de otra distracción para irse a descansar.

— Oye... ¿Qué es tan importante que el Maestro tiene que mandarte una carta? —Preguntó Geon Hak con curiosidad mientras avanzaban a paso rápido hacia su propio dormitorio.

El de cabellos oscuros miró la carta por segunda vez, antes de alzar los hombros restándole toda importancia a la carta para acabar lanzándola por una de las ventanas de la edificación y dejando que se mojara con la lluvia que había afuera.

— Pero... ¡¿qué acabas de hacer?! —Exclamó el Kim con cierta preocupación.

— No hay de qué preocuparse, ni que el Maestro fuese un monstruo. A menos que... —Leedo se detuvo de pronto antes de mirar hacia su compañero. — ¿Y si el Maestro en verdad no se deja ver porque fuera un... ¡monstruo!? —Al decirlo, Young Jo había gritado al costado del pobre Geon Hak, picando cerca de su costado derecho, haciendo que brincase de la impresión.

— ¡Oye, no hagas eso de nuevo! —Se quejó mientras tomaba aire. — Será lo que quieras, pero en verdad dudo que sea un monstruo, solo es un haragán que no se deja ver por flojera de presentarse en el Clan. Por ello se comunica con nosotros con esas cartas como la que acabas de tirar por la ventana. —Se quejó nuevamente antes de suspirar.

Sabía que con Young Jo no podía esperar que fuese a hacer lo que le ordenaran, mucho menos por alguien a quien no veía y ni siquiera le conocía la cara, pero no podía quejarse ya que él también era un desastre como prefecto, aún se preguntaba por qué razones le habían elegido, ellos no eran figuras de autoridad respetuosas con perfecta conducta como Dong Heon y Ho Young.

— Bueno, es posible... O quizás está entre nosotros y nadie sabe. —Alzó los hombros despreocupadamente antes de mirarle de lado y jaló del brazo al más alto de ambos. — Bueno, vamos que ya vamos demasiado tarde a tomar la medicina. —Le recordó antes de que ambos comenzaran a correr hacia el dormitorio sur.

 

»«-»«-»«-»«-»«-»«-»«-»«

 

— Dong Ju... ¡Xion! ¿Dónde estás? —Preguntaba una y otra vez mientras caminaba por los pasillos del refugio para vampiros. Llevaba varias horas buscando al susodicho, pero no lograba verle en ningún lado, Hwan Woong empezaba a desesperarse por aquello.

— Xionie, sal de dónde estés... No es un juego. —Volvió a repetir antes de que apareciera Keon Hee cerca suyo.

— ¿Sigues con eso? —Le dijo en tono reprobatorio antes de negar varias veces. — Deberías parar ya con eso, Hwan Woong, nadie caerá en tu juego. —Continuó hablando antes de que le mirara fijamente, ya todos en el Clan empezaban a aburrirse también del teatro que el rubio se tenía armado con la búsqueda de una persona que ya todos habían confirmado que no existía.

Bueno, si es que aquellos cinco y los prefectos contaran como todas las personas del clan, cosa que no era así.

— No es un juego. —Dijo haciendo una mueca antes de mirarle. — No voy a dejar de buscar a Dong Ju hasta que no tenga una pista de su paradero o pueda encontrarlo. —Se quejaba nuevamente el de cabellos rubios cenizos antes de volver a mirar alrededor. — Xion... —Susurró con cierta pesadumbre.

¿Dónde podría haberse metido aquel chico?

— Mira Woong, soy paciente mientras se puede, pero realmente deberías de parar todo esto porque si no... —La voz de Keon Hee se vio de pronto opacada por el sonido de gritos nuevamente.

Siendo la fuente de estos la misma de siempre. Sun Woo, Chang Min y Eric habían aparecido interrumpiendo, por segunda vez en el día, un momento importante.

— ¡Hey, Keon Hee! Tienes que venir a ver esto. —Exclamó Chang Min sin darle tiempo a responder nada más, antes de tomarle del brazo y jalarlo consigo.

— ¿Eh? ¿Qué...? ¡Chang Min, espera! —Solamente pudo oírse aquello antes de que aquellos tres chicos se llevaran consigo todo rastro de Keon Hee, dejando solo a Hwan Woong en el pasillo del dormitorio, más confundido que antes y con más ansias de encontrar a su amigo a toda costa para que pudieran recordarlo.

Miró por donde se habían ido los cuatro chicos antes de oír el sonido de pasos por detrás suyo, sobresaltándolo.

— ¿Algo te preocupa? Tienes una mirada triste. —Aquella voz seria y serena contrastaba bastante con la apariencia que tenía el dueño de aquella voz.

Chapter 5: Gensou Genwaku Innocence

Chapter Text

— ¿Algo te preocupa? Tienes una mirada triste. —Aquella voz seria y serena contrastaba bastante con la apariencia que tenía el dueño de aquella voz.

Su mirada, así como el porte que había mostrado al principio, daban la impresión de tratarse de alguien misterioso, pero aquellas facciones en su rostro lo hacían ver como alguien más tranquilo e incluso amable, alguien a quien no debía temer, ya que su figura le daba un aspecto más delicado que de alguien que pudiese hacer daño.

Hwan Woong le miró un poco antes de asentir, mientras sus manos subían de manera inconsciente a la altura de su pecho, una sobre la otra, sobando su mano derecha –ya que había quedado por debajo- y lo hacía debido a la preocupación que sentía en ese momento.

— Busco a una persona y no logró dar con ella. —Explicó por su parte antes de que notara de quién se trataba, uno de los vampiros que más evitaban a la gente a su alrededor y en todo el clan. — Pareciera que nadie más puede recordarle, como si nunca hubiese estado en el Clan, pero yo estoy seguro al cien por ciento de que él estuvo aquí. —Dijo en busca de convencerse más a sí mismo de que era así.

— Si no fuera real no le recordaría con la precisión que lo hago, nunca podría inventar a alguien así de un día para otro. —Explicó mientras el contrario tan solo se ocupaba de escuchar su relato. — En momentos quisiera creer que ellos tienen la razón, pero yo sé que él existe y tiene que estar en algún lugar, me preocupa. —Afirmaba el menor cada vez más seguro, al menos hasta ver que el único que estaba hablando era él. — ¿Y tú? ¿Hay algo que te preocupe? ¿O por qué siempre estás tan solo? —Preguntó el menor, arrepintiéndose a los segundos por haber sido tan precipitado con sus preguntas.

Ahora que lo pensaba bien, el chico era de su mismo dormitorio, si no mal recordaba su nombre se trataba de Lee Seo Ho, un vampiro solitario al que algunas veces había visto leyendo o por ahí andando solo.

El mayor se limitó a mirarlo durante un par de segundos antes de entrecerrar sus ojos para hablar.

— No me preocupa nada, estoy solo porque quiero. —Comentó sin más.

— Pero... ¿no es muy solitario? —Preguntó sin entender la razón por la que alguien quisiera estar solo.

— ¿Acaso tiene algo de malo estar solo? —Le devolvió la pregunta de manera que parecía atacarle.

Hwan Woong negó de forma rápida pues no se había dado a entender.

— Me refería a que... ¿no es algo triste no tener con quien compartir algo de tiempo? —Le miró esperando una respuesta.

— ¿Si de un día para otro olvidarás todo y a todos, de qué sirve crear lazos con otra persona? Si esos recuerdos serán desechados al final, tirados a algún sitio desconocido y los demás actuarían como siempre, como si nada pasara, prefiero entonces no tener que ver con nadie. —Explicó de una manera que solo confundió aún más al rubio. — Al final, los recuerdos son sólo ilusiones. Estando solo... es la manera en que no habría porque sufrir por alguien que ya no es como antes o porque hay alguien a quien no recuerdan. —Siguió hablando, haciendo que Hwan Woong abriese sus ojos de manera sorprendida, ya que aquella frase le trajo en mente a su amigo de inmediato.

Y como si Seo Ho hubiese adivinado su pensamiento, continuó hablando.

— Estás buscando a Son Dong Ju, ¿cierto? —Preguntó.

— Tú... —Su mirada se mostró sorprendida y a la vez se sintió esperanzado, en una gran medida, por no ser el único que recordara la existencia del chico. Si Seo Ho hablaba de él era porque lo conocía ¿cierto? — ¿Tú recuerdas a Xion, no? —Le miró fijamente como si su vida dependiera de su respuesta.

— Sí. —Respondió al instante.

— ¿Y sabes dónde está? ¿Cómo puedo encontrarle? ¿Se encuentra bien? —Las preguntas llegaron una tras otra desde los labios del menor, al paso que se iba acercando cada vez más, estaba ansioso y desesperado por saber algo.

— Claro que no. —Respondió de una manera más cortante que antes ya que no quería hablar de un tema como ese justo cuando por fin había decidido acercarse, aunque fuese por un momento.

— Pero tú recuerdas a Xion, eso es algo bueno porque... quiere decir que en verdad existe y los demás tienen que creerme. —Aseguró.

Se giró un poco para quedar de frente al chico mientras esbozaba una sonrisa ya que había encontrado a alguien que pudiese ayudarle a buscar y que no le juzgara, estaba seguro de que con su ayuda los demás tendrían que creerle que no estaba loco y que en verdad estaba hablando de alguien real.

— Los demás piensan que enloqueciste por hablar de él, por recordarlo, ¿no es cierto? —Preguntó a lo que el rubio asintió de manera algo lenta. — Entonces... quiere decir que también me consideraran extraño por recordarlo. —Señaló antes de que su expresión cambiara como si acabara de darse cuenta de algo que no había pensado. — Es posible que ambos estemos sufriendo por la crisálida y por esa razón somos los únicos que conocen a esta persona, Hwan Woong, lo cual quiere decir que tendríamos que ir con los prefectos. —Habló de manera algo apresurada antes de que en el rostro del mayor se dibujase una expresión de disgusto.

Quizás por el hecho de que estaba diciendo indirectamente que su amigo era una alucinación.

— No, yo estoy seguro de que Dong Ju existe y sería mucha coincidencia que dos personas recordemos a una misma persona que todos suponen que no conocen, ni siquiera la crisálida podría hacer algo como eso. —Comentó antes de mirarlo. — Ya que tú y yo somos las únicas personas que lo recordamos, quizás sería buena idea que ambos lo busquemos. ¿No lo crees? —Le preguntó con cierta esperanza de que respondiese que si a su propuesta.

Seo Ho suspiró pesadamente antes de mirarle con cierta preocupación.

— Si no quieres que nada cambie, deberías dejar de buscarlo. —Espetó de manera inmediata, logrando sorprender al menor ante aquella contestación, había sido rechazada su propuesta de que lo buscaran y en cambio le pedía que dejase de buscarlo también.

— ¿Me estás pidiendo a que le abandone a su suerte? —Negó varias veces para hacer énfasis a que no pensaba dejar de buscar hasta encontrarlo. — No creo que nada cambie, las cosas ya están mal, pues nadie le recuerda. Yo necesito hallarlo antes de que le pase algo malo. —Repitió como si se tratase ya de una costumbre tener que decir que debía dar con su paradero.

— Si no pudieras hacer algo por él sería mejor hacer como todos, como si no existiese. —Hwan Woong le miró aún consternado. — Si existiese una forma de hacer que alguien olvidara todo, ¿cómo te sentirías? ¿Qué sentirías si fueras tu a quién se lo hicieran? —Le preguntó el contrario, esperando una respuesta que fuese válida para él.

¿Olvidar todo? ¿Qué tenía que ver eso con el asunto de Xion?

Esas preguntas rodaron algunos minutos en la mente del más bajo antes de mirar a Seo Ho.

— Si existiese algo capaz de eso... quizás me sentiría mal, porque no reconocería a la gente ni tendría recuerdos de nada. Sería como tener una sensación de vacío. —Le respondió y, antes de tener tiempo de volver el tema a Dong Ju, escuchó al de cabellos negros, éste dejó escapar un suspiro ante esa respuesta y se acercó hasta él.

— Si te hace sentir mal... entonces deja de buscar a Xion por el bien de todos, por tu bien. —Explicó por su parte antes de mirarle de manera más fija que antes. — Siempre han estado cual pequeños niños, todos viviendo de manera que no conocen el sufrimiento, sin necesidad de tener que ensuciarse nunca. Han estado jugando siempre, divirtiéndose, viviendo un sueño dentro de otro sueño, como si nada pudiera hacerles daño... Sin conocer la tristeza. —Susurró.

La mirada de Seo Ho se fijó en aquel chico, notaba que Hwan Woong parecía estar completamente confundido.

— Eso es a lo que llaman el Uroborosu. Una realidad perfecta, en la que nadie sufre... Una utopía. —Comentó antes de continuar con su explicación. — Una ilusión de inocencia, una en la que no se permite que los corazones de otros se llenen de la oscuridad, dejando que la luz siempre esté con ellos, aunque sea una ilusión, una farsa en su totalidad. Pero que, al ser descubierta la mentira, la oscuridad se apodera de ellos... —Seo Ho se detuvo de momento antes de mirar al chico aún con aquella preocupación. — Sólo intento que puedas mantener la pureza de tu ser, para que no tengas que sufrir... —Susurró mientras pasaba su mano por la mejilla del rubio de manera lenta, como apenas una caricia sutil.

Hwan Woong solo le miró parpadeando sin comprender gran parte de sus palabras.

¿Mantenerse puro? ¿Por qué hablaba como si hubiese un misterio detrás de lo que decía?

— Hay veces que es mejor no despertar del sueño, aunque éste sea una pesadilla, pues la realidad puede ser peor de lo que imaginas. —Su mirada bajo al igual que su mano. — Deja de buscar a Dong Ju y olvídate de él. —Dijo de forma tajante y como manera de finalizar con su conversación.

Antes de que el menor pudiera hablar al respecto, que reclamara o preguntase algo, Seo Ho se retiró de aquel pasillo perdiéndose entre otra de las habitaciones del dormitorio, dejándole con todas las dudas y sobre todo más perdido que antes, además de que con la esperanza pendiéndole de un hilo.

La mirada de Hwan Woong le siguió entre los pasillos, apenas podía entender parte de lo que el chico le había dicho.

— ¿Viviendo un sueño dentro de otro sueño? —Repitió en pregunta para sí mismo y en voz baja.

¿Era eso alguna clase de metáfora, acertijo o algo así? Y ¿el Uroborosu? ¿Acaso tenía algún sentido con la desaparición de su amigo? Era muy complicado comprender cada una de esas palabras.

No lograba comprenderlo, pero era más pesado para él que la única persona que recordaba y podía ayudarle a buscar a Xion le dijera con mayor fuerza que los demás que tenía que dejar de buscarlo, se sentía más apesadumbrado que antes pero, el hecho de que Seo Ho recordara la existencia del mayor le daba un alivio, le decía que él existía.

Hwan Woong no estaba enloqueciendo.

Estaba sumido en esos pensamientos que no supo en qué momento había llegado hasta aquel sitio el damphir que había conocido hace poco: Yeon Ho.

No fue hasta que no le escuchó hablar.

— Es mejor que te mantengas alejado de Seo Ho. —Comentó en voz algo baja, pero lo suficiente para ser escuchado por el único chico en aquel pasillo, así que de inmediato Hwan Woong ya se encontraba mirándolo de frente, extrañado por las palabras que había soltado. — Ese chico solamente trae sufrimiento a dónde sea que vaya. —Indicó mientras le miraba de forma fija, se podía ver preocupación en su mirada.

— No entiendo porque te preocupa tanto que haya hablado con él. —Respondió.

— No digo que no le hables, es decir... soy la persona menos indicada para prohibirte algo como eso. —Dijo Yeon Ho hablando de manera apresurada, como si de pronto se hubiese puesto nervioso. — La razón es que... la verdad.... Cuando veo a Seo Ho tan cerca de ti siento como si... como si algo malo va a pasar. —De un momento a otro aquel hablar tan rápido y atropellado se volvió más lento, mientras el cuerpo del damphir comenzaba a temblar, tal vez por el miedo que empezaba a experimentar sin razón aparente.

El temblor desapareció tan pronto como había llegado, solo miró a Hwan Woong, pasando sus manos a la altura de su pecho.

— Sólo... No te acerques a él, ese chico te traerá sufrimiento. —Comentó acercándosele. — Por favor... —Suplicó, aunque al estar tan cerca, Hwan Woong le tomó de sus manos mirándole con preocupación ya que Yeon Ho había estado a punto de caer al suelo mientras hablaba, la mirada extraña del contrario le hizo pensar que había algo mal.

Yeon Ho miró a las manos de Hwan Woong, nunca antes alguien le había tomado de las manos, ni tampoco había permitido que alguien más lo hiciera por miedo.

— ¿Estás bien? —Hwan no había prestado atención del todo a sus palabras puesto que había notado algo extraño en el comportamiento de aquel chico, como si tuviese alguna clase de problema, a lo que imaginó que se trataría de la crisálida, era peligroso dejarlo así.

— ¿Qué si estoy bien? —Preguntó mientras se reía y daba varios saltos alrededor. —Yo estoy tan feliz que... —Y de pronto su voz se apagó y casi se tiraba al suelo de manera dramática. — Que quizás es mejor que muera. —Comentó con voz apagada, depresiva.

— Será mejor que vaya por Dong Heon o Ho Young, necesitas de la medicina. —Habló mientras le soltaba para poder ir a buscar a los dos chicos para que pudiera ayudarle, pero en el momento en el que se dio vuelta, una mano le detuvo de poder avanzar.

— ¿Por qué? ¿Por qué es que te preocupas por mí, Hwan Woong? —Preguntó el chico mirándolo sin entender.

— Porque... somos amigos ¿no? Me preocupo por mis amigos. —Respondió a su vez, intentando llevarle a la enfermería. — Vamos, necesitamos pedir más medicina para ti. —Indicó nuevamente.

— No. Yo estoy bien... —Habló el menor mientras jalaba a Hwan Woong para quedar abrazado a él, de manera que podía apoyar su cabeza en el hombro ajeno. — Solo quédate. —Pidió.

Aquella acción había tomado por sorpresa al de cabellos rubios, de forma que apenas reaccionó cuando se encontraba ya siendo rodeado por ambos brazos del chico menor. Parpadeó varias veces puesto que no entendía el actuar de Yeon Ho, sólo sabía que era necesario traer la medicina que le hacía falta.

— Hey, Yeono, insisto en que deberíamos ir por tu medicina. —Habló, ignorando lo que el aludido intentaba hacer.

— No hace falta... —Se apoyó de manera que quedaba sobre el hombro ajeno, mirando hacia la pared. — De verdad, no hace falta. Simplemente... déjame estar así un poco más, porque no hay nada más que pueda ayudarme ahora. —Habló en susurro mientras había girado su cabeza y acercado sus labios al cuello ajeno, dejando a la vista sus colmillos.

Estaba a casi a nada de poder clavar estos sobre la piel blanquecina del mayor, pero el sonido de algo similar una campana o a un chirrido agudo se hizo presente, retumbando en los oídos de Hwan Woong y provocando que terminara empujando al damphir, apartándolo de él en un acto involuntario.

¿Por qué es que su cuerpo se había movido sin él tener la consciencia o la decisión de hacerlo?

— Lo siento. Yo no sé qué... —Iba a seguir hablando cuando un chico al que no conocía hizo presencia, casi como si se fuese a caer, al parecer se encontraba debilitado y eso le impedía mantenerse en pie como había pasado con Yeon Ho antes.

— Oww... Creo que necesito ayuda, es terrible esta anemia... —Se quejó por su parte aquel joven, un par de años mayor a los presentes, antes de agarrar a Hwan Woong por el brazo, impidiendo que Yeon Ho pudiera acercarse de nuevo.

— No podré caminar solo al parecer... será que... ¿podrías llevarme a la enfermería y hacerme compañía? —Preguntó en un tono casi insinuante mientras sonreía de lado y se acercaba –en demasía- al rostro del vampiro de cabellera rubia, el cual se quedó confuso ante la situación. — Discúlpanos, pero me lo llevaré por ahora, nos vemos luego. —Le dijo al damphir y, sin dar tiempo de nada más, se llevó consigo al confundido Hwan Woong, a quien tenía tomado del brazo.

Yeon Ho sólo pudo ver la espalda de ambos chicos que se habían alejado de él. En su rostro se había dibujado una expresión de enojo, ¿por qué diablos se ponían en su contra en ese momento?

Lo único que él quería era evitar que algo malo ocurriese, quería evitar la tragedia en el clan.

Chapter 6: Iniciative

Chapter Text

Aquel chico arrastró a Hwan Woong durante largo rato antes de que éste se soltase del agarre.

Lo pudo hacer en un momento en el que el chico desconocido para él se encontraba distraído con algo que el rubio no alcanzó a distinguir.

— ¿Se puede saber por qué me has jalado hasta aquí? —Preguntó con cierta molestia puesto que alguien a quien no conocía se había tomado todas esas libertades a la primera de verlo.

Primero le hablaba con aquel tono; segundo, le tomaba del brazo y se acercaba a su rostro de manera tan poco tranquilizadora para él y hasta acosadora; tercero, le llevaba a otro sitio sin siquiera decirle; cuarto, ni siquiera sabía su nombre ni de dónde había salido.

— Todavía que te salvo la vida y así me hablas. —Dijo el chico mientras ponía un rostro de sentirse "indignado" por el actuar de Hwan Woong.

— No puedo tratarte de otra manera cuando ni siquiera sé tu nombre. —Replicó el menor antes de que su mirada se fijara en el chico, si había aparecido en el pasillo quería decir que tenía que ser alguien del sanatorio, quizás no de su dormitorio puesto que existían cuatro en total, uno por cada punto cardinal, pero si de alguna parte.

El desconocido rodó sus ojos como si lo dicho hubiese sido algo molesto, pero en pocos segundos se había repuesto.

— Ah, mil disculpas. —Comentó mientras mostraba una sonrisa más amable y tomó la mano del menor a modo de saludo antes de estrecharla y dejar un muy pequeño beso en el dorso de la misma. — Mi nombre es Kim Young Jo, puedes decirme sólo Young Jo. Un gusto conocerte. —Respondió ante la duda que había tenido el chico, mientras hacía una reverencia única.

— Sí, un placer... De cualquier forma ¿qué fue todo ese show de antes? —Se quejó antes de mirarle.

— Lamento lo de minutos atrás, pero estabas corriendo un gran peligro ahí. —Comentó con un tono serio.

— ¿Eh? —Hwan Woong olvidó de momento que apenas y había conocido al chico debido a la palabra "peligro", seguía sin comprender a qué se refería.

Aquel sonido que había salido de sus labios bastó para que Young Jo se diera cuenta de que el chico no tenía ni la más mínima idea de lo que estuvo a punto de sucederle, de manera que se le acercó de nuevo.

— Ese chico estaba tratando de morderte. —Explicó mientras admiraba el perfil del vampiro de menor edad.

— ¿Y eso que tiene de importancia? —Preguntó Hwan Woong un poco a la defensiva, parecía que todo mundo encontraba peligro en las cosas que él hacía y no tenía la menor idea de ello.

— ¿¡Qué!? ¿Acaso olvidaste lo peligroso que resultaría para cualquier vampiro dejarse morder por otro aún si se trata de un damphir? —Dijo un poco alterado el mayor, ya que era un tema que no podía tomarse a la ligera. — ¡Perderías tu iniciativa! —Exclamó como si se tratase de lo más peligroso, no estaba tan lejos de ser verdad después de todo.

— ¿Mi iniciativa...? —Parpadeó varias veces antes de que el recuerdo de aquella clase en la que les explicaron que era la iniciativa volvió a su mente.

 

»«-»«-»«-»«-»«-»«-»«-»«

 

— ¿Iniciativa? ¿Qué es eso? —La voz de un chico había resonado en el aula de clases ya que era uno de los recién ingresados al clan o al menos eso recordaba.

— La iniciativa es como tu voluntad, tu mente. En otras palabras, es como tu alma, si la pierdes estás obligado a hacer todo aquello que la persona que haya tomado tu iniciativa desee que hagas. —Había explicado Dong Heon mientras hacía una presentación actuada con dos de los chicos del dormitorio.

— Por ejemplo... Si Chang Min tomase la iniciativa de Sun Woo, él estaría obligado a hacer cualquier cosa que él le pidiera. —Al ir explicando, los dos chicos mencionados actuaban lo que el mayor explicaba, fingiendo así como si Chang Min hubiese mordido al menor, al tiempo que éste solo hacia un rostro de queja puesto que el mayor en verdad había aprovechado para jalar un poco la piel del moreno por venganza de algo ocurrido aquella mañana, claro que sin encajar sus colmillos en realidad.

— Con la mordida, Chang Min obtendría la iniciativa de Sun Woo, algo así como si fuese una marioneta. —Añadió Ho Young.

— Estaría obligado totalmente a obedecer todo lo que le diga aquel que sea su "amo", pudiendo negarse a peticiones de otros si lo desea, pero nunca a las de quien posea su iniciativa. —Haciendo un gesto se ocupó de que aquel par hicieran la demostración de ello.

— Sun Woo, haz una pirueta. —Pidió Dong Heon, mientras que Sun Woo se negaba, no pensaba hacerlo, no porque la representación era así, si no porque en efecto no quería hacer una pirueta frente a los cuatro dormitorios y se negaba a hacerlo rotundamente.

— Sun Woo, ve y abre la puerta, por favor. —Pidió esta vez Ho Young, mientras que el mencionado volvía a negar con su cabeza. Acto que no le permitió ver la sonrisa que se había dibujado en el rostro de Chang Min.

— Sun Woo, siéntate en el suelo. —Ordenó éste, era obvio que estaba disfrutando esa clase pues, aunque no tuviese la iniciativa real del chico, lo que le pidiera hacer mientras durara la demostración tendría que hacerlo, aunque con normalidad era un chico tranquilo esta vez estaba tomando algo de ventaja ya que el menor a veces solía ser un poco intenso con los regaños y cuidados que le obligaba a tener. Como si fuese normal que un menor lo cuidase.

Sun Woo, arriesgando parte de su orgullo, le lanzó una mirada suplicante a Chang Min para que cambiara sus palabras antes de suspirar y verse obligado a seguir en su actuación. Se sentó en el suelo con una cara de pocos amigos que cualquiera en la clase podría haber notado.

— Sun Woo~ acuéstate y da un par de vueltas. —Chang Min sonrió de manera maliciosa, debía aprovechar mientras tuviese vida suficiente para usarla a beneficio propio, sabía que acabando la clase estando fuera de la vista de los prefectos, aquel moreno iría a darle una paliza por pedirle hacer cosas como esa en la representación. Sabía que lo haría, pero ahora debía aprovechar su venganza.

La mirada de súplica del Kim pasó a ser una de resignación y claro odio hacia su mayor, puesto que tenía las miradas de los demás encima de él, es decir que tenía que hacerlo. Por segunda ocasión se sintió apenado y algo más molesto que antes, pero se recostó en el suelo comenzando a girar a un lado y luego al otro antes de detenerse ya que había oído las suaves risas de algunos.

— En teoría, esto es lo que podría pasar, podrían perder mucho si dejan que alguien más obtenga su iniciativa. —Dijo Ho Young dando por terminada la presentación. — Por esa razón no deben olvidar que entre vampiros no podemos mordernos, es un peligro demasiado alto. —Dijo de manera seria, esperando que quedara grabado en el consciente de todos los demás, antes de escuchar la campana que avisaba el termino de dicha clase.

Momento que Chang Min aprovechó para huir lejos de las manos asesinas de Kim Sun Woo.

 

»«-»«-»«-»«-»«-»«-»«-»«

 

— ¡Ya me acorde! —Exclamó consternado y a la vez nervioso el menor antes de mirar a Young Jo por lo que había dicho. — Yo... ehem, bueno... gracias. —Susurró Hwan Woong antes de pasar su mano varias veces sobre su cabello, la verdad estaba algo avergonzado por haber olvidado algo que se suponía ser tan importante como la iniciativa.

— ¿Sólo gracias? —Se quejó el contrario antes de mirarle, de la misma manera que antes.

— Si. —Respondió al instante. — Además... ¿Por qué razón podría haber querido hacer eso? Dudo mucho que tenga una intención de hacerlo realmente. —Se quejó.

— Bueno, podría ser porque... ¿Te encuentra lindo? —Insinuó mientras se acercaba de la misma forma antes de recibir un golpe en la cara y ser alejado por Hwan Woong, logrando que se quejase varias veces por el golpe en su rostro.

—¿Li-lindo? ¿Y-Yo? —Inmediatamente se encontraba totalmente sonrojado, no pudo evitar pensar en de qué manera le estaría viendo el damphir minutos atrás, cosa que hacía que ahora entendiera gran parte de lo que habían hablado.

— ¿Acaso crees que miento? —Preguntó mientras que volvía a acercarse, logrando que el rubio reaccionara. — Será acaso que... ¿Te pongo nervioso y por eso estás sonrojado? —Bromeó el chico, haciendo que el ajeno se alejara, pero antes de poder perderle de vista, Young Jo ya había hecho un par de pasos por delante.

Justo antes de permitírselo, con su brazo le cortó el paso.

— ¡C-Casi estabas a dos centímetros de mi cara! —Se quejó nuevamente. — A-Además... estás invadiendo mi espacio. —Al momento de ver que Young Jo se acercaba por tercera o cuarta vez -ya había perdido la cuenta- se dispuso a golpearlo por segunda vez.

— ¡Duele! —Se quejó por su parte el agredido.

Y antes de que alguien más dijese algo, lo que ya parecía costumbre en aquel clan de vampiros, alguien hizo aparición solamente para interrumpir la plática que estaban teniendo aquellos dos en el pasillo y de una forma bastante escandalosa para ser honestos.

— ¡Hwan Woong! —Se pudo oír con claridad aquel gritó mientras Keon Hee se tiraba casi a los pies del menor.

— ¿Pero qué. . .? —No pudo acabar de hablar en ese momento, antes de mirar al chico. — ¿Qué tienes? —Preguntó.

— ¡Júrame que no huelo como a rata! —Pidió éste.

— ¿Eh? —Apenas pudo pronunciar aquello cuando el trío del caos había aparecido.

— Hwan Woong, dime que no huelo extraño ¿verdad? ¡¿verdad?! —Keon Hee parecía estar más que desesperado por una respuesta antes de que el menor le mirara con una completa consternación por no saber de qué le estaba hablando. — Me han dicho que tengo olor a rata. —Se quejó Keon Hee siendo más específico para el despistado, pero gran amigo que era, Yeo Hwan Woong.

Con toda sinceridad, el menor podía asegurar que Keon Hee ahora mismo no parecía el mismo chico que se la pasaba regañándolo y con su apariencia toda pulcra, todo por la forma en la que éste se encontraba en busca de un consuelo debido a un comentario absurdo.

— Claro que no, ¿quién te ha dicho eso? —Preguntó, antes de notar que, por broma, Chang Min y Sun Woo cubrían un poco sus narices.

— Algo apesta aquí, ¿no? —Preguntó Chang Min antes de que miraran hacia Keon Hee.

— Tu mal chiste contra Keon Hee apesta. —Dijo Eric.

— Tu adulación por Keon Hee apesta. —Respondió Chang Min.

— ¡Ah, Keon Hee! —Gritó Sun Woo mientras que Hwan Woong miraba extrañado aquella escena sin entender absolutamente nada, oyendo como el mencionado se quejaba porque aquellos dos chicos habían insinuado que en efecto tenía aquel aroma.

— ¡¿Lo ves?! —Se quejó Keon Hee.

— Que no es así. —Respondió Hwan de inmediato, tratando de calmar al mayor haciendo círculos en su espalda para tranquilizarlo lo más que fuera posible.

— Es que... Kang Min y su grupo lo dijeron. —Se quejó y, al momento en que lo había mencionado, Kang Min había aparecido mientras era seguido por un séquito de tres chicos más que seguían sus pasos desde atrás.

— Ah, eso cambia la situación y me lo explica casi todo. —Hwan Woong suspiró de forma pesada mientras también se quejaba de manera apenas audible al notar la presencia del Yoo. — No les hagas caso, no tienes mal olor, Keon Hee, no es cierto lo que dicen. —Mencionó una vez más.

Justo cuando el rubio dejaba de mirar al mayor, pudo prestar atención al cuarteto que había ingresado a la sala común donde estaba con Young Jo, Keon Hee y el trío de chicos.

Kang Min entró entonces, caminando por delante de todos mirándolos con cierta sensación de superioridad, como si mirara pequeños a los demás y ciertamente ese chico así lo pensaba.

— ¿Quién es él? —Preguntó Young Jo en cuanto le vio entrar. Ser prefecto de otro dormitorio hacía difícil que conociera a todos los chicos que habitaban aquel sanatorio tan enorme, mucho más cuando ni siquiera pertenecían al dormitorio bajo su cuidado.

 

Chapter 7: Aru Niwashi no Monogatari

Chapter Text

— ¿Quién es él? —Preguntó Young Jo en cuanto le vio entrar. Ser prefecto de otro dormitorio hacía difícil que conociera a todos los chicos que habitaban aquel sanatorio tan enorme, mucho más cuando ni siquiera pertenecían al dormitorio bajo su cuidado.

— Ese chico de ahí, es Kang Min, no es muy bueno toparse del todo con él pues cree que... —Eric no pudo terminar de hablar cuando fue interrumpido.

— Buen día a todos. —Saludó con voz alta mientras sonreía, mostrándose cordial y tranquilo ante los chicos en aquel sitio, pero al notar que nadie había respondido a su saludo, un gesto de molestia apareció en su rostro y era claro que se trataba de lo que comúnmente llamaban "berrinche", ya que los labios del chico se habían abultado de forma que le hacía ver infantil.

Nada bueno podía pasar cuando Kang Min estaba presente junto a su séquito.

— No escuché a nadie responder. —Habló dejando ver aquella parte egocéntrica que vivía en él, aunque también podría entrar en el término de "opacador", pues solía buscar la atención inmediata.

— ¿Qué no escucharon? —Habló un chico de ojos levemente rasgados, mirándolos con rostro de molestia. Aquel chico erea Gye Hyeon, quien muchas veces servía como el protector de Kang Min, solía hacerse respetar por los demás debido a que tenía un porte bastante elegante y llamaba la atención a donde fuese. — Les han saludado y tienen que responder. —Volvió a decir mientras que los otros dos chicos que venían en compañía de Kang Min se acercaban también.

— Háganlo bien, podrían enojar a nuestro amo y eso no les va a gustar para nada. —Añadió el segundo chico, su rostro sin duda destacaba a diferencia de los otros chicos, su cabello revuelto en rulos castaños y su mirada lo hacían parecer un cachorro todo el tiempo, los chicos del dormitorio norte sabían que se trataba de Min Chan.

— Así es. —Completó el tercer chico apenas mostrándose interesado en lo que pasaba. Yong Seung sólo estaba ahí por su cercanía con Min Chan y eso lo sabía medio dormitorio.

Ante aquella extraña aparición, aquel cuarteto solo se ganó las miradas extrañadas de Young Jo, que parecía más desubicado que el mismo Hwan Woong minutos antes.

El rubio cenizo fijó su mirada en el cuarteto con cansancio, nunca se podía tener un día normal si no era por culpa del trío problemas o del cuarteto "especial" y es que el líder de éste –Kang Min- tenía un complejo de superioridad a causa de la Crisálida que ni con la medicina se podía controlar realmente.

— Bueno, decía... ¿Quién es él? —Preguntó de nueva cuenta Young Jo, esperando obtener ahora sí una respuesta sin interrupción.

Como si alguna vez fuera posible no ser interrumpido en ese sanatorio.

— Se llama Yoo Kang Min. —Respondió Keon Hee, quién había llegado recientemente antes de la aparición del cuarteto en sí. — Con frecuencia actúa como si fuese el dueño del Clan cuando la medicina no le hace efecto. —Explicó este por su parte.

Kang Min creía eso debido a la crisálida, mientras que sus acompañantes, excepto por Yong Seung, solían seguirle este disparate al ser afectados por la misma razón.

Min Chan y Gye Hyeon siempre seguían a Kang Min todos lados y lo llamaban amo o de cualquier otra forma que representara a alguien de posición superior. Yong Seung, por su parte, solamente seguía el juego, pues cualquiera en el clan sabía que el chico haría cualquier cosa que Min Chan le pidiera, aún si eso implicaba obedecer a Kang Min, más que nada por la confianza existida entre ambos al haber ingresado al mismo tiempo al Clan.

Fuese como fuese, aquel complejo en Kang Min no siempre era tan fuerte, creyéndose alguien de padres importantes, siendo un noble o algo similar algunos días, pero existían otros en donde creía ser la mayor influencia del clan y que tenía una gran amistad con el Maestro, otras tantas incluso proclamándose a sí mismo como un príncipe.

Siempre alegando de su poder en ese lugar.

Gye Hyeon, Min Chan y Yong Seung normalmente andaban detrás suyo, cumpliéndole caprichos y haciendo todo trabajo duro o pesado para él, cosa que solamente empeoraba el que alguien quisiera hacerle creer que era tan normal como los demás. Siempre salía alguno en su defensa y las razones que bastaban a Kang Min para seguir creyendo que era alguien importante eran tan simples como decir que todos ahí le tenían envidia por su belleza, su posición y porque tenía todo lo que deseara.

— Sólo pienso decirlo una vez más. —Exclamó el menor con fuerza, aclarando poco después su voz y mirando a los chicos al otro lado del pasillo con una expresión de pocos amigos antes de sonreír por segunda vez. — Buen día a todos. —Saludó esperando una respuesta.

Ante la mirada de los seguidores de Kang Min, los chicos suspiraron de forma pesada y, a excepción de Young Jo, saludaron con desgana en un "Buen día" al unísono.

Uno que parecía más deprimente que nada.

— ¿Y qué busca aquí? —Preguntó Young Jo, quien seguía sin entender del todo.

— Seguramente dirá que se planea una fiesta en el dormitorio, esta noche. —Indicó Keon Hee mientras miraba a los dos chicos que adulaban a Kang Min, y a Yong Seung justo a un lado de Min Chan.

— Y que sólo los vampiros puros están invitados y los damphirs tendrán que quedarse fuera del evento. —Añadió Sun Woo antes de que el mencionado chico se parara enfrente llamando la atención de todos.

— Escuchen todos. Esta noche habrá fiesta en el dormitorio. —La mirada de Keon Hee se dirigió hacia Young Jo con cara de "te lo dije". — Pero sólo los vampiros puros pueden entrar, no quiero a ningún damphir en ella. —Ahora quién le dirigía esa mirada era Sun Woo, entendiendo que seguro lo decía muy seguido.

Tenía que ser así para que supieran qué haría o diría ese chico.

— Woah... ¿Qué es ese mal olor? —Preguntó Kang Min de forma repentina mientras cubría su nariz y miraba en dirección de Keon Hee.

— ¡Ah! ¡Eres tú! —Indicó señalándolo por completo.

Tras oír nuevamente esas palabras, Keon Hee nuevamente estaba tirándose al drama por segunda vez, pero antes de que Kang Min pudiera seguir diciendo algo más y tocar a Keon Hee siquiera, Young Jo se había parado delante del chico con complejo de grandeza.

— ¿Podrías no molestarle? —Habló con voz algo ronca y severa esperando a que éste entendiera.

— ¡E-Es un chico de otro dormitorio! —Si había algo que poco podía soportar Kang Min era a los chicos de otros dormitorios y el hecho de que estuviesen invadiendo el dormitorio donde él estaba, más que nada porque por obvias razones es que los dormitorios estaban separados. — ¡Ama de llaves, sáquelo! O cualquiera de ustedes, no quiero a éste aquí. —Ordenó Kang Min señalando a todos, quienes sólo hacían caras de negación, pues odiaban ser tratados como "sirvientes" del Yoo.

Ni que fueran su séquito.

— La gente de tu tipo me es bastante molesta. —Señaló Young Jo tomando la muñeca de Kang Min, con toda intención de llevarlo fuera de aquel sitio para que volviera la aparente calma que habían tenido antes de su aparición.

— Me... Me... ¡Me ha tocado! ¡Debo lavar mi brazo! —Exclamó de forma exagerada separando su brazo de forma brusca.

— ¿Cómo se te ocurre faltarle al respeto así? —Exclamó Gye Hyeon mientras hacía un alboroto digno del cuarteto del drama. — Descuida, Kang Min, tenemos tus cosas de limpieza en la habitación. —Y antes de decir algo más, el cuarteto desapareció dejando solos a los demás chicos.

— Son una rareza. —Pensó Young Jo en voz alta antes de mirar hacia Hwan Woong y Keon Hee.

— Soportamos eso a diario con Kang Min y sus seguidores. —Explicó el rubio antes de suspirar.

— Bueno... ¡Vayamos a buscar algo divertido! —Exclamó Sun Woo mientras se llevaba consigo a Chang Min, siendo seguidos por Eric que normalmente sólo les seguía para evitar más problemas de lo que ese par ya podía causar en un día, aún se preguntaba que había hecho mal en la vida para tener que cuidar a ese par que parecían menores de 10 años cuando estaban juntos.

— Por cierto... ¿Qué no tienes un dormitorio al cual volver? —Preguntó Keon Hee una vez que estuvieron solamente él, Hwan Woong y Young Jo.

Aunque agradecía que ese chico le salvara de los ataques verbales de Kang Min, realmente no iba a dejar solo a Hwan Woong con él, había algo que no le daba buena espina en su presencia.

— Ah, es cierto. Lo olvidaba. —Rio antes de retirarse de aquel sitio y dejando a ambos chicos en aquel pasillo.

— Será mejor ir a descansar por ahora. —Indicó Hwan Woong llevándose a Keon Hee para que no preguntara por qué había estado en aquel lugar a solas con Young Jo para empezar.

Ya habían sido demasiadas emociones para un sólo día.

 

»«-»«-»«-»«-»«-»«-»«-»«

 

Hwan Woong miró a lo alto del cielo a través de la ventana de la habitación. Se podía ver a lluvia cayendo con total tranquilidad y eso le daba cierta nostalgia, ya habían pasado algunos días y seguía sin poder encontrar una pista siquiera del paradero de su amigo.

— Espero que estés bien, Xion... —Susurró esperando que algo le diese una señal, cualquier cosa le serviría, pero en lugar de ello recordó una plática que había tenido alguna vez con aquel chico, un recuerdo de algo que habían hablado en una noche de lluvia como esa.

 

— Ey, Woong, ¿recuerdas la historia de las "no me olvides"? —Preguntó Dong Ju.

 

Por supuesto que Hwan Woong recordaba esa historia, la había escuchado vagamente de alguno que otro vampiro en el clan, pero más frecuentemente de Xion, una vez que se habían vuelto amigos.

Compartían la habitación, así que se había dado dicho momento, ya que Keon Hee había dejado la habitación para pasar la noche con los chicos del trío del caos.

Dong Ju le había contado aquella historia de la que nunca se olvidaba.

La historia del jardinero y la flor eterna.

La había escuchado antes, pero nunca de la forma en que el menor se la había contado.

Hablando de lo que ya conocía de la historia, trataba sobre un hombre joven que cuidaba de un jardín escondido en el bosque, un hombre que había cuidado a la flor más bella que jamás había existido, pero que a la vez se había marchitado de forma inevitable y de cómo el jardinero había comenzado a intentar crear una flor que nunca muriera.

Al final de dicha historia, las flores se reunían a su alrededor recordándole que, aunque murieran, vivirían en sus recuerdos. A final de cuentas, no existían flores que duraran para siempre, pero la historia de Dong Ju cambiaba en algunos detalles.

Inevitablemente el recuerdo de esa noche llegó a su mente...

 

— Cuando las lágrimas por fin se detuvieron, aquel solitario jardinero había tomado su propia decisión: no dejaría que otra flor muriera.

Aquel hombre joven que tanto había amado a sus flores, aquel que con sus propias manos había hecho crecer a la flor más bella de todas y que había visto imposible mantenerla con vida, no se daba por vencido. A pesar de la súplica de sus flores para que él dejara de intentarlo, aquel jardinero no se detuvo en ningún momento.

Incluso el llamado de todas sus flores intentando recordarle que era imposible vivir eternamente, no lo detuvo. Él quería a sus flores vivas, no el recuerdo de que alguna vez lo estuvieron.

"No puedo dejar que otra flor más, muera."  Se repetía constantemente en su mente mientras seguía intento tras intento buscar una fórmula, una solución, que le permitiera que sus flores no fuesen a morir, que no tuvieran que marchitarse y perder la belleza de la que eran poseedoras.

Una manera de ganarle a la muerte.

Pasó día tras día, noche tras noche intentando de mil maneras el poder crear una flor que no muriese.

Una a una, aquellas flores que con anterioridad había cuidado fueron marchitándose, el jardinero se había metido con tanta insistencia en la creación de una flor perfecta que había descuidado a las que ya tenía consigo. Hasta que el jardinero no logró tener más fuerza, agotó cada parte de su vida.

Nadie supo nada de él, pues había fallecido dentro de su jardín secreto.

Pronto cada flor fue siguiendo el destino de su cuidador.

Pero entre los restos de aquel pobre jardinero, cuando ya no había vida en aquel lugar, una solitaria y hermosa flor había nacido, con aquel único mensaje que quería expresar: Forget-me-not... No me olvides.

Pero al igual que todo, pasado el tiempo esta flor también terminó por acompañar al jardinero a aquel otro mundo.

 

Aquella historia era triste, sin embargo, Hwan Woong sabía que a Xion le gustaba mucho la misma.

Su madre se la había contado cuando niño y luego él la había transmitido a Hwan Woong.

Sabía que lo que le gustaba de dicha historia más que nada era el significado profundo de ésta, el significado de no olvidar.

Hwan Woong no podía permitirse olvidar.

 

— Por esa razón... No me olvides. —La sonrisa de Dong Ju no era como aquellas que había visto antes en él, había algo detrás que nunca pudo descifrar aquella noche.

 

¿Esa noche había sido una despedida?

¿Por qué no lo había notado antes?

— No te olvidaré... Definitivamente, voy a encontrarte. —Comentó con toda la seguridad del mundo, estaba decidido a encontrar a su amigo, así fuese lo último que hiciera en el mundo.

Chapter 8: True of Vamp

Chapter Text

Los días siguientes comenzaron a pasar de igual manera que antes, como si nada hubiese cambiado.

Hwan Woong ya no había vuelto a preguntar sobre Dong Ju a sus amigos, pues temía que fueran a comentar algo en su contra, pero no por ello había desistido de buscarlo. Apenas había revisado su dormitorio así que había posibilidad de que hubiera sido transferido a otro dormitorio y nadie quisiera decirle nada.

A pesar de que dicha idea no explicaba por qué nadie lo recordaba.

Sin embargo, algo que había cambiado un poco sin duda era que la presencia de Seo Ho en diversos lugares del Clan era más notoria que antes, Hwan Woong no era el único que lo había notado, incluso Keon Hee había sido testigo de ello.

La charla a medias que había tenido con Seo Ho era algo que necesitaba entender aún. Era la única persona que recordaba a Dong Ju, pero de todos modos se negaba a querer ayudar a buscarlo, por lo que el rubio necesitaba convencerlo para que entre los dos pudieran buscar y abarcar más terreno.

Seo Ho era realmente algo extraño.

Con frecuencia estaba solo y se dedicaba a mirar únicamente los libros que llevaba consigo en todo momento.

No hablaba con nadie, no se relacionaba con nadie, siempre intentaba mantenerse alejado de los demás, pero ahora parecía ser visto con mayor frecuencia ¿estaba acaso intentando asegurarse de que no estaba buscando a Dong Ju aún?

Intentaba entenderlo, sin embargo, lo único que sabía de él era lo que los demás comentaban.

Decían que parecía no tener un objetivo o meta propia. Su mirada siempre parecía estar vacía, como si hubiese perdido algo valioso, pero que se notaba resignado a continuar de esa manera sin decirle a nadie ni pedir ayuda. Cosas como "pobre chico" eran algo normal oírse siendo dirigidas hacia él en susurros que Seo Ho siempre ignoraba.

 

"¿Estás loco? Hablarle es difícil, no hay nada para él más que los libros"

"Hablar o salir con él es imposible porque, ya sabes, es solitario."

"De nada sirve hablarle, él siempre ignora a todos."

"No hay forma de que yo vaya y le hable."

"Suerte si él te mira siquiera."

 

Aquellas frases habían salido de sus compañeros de dormitorio cuando había preguntado por él y si podrían ayudarle para hablar con él, todos parecían coincidir en que era un sujeto extraño y más aún que algún tipo de misterio le envolvía ya que nunca compartía con nadie, cosa que le hacía parecer un tanto tenebroso para la mayoría.

— No entiendo cuál es tu empeño en querer hablar con Seo Ho. Nunca lo lograrías. —Mencionó Keon Hee una tarde mientras miraban en dirección al chico mencionado.

Justamente en el patio del Clan, del otro lado, se encontraba el chico que -como siempre- estaba leyendo un libro e ignorando las miradas que recibía por parte de Hwan Woong y Keon Hee, incluso de cualquier otro que pasase cerca de él.

— Es algo... importante. —Mencionó más para sí mismo.

Sabía que comentar nuevamente sobre el tema de Dong Ju molestaría al mayor así que cambiaron de tema hasta que Keon Hee decidió volver a la habitación para dormir un rato, momento que Hwan Woong aprovechó para acercarse hasta el sitio dónde Seo Ho aún continuaba leyendo su libro.

Al menos intentaba, hasta que le fue casi imposible seguir leyendo ya que la sombra provocada por el cuerpo de Hwan Woong había cubierto las hojas del texto, haciendo imposible para el azabache poder leer, logrando que detuviese su lectura.

— ¿Qué quieres? —Preguntó sin expresión aparente, mientras fingía que aún continuaba leyendo el libro.

— Necesito hablar contigo. —Dijo seriamente el vampiro más joven.

— Pero yo no, así que... —El libro en sus piernas fue cerrado tras haber colocado un separador y su mirada se dirigió hacia Hwan Woong con desinterés, internamente desearía simplemente no quedarse callado, pero no podía hacer eso ahora. Cuando Seo Ho hizo el ademán de irse, la mano de Hwan detuvo su camino, puesto que su brazo había sido atrapado por éste.

— Por favor, ayúdame a encontrar a Dong Ju. Eres la única persona que lo recuerda, así que por favor... te lo pido. —Indicó más como una súplica que como una petición, pero nunca separó su mirada de la del mayor, quería dar a entender cuánta era su necesidad de encontrar a su compañero de habitación.

De forma lenta, pero bastante insegura, fue soltando su agarre, temiendo que en cuanto lo soltase Seo Ho fuese a irse sin más, dejándolo de nuevo con todas sus preguntas.

— Dime, Hwan Woong... ¿Por qué quieres encontrarlo? —Preguntó apartando su mirada.

— Es mi amigo, necesito encontrarlo. —Aseguró, pero ni siquiera él estaba preparado para todo lo que se venía por querer descubrir el paradero de Son Dong Ju.

— Si existiera una flor eterna, una que nunca pudiese morir ¿Qué sentirías? —Preguntó de pronto.

— ¿Una flor eterna...? —Hizo una ligera pausa, meditándolo por algunos segundos. — No lo sé. Probablemente me sentiría triste, porque sería una experiencia muy solitaria para dicha flor, dolería. —Respondió a pesar de que no entendía la relación de eso con su petición.

Ante aquellas palabras Seo Ho pareció cambiar totalmente su semblante mostrándose preocupado, su mirada decía más cosas de las que quisiera aparentar al parecer. Sin saber cómo había sucedido, los ojos del azabache se encontraban brillosos, incluso comenzando a mostrar rastros de que en cualquier segundo soltaría las primeras lágrimas.

— Ah, lo siento. —Habló Hwan Woong de forma apresurada.

— Siempre te disculpas tan rápido. —Mencionó Seo Ho intentando quitar de su rostro las primeras lágrimas, pero para ese momento Hwan Woong ya se encontraba enfrente suyo, intentando ser él quien limpiase las lágrimas.

— ¿De nuevo estás llorando, Seo Ho? —Preguntó Hwan intentando limpiar los primeros rastros sobre las mejillas ajenas, pero se detuvo al darse cuenta de algo. — ¿Eh? ¿Cómo es posible...? —Se quedó algo extrañado de sus propias palabras mirando ahora a un consternado Seo Ho.

Temor. Ese fue el sentimiento que reflejaban sus ojos.

— ¿Por qué siento que ya te conociera de antes como para llamarte con esa familiaridad? ¿cómo podría saber que has llorado antes si la primera vez que hablamos fue hace unos días? Fue hace unos días ¿cierto? —Preguntó el menor antes de ver al azabache salir corriendo hacia otro de los pasillos.

— ¡Seo Ho, espera! —Apenas fue capaz de decir antes de correr detrás suyo.

 

»«-»«-»«-»«-»«-»«-»«-»«

 

Keon Hee sabía que Hwan Woong se traía algo entre manos para que quisiera hablar con Seo Ho y seguramente trataría de hablar con él para intentar nuevamente de convencerlos de la existencia del chico ese del que todos estaban seguros que no existía.

— Es un cabezota que no entiende las cosas. —Se quejó mientras caminaba hacia el dormitorio.

Sin embargo, se detuvo al momento en que notó que nuevamente tenían un invasor en el mismo ¿qué no habría día en que su dormitorio no fuese invadido por alguien que no perteneciera a él?

Peor todavía era que conocía perfectamente ese rostro y es que se trataba del invasor más insistente de todos los tiempos a pesar de los maltratos que recibía de su parte para poder sacarlo del dormitorio.

— ¿Se puede saber qué demonios estás haciendo de nuevo aquí, Geon Hak? —Preguntó cruzándose de brazos mientras observaba al mayor que seguía mirando alrededor, como si buscase a alguien, su mirada expresaba un cierto sentimiento de tristeza, nunca antes había notado una mirada como esa en él.

— Ah, bueno yo vine a... —Leedo frunció un poco su ceño, nuevamente olvidaba que estaba haciendo ahí y por qué había avanzado hasta ese lugar para empezar.

— No estoy para juegos, Hak. Dilo o vete ahora mismo. —Replicó Keon Hee con pocas intenciones de ser amable con el mayor, siempre que se veían era seguro que comenzarían una discusión pequeña al menos.

"No me olvides."

Una voz que le parecía terriblemente familiar y a la vez tan desconocida hizo eco en la mente del Kim, obligándolo a cerrar los ojos pues su cabeza comenzaba a doler.

¿De quién era esa voz? ¿A quién no debía olvidar, pero ya había olvidado?

— Yo... siento que estoy olvidando algo importante, pero siempre que intento recordar... duele. —Comentó pasando su mano por sobre su pecho y apretando la camisa un poco más fuerte miró hacia el suelo. — Duele mucho en mi cabeza... y en mi pecho... —Se quejó.

El dolor en la parte de su pecho, justo a la altura de su corazón, era realmente insoportable cuando intentaba recordar por qué razón terminaba siempre en ese dormitorio. Las pocas veces que algo parecía querer venir a él, sólo podía escuchar esa misma voz una y otra vez, aquel tono tan suave de voz que le pedía desesperadamente que no lo olvidara.

Lo peor era que no poder recordar al dueño de dicha voz destrozaba el alma de Geon Hak.

El dolor en su pecho incluso le hacía olvidarse del mismo dolor de cabeza.

Y la terrible vista de aquel chico sufriendo de tal manera y sin saber las razones de ello había hecho que Keon Hee se preocupase por él.

— Joder, tienes que ir a la enfermería. Ahora mismo. —Mencionó el más alto y sin esperar ninguna respuesta o algo más, simplemente jaló a éste hacia el lugar mencionado, no era probable que se quedara a acompañarlo, pero al menos le dejaría hasta la puerta con los doctores encargados para que le ayudaran, probablemente era algún dolor que debía tratarse cuanto antes o de los síntomas de la crisálida.

Fuera cual fuera la razón, Keon Hee no iba a arriesgarse a adivinar, por lo que sólo dejaría al mayor en la enfermería y se retiraría de vuelta al dormitorio a descansar, como lo había planeado desde un comienzo.

 

»«-»«-»«-»«-»«-»«-»«-»«

 

El rostro de Dong Heon expresaba realmente temor, preocupación e impotencia. Todas esas emocionas se arremolinaban en él mientras ayudaba a Ho Young a acomodarse la camiseta, puesto que el menor había salido recién de la oficina principal, aquella que sólo era utilizada para juntas de importancia.

Juntas a las que sólo era permitido que entrara un prefecto por dormitorio. En su caso, Ho Young era quien se hacía cargo de aquel dormitorio, ya que el mayor era más un poco más impulsivo que su acompañante.

— Ho Young. —Habló en un murmullo, su voz había resultado más grave de lo que hubiese querido que fuese.

El mayor le miró, pidiendo saber lo que había ocurrido.

Entre él y Ho Young normalmente las palabras sobraban, pero el rostro ajeno parecía no decirle nada ahora.

— ¿Qué fue lo que dijo el Maestro? ¿Qué hay que hacer? —Preguntó con cierto temor aún.

— Vigilar la situación actual, es todo... —Murmuró antes de mirar a Dong Heon, quién había terminado de acomodar su camisa por completo. — Tengo miedo, Dong Heon. —Dichas apenas aquellas tres palabras el mayor se había abrazado al de cabellos rubios, con una fuerza que él mismo desconocía de momento.

Estaba desesperado y era evidente.

Dong Heon apenas y podía acariciar suavemente la cabeza de su compañero, en señal de apoyo y en petición de que se mantuviera calmado. La ansiedad era una de las emociones que con mayor frecuencia desataban los ataques de la Crisálida y quería evitar eso a toda costa.

— Quiero creer que todo estará bien. —Musitó Ho Young.

— Todo esto tiene que ver con Hwan Woong, ¿no es cierto? —No necesito más allá que el suspiro pesado de Ho Young para que se lo confirmara. — ¿Por qué? ¿Por qué si los demás ya se han olvidado de Dong Ju, él tiene que recordarlo? —Preguntó con clara molestia y angustia.

— No lo sé, pero por ello es que se nos ha encomendado seguir vigilándolos, Dong Heon, no podemos fallar en esto. —Mencionó firme, abrazando al mayor, estrechándolo de forma protectora. — Nadie va a destruir... nuestra eterna crisálida. —Aseguró a la par que se reconfortaban mutuamente, mientras se tuvieran el uno al otro, lo demás no importaba, podrían salir adelante como siempre.

 

»«-»«-»«-»«-»«-»«-»«-»«

 

— Aaah... de verdad que son aburridos. —Se quejó Chang Min, por décima vez en el día. Cuando le daban síntomas de la Crisálida solía ponerse muy hiperactivo y últimamente parecía ser también ya natural, quizás acostumbrado por todo el movimiento que hacía.

— Tú eres muy molesto a veces. —Se quejaba Sun Woo mientras caminaba a paso arrastrado al igual que Eric pues, éste último, incluso había perdido las energías debido a todo lo que habían hecho en el día.

Pero para desgracia de ambos chicos, Chang Min seguía con una idea en mente, una que por obvias razones el otro par había rechazado todo el día.

— Si quieren dormir bien, pero primero hagamos una última cosa antes de descansar. —Pidió el chico, intentando hacer una expresión de cachorro abandonado en la lluvia, que para desgracia de ambos chicos solía ser efectiva en muchas ocasiones. Como ahora.

— ¿Cazar fantasmas? —Preguntaron ambos chicos antes de que Chang Min asintiera varias veces, haciéndolos suspirar resignados.

— ¡A cazar fantasmas! —Dijo divertido y, sin darle tregua a los dos chicos, volvió a jalarlos de sus brazos para llevarlos a las afueras del clan, claro que sin alejarse tanto o serían castigados.

 

»«-»«-»«-»«-»«-»«-»«-»«

 

Corrió por todos los pasillos que conocía tratando de evadirlo, pero simplemente no podía deshacerse de él por más que lo intentara.

Hwan Woong seguía sus pasos insistentemente y comenzaba a cansarse de tanto estar huyendo, ahora mismo era un problema no poder salir del clan pues no importaría cuanto corriese, tarde o temprano acabaría siendo alcanzado o encontrado por el menor.

— ¡Que esperes! ¡Seo Ho! —Reclamaba Hwan justo antes de alcanzar el brazo del azabache, aferrándose a esa pequeña oportunidad y jalando de la manga de la camisa, obligándolo de esa manera a que parara, de que detuviese ese apresurado escape y persecución que ya llevaba un rato largo.

Y ahora que Hwan Woong prestaba alrededor a lo que le rodeaba había descubierto que habían llegado hasta la sala común de los dormitorios, pero eso no era lo importante, necesitaba una respuesta a todas sus preguntas y era evidente que el mayor era el único que podía resolverlas o al menos daba esa impresión.

— ¿Qué es lo que sabes? —Preguntó casi de forma exigida.

— Cosas que es mejor que tú no sepas, nada cambiaría si te lo dijera. —Respondió fríamente el mayor.

La mirada de Hwan Woong se fijó en el azabache, era su única esperanza para encontrar a Xion, razón por la que no soltó su brazo en ningún momento, temiendo que volviese a correr.

Ninguno de los dos comentó nada durante varios segundos, tiempo que pareció eterno para ambos, segundos que se rompieron cuando Seo Ho finalmente suspiró con cierta resignación.

— Dime, Hwan Woong... —Habló de forma suave, pero en un tono bastante intrigante y misterioso. — ¿Tú sabes acerca de TRUMP? —Preguntó mientras fijaba su mirada en el vampiro más joven, quién seguía sin entender el porqué de las preguntas misteriosas.

— ¿TRUMP? —Preguntó.

Cualquiera sabía de ello, el mito de los vampiros inmortales.

Aquellos vampiros que tenían vida eterna eran llamados de esa forma.

True of Vamp. —Señaló el mayor de inmediato, haciendo una ligera pausa entre cada una de las palabras. — Si unes las primeras letras y las últimas de aquella frase se obtiene este nombre... TRUMP. —Comenzó a explicar como si el rubio no supiese de que le hablaba. — La verdad de un vampiro... eso es la inmortalidad. —Susurró.

— TRUMP es un mito nada más, todos saben que cuando llega el tiempo tenemos que morir como cualquier otro ser vivo. Incluso un niño lo sabe. —Mencionó en respuesta, notando un brillo extraño en la mirada de Seo Ho.

— Es cierto que hace siglos nuestros antepasados poseían el don de la inmortalidad, no tenían por qué preocuparse por la muerte. Aunque hay quienes creen que eso se debe al deseo inconsciente de la gente a vivir por siempre, para evitar el miedo a morir. —Habló el azabache antes de que su mirada se fijara en algún punto muerto de la sala común. — Es normal que la gente no quiera morir, no se imaginan dejando atrás todo aquello que consiguieron y aquellas vidas que estuvieron unidas a las suyas, temen que al morir queden solos y que no haya nada más. Dicen que TRUMP es un mito. ¡Pero...! —Se detuvo un momento y se giró finalmente encarando al menor.

Su mirada manteniéndose fija esta vez en los ojos de Hwan Woong con un brillo diferente.

— ¿Pero...? —Apenas murmuró cuando sintió la mirada ajena, casi sentía incomodarse por la misma.

— Pero todos temen que sea verdad, temen que exista. —Mencionó con cierto tono decepcionado, como si fuese un mal la inexistencia de los TRUMP.

— Esos son sólo cuentos... Todos sabemos que TRUMP es un mito, lo aprendemos desde pequeños. —Le recordó Hwan Woong.

Incluso alguien tan distraído como él sabía que esas no eran ciertas, que todo era un cuento de niños ¿cierto?

— ¿Será acaso que...? Dime, Hwan Woong, ¿tienes miedo de morir? —Aquella pregunta tomó por sorpresa al menor, pero ni siquiera fue capaz de responder. — Hay quienes aceptan la muerte bajo sus propios términos, no temen morir porque esperan algo de ello. —Continuó hablando el azabache. — Tú... ¿tienes miedo a morir? —Repitió la pregunta.

Sin embargo, Seo Ho no recibió una respuesta concreta, apenas una mirada que no se apartaba de él.

— Es normal tenerle miedo a la muerte... ¿No? —Respondió algunos segundos después de meditarlo.

— Sí... lo normal es eso, Hwan Woong.

El menor miró el rostro de Seo Ho antes de quedarse perdido por unos segundos. Tenía muchas dudas, pero ahora mismo no iba a permitir que sus dudas quedaran en nada como siempre.

— Dime, Seo Ho, ¿por qué... por qué siento que ya hubiera hablado contigo antes? —El azabache parecía ya no querer huir de él, todo debido a que su única puerta de huida quedaba lejos, y la que acaba de cruzar ahora estaba siendo tapada por Hwan Woong, así que no parecía que fuese a escapar nuevamente o al menos no con facilidad, aún si el Yeo ya le había soltado del brazo.

Además de que ya estaban hablando, de nuevo Seo Ho usando un raro código como si fueran partes de un rompecabezas, pero hablaban.

— Dime, ¿por qué siento como si ya te conociera? Cuando estoy contigo, siento que habló con alguien a quien conozco de hace tiempo... —Lo meditó durante unos segundos— No... —Negó Hwan Woong antes de mirarle. — Más bien siento que le estuviera hablando a otro yo. —Le miró tras todas palabras pues el contrario seguía callado.

Seo Ho finalmente suspiró de manera pesada ya que no le quedaba ninguna posible salida, se estaba resignando.

— Ey, Seo Ho, ¿quién eres tú en realidad? —Preguntó Hwan Woong ya cada vez más confundido.

El mayor cerró sus ojos por algunos segundos, seguro de que sus ojos ya no mostraban rastro alguno de las lágrimas que anteriormente habían amenazado con salir cuando estaban en el patio.

— ¿Y si TRUMP realmente no fuese un mito? ¿Y si viviese entre nosotros, estando escondido, y por ello no lo hemos notado? —Comenzó a preguntar a pesar de que el rostro de Hwan Woong seguía dibujando una confusión total. — Si TRUMP existe y es capaz de compartir el secreto para que nadie más muriera, para así tener una vida eterna. ¿Si TRUMP estuviera en este Clan...? —Seo Ho parecía cada vez más inmerso en sus palabras, pero una presencia irrumpió toda posibilidad de seguir hablando.

— ¡Esas son tonterías! —Pudo escuchar aquella voz que, si bien nunca pronunciaba algo en un volumen normal ahora era un estruendo.

Yeon Ho le había gritado a Seo Ho.

El joven damphir había aparecido por la puerta lejana acercándose a ambos, o mejor dicho a Seo Ho, con clara molestia.

— Estas hablando de disparates, nada de eso es real, así que deja de enredar a Hwan Woong en tus cosas extrañas. —Se quejó mientras empujaba a un sorprendido azabache y haciéndolo tropezar con su propio pie, cayendo de esa forma al suelo, acompañado de un ruido sordo.

— Seo Ho. —Hwan Woong intentó acercarse para levantarlo, pero algo en la mirada del mayor se lo impidió, como si le negara la ayuda con sólo una mirada.

— ¿Y si hubiera algo así en este mundo, algo como la vida eterna? —Preguntó con una mirada perspicaz mientras se ponía de pie caminando hacia Yeon Ho para encararlo.

— ¡La vida eterna no existe! —Le refutó de inmediato y con fuerza.

No iba a aceptar disparates como ese, ni ahora ni nunca.

— Entonces aquellos que la tuvieran sólo podrían esperar y observar como las vidas de los que aman se apagan. —Siguió hablando, ignorando totalmente el grito por parte de Yeon Ho.

— Observar todo y ¿estar siempre solos? —Hwan Woong lo imaginaba, aquello sonaba realmente duro, muy triste, muy cruel.

— ¡No lo escuches, son mentiras! —Refutó nuevamente el damphir.

— De esa forma, siendo eternos, el día que el mundo fuera a acabarse, ellos serían los únicos testigos, verían caer a las estrellas... —Sus palabras no se detuvieron ni sus pasos tampoco, estando ya frente a ambos chicos, sin dejar de hablar.

— ¡Detente ya! Estás confundiéndome. —Yeon Ho había cubierto sus oídos con fuerza, quería que parara y dejara de hablar.

Eran mentiras, Seo Ho tenía que callarse, nada de eso era real.

— Para una vida que no puede destruirse, ¿acaso no deberían ofrecer un réquiem? ¿Existiría un réquiem para la vida eterna? —Preguntó con clara intención de seguir hablando, no se detendría porque el damphir lo pedía.

— Ese es el destino de los que no pueden morir... TRUMP. —Murmuró Hwan Woong.

Sonaba realmente cruel una vida como esa, entendía porque Seo Ho decía que la gente tenía miedo de que TRUMP fuese real. Una vida como esa, en la que vieran acabarse todo alrededor no sonaba realmente bonita, especialmente cuando todos tenían un final ya dictado.

— Una historia que no tiene fin. —Murmuró Seo Ho.

— ¡Eso es imposible! ¡Una fantasía! —Volvió a gritar Yeon Ho, negándose a creerlo.

— ¿Y si creyéramos en eso? —Preguntó Hwan Woong haciendo un repentino silencio entre ellos.

— La única verdad de un vampiro es poseer la vida que no tiene fin. —Volvió a murmurar Seo Ho mirando a ambos chicos.

— Es que de verdad... ¡algo está mal contigo! —Se quejó Yeon Ho dejando finalmente su cabeza y acercándose a Hwan Woong.

— ¿Qué es lo que tú realmente sabes, Seo Ho? —Preguntó el rubio mirando hacia la única persona que parecía tener todas las respuestas, pero que se empeñaba en dejarle nuevas preguntas a resolver.

Sin duda, Seo Ho lo dejaba más perdido que antes.

Yeon Ho finalmente harto de que esa charla continuara, notando la desesperación en el rostro de Hwan Woong y la expresión fría de Seo Ho, decidió intervenir.

No pasaba desapercibido por él aquel anhelante deseo de Seo Ho de que Hwan Woong fuese con él para explicarle todo, para llevarlo con él a esas ideas extrañas, pero claramente no lo iba a permitir, nadie más podría hacer feliz a Hwan Woong.

Los demás sólo buscaban hacerle daño, así que jaló al chico a su lado mirando con molestia a Seo Ho.

— Todo lo que dices es mentira. No te atrevas a acercarte a Hwan Woong nunca más o te arrepentirás. —Sentenció Yeon Ho antes de llevarse a un anonadado y confundido Yeo fuera de aquella habitación.

Chapter 9: Mou Nakanai to Kimeta

Chapter Text

Tras haberse resignado a realizar la última actividad del día -en realidad sólo Chang Min- los tres chicos se hallaban en uno de los lados más antiguos del Clan.

Aquella zona estaba prohibida para los vampiros del sanatorio, pero eso no había detenido al trío para entrar a ese sitio, viendo lo que había en el interior apenas siendo iluminado por una linterna que el mismo Eric había tomado de la entrada a aquel viejo sitio.

— ¿Creen que existan los fantasmas? ¿Serán reales? —Preguntó Chang Min de forma repentina.

— No quisiera que lo fueran. —Espetó al momento Eric.

— Tal vez no encontremos uno, pero si los encontráramos, sería genial. —Mencionó con calma Sun Woo.

— ¿Y por qué es que quieres encontrar un fantasma? —Preguntó Eric.

— Porque sería divertido, como en esos juegos en los que tras entrar a un calabozo aparece un fantasma y ¡pum! estás enlistado en una misión de búsqueda del tesoro. —Los otros dos chicos no pudieron evitar reírse un poco, quizás deberían quitarle los videojuegos por un tiempo a Chang Min ya que era obvio que estaba bastante "interesado" y apegado a ellos.

— Yo porque eso significaría que hay otra vida después de la muerte, ¿no creen? —Mencionó Sun Woo haciendo que ambos lo miraran.

Era cierto que todo el mundo, incluso los vampiros, se preguntaban si es que existiría vida tras la muerte.

— Tienes un buen punto, se lo preguntaré al fantasma cuando lo hallemos. —Dijo entre risas Eric antes de seguir alumbrando a la parte más oscura del pasillo, parecía que nadie iba para esos lugares desde hace algún tiempo.

 

»«-»«-»«-»«-»«-»«-»«-»«

 

Seo Ho apenas pudo dejar escapar el aire que había estado reteniendo hasta ese momento, incapaz de ir detrás de aquellos dos, había dicho todo lo que podría decir sin llamar la atención o eso creía hasta que al girarse se encontró con quien menos esperaba.

— Vaya, Seo Ho, parece que te han rechazado. —Habló aquel chico mientras se acercaba, el azabache ni siquiera había notado en qué momento había entrado, pero no lo pensó ni dos segundos antes de ya encontrarse abrazando al chico, a aquel prefecto de otro de los dormitorios.

— ¿Qué va a pasar con nosotros ahora, Young Jo? —Preguntó sintiendo que las fuerzas se le iban nuevamente, podría desplomarse en el suelo sin duda.

El prefecto apenas hizo un sutil ruido con sus labios antes de tomar la cintura ajena al verlo con tan pocas fuerzas y, sin pedir permiso, comenzó a balancearse en un suave vals, algo que desconcertó totalmente a Seo Ho.

— ¿Qué haces. . . ?

— Bailemos un poco, Seo Ho. —Insistió Young Jo, sin soltar su agarre ni detener el ritmo del vals.

— Para...

— ¿Sabes? —Comenzó a hablar Young Jo. — Es tan solitario estar así, tal como te encuentras ahora, por eso te propongo que soñemos juntos. —Mencionó sin apartar su rostro ni su mirada de los ojos ajenos.

El azabache seguía totalmente confundido, moviéndose torpemente ante la improvisada danza que había iniciado Young Jo, moviéndose alrededor de la habitación y sin soltar aún su agarre.

— Soñemos el mismo sueño, algo que podamos disfrutar todos juntos. —Siguió hablando sin soltarlo. — Aún si pareciéramos quedarnos atrapados en el sueño. —Masculló.

— Suéltame... —Pidió en un susurro demasiado débil, algo que fue ignorado por Young Jo evidentemente.

Sus pasos de baile continuaron mientras una sonrisa aparecía en su rostro, no parecía que Seo Ho estuviera disfrutando del baile, pero el mayor sí que lo hacía.

— Deja de preocuparte, disfruta el momento, no pierdas esa belleza que tienes por enojarte. —Siguió bailando, los pasos torpes de Seo Ho no le importaban, pues sabía porque el menor se negaba a seguirle el baile por ahora. — Haremos de este clan una utopía, el sueño perfecto, un sitio donde ustedes disfruten sin preocupación alguna. Solo quédate un poco más y lo veras. —Aseguró empujando ligeramente su cuerpo para después jalarlo de regreso, enrollándolo en sus brazos.

— Una Utopía. —Remarcó Young Jo. — . Al tiempo le pido que pare, de esa manera podrían mantener una belleza eterna, una ilusión compartida de utopía... porque estar solo puede ser realmente horrible. —Murmuró contra su oído.

— ¡Detente! —Exigió mientras trataba de soltarse.

— La soledad es peor que una muerte misma. Este mundo es cruel por hacernos vivir solos, así que vamos a soñar el mismo sueño, Seo Ho. —Siguió.

— ¡Suéltame! —Ante aquel grito y el jaloneo que realizó, el más alto terminó por acercarse de más sin apartar su mirada de los ojos ajenos.

— ¿Sabes? Solo quiero que permanezcan... en la pureza... —Murmuró, abrazando a Seo Ho mientras acariciaba parte de su cabello. — Por siempre puros. —Mientras hablaba, de su manga había sacado una pequeña daga, realmente esperaba en cualquier momento clavarla a la espalda del menor, pero sin poder hacerlo, Seo Ho se apartó.

Las lágrimas en sus ojos nuevamente aparecieron.

— Mientes. —Su mirada fue directo al rostro ajeno, no necesitaba ver la daga para saber lo que Young Jo había querido hacer, no era la primera vez que lo había tratado de hacer. — Estás mintiendo. —Y sabía que no sería tampoco la última vez.

Y sin más palabras simplemente se fue a prisa del salón común, dejando a Young Jo con aquel puñal en mano y sin saber cómo reaccionar precisamente.

 

»«-»«-»«-»«-»«-»«-»«-»«

 

— Woah... este sitio realmente parece el calabozo final. —Mencionó Eric de forma emocionada mientras Sun Woo imitaba un sonido de videojuegos.

— No, no... ese sonido es cuando alguien se une a tu equipo. —Le corrigió Chang Min, esta vez Eric fue quien imitó un sonido, siendo nuevamente regañado por Chang. — Tampoco, ese es cuando completas una misión. —Explicó antes de que los tres se rieran, ¿en serio estaban hablando de eso?

— En fin, ya paso mucho tiempo, hemos caminado sin descanso y no aparece ningún fantasma, así que quizás sea mejor que regresem... —Sun Woo no pudo terminar su frase pues en el momento en que iba diciendo lo último, chocó con una especie de puerta de la que saltó una especie de figura humana provocando un grito por parte de los tres chicos.

— ¡Un fantasma! —Exclamó con fuerza Eric mientras guiaba la linterna hacia aquella figura, con la sorpresa de que se trataba de otro de sus amigos.

— ¿Keon Hee? —Preguntó extrañado Chang Min.

— Ah, joder, ¿qué estás haciendo aquí? Es una zona prohibida. —Señaló Eric mientras que Keon Hee solamente los miraba.

— Los vengo siguiendo desde hace rato y, como dijiste, es una zona prohibida, Eric. Antes agradezcan que fui yo quien los halló y no los prefectos. —Comentó seriamente, aunque el rostro desanimado de Chang Min le decía que no estaban haciéndole caso.

— Esperaba que de verdad fuera un fantasma. —Dijo algo decepcionado éste antes de mirarle. — Bueno, te unirás en nuestra búsqueda y cacería de fantasmas. —Indicó mientras se estiraba, empujando sin querer a Sun Woo.

— Ow... ouch... —Se quejó, pues había golpeado algo hueco y, para sorpresa del grupo ahora de cuatro, detrás de donde había golpeado se encontraba una especie de puerta escondida.

— ¡El calabozo final! —Exclamó Chang Min.

— ¿Calabozo? Esto no pasa de ser una especie de sótano. —Refutó Keon Hee.

Éste no podía dejar de ver la entrada con algo de desconfianza.

— ¿Un sótano? ¿Aquí? ¿Escondido? No lo creo, seguro que hallaremos a un fantasma en este lugar, vamos, vamos, vamos. —Animó Sun Woo mientras comenzaba a ser el guía hacia aquel sitio tan extraño y desconocido hasta ese momento por la mayoría de los chicos del Clan, posiblemente eran los primeros en entrar a aquella zona y eso sería una gran hazaña a contar.

 

»«-»«-»«-»«-»«-»«-»«-»«

 

Hwan Woong logró reaccionar cuando estuvieron realmente lejos de la sala común.

Se percató de ello cuando se detuvieron de golpe, al parecer Yeon Ho había dejado de jalarlo desde hace unos pocos segundos y parecía nervioso.

— Necesito hablar contigo, Hwan Woong. —Pidió aquel chico con un tono de imploración en la voz, era claro que ese chico estaba casi desesperado y tomando en cuenta la casi pelea que había tenido con Seo Ho, quizás era bueno dejar que el chico desahogara todo lo que estaba cargando en ese momento o al menos lo que estaba dispuesto a decirle.

— Está bien, Yeon Ho. Dime ¿qué ocurre? —Preguntó, mirando al chico.

— Puede que suene extraño para ti, pero... últimamente he estado sintiendo esto. —Miró a su mano antes de mirar hacia Hwan Woong, lo que estaba a punto de decirle esperaba que fuera tomado en serio. — He tenido esta sensación de estar en un sueño, un sueño que ha durado demasiado tiempo. —Explicó.

La mirada del Yeo se agudizó tan sólo escuchar esas palabras, le recordaban tanto a la frase que Seo Ho le había dicho antes...

Acerca de estar soñando dentro de un sueño, un sueño que duraba para siempre.

¿Todo tenía relación acaso?

De pronto toda su atención se había fijado en el damphir y lo que sea que tuviese por contarle.

— ¿A qué te refieres? —Preguntó Hwan Woong sin dejar de mirarle antes de que el otro le mirara de forma algo analítica.

Aquella mirada indicaba que Yeon Ho estaba buscando cualquier señal que le indicara si Hwan Woong creía que se había vuelto loco, pero no fue así, por dicha razón decidió que seguiría hablando, de alguna manera tenía que dejar salir aquel extraño pensamiento que había estado teniendo últimamente.

— Sentir que yo, tú... Que todos estamos en un sueño. Y que, además, compartimos el mismo sueño. —Habló el chico mientras llevaba sus manos juntas a la altura de su pecho, como si fuese capaz de sentir algo ahí, algo referente a lo que hablaba.

— ¿Compartiendo el mismo sueño? —Aquella sensación de incertidumbre que sentía con Seo Ho apareció esta vez mientras hablaba con Yeon Ho, dejándolo en un estado de confusión.

¿Por qué todo debía complicarse a su alrededor cuando su único objetivo era encontrar a Dong Ju? Parecía que fuese una conspiración lo que le impedía llegar a obtener dato alguno sobre su paradero y, joder, era estresante y molesto para el rubio.

— Si, un mismo sueño, uno agradable y de paz, algo en donde podemos estar con total tranquilidad, pero... ese chico va a empeorarlo todo. ¡Quiere acabar con este sueño! —Su expresión había cambiado radicalmente, siempre que Seo Ho era el tema de conversación o que él lo veía, su expresión se volvía totalmente extraña.

Hwan Woong podía jurar que el odio que Yeon Ho le tenía a Seo Ho era palpable en el aire, aunque seguía sin comprender de dónde nacía tal odio.

Su naturaleza distraída no le ayudaba a notar lo obvio.

Yeon Ho veía en Seo Ho a un rival.

— Él quiere destruir este sueño y volverlo una pesadilla, Hwan Woong. Ese chico no traerá nada bueno, siempre está rodeado con esa aura misteriosa y pareciera esconder secretos oscuros, no puedo perder de nuevo y dejar que destruyan la felicidad así. Fuera de este clan yo no era nadie. —Habló antes de mirarle.

Hwan Woong pareció verse inmerso de pronto en la historia que Yeon Ho había comenzado a contarle, de alguna forma era capaz de sentir aquella tristeza que expresaba, además de que pensaba que sería muy descortés no escucharlo.

— Fuera de este clan, fui odiado en el mundo humano por mi sangre vampiro. La gente me veía y no faltaban los insultos, simplemente por haber sido un damphir, por el hecho de que mi madre se hubiese involucrado con un vampiro que la abandonó así que nadie la ayudó nunca. Ella también era señalada. —El chico comenzó a contarlo de forma algo angustiosa, su vida en realidad nunca le había gustado. — Fui exiliado junto a mi madre, obligado a no ver a nadie, nadie podía tocarme, yo no podía tocar a nadie más. Si llegaba a ver a alguien salía corriendo y minutos después un puñado de gente se encontraba ya lista para agredirme con insultos, con objetos... Con lo que fuese. —Relató.

Hwan Woong no podía evitar sentir un poco de lástima y compasión por él, nunca podría entender del todo ese sentimiento ya que él había nacido en una familia normal, por así decirlo, sus padres ambos eran vampiros y no había tenido que pasar la tortura de ser un damphir.

— Y las cosas empeoraron una noche. Estaba devastado por todo lo que había ocurrido ese día y al parecer también mi madre pues, apenas me vio, lo dijo... —Su mirada bajó al suelo. — "Jamás debí darte a luz. Fue un error haberlo hecho." —Pronunció imitando el tono de voz que había usado su madre y, finalmente, perdió las fuerzas en sus piernas cayendo de rodillas contra el suelo. — Yo no debía haber nacido, era un hijo no deseado para ella y por eso me había enviado a un pueblo de vampiros, para deshacerse de mí más que nada. Y creía que todo cambiaría de alguna manera, pero allí me odiaron también... por mi sangre humana. —Recordó con cierta repulsión.

Su vida nunca había sido fácil.

— Yo no podía hablar con nadie, no podía hacer nada para que los demás dejaran de molestarme, no existía nada más para mí que el sufrimiento, no hay felicidad para alguien que era un error. Así que al llegar aquí pensaba que ese sería siempre mi destino, no podía sentir aprecio por vampiros o humanos. —Hablaba de forma rápida, ansiosa...

Era obvio lo terrible que se sentía por dentro al haber recibido tanto rechazo durante toda su vida.

— Creía que las cosas serían así por siempre, pero fue entonces cuando lo escuché... aquellas palabras que hubiera deseado oír siempre... "Oye, ¿estás bien?" —Sonrió.

Hwan Woong no tardó en notar a quién se refería, ¿a quién más sino a él?

Aquel día en que los chicos le habían arrojado cosas en la sala común e intento detenerlos sin éxito, había pronunciado esas palabras, aunque incompletamente. El rubio estaba algo impresionado a decir verdad de que el chico pensará que él era una especie de felicidad.

— Aquel por el que nunca se interesaron, aquel que nunca había sido amigo de nadie, aquel que suponía no debía existir... aun así, tú te preocupaste por mí. —Su mirada se dirigió al vampiro que seguía como en un estado de shock. — Hwan Woong, no puedo dejar que alguien más te haga feliz... Ellos son almas egoístas. —Mencionó con cierta desesperación.

Sus manos atraparon las dos del chico que comenzó a mirarlo ya preocupado por todo lo que estaba pasando y por la mirada demasiado algo psicótica que Yeon Ho tenía en el rostro.

— Hwan Woong... —La voz tan distorsionada, el tono desesperado.

Todo era señal de que había algo mal y, sin pensarlo mucho, el mayor de ambos terminó soltándose de aquel agarre, comenzando a alejarse de forma lenta antes de prácticamente salir corriendo de aquel sitio, alejándose del damphir.

Yeon Ho le vio huir, volviendo su mirada al suelo, como si lo que hubiera dicho no hubiera sido una buena idea después de todo. Sus ojos comenzaron a picarle, sabía perfectamente que las lágrimas querían salir, como siempre que era dejado solo al final de un día, pero rápidamente las limpio con el dorso de su mano, no iba a dejar que nadie le viera en un estado como ese.

Se había prometido antes que no volvería a llorar, no cuando había conocido a alguien que había querido ser su amigo.

No lloraría de nuevo porque ahora tenía una razón para ser más fuerte, tenía un motivo para no volver a ser aquel ser al que todos pisoteaban.

Ya no volvería a llorar ahora que tenía a una persona precisada, alguien a quien querer proteger.

Aquello era lo que había pensado e iba a hacer.

— Ugh... ¿Qué es ese olor tan desagradable? —La voz de Gye Hyeon fue audible para Yeon Ho en el momento en que se había levantado, ni siquiera se había percatado de su presencia y la verdad es que no solo era él si no que venía acompañando a Kang Min, junto con Min Chan y Yong Seung que venían un poco detrás.

— Woh, huele a rata. —Indicó Min Chan mientras cubría su nariz de forma rápida a la par que Kang Min se iba acercando al damphir con una expresión clara de asco, pero curioso sobre la situación. Kang Min realizó un gesto como si comenzara a olfatear alrededor, segundos después estaba cubriendo su nariz de forma idéntica a la de Min Chan.

— Vaya, es él. Un nuevo descubrimiento... No sólo Keon Hee y el chico del otro dormitorio, si no que los damphirs también tienen mal olor. Ugh. —Hizo un gesto como si temblara por imaginarse aquel asqueroso olor alrededor, antes de señalar al damphir con cierto desprecio. — Ahora, de rodillas ante tu príncipe. —Indicó Kang Min mientras le señalaba el suelo.

Los otros rieron, pero Yeon Ho no parecía dispuesto a ceder a aquello y, debido a eso, Gye Hyeon se vio en la obligación de empujar al damphir al suelo.

— ¿No oíste acaso? ¡De rodillas! —Dijo con clara fuerza en su voz mientras el cuerpo del chico híbrido se daba de lleno con el suelo.

Sólo el ruido seco del cuerpo caer se escuchó antes de que estallaran las risas del cuarteto.

— Eso te queda mucho mejor. —Se burló Kang Min mirando al damphir en el suelo.

Yeon Ho miró desde el suelo a aquel vampiro antes de que sus ojos se entornaran y su expresión se volviese más siniestra que antes, ya había decidido que no lloraría y sería más fuerte, él iba a hacer hasta lo imposible por cumplir su palabra.

Sin decir nada más, se levantó tomando al menor del cuarteto por el hombro.

— ¿Qué crees que haces poniendo tus sucias manos sobre mí? Suéltame ahora mism... —Sin embargo, Kang Min no fue capaz de terminar de hablar.

Antes de poder hacerlo sintió aquella punzada sobre su cuello.

Yeon Ho se había abalanzado sobre él, encajando sus colmillos sobre la blanca piel del vampiro que había gritado ante el dolor agudo que se extendió por todo su cuerpo. Una mordida de un vampiro a otro podía resultar realmente dolorosa, eso era algo no se los habían explicado antes, pero no se comparaba a lo que estaba sintiendo.

— ¡¿Qué te pasa?! ¡Déjalo! —Reclamó Min Chan intentando separar al damphir, pero antes de darse cuenta, el cuerpo de Kang Min –quien había terminado desmayado ante el dolor- ahora había caído al suelo.

El damphir estaba a nada de atacarlo, pero Yong Seung se había interpuesto, provocando que la siguiente mordida la hubiese recibido él, quién también se quejó por lo doloroso que podía ser aquella mordida, lo peor de todo es que sabía lo que eso significaba...

Justo ahora prefería estar muerto.

— ¡Yong Seung! —La preocupación del castaño que debió haber sido atacado se hizo palpable, aquella distracción le permitió a Yeon Ho atacar ahora a Gye Hyeon quien había tratado de sacar a Kang Min de ahí, repitiendo la misma acción anterior.

Todo frente a los ojos atemorizados de Min Chan, que ahora no podía pronunciar palabra alguna, estaba en shock.

Todo había pasado demasiado rápido, ni siquiera habían pasado cinco minutos desde que Yeon Ho había atacado a Kang Min cuando ya estaba dejando a en el suelo el cuerpo de Gye Hyeon para ir detrás del vampiro que hacía falta, acorralándolo contra las esquinas del lugar.

— No lo hagas... ¡detente! —Gritó Min Chan en vano -cuando fue capaz de hablar-, pues el damphir siguió avanzando amenazadoramente hasta él. — ¡Eres un monstruo! ¡Alguien, ayuda! Aagh... —Y lo inevitable ocurrió.

La cuarta víctima de Ju Yeon Ho cayó, justo debajo de él.

Algo de sangre comenzó a escurrir de sus labios mientras miraba aquellos cuerpos debilitados de momento por el hecho de estar pasando aquel proceso que casi parecía un envenenamiento. Limpió la comisura de sus labios con su propia lengua, mientras su mirada se volvía cada vez más aterradora debido a ese toque psicótico que le daba.

— Ahora yo tengo sus iniciativas. —Habló con una voz espectral, no parecía suya debido al tono tan ronco que salía de su garganta. Probablemente Min Chan tenía razón y se había vuelto un monstruo, pero ahora ya no importaba nada de eso, pagaría ese precio con tal de lograr su objetivo. — Levántense ante mí y arrodíllense. —Habló como una orden, con un inexpresivo tono de voz y una mirada soberbia.

Los cuatro vampiros, ya habiendo pasado aquel dolor inicial y despertando ante la orden, oyeron aquel ruido similar a una campanilla molesta en sus cabezas antes de que sus cuerpos se moviesen cual marionetas, haciendo lo que Yeon Ho había indicado con anterioridad. Muy a pesar de que sus mentes fuesen capaces de decir que no querían hacerlo, a pesar de que mentalmente se negaran o incluso lo dijeran, sus cuerpos ahora estaban obligados a seguir todas las indicaciones de aquel damphir.

La lluvia fuera del clan comenzó a caer como una tormenta fuerte, probablemente un augurio del caos que comenzaba.

— Yo seré el único que hará feliz a Hwan Woong, así que... ese chico... ¡Encuentren y asesinen a Lee Seo Ho! —Ordenó.

Y, con la apenas fugaz luz de un rayo que entró por la ventana, el cuarteto de vampiros se levantó y partieron en diferentes direcciones, con la única opción a cumplir lo ordenado.

Chapter 10: Himitsu no Hana

Chapter Text

— Woah, está terriblemente oscuro y frío en este lugar. —Se quejó Sun Woo mientras avanzaban apenas siendo guiados por la luz de la linterna de Eric, quien iba por delante de los demás.

— Está más oscuro que tu voz. —Bromeó Eric, recibiendo enseguida un "¡hey!" como queja de parte de dicho chico y risas por parte de Chang Min y Keon Hee puesto que habían entendido a la perfección dicho chiste.

— Ya, ya. Como sea... —Dijo ahora Chang Min mientras seguían avanzando a lo largo de aquel túnel.

Finalmente, su caminata los llevó a una habitación. Nadie había visto ese cuarto antes, a decir verdad, nadie había cruzado más allá de los límites permitidos por los prefectos del Clan así que era posible que fueran los primeros.

Aquella puerta fue bastante fácil de abrir. No cabía duda de que habían entrado a un sitio extraño pues, apenas la puerta se abrió y fueron entrando, un repentino olor extraño comenzó a llegar a cada uno de ellos.

— ¿Qué es ese aroma? —Preguntó Eric cubriendo su nariz con su dorso y sin soltar la lámpara por suerte, de lo contrario no podrían seguir viendo.

— Realmente apesta. —Se quejó Sun Woo, antes de ver que Chang Min miraba curioso hacia Keon Hee, recordando casualmente el comentario que Kang Min había hecho anteriormente sobre el olor raro.

— No soy yo. —Se quejó Keon Hee casi por inercia al notar aquella mirada, antes de que ahora fuesen los tres quienes le miraran. — ¡Qué no soy yo! —Subió el tono de su voz antes de que Keon Hee se acercara a lo primero que sus ojos habían captado de aquella habitación.

A pocos pasos de ellos se encontraba una mesa llena de diversos botes, cilindros y cosas de vidrio, algo sofisticado... En realidad, parecían más como aquellas cosas que se veían en los libros de ciencias, aquellos tubos de ensayo, los botes de vidrio con formas de esfera o de pirámide, al menos lucía de esa forma para el chico alto.

— Oigan, ¿qué es esto? —Preguntó curioso al momento en que levantó una de aquellas cosas que tenía un líquido extraño dentro, por la escasa iluminación no podía percibir que era, pero la verdad es que el olor parecía provenir de dichas cosas.

— ¿Jugo? ¿Vino? ¿Alguna especie de fluido? —Indagó Eric mientras tomaba la botella que Keon Hee había acercado a ellos. — Esta cosa sí que se ve rara. —Señaló, no tenía mucha confianza de lo que pudiese haber adentro.

Chang Min tomó, o mejor dicho arrebató, sin consideración alguna aquella botella de las manos de Eric, antes de moverlo un par de veces. Miró a los chicos antes de meter su dedo a la botella para tomar un poco de aquella mezcla rara, se sentía un tanto viscoso y frío, pero no le parecía que fuese algo extraño.

Sin dudarlo lo llevó a sus labios para probarlo.

Los chicos miraban esperando expectantes a una respuesta concreta sobre qué era aquello que habían encontrado.

— Esto es... —La mirada de Chang Min parecía un tanto desorbitada, pero se calmó a sí mismo antes de tragar saliva. — Es sangre. —Respondió mientras dejaba la botella sobre la mesa con cierto asco y disgusto, no porque fuese sangre, era un vampiro a final de cuentas, sino porque parecía estar mezclada con otras cosas más, algo que no se atrevió a decir.

— ¿Sangre? —Las voces de los otros tres chicos hicieron eco en la habitación.

— Pero ¿sangre de quién? —Preguntó Sun Woo mientras la linterna era dejada en la mesa.

— ¿Acaso te crees que lo voy a saber con sólo probarla? ¡Piensa un poco, Sun! —Reclamó, aunque evidentemente estaba preocupado por lo que había hecho, había probado la sangre de alguien que ni conocía.

¿Y si era de alguien ya muerto? ¡Qué asco! Sabía que los alimentos y la medicina que recibían en el clan contenían sangre, pero confiaba en que esa era sangre buena, de esa que podían obtener en un hospital y no sacada de animales o de gente muerta.

— Oigan, vean esto. —Señaló Eric trayendo consigo un libro de aspecto extraño, había tropezado con él mientras trataba de investigar un poco la habitación, aunque no fue más allá pues apenas lograba ver.

Keon Hee se adelantó a tomarlo primero, acercándolo a la luz de la linterna, se veía tan pobremente que tuvo que pedirle a Chang Min que se encaminara por toda la pared de la habitación hasta que pudiese encontrarse un interruptor que funcionara a la perfección o mínimo algo que les dejará ver mejor.

— Lo encontré. —Anunció el chico, y una vez encendida la luz, fue más fácil ver alrededor.

Una habitación bastante pequeña.

Más allá de la mesa con aquellos objetos y la sangre en los tubos de ensayo, había un escritorio con varias hojas blancas, plumas y demás. Había un librero al fondo, posiblemente el sitio donde había estado antes el libro que tenían ahora en manos y, al parecer, había un estante de esos que solo se veían en los laboratorios científicos, lleno también de cosas extrañas que no se ocuparon en observar.

— Gracias. —Indicó por su parte Keon Hee antes de abrir aquel libro como cuidando que no fuese a dañarse y fueran a descubrir que estuvieron metidos en ese cuarto. Si es que era de alguien.

Aquel cuaderno tenía escrito el nombre de varias personas que habían estado en el clan, probablemente de todas las que habían llegado desde su apertura y lo sabían porque había nombres de personas normalmente nombradas por sus prefectos.

Gente que incluso ellos conocían de antes de entrar al mismo clan. Con el nombre y fecha de salida.

No había nada de extraño en esas primeras hojas, pero después de ir revisándolas, de pronto las fechas de salida ya no aparecían junto a los nombres de los vampiros y, hojas más adelante, les sorprendió a todos encontrar sus propios nombres en el cuaderno aquel.

— Vean esto. —Indicó Keon Hee mientras señalaba los nombres en aquella hoja. — Eric... Tu nombre está aquí y no es el único. Chang Min, Sun Woo también... —Murmuró antes de notar que, debajo del de los chicos se encontraban el suyo, incluso podía ver el nombre de sus prefectos ahí anotados, además del chico ese que se la pasaba metido en su dormitorio cuando no pertenecía al mismo.

— ¿Por qué hay un libro con nuestros nombres aquí? Parece realmente viejo. —Preguntó Chang Min mientras miraba de nuevo la portada del libro, se veía desgastado y polvoriento, pero aun así estaba tan actualizado en la lista que daba miedo.

Sohn Young Jae
Kim Geon Hak
Jo Gye Hyeon
Ji Chang Min
Kim Sun Woo
Lee Keon Hee
Hong Min Chan
Lee Dong Heon
Bae Ho Young
Kim Yong Seung
Ju Yeon Ho
Lee Seo Ho
Yeo Hwan Woong

La lista era más que obvia, estaban todos los nombres ahí y no podían negarlo. Fueron leyendo cada uno de los nombres para corroborar, estaban todos sus amigos y conocidos del clan.

— Hey, esperen... No puede ser. —Keon Hee se había quedado estático al momento en que notó debajo de varios nombres más aquel que se negaban a creer días antes. — Esto tiene que ser una jodida broma, tiene que serlo. —El chico casi se habría caído de la impresión de no ser porque Eric le detuvo en la caída mientras se inclinaba junto al otro par para entender que era lo que había visto.

— No me jodas... —Murmuró Eric apenas había bajado su vista hasta el punto en que miraba Keon Hee antes.

Lo tuvo que señalar para de esa manera facilitarles la tarea a Sun Woo y Chang Min que también quedaron igual de sorprendidos que el otro par.

— ¿Cómo es posible? —Sun Woo parpadeó varias veces puesto que no podía creérselo y Chang Min no era capaz de decir una palabra ante la sorpresa.

Aquel nombre que Keon Hee y los demás habían visto tenía que ser falso, pero estaba ahí escrito.

Son Dong Ju

Y como tal, justo a un lado del nombre, se encontraba aquel pequeño símbolo: una cruz.

— ¿Por qué tiene una cruz a un lado? —Preguntó Sun Woo extrañado antes de que Keon Hee revisara de nuevo los nombres anteriores. Todos aquellos que no tenían una fecha de salida del clan tenían en realidad una cruz idéntica a la que estaba dibujada al lado del nombre de Dong Ju.

Algo que comenzaba a resultarles cada vez más extraño y, de alguna forma, terrorífico.

Ninguno lo decía, pero ahora mismo preferirían encontrarse con un fantasma como había dicho Chang Min, que con aquella habitación y ese cuaderno.

— Demonios, esto tiene que ser una broma. ¡Se supone que él no existe! ¿Por qué no somos capaces de recordarlo si en verdad existiera? —Preguntó Keon Hee intentando de alguna manera querer convencerse de que era una mentira. Incluso había estampado el libro contra la mesa con brutalidad, estaban jugando con ellos, tenía que ser eso porque no era capaz de creer que fuese otra cosa.

El secreto de las flores había sido descubierto.

Algo similar a una pequeña hoja salió volando del libro cuando fue estampado de aquella forma, cayendo por debajo de la mesa.

— Hey, algo cayó del libro. —Mencionó Eric mientras se agachaba para tomar aquella figura de papel. Sopló el polvo de la misma para poder ver qué era lo que venía en ese papel, pues apenas era mayor a sus dos manos juntas. — Ah, es una foto y dice aquí que es de hace... ¿800 años? —Se sorprendió puesto que actualmente los vampiros solo podían vivir entre 100 y 150 años cuando mucho.

Esa fotografía tenía que ser de alguien muy viejo, pero ¿qué hacía en un libro con nombres actuales?

— ¿¡Hace 800 años!? —Replicaron los tres al mismo tiempo acercándose a ver la fotografía de más cerca.

Efectivamente estaba fechada hace casi ochocientos años atrás, incluso ya estaba de un color café sepia, la hoja se sentía realmente frágil y tenía rasgadas las orillas. Era un grupo de diferentes personas que se encontraban puestas frente a la construcción del Clan, algo similar a las fotos de una graduación, eran alrededor de veinte personas aproximadamente.

Casi ningún rostro era reconocible para ellos.

— Oigan, ¿qué esos dos de ahí no son...? —Chang Min señaló casi al centro de la fotografía, justo donde estaban dos chicos sentados juntos, sus rostros eran demasiado conocidos que ninguno podía negarlo.

Keon Hee tomó la foto, revisándola. Si ya de por sí estaba totalmente extrañado, confundido y desorientado, esa fotografía había bastado para provocar que estuviera totalmente perdido.

— ¿Qué es todo esto eh? ¿Qué significa? —Preguntó Sun Woo algo aterrado de que hubiesen descubierto algo que no debería haberse sabido. Su mirada preocupada se fijó en cada uno de los chicos antes de temblar un poco, ¿y si les pasaba algo por haber entrado ahí? Salir a cazar fantasmas ahora no le parecía una idea tan buena ahora que habían ido más allá de las zonas permitidas.

— ¡No lo sé! —Exclamó Keon Hee, por más que lo pensara no sabía que decir.

Eric caminó al lado del mayor para calmarlo un poco mientras las dudas inundaban la mente de cada uno.

Todos estaban en igual condición, con mil dudas y ninguna respuesta.

— ¿Qué vamos a hacer ahora? No podemos dejar esto así... Además, si ese nombre está ahí entonces Hwan Woong tenía razón. —Murmuró Eric mientras mordía su labio con nerviosismo.

— Mierda, es cierto. Hwan Woong ha estado buscando a Dong Ju porque está desaparecido... Ninguno de nosotros es capaz de recordarlo y ahora esto. Esta foto de hace tanto tiempo y que aparezcan ellos dos en ella... —Keon Hee no sabía que decir al respecto.

— ¡Parece una jodida broma! —Se quejó Eric y miró en dirección a Keon Hee.

— ¿¡Qué mierda está ocurriendo en este clan!? —Exclamó éste con tanta fuerza que realmente le hizo competencia al sonido de un disparo que irrumpió de pronto toda la habitación.

El grito de los chicos no se hizo esperar y de pronto notaron la raíz del mismo.

Dong Heon se encontraba de pie en la puerta por la cual habían entrado, una pistola yacía en su mano derecha que seguía aún apuntando al techo.

El problema no era aquello, eran vampiros capaces de morir, esa bala podría haber matado a cualquiera si hubiesen sido heridos de gravedad.

— Dong Heon. —Murmuró Chang Min.

Algo les decía que la situación se pondría peligrosa por lo que, en poco tiempo, Keon Hee y Chang Min ya se encontraban por delante de Eric y Sun Woo respectivamente.

— ¿Qué demonios...? Dong Heon, exijo que nos des una explicación de todo esto ahora. —Reclamó Eric, casi exigió al momento de verlo, olvidándose totalmente de que tenía un arma, habría pasado por delante de Ha Young para exigir una respuesta si no fuese porque el más alto le había detenido con su brazo y no se sintió capaz de dar un paso más.

— Han descubierto algo que no debía ser desenterrado nunca, por esa razón, no puedo dejarlos salir de aquí con vida. —Habló Dong Heon mientras alzaba su mano y apuntaba con ella hacia los chicos. — Es una lástima, pero no dejaré que destruyan la eterna crisálida que he defendido por tanto tiempo. —Parecía realmente dispuesto a hacerlo, pues su dedo índice estaba ya sobre el gatillo.

— No lo hagas, tienes que calmarte, Dong Heon. —La voz de Ho Young sorprendió a todos dentro de la habitación.

Él se había acercado directamente al mayor, tomando su brazo para hacer que bajara el arma y dejase de amenazar con ella a los chicos que seguían atemorizados y en shock.

— No puedo hacerlo, ¿qué no ves el peligro que corre todo esto? ¡Quiero mantenerlo como estaba! —Gritó exasperado.

Dong Heon se estaba dejando llevar por sus impulsos, lo poco que les quedaba estaba derrumbándose desde que Hwan Woong había comenzado a buscar a Dong Ju. ¿Cómo iba simplemente a calmarse y dejar que esos cuatro arruinaran la estabilidad que habían formado en el clan?

— Pero existen otras maneras. —Intentó persuadirlo. Después de todo, quienes estaban frente a ellos eran amigos. — Debemos esperar las órdenes del Maestro... TRUMP. —Le recordó.

— Sus poderes no están funcionando ya, ¡a este paso se habrá destruido todo! ¡¿Quieres perder todo lo que hemos protegido, Ho Young?! —Volvió a insistir.

Aquella discusión dio tiempo a Keon Hee para atacar al par de prefectos, logrando que el arma cayera de las manos de Dong Heon y que Ho Young se ocupase de que no cayeran ambos al suelo, cosa que no logró.

— ¡Corran! —Gritó hacia los chicos que le habían llevado hasta ahí y así lo hicieron, no necesitaban esperar más palabras para salir del trance momentáneo y alejarse rápidamente de aquel lugar. Dejando atrás a los prefectos que ya comenzaban a levantarse.

— No les puedo dejar irse así. —Dong Heon realmente ya no estaba pensando y eso era algo que preocupaba a Ho Young.

El chico simplemente se separó, acercándose al arma comenzando a seguir a los chicos fuera de aquella habitación.

Nadie iba a terminar con la eterna crisálida.

Nadie.

Chapter 11: Stigmas

Chapter Text

— Lee Seo Ho. —El nombrado detuvo su caminar por el pasillo hacia los dormitorios.

Después de haberse retirado de la habitación de donde estuvo con Young Jo, el azabache se había ido directamente a la biblioteca, como siempre hacía cuando algo ocurría y no le agradaba.

— ¿Qué es lo que se les ofrece...? ¡¿Ah?! —Apenas logró tener los reflejos suficientes para alejarse de Kang Min, quién le había atacado con una de esas dagas que normalmente se usaban de adorno en la sala común de los dormitorios.

Pero no solamente eso, pues segundos más tarde tuvo que utilizar el libro como escudo para librarse de los ataques de Min Chan y Yong Seung, notando ya adelante a Gye Hyeon que también tenía intenciones de atacarlo. Sin duda era un milagro que los cuatro no lo hubiesen atacado juntos, todos a la vez, pues no habría tenido forma de escaparse.

— Chicos... ¿Por qué están haciendo esto? —Preguntó totalmente consternado, asustado –porque lo estaba-, además de preocupado por la repentina acción de esos cuatro. ¿Sería acaso algo con la crisálida?

— Lo sentimos, Seo Ho... nosotros no queremos... pero no podemos... —Iba a terminar la frase, pero aquel ruido de una campanilla nuevamente atormentaba los oídos de los cuatro chicos que prácticamente les obligó a dejar de hablar e intentar atacar de nuevo, pero Seo Ho fue más rápido alejándose de ellos.

— Imposible... Su iniciativa fue... —La posible respuesta a aquello le llegó de golpe, sólo una persona se atrevería a hacer algo como eso, sólo una persona tendría el deseo mismo de matarlo.

Y había arrastrado con él a aquellos cuatro chicos, pues todos sabían que Seo Ho era incapaz de dañar a cualquiera que viviese en el clan. Aún si fuese por defensa propia, no lo haría.

Las miradas de aquellos cuatro demostraban el sufrimiento interno que tenían por ser obligados a tener que matar a alguien que, en realidad, nunca les había hecho nada malo y además de ser un conocido de dormitorio. Todos sabían que Seo Ho no hablaba con nadie, que siempre se la pasaba alejado de todos, pero en todos existía ese sentimiento de que podían confiar en él para lo que fuese.

Aún sin saber de dónde provenía tal confianza.

— Perdón, Seo Ho... —Murmuró por su parte Min Chan antes de que los ataques fueran a empezar de nuevo.

Sin embargo, Young Jo irrumpió al salir de una de las habitaciones y jalando consigo a Seo Ho.

Ahora mismo agradecía haber seguido al azabache pocos segundos después de que éste se hubiera ido.

— Corre ahora si no quieres morir así. —Exclamó al ver que, literalmente, estaba arrastrando a Seo Ho con él. Bueno, entendía que por una parte no quisiera porque él mismo había estado a nada de apuñalarlo algunos minutos atrás, pero conocía el temor que el más bajo tenía por morir.

Aquello bastó para que comenzara a correr y a seguirlo con más prisa que antes.

Ya no podía simplemente detenerse, en cualquier segundo podría aparecer cualquiera de los chicos intentando matarlo.

— ¿Por qué...? —Quería preguntar la razón de que quisiera ayudarlo a vivir si anteriormente había querido asesinarlo él mismo, pero solo notó el ceño fruncido de Young Jo.

— Sólo calla y corre por ahora. —Recibió como respuesta simple.

Estaba corriendo para mantenerse vivo, lo sabía.

Aquel terrible temor a morir siempre le perseguiría.

 

»«-»«-»«-»«-»«-»«-»«-»«

 

"Tengo que proteger a Hwan Woong del mal."

Aquel pensamiento invadía su cabeza, no tenía ningún otro cometido.

Para ello es que había arrastrado a aquel cuarteto con él, pare poder proteger de esa manera Hwan Woong y que dejara de sufrir.

Nadie más podía protegerlo como él podría hacerlo.

 

" No permitiré que la eterna Crisálida terminé."

Dong Heon no dejaría de perseguir a aquellos que habían abierto la puerta que podría destruirlo todo.

Aquello que ponía en riesgo la eterna crisálida que, con mucho esfuerzo, habían hecho funcionar durante tanto tiempo sin dudas.

Se negaba a perder lo que había protegido con su vida misma, aún si después se arrepentía de lo que estaba por hacer hoy. Sabía que no había otra solución.

 

"Mis instintos me susurran, Seo Ho llevará a Hwan Woong a su destrucción."

Y por esa razón es que Yeon Ho desconfiaba tanto de aquel chico.

Su aura rodeada de misterio, aquel rostro que indicaba que sabía tantas cosas, aunque sus labios se negaban a responder las dudas de los demás.

Había algo en la mirada de Seo Ho, algo que decía que escondía un secreto que haría sufrir a Hwan Woong, que lo llevaría a su final.

Ese era el único motivo por el cual seguía corriendo por los pasillos, buscando sin descanso alguno al azabache, sin parar.

Esperaba con demasiadas ansias llegar a encontrárselo y acabar con la vida de éste con sus propias manos.

Porque nadie podría hacer feliz a Hwan Woong si no era él.

 

"No importa cómo, jamás dejaré que los secretos del Clan salgan a la luz."

Así tuviese que actuar de forma que parecía irracional.

Porque nadie iba a destruir aquel Clan.

Ese era el único sitio en el que podía estar con Ho Young sin las quejas absurdas de nadie fuera del Clan, porque había costado mucho mantener el orden, porque había sido realmente difícil mantener oculto el secreto de Dong Ju durante tanto tiempo sólo para que la terquedad de Hwan Woong estuviese arruinándolo todo.

Si tan solo el maestro le dejase acabar con él, lo haría, pero había sido tan específico en cuanto al hecho de que nadie, absolutamente nadie, podía herir físicamente a Hwan Woong. Sin embargo, eso no impedía que acabara con cualquier otro que interfiriera con su labor, con la única tarea que le había sido encomendada desde que había llegado al Clan.

Sus instintos cegaban totalmente cualquier pensamiento, olvidando totalmente que a quienes perseguía eran amigos suyos, aferrándose a perseguir al último que había huido de la habitación: Keon Hee.


"Yo seré como un guardián..."

Porque protegería a Hwan Woong del sufrimiento.

 

"Yo seré como un guardián..."

Porque defendería el Clan y la Eterna Crisálida.

 

"Daré castigo a los malvados, tallaré estigmas en sus cuerpos."

Hasta no dejar marca alguna de los pecadores en el mundo.

Hasta que la ira de Yeon Ho desapareciera junto a la vida de Seo Ho.

Hasta que los secretos del Clan estuvieran a salvo en manos de Dong Heon.

 

»«-»«-»«-»«-»«-»«-»«-»«

 

Estaba totalmente cansado, pero apenas con suerte había logrado desviarse por el camino para distraer a Dong Heon y de esa forma darles ventaja a Eric y el otro par que había corrido por delante suyo.

Prácticamente tuvo que enfrentarse a Dong Heon una vez que estuvo a nada de alcanzarlo.

Quizás había sido mera suerte que las balas no le hubiesen dado por el hecho de que el otro chico estaba alterado, pues sabía que en sus cinco sentidos con sólo un disparo hubiera podido acabar con él. No era de extrañarse que lo supiera, pues se notaba que Dong Heon era bueno usando armas y no quería saber por qué razón es que tenía una en primer lugar.

Un empujón había bastado para poder darse los segundos necesarios para salir corriendo en esa ocasión.

No podía ni debía detenerse de nuevo, aunque sus piernas dolieran del sobre esfuerzo que estaba haciendo, ni porque estaba a punto de tropezar con varias cosas en el camino, simplemente debía seguir corriendo.

Y en el trayecto hacia una de las salas que conectaba todos los pisos del sanatorio –todo gracias a las escaleras del lado izquierdo- logró divisar a Hwan Woong a la distancia. La adrenalina, además del recuerdo de todo lo que acaban de descubrir hicieron que ignorara el rostro consternado del menor, ignorando lo que éste había experimentado recién con Yeon Ho.

— ¡Hwan Woong! —El grito se extendió por toda la sala, haciendo que el nombrado se detuviera de golpe.

Keon Hee le tomó por los hombros, la expresión de temor y confusión era evidente en el mayor de manera que el menor de inmediato se preocupó.

— ¿Qué o-ocurre? —Tartamudeó.

— Tenías razón, Dong Ju existe... ¡Él vivía en este clan! Nosotros fuimos quienes nos olvidamos de él. —Habló casi con prisas, recordando que no muy lejos de ahí podría estar Dong Heon, preparado para disparar. — Todo lo que dijiste... Tenías razón. —Repitió mientras seguía sujetándose al rubio.

— ¿Dong Ju...? Entonces, ¿¡dónde está Xion ahora!? —Aquella pregunta salió de forma algo desesperada, el poder encontrarlo había sido su prioridad desde hace días y ahora existía la pequeña posibilidad de que...

— No lo sé. —Aquella respuesta le cortó de tajo la esperanza de llegar a su paradero, pero le afirmaba que los demás ahora creían que Dong Ju era su amigo y que estaba desaparecido. — Pero eso no es todo, Hwan Woong. Mira esta foto. —Habló mientras sacaba la mencionada fotografía que había encontrado junto a Chang Min, Sun Woo y Eric en la habitación secreta, se la había llevado consigo al no haber tenido tiempo de devolverla por la aparición del prefecto de su dormitorio.

— ¿Una foto? —No entendía a que venía aquello.

— Sí, es una foto de hace ochocientos años, casi cuando el clan fue creado. Pero en la fotografía aparecen... Están Seo Ho y junto a él... —Keon Hee se calló de golpe decidiendo señalarle a que se refería.

Justo al centro de la foto, tal como el mayor lo decía, se encontraba Seo Ho, pero a su lado se encontraba alguien más, fue cuando Hwan Woong entendió por qué el mayor se había callado.

— ¿Ese de ahí... soy... yo? —A pesar de estar observándose en dicha fotografía era incapaz de recordar algo y tampoco se creía capaz de creerlo porque, él había entrado hace poco al Clan ¿no?

Intentó entonces recordar la fecha exacta de cuando había entrado, descubriendo que era incapaz de encontrar dicha información en sus recuerdos.

— ¡¿Por qué están tú y Seo Ho en una foto de hace 800 años?! —Keon Hee estaba ya bastante irritado por la situación.

— ¡No sé nada de esto! Ni siquiera sé que es lo que está pasando. —La angustia de no recordar nada de cuando había llegado al clan le hacía sentirse realmente preocupado, ¿y si en verdad aquello era cierto? ¿Y si el de la foto efectivamente era él?

No podía saberlo por el hecho de que no recordaba nada de los primeros años en el Clan.

— Hwan Woong, este clan no es el lugar que pensábamos que era, ¡¿qué rayos es este Clan?! —Mencionó con preocupación y, ya lo había pensado, él no podía quedarse ahí al igual que sus amigos, tenían que escapar, pero apenas iba a decirlo cuando escuchó un grito.

— ¡Keon Hee! —Gritó Eric mientras corría en compañía de los otros dos.

— ¡Esto es malo, nos está alcanzando! —Gritó Chang Min al llegar.

La respiración de aquellos tres chicos estaba bastante alterada de tanto correr y por haber hecho varios rodeos tratando de perder a Dong Heon, pero al parecer sin éxito pues ya iba cerca.

Cuando creían que nada podía ir peor, el estruendo de un disparo resonó por la habitación y Keon Hee cayó al suelo.

— ¡Keon Hee! —Hwan Woong, que era el más cercano a él, se inclinó hasta el suelo para revisarlo, el trío también se acercó y a la vez lo hacían por alejarse de aquella puerta, por la cual ahora entraba Dong Heon con el arma extendida.

— ¿Creyeron que podrían escaparse de mí? —Amenazó el recién llegado, Hwan Woong le miró con un rostro de confusión.

— Dong Heon, ¿por qué...? —Quería preguntar tantas cosas, parecía ser que no dejaría de hacerse una pregunta tras otra sin fin, algo así sólo le podía pasar a él.

— ¡Detente, Dong Heon! —Escucharon la voz de Ho Young.

No sabían cómo, pero al parecer el otro prefecto también les había seguido, más que nada preocupado por la condición actual del Lee, después de todo parecía no estar totalmente consciente de lo que estaba haciendo. — Nada bueno saldrá si haces esto. —Trató de persuadirlo en vano, en su rostro se notaba la determinación a pararlo.

— ¡No me des órdenes! —Aquella frase bastó para que Ho Young notara lo que debió ser evidente desde el comienzo, toda esa situación había activado los síntomas de la crisálida en Dong Heon. — Tengo que proteger esto... Nuestra eterna crisálida. —La voz del chico comenzó a debilitarse ante la idea de que todo se perdiera.

Sin importarle nada en ese momento, volvió a apuntar hacia Keon Hee con el arma.

Su determinación y su mirada lo decían todo, estaba planeando tirar a muerte.

— Detente... —Murmuró Hwan Woong preocupado de que fuera realmente a disparar de nuevo. La tensión impedía que los demás pudiesen moverse siquiera. — Detente... ¡¡DETENTE!! —Gritó con todas sus fuerzas, sus ojos se apretaron mientras trataba de proteger con su cuerpo a Keon Hee en caso de que el mayor disparara.

Pero nuevamente ese sonido apareció.

Las campanillas resonaron y, sin que Dong Heon lo quisiera, su cuerpo se movió solo, haciendo que su brazo bajase y se sintiera incapaz de moverse.

— Mi cuerpo... se ha... —Tanto él y los demás estaban estupefactos, ¿cómo es que era posible que Hwan Woong hubiera provocado que se detuviese?

— Esto es... ¿La iniciativa de Hwan Woong? —La pregunta fue hecha por Ho Young, quien parecía estar entendiendo más rápido que los demás la situación, pero ¿cómo había obtenido el rubio cenizo la iniciativa para controlar a Dong Heon? ¿En qué momento había ocurrido?

— ¿Por qué? ¿Por qué es que puedes tomar el control de mi iniciativa? —La molestia en el rostro del prefecto aún era visible, pero la sorpresa y, tal vez, algo de temor se arrojaba en aquella mirada que mostró al Yeo.

Éste por su parte se levantó completamente extrañado. Parte de su ropa estaba ligeramente manchada por la sangre de la herida de Keon Hee, misma que se debía a la bala que había recibido en su brazo anteriormente.

Sin duda Hwan Woong estaba más confundido que todos ahí.

La desaparición de Dong Ju, la extraña actitud de Seo Ho, las palabras de Yeon Ho, la fotografía mostrada por Keon Hee y ahora, el hecho de poder controlar la voluntad de Dong Heon. Eran demasiadas cosas para él solo, su cabeza era un caos, no sabía que debía pensar al respecto ni qué debería hacer.

 

»«-»«-»«-»«-»«-»«-»«-»«

 

Corrieron como si su vida dependiera de ello y en cierta parte era muy cierto.

Cada vez que reducían la velocidad aparecía alguno de ellos con toda intención de atacar a Seo Ho, mismos ataques en los que Young Jo salía en su defensa. Seo Ho sabía que el mayor traía una daga con él, la misma que momentos antes habría intentado usar contra él, pero ahora era usada para combatir a cada uno de los vampiros que les atacaban.

Dos veces se habían topado a Gye Hyeon, que no sólo utilizaba la daga que le había sido brindada por Yeon Ho, sino que todo lo que tuviera en su camino para hacer más difícil el trabajo de Young Jo de proteger al azabache. Solo una vez se habían topado con Kang Min, Yong Seung y Min Chan por separado, además de una vez más con Yong Seung y Min Chan al mismo tiempo.

Y era una carrera contra el tiempo.

Sabían que tarde que temprano sería como correr en un callejón sin salida, peor aún porque ellos podrían agotarse y los chicos, aun si estuvieran cansados, no pararían debido a que sus voluntades estaban siendo controladas.

— ¡Aaah! —Aquel gritó les anunció otro ataque nuevamente.

Esta vez era de nuevo por parte de Yong Seung.

Young Jo dejaba a Seo Ho detrás suyo en todo momento, evitando las cosas que eran arrojadas contra ellos, contrarrestando los ataques de Yong Seung con agilidad. No permitía que se acercaran mientras el más bajo buscaba la forma más útil de escapar y que la carrera comenzara de nuevo.

Cuatro contra dos seguía siendo demasiado desigual y eso que no contaban con que Yeon Ho se uniría pronto al juego del "gato y el ratón" y Young Jo odiaba tener que ser el ratón por ayudar a Seo Ho a escapar.

 

»«-»«-»«-»«-»«-»«-»«-»«

 

Cuando finalmente le habían dejado salirse de la enfermería, ocurrió de nuevo.

Inconscientemente terminó de pie en aquel dormitorio.

Su mirada se paseó por todo el sitio.

Una punzada, un rápido palpitar en su corazón. Un fugaz recuerdo bastó para que recordara por qué razón es que había avanzado hasta ese lugar, el por qué siempre volvía a ese dormitorio con tanta insistencia, aunque lo echaran a los minutos de haber invadido dicho lugar.

"Hasta que al fin llegas."

Recordó la forma en la que los labios de aquel chico se abultaban ligeramente al decir aquella frase, porque siempre que llegaba era un poco más tarde de lo que habían acordado y es que ser prefecto en otro dormitorio hacía más difícil el poder tener el tiempo libre que deseaba, pero siempre le hacía su mayor tiempo posible a él.

A ese chico que con una sonrisa hacía que se le olvidara el estrés que era cuidar de un grupo entero de vampiros.

— Lo recuerdo ahora... —Murmuró mientras el dolor en su pecho se hizo más profundo que las veces antes. — Se suponía que nunca debía haberlo olvidado... —Cerró los ojos con fuerza mientras más y más recuerdos inundaban su cabeza.

Aquel chico al que iba a ver todos los días.

Cierto, aquel con el que compartía gran parte de su tiempo, aquel en quién más confiaba, el que sin muchos problemas logró convertirse en su mejor amigo al comienzo.

Incluso recordaba aquella tarde cuando habían ido al jardín, justo donde estaban los árboles más frondosos, junto a esas flores que tanto le fascinaban al menor, mientras que Geon Hak contaba anécdotas o historias absurdas que lo hacían reír por tratarse de escenas absurdas, de situaciones ocurridas en el otro dormitorio.

Esa tarde habían prometido que siempre iban a estar juntos, que sin importar nada más, iban a estarlo, que iban a superar lo que fuese mientras permanecieran juntos, que incluso seguirían así cuando ambos salieran al fin del clan.

Geon Hak le habría prometido esperarle fuera del clan, ya que aquel chico saldría un par de años después.

Lo había olvidado, pero lo recordaba ahora.

Ese chico había desaparecido, no recordaba nada de lo que había pasado antes o después de eso...

Simplemente un día ya no le vio más, pero sus últimas palabras seguían en su cabeza, aquellas que no importaba qué... siempre habían estado ahí, en su cabeza.

"Por favor, no me olvides."

Pero lo había hecho, se había olvidado completamente de él, se suponía que era algo que nunca debía olvidar. Sus ojos comenzaron a cristalizarse al darse cuenta lo cruel que había sido al olvidarlo, al olvidarse de aquel chico. Incluso había olvidado todos esos días que había pasado a su lado. Había olvidado cada momento que habían convivido juntos.

¿Cómo era posible que hubiese olvidado todo de él?

¿Cómo es que había durado tanto tiempo viviendo como sin nada siendo que había olvidado aquellas cosas que eran tan importantes?

¿Cómo debería sentirse con ello?

"No te  olvides  nunca de mí."

No había podido mantener su promesa.

La primera lágrima rodó por su mejilla mientras caía de rodillas al suelo, con la mirada baja, sintiendo su cuerpo temblar.

Cada recuerdo comenzó a calar, por el hecho de saber que había olvidado todo eso, pero finalmente estaba recordando, sabía que era tan importante por el hecho de que ahora lo recordaba, tenía que ser realmente importante y entonces uno de los recuerdos que volvieron a él le respondió todo.

La calidez que sintió en ese momento, mientras sus brazos rodeaban la cintura del más bajo, mientras sus labios rozaban los contrarios.

Cierto. Aquel chico del que se había olvidado...

— Tú... la persona más preciada para mí. —Murmuró recordando que esas mismas palabras le había dicho tras separarse de su beso. El primero de muchos, porque los recuerdos le hacían ver que ese había sido tan solo el primero.

Las lágrimas corrieron con más fluidez por sus mejillas, no se preocupó por detenerlas, simplemente dejó que su corazón liberara ese dolor en su pecho que había estado sintiendo por tanto tiempo sin saber la razón, ahora la conocía y dolía mucho más.

— Yo... nunca volveré a olvidar estos recuerdos... los recuerdos de haberte amado alguna vez y que también lo hiciste. —Sollozó de forma fuerte, estaba totalmente destrozado, se sentía horrible haber olvidado aquello. — Tú... ¿cómo pude olvidarte? —Se quejó, mientras se levantaba intentando borrar las lágrimas en su rostro.

— Es verdad... Yo... siempre que venía... era verte. —Murmuró para recordárselo a sí mismo y afirmárselo, no iba a olvidarlo nunca más, no podría perdonarse el hecho de olvidarlo dos veces. — Xionie... no volveré a olvidarte, lo prometo. —Y sin más salió en su búsqueda, porque ahora creía en las palabras de Hwan Woong y tenía que ayudarle a encontrarlo.

Chapter 12: Eien No Mayuki

Chapter Text

Sus piernas dolían, estaba cansado ya, no podía seguir corriendo más.

— Young Jo, ya... ya no puedo correr más... —Su respiración estaba demasiado agitada, además de que realmente se sentía adolorido de tanto correr y dar vueltas.

El mayor había temido que llegara ese momento.

— ¡Nos van a alcanzar si nos detenemos y más si seguimos aquí parados! —Se quejó el más alto tratando de jalarle con él para que siguieran corriendo, pero Seo Ho no se movió ni un solo metro de dónde estaban, estaba que ya no podía más, su condición física parecía haber sido pésima antes de comenzar dicho escape.

— P-Pero... —Estaba a punto de decirle que tomaran un descanso, que se escondieran o lo que fuese, pero apenas logró sentir cuando Young Jo le apartaba del camino.

— ¡Seo Ho, cuidado!

Fue como si todo ocurriese en cámara lenta, pues se sintió apartado de donde estaba y cuando su mirada se fijó en Young Jo sólo pudo ver que Yeon Ho se había acercado hasta él, desde su ángulo apenas podía ver la espalda del mayor y como Yeon Ho quedaba de frente a éste.

No sabía bien el por qué, pero se sentía aterrado por lo que sea que estuviese pasando.

— Fuera... de mi camino. —Masculló el damphir sin ninguna expresión.

Cuando éste apartó a Young Jo de su lado, Seo Ho pudo ver lo que el ángulo no le había permitido.

La daga salió del cuerpo del más alto, quién por reflejo llevó sus manos a la herida que le había sido hecha, justo debajo de las costillas. Casi podría jurar que había sido hecha a la altura de su estómago y, si era así, no había probabilidades de que sobreviviera sin atención médica.

El terror invadió a Seo Ho cuando vio como al chico caer duramente al suelo.

— ¡Young Jo! —Su voz apenas pudo pronunciar su nombre.

El cuarteto pareció haber oído el ruido, pues apenas Seo Ho mencionó aquel nombre, aparecieron cerca.

Todos y cada uno de ellos atacando sin piedad alguna el cuerpo tirado del que había estado defendiendo al azabache.

Éste por su parte no logró hacer más que observar aterrado, apenas ruidos apagados y cortos salían de su garganta debido a tan cruel escena que había tenido que presenciar, sus pasos lentamente le comenzaron a llevar de espaldas a la puerta, alzó la mirada al grupo -ahora liderado por Yeon Ho- y se sintió más aterrado que nunca en la vida.

No tenía tiempo para llorar ahí por la pérdida de Young Jo, no importaba tampoco que sus piernas ya casi no pudiesen con su propio peso.

Se giró a la mayor velocidad que le fue posible, sacando fuerzas de donde no las tenía y era mejor no saber que no tenía esa fuerza porque posiblemente se derrumbaría.

— No escaparás. —Masculló Yeon Ho mientras enviaba al cuarteto detrás suyo.

Sus pasos eran largos, aunque mantenía cierta distancia para poder salvarse, llegó a un callejón sin salida cuando entró al salón común, lugar que sólo tenía una puerta que podía llevarle lejos de ellos, porque de ahí todo se conectaba a los dormitorios... Sitios cerrados.

Lo único que tenía a favor era el tamaño que tenía el lugar, esquivando los ataques que no tardaron en llegar, evitando que se juntaran todos porque estaba totalmente seguro de que entonces no tendría opción alguna.

Pero, había pensado demasiado rápido.

La fuerza finalmente le abandonó y sus piernas cedieron, dejándole en el suelo.

Sin embargo, el cuarteto no atacó.

Yeon Ho entró por la puerta del salón y la respiración de Seo Ho se había parado.

— Hwan Woong jamás podrá ser feliz si estás cerca de él. —Habló el damphir mientras se acercaba directamente hacia él, mirándolo con aquella expresión psicópata, acercando su arma hacia el chico que yacía en el suelo. — ¿Por qué simplemente no le haces un favor y desapareces para siempre? —Con una sola orden, los cuatro vampiros rodearon a Seo Ho, dejando apenas una parte libre para que Yeon Ho también se acercara.

— No lo hagas. ¡Detente! —Pidió Seo Ho aún sin poder levantarse.

— ¡Yo seré quien haga feliz a Hwan Woong! —Exclamó con furia mientras alzaba su mano con la daga, obligando a los otros cuatro a realizar la misma acción, la intención era clara: mataría a Seo Ho ahí mismo, pero esas campanillas avisaron lo que no hubiese deseado.

Los brazos del damphir y los otros cuatro vampiros se movieron de forma lenta hasta detenerse totalmente, sin llegar a tocar siquiera al azabache.

— Yeon Ho, chicos... Bajen sus armas. —Habló Seo Ho con las pocas fuerzas que le quedaban.

Sus manos se apoyaron en el suelo, odiaba tener que llegar a tal extremo para salvar su vida, el tener que usar la iniciativa.

Las manos de los chicos bajaron lentamente, sus armas fueron llevando una a una al suelo ante la expectación en la mirada del damphir.

— ¿Por qué? ¿Por qué es que tienes mi iniciativa? ¡Ni siquiera me has mordido! ¿Por qué es que puedes controlar nuestras iniciativas?

Seo Ho ignoró totalmente la voz del damphir mientras se levantaba a duras penas desde su sitio, comenzando a caminar hacia la única puerta del salón.

— Hwan Woong... —Llamó al chico.

Seo Hohabía pronunciado su nombre, con un llamado que sólo algunas personas lograban hacer, lo sabía...

Sabía que sería escuchado.

Aún si estaba llamando por él con su mente.

 

»«-»«-»«-»«-»«-»«-»«-»«

 

Hwan Woong continuaba confundido.

Tantas cosas eran las que habían ocurrido hasta ese momento que entre todos esos pensamientos le sorprendió escuchar una voz en su mente.

Su nombre estaba siendo pronunciado por Seo Ho, no sabía decir cómo o por qué, pero sabía que no estaba alucinando.

— Seo Ho me está llamando... —Murmuró, dejando sorprendido a todos los que estaban en la sala.

¿Por qué decía eso si nadie más lo había escuchado?

— ¿Eh? ¿Qué...? —Chang Min apenas logró articular aquello cuando Hwan Woong ya estaba mirando hacia algún punto muerto.

— Seo Ho... —Y sin más palabras, echó a correr hacia el sitio al que estaba siendo llamado, para mayor sorpresa de los demás que comenzaron a seguirle justamente porque ya no sabían que más esperar.

Hwan Woong corrió por los pasillos del lugar, llegando al patio más grande del sanatorio.

Seo Ho estaba llegando a duras penas a aquel sitio, se había exigido incluso de más para poder llegar hasta el patio, incluso había caído un par de veces antes de poder llegar y cayó una vez más al suelo apenas lo había logrado.

Hwan Woong se acercó a paso lento hasta él y le miró, inclinándose hasta su altura.

— Seo Ho... —Y sin más palabras de por medio, le abrazó, le abrazó como si no pudiera hacer nada más en ese momento.

— Hwan Woong... —El abrazo fue correspondido durante varios segundos, permaneciendo ambos en aquella posición en la entrada al patio.

— Estoy a punto de enloquecer con todo esto... —Admitió el menor de ambos.

Era cierto, enloquecería con tantas cosas que estaban pasando y, a final de cuentas, seguía sin saber el paradero de Dong Ju.

— Todo va a estar bien, va a estar bien... —Las lágrimas en ambos no soportaron más siendo retenidas y, una a una, comenzaron a caer de las mejillas de ambos. Cada uno había estado soportando un peso distinto, pero tan similar a la vez.

No se percataron que en ese momento Geon Hak iba ingresando al patio, con su propia preocupación encima.

— ¿Dónde... dónde estás? —Murmuraba constantemente. — ¿Dónde es qué estás, Xion? ¿A dónde te has ido? —La desesperación iba a carcomerlo. Incluso él estaba en su propio mundo y no logró notar a los dos chicos, sino hasta que se recargó en uno de los pilares de la entrada.

Los chicos que siguieron a Hwan Woong prontamente les dieron alcance también, yendo uno a uno hasta el patio, la consternación y el hecho de que nadie entendía nada eran dos cosas más que evidentes.

— ¿Qué es lo que está ocurriendo? —Preguntó Sun Woo mientras miraban hacia Seo Ho y Hwan Woong que estaban a pocos metros de ellos, en el suelo y abrazados.

No lo sé. Esa era la respuesta que recibiría de cualquiera de los que estaban en ese sitio.

Keon Hee miró detrás suyo, los prefectos habían ido también a su encuentro, a pesar de que ahora Dong Heon ya no llevaba el arma consigo, posiblemente porque Ho Young le había convencido de dejarla atrás o se la había quitado, pero eso no le hacía sentir tranquilo en realidad.

Y no eran sólo ellos, pues el trío que siempre acompañaba a Kang Min y éste mismo se encontraban ahí, junto al chico damphir que parecía estar molesto y a la vez consternado.

— Dong Heon, Ho Young... creo que nos deben una explicación, confiesen. —Pidió Keon Hee, ya no podían negarles una respuesta, al parecer casi todo el dormitorio estaba involucrado con lo que sea que estuviese ocurriendo en ese sitio. — ¿Qué es lo que está ocurriendo en este clan? —Exigió esta vez, era lo único que querían, una maldita respuesta a todo.

Dong Heon bajó la mirada, no quería ser él quien lo dijera cuando había sido muy claro, protegería los secretos del Clan sin importar qué.

— Lo que pasa es que... —Ho Young comenzó a hablar, pero fue interrumpido de inmediato.

— Seo Ho y Hwan Woong son mis últimas creaciones, son el resultado de mi investigación. —Aquella voz irrumpió desde el otro lado del patio, atrayendo toda atención de los presentes, incluyendo a los mencionados chicos que se separaron para poder observar a quién había llegado recién.

— Young Jo... —Murmuró Seo Ho al reconocerlo.

— Pero... ¿cómo es posible? ¡Juraría que te maté! —Exclamó Yeon Ho con cierta incredulidad, mientras todos veían ahora con confusión y sorpresa hacia el chico que se acercaba a ellos. — ¿¡Por qué es que sigues vivo!? —Gritó con fuerzas y mirado con molestia a aquel chico, ¿cómo se suponía que había sobrevivido a más de tres apuñaladas, todas cerca del estómago y su corazón?

— La verdad es... que yo no puedo morir. —Respondió Young Jo con toda calma sin mostrar una expresión fija, al contrario, no expresaba nada en su rostro.

— No puede ser... —Habló nuevamente el damphir, los demás estaban procesando aún la información.

— Eso quiere decir que tú eres... ¿TRUMP? —Todos se mostraron dudosos y temerosos ante aquella duda.

— ¡TRUMP no existe! —Yeon Ho no podía creer nada de eso, se suponía que por ello es que eran un mito, porque la vida eterna no existía.

— Young Jo... —Habló Keon Hee. — Dinos qué está pasando. —Alguien tenía que responder aquella incógnita y el chico de voz ronca preguntaría a todos los involucrados si es que era necesario.

— ¡Él no es lo que dice ser! —Exclamó Seo Ho con algo de fuerza, logrando llamar la atención general. — La gente lo conocía con su apodo en el pasado... —Explicó mientras seguía en el suelo, ya habiendo separado a Hwan Woong de él, miró en dirección de Keon Hee para terminar su respuesta. — Young Jo era conocido como Ravn... O RV. El creador de este Clan. —Respondió mientras se levantaba y caminaba a otra zona más alejada de los que se encontraban presentes.

— ¿Young Jo es RV? —Hwan Woong repitió el nombre.

Recordaba esas siglas, de aquella leyenda sobre el jardinero que había encontrado una flor hermosa y que luego había intentado crear a una flor incapaz de morir.

Y entonces las cosas comenzaron a aclarársele.

La historia no era falsa, simplemente estaba interpretada de una forma totalmente diferente.

El jardín, las flores... En realidad, eran el clan y los chicos que estaban ahí dentro, Young Jo en realidad era el jardinero de aquella dichosa historia.

— Dong Heon, Ho Young, me disculpo. —Interrumpió el ahora presentado Ravn, olvidando totalmente a los demás, haciendo un ademán de disculpa a ambos chicos que de inmediato hicieron una reverencia en respeto, ambos sabían quién era él.

— Ustedes han tenido que sufrir todo esto por de mis errores, lo lamento. —Pronunció dirigiéndose al par antes de que estos le miraran.

— Maestro. —Murmuró Dong Heon, Ho Young sólo hizo una reverencia hacia él, sin decir nada.

— ¿Maestro? —La duda de Chang Min estaba dibujada en todo su rostro.

Parecía apenas estar entendiendo la situación, al igual que los demás.

— Young Jo... ¿es el creador del Clan? —Aunque no era necesario preguntarlo, Keon Hee lo había hecho igualmente, como si esperaba recibir una negativa como respuesta, algo que nunca sucedió.

— De alguna manera, si es posible, le ruego que haga algo para que vuelva a ser todo como antes. —Y Ho Young no sólo estaba hablando del Clan, pues sabía que la condición de Dong Heon no era precisamente la mejor en esos momentos y la medicina podría hacerle poco y nada de efecto.

— Al principio de todo, esto había sido un capricho. —Comenzó a hablar Young Jo nuevamente, esta vez dando una respuesta a la pregunta de Keon Hee. — Vivir eternamente puede resultar demasiado aburrido, especialmente cuando no tienes a nadie que te acompañe, así que busque amigos, vampiros que también pudieran vivir eternamente y hacerme compañía por siempre. —Miró a los chicos que le observaban de vuelta, incapaces de moverse. — Al principio no funcionó, ya que todos morían al pasar los años, el ciclo de la vida... Lo conocen. —Se quejó.

Y es que ese estúpido ciclo le había arrebatado amistades, personas a las que había llegado a adorar.

Por eso es que había buscado una forma de que su propia condición de inmortalidad fuera transferida a otros.

— Tuvo que pasar un tiempo, descubrí que podía refinar mi sangre a través de varios procesos especiales para intentar que, a través de ella, introduciéndola a otros vampiros pudiera funcionar y.... tras varios intentos e introducirla a esta descendencia de vampiros ¡por fin estaba dando resultado! —Comentó con total orgullo, su descubrimiento le estaba dando un buen resultado desde un principio. — Nombre a dicho medicamento... el Uroborosu. —Dijo Ravn.

Aquel nombre de pronto resonó en la mente de todos los vampiros.

Medicina... Medicamento que contenía sangre.

— Entonces todo este tiempo... —Keon Hee fue el primero en hablar, pero la sola idea de mencionarlo le provocó escalofríos.

— La medicina que estuvimos tomando diariamente era... ¿tu sangre? —Eric terminó la frase que Keon Hee había comenzado y eso bastó para que todos se sintieran asqueados.

Keon Hee había caído de rodillas al suelo, la idea de haber estado bebiendo la sangre de Young Jo no le resultó realmente agradable. Eso explicaba los tubos extraños y esa sangre encontrada en la habitación secreta, aquella también había sido la sangre de Young Jo sin duda alguna.

— Así es, les alimente todos los días con mi sangre y desde ese momento dejaron de envejecer. —Explicó sin problema alguno, como si fuese realmente algo natural admitir que había estado dando su sangre a otros vampiros.

A final de cuentas él se regeneraba con la sangre humana que bebía por las noches, así que no era realmente difícil, pero si provocaba aquellos bajones de energía que los demás notaban de vez en cuando y a lo que solía llamar "su anemia".

—Sin importar cuánto tiempo pasara ustedes han permanecido jóvenes y no han muerto gracias a ello. —Añadió mientras caminaba alrededor del patio, mirando cada rostro, cada expresión incrédula de parte de sus inquilinos. — Han estado en este Clan por varias décadas ya. —Sonrió de forma satisfecha, saber que había logrado tenerles todo ese tiempo en ese lugar sin que nadie lo supiera.

— ¡¡Es imposible!! —Gritó Keon Hee.

Que Dong Ju fuera real lo creía, que Seo Ho y Hwan Woong estuvieran en una foto de años atrás tal vez también, pero ¿qué todos llevaran tanto tiempo en ese lugar? ¡No lo creía!

— Keon Hee... —Murmuró Hwan Woong, preocupado de lo que estuviese pensando aquel chico.

— Si hemos permanecido en este lugar durante décadas, ¿cómo es posible que no lográramos darnos cuenta de ello? —Preguntó, no iba a creerlo, no iba a dejar que jugara de esa forma con su mente.

— Fue por la iniciativa. —Nuevamente, Seo Ho se había atrevido a hablar, estaba diciendo cosas que nunca hubiera creído que contaría. — Young Jo los ha mordido a todos, a todos los que hay en este clan. De esa forma a podido manipular los recuerdos y hacer que olviden el tiempo que tienen aquí. —Él lo sabía perfectamente, lo había visto antes.

— ¿Pero... cómo? —La duda en el rostro de Hwan Woong era aún latente.

El rubio cenizo se levantó finalmente del suelo, mirando hacia Young Jo, que se había acercado hasta él.

— Hubo quienes se dieron cuenta de ello y trataron de rebelarse. —Contó Ravn mientras no apartaba su mirada de aquel vampiro que se había puesto en pie y, ya teniéndolo totalmente de frente, sonrió. — Hwan Woong, tú fuiste una de esas personas. —Indicó y, con apenas tocar un poco su hombro, un fragmento de recuerdo llegó hasta él.

 

Se encontraban en la sala común del sanatorio justo como ahora, Hwan Woong prácticamente había tomado a Young Jo por los hombros, le miraba con una expresión que revelaba su sufrimiento ante el descubrimiento.

— ¡Es imposible para nosotros vivir por siempre! —Exclamó con todas sus fuerzas, sentía que sus piernas comenzaban a fallarle y a pesar de ello siguió de pie, sin soltar los hombros de Young Jo.

Muy a pesar de eso, la mirada del más alto revelaba sin palabras que no estaba dispuesto a hacer lo que le era pedido.

— Te lo suplico, devuélvenos a la normalidad... por favor. —Le pidió, realmente había suplicado que los regresaran a la normalidad.

A pesar de su lamento, Young Jo al final se había encargado de que olvidarán ese día.

 

— Trataste inútilmente de detenerme en ese entonces. —Relató nuevamente, sabía qué era lo que Hwan Woong había recordado. Él le había devuelto aquel recuerdo después de todo. — Eso fue hace como... ¿500 años o más? —Alzó su ceja mientras hacia una expresión pensativa volviendo a caminar, ante la atenta mirada de los demás.

— ¿500 años? —Hwan Woong comenzaba a creer cada vez más que aquella foto era real.

— Tú y Seo Ho son excepcionales. —Mencionó mirando al vampiro que se había alejado del grupo. — Han estado más de 800 años en este clan. —Por ello es que eran sus últimas creaciones, los últimos vampiros que habían sobrevivido de todo aquel grupo inicial.

Ese grupo con el que había iniciado el verdadero experimento: El Uroborosu.

— Con la iniciativa tomé todo recuerdo que resultara inútil de sus memorias, así podrían vivir felizmente en el clan. —Retomó la plática donde había dejado en duda a los demás. Respecto al porque no podían recordar nada de los años que tenían ahí. — ¡Pero está bien! No deben preocuparse de nada, yo nunca use mi iniciativa para obligarles a hacer algo que no desearan. —Probablemente lo habría hecho, pero él deseaba compañía. — Lo que deseo... no es que sean marionetas. —Y era cierto, simplemente quería gente que estuviera ahí, pero con su personalidad autentica.

— Nuestros recuerdos... —Aquella queja provino de Hwan Woong.

— Dong Heon y Ho Young, ellos entendieron perfectamente mis motivos. —Siguió relatando, los mencionados dejaron su anterior posición para mostrarse igual que siempre, de pie a cada lado de Young Jo. — Ellos decidieron vivir eternamente por su propia voluntad, así que se volvieron mis asistentes. — Su rostro se mostró pensativo por algunos segundos antes de mirar a ambos chicos. — Ellos han vivido ya... alrededor de 300 años. —Años en los que todo se le había facilitado gracias a la asistencia que recibía de ambos.

Gracias a ellos, finalmente se había involucrado al Clan como si fuese un vampiro normal como cualquiera de los demás.

— Dong Heon y Ho Young son... —Keon Hee ahora entendía porque ambos habían llegado a esa habitación que habían descubierto. Tenía sentido ahora toda esa parlotería sobre defender el clan y sus secretos.

— Todos han permanecido jóvenes desde que llegaron a este clan y han vivido muchos años, permaneciendo con sus apariencias juveniles. —Ravn parecía estar realmente satisfecho con lo que había logrado, al menos hasta que su rostro se mostró angustiante. — Pero pase por alto un detalle, aunque ustedes supieran que habían dejado de envejecer ¿cómo podía saber si realmente habían alcanzado la inmortalidad? —Preguntó.

La mirada que recibieron todos no les gusto en lo absoluto.

Existía una forma de demostrar si es que alguien era inmortal o no, una que nadie quería comprobar.

— Sólo podía asegurarme... si los asesinaba con mis propias manos para estar totalmente seguro. —El escalofrío que recorrió el cuerpo de la mayoría no fue realmente el más grato. — Es por eso que tuve que matar a algunos vampiros como experimento... Pero no importaba qué, ninguno de ellos sobrevivía. —Recordaba con claridad a personas que habían muerto en sus manos: Ju Yeon, Chan Hee, Hyun Jae, por mencionar a algunos de ellos. — ¡Ninguno de ellos volvió a la vida! Estaba tan consternado así que decliné la idea de seguir haciéndolo, mientras bebieran su medicina seguirían viviendo para siempre. —Y eso podría ser más que suficiente.

Habría tenido el paraíso de no ser porque nada era perfecto.

— A pesar de eso, ese chico se negó a tomar la medicina un día... —Mencionó.

 

— Dong Ju... Rápido, huye. —Suplicaba Hwan Woong.

En aquel recuerdo que llegó para los presentes, se encontraban Hwan Woong, Keon Hee, Geon Hak y Seo Ho.

Los cuatro habían llegado a la torre más alta del edificio del Clan intentando detener a Dong Heon y Ho Young, que a su vez perseguían a Dong Ju, sin embargo, todo había salido mal, pues tras un rato de forcejeo habían acabado en aquella situación.

Seo Ho y Leedo estaban siendo amenazados por las armas de Dong Heon.

Por un lado, Dong Heon sostenía una daga demasiado cerca del cuello de Seo Ho, amenazando con cortar su piel, mientras que con su otra mantenía a Geon Hak a raya con un arma de fuego, aquel chico realmente tenía un excelente control con cualquier tipo de arma.

Hwan Woong y Keon Hee no se encontraban en una situación mejor, ambos siendo apuntados también con un arma por Ho Young.

— No intenten nada tonto ya, sólo callen y obedezcan. —Indicó Dong Heon, mirando hacia el frente donde estaban ambos chicos vampiros.

— ¿Cómo pueden hacernos esto? ¡Pensé que éramos amigos! —Se quejó Keon Hee mirando lo que aquellos dos hombres hacían, ¿cómo era posible que les trataran como desconocidos e incluso peor que eso? ¿Cómo es que se atrevían a amenazarlos con armas siendo que solo querían ayudar a su amigo?

— Deben obedecer al maestro y callar de una buena vez. —Recalcó Dong Heon usando su voz ronca. — Sólo obedezcan al creador del clan, no deberían cuestionar las acciones de un verdadero vampiro. —Finalizó.

— Bien, Dong Ju. —Habló Young Jo, quien se encontraba por debajo de donde se encontraba el mencionado. Xion había procurado mantener distancia con él, estando sobre la base más alta de la torre, jalando la escalera suelta que llevaba a aquella parte, de forma que en el piso estaban los demás y él era el único en la zona más alta del Clan.

— Sólo debes beber tu medicina. —Indicó Young Jo mientras alzaba aquel contenedor, el Uroborosu se encontraba dentro de éste. — Si no la tomas, tu cuerpo empezará a envejecer. Toma esto y será como haber alcanzado la vida eterna. —Invitó el vampiro mayor esperando que el chico recapacitara y decidiera bajar, que aceptara beber la medicina.

— No necesito algo como la vida eterna. —Respondió con simpleza, logrando enfurecer a Young Jo.

— ¡No me vengas con esas mierdas y bébela ahora! —Gritó con evidente furia en su voz. — Hazlo antes de que te obligue a hacerlo con iniciativa. —Amenazó mientras lo señalaba, podía hacerlo, ya a esas alturas los presentes en esa sala lo sabían.

— Incluso aunque lo hagas, nunca desaparecerás tu soledad. —Volvió a anunciar con total desinterés.

Son Dong Ju no estaba interesado en vivir por siempre, simplemente quería acabar con esa pesadilla y, si dejar de beber la medicina era la solución, lo haría.

Young Jo, por su parte, se vio afectado por aquel comentario.

Era cierto, todo había comenzado porque él se sentía terriblemente solo, incluso se sintió afligido al recordarlo.

Aquella distracción sirvió para que, Geon Hak, escapase de la amenaza del arma de los dos prefectos, incluso había arrebatado una de las dagas por su cuenta y corrió hasta Ravn, intentando clavarla en su cuerpo.

— Es inútil, ya lo sabes. —Murmuró para ser escuchado sólo por Geon Hak. — No puedo morir. —Insistió al sentir que el chico continuaba intentando atacarlo varias veces más.

— Tú... eres un monstruo. —Y estaba seguro de eso.

En un pasado hubiese considerado a Young Jo un buen amigo, pero no ahora, no con todo lo que estaba haciendo, con lo que provocaba por un maldito deseo egoísta. Quiso atacar una vez más, pero fue fácilmente derrumbado por el chico, de manera que ahora lo tenía encima, impidiéndole moverse.

— Xion.... Rápido, escapa. —Pidió Geon Hak mientras intentaba quitarse al vampiro que tenía encima.

Un estruendo y un grito inundaron la sala.

Dong Ju de pronto sintió el mayor dolor en todo su cuerpo, no tenía forma de describirlo, simplemente fue como si un enorme peso le estuviese cayendo encima.

— ¡Dong Ju! —Gritó Hwan Woong con desespero, no quería perder a su mejor amigo.

— No miren... —Pidió, una de sus manos cubrió su rostro mientras la otra la usaba aún para detenerse en la ventana y no caer de lleno al suelo. — Debido a que deje de tomar la medicina, el tiempo está alcanzando a mi cuerpo... —Explicó mientras su voz aún se mantenía igual. Sus huesos ya estaban comenzando a perder la fuerza, su piel perdía su tersidad, todo iba ocurriendo apenas segundos.

— Xionie, yo... —Leedo no quería verlo sufrir de esa manera, no podía.

— Geon Hak... no quiero que me veas así. Envejeciendo, con este rostro llenándose de arrugas... —Habló el menor sin atreverse a mirar directamente hacia el mencionado.

— No me importa cómo te veas... —A pesar de que Ravn aún seguía impidiéndole moverse, al menos podía hablar. — Yo aun así... —Intentó mirarlo, quería verlo de verdad.

— Gracias, Geon Hak. El que me hayas amado es algo que me hizo feliz, por eso... No me olvides. —Pronunció mientras se levantaba como pudo hacia la ventana, sus manos cubrían aún gran parte de su rostro, pero a pesar dejó ver una sonrisa para aquellas personas que consideraba importantes.

Y simplemente dejó que su cuerpo cayera hacia atrás, fuera de aquella torre.

— Xion... —Geon Hak se quedó en shock hasta unos segundos después, procesando lo ocurrido. — ¡¡XION!! —Y con aquel desgarrador grito, Young Jo no tuvo más opción, tendría que borrar los recuerdos de todos, de nuevo, para que olvidaran tan desagradable momento.

 

Chapter 13: Lilium

Chapter Text

Aquel recuerdo pareció demasiado chocante para la mayoría de los presentes.

Un silencio sepulcral había invadido el patio.

— Han pasado unos diez años desde que murió... —Indicó Young Jo mientras hacia un gesto como si no le importara. — Estaría vivo si no me hubiera desobedecido. —Dijo con molestia, no entendía por qué había hecho tantas tonterías cuando le había ofrecido la vida eterna.

Geon Hak simplemente no soportó oír el comentario que había hecho el mayor, gritando con desespero, se sentía desgarrado ahora que dichos recuerdos regresaban a él.

— Ah, es verdad. —Murmuró con un tono que parecía burla mientras se acercaba a Leedo, quien había caído de rodillas igual que cuando el recuerdo de Xion había llegado a él. — Tú eras su novio ¿verdad? Eso debió ser terrible para ti. —Comentó con intención de provocarlo, como si aquello resultara divertido.

— Es verdad... —Geon Hak apenas y podía hablar, el recuerdo de ese día llegó tan pronto Young Jo había comenzado a relatar las cosas sucedidas ese día. — Él... saltó de la torre y yo... no pude salvarlo. —Se sintió totalmente destrozado.

— Incluso te ayude a olvidarlo con mi iniciativa ¡Y tuviste que ser tan terco y recordarlo todo por ti mismo! —Gritó con molestia, de verdad que esos chicos estaban siendo un dolor de cabeza. — Ustedes sí que están acabando con mi paciencia —Dijo antes de comenzar a reírse de forma estruendosa.

Yeon Ho no quería oírlo más tampoco, atacó con furia a Ravn, quién seguía riéndose ahora por la incredulidad e ingenuidad del damphir al intentar matarlo.

¿Qué parte de ser inmortal no había quedado clara?

Los ataques no paraban así que empujó a Yeon Ho lejos de él, calmando su risa antes de mirarlos a todos.

— Vamos, olviden todas esas cosas desagradables y vivan felices para siempre en esta juventud sin fin, ¡en su eterna crisálida! —Declaró Young Jo.

El sonido de campanillas invadió todo el patio, uno a uno, todos los chicos fueron cayendo al suelo, todos menos Seo Ho y Hwan Woong.

El rubio estaba confundido, mientras que el azabache ya sabía que era lo que había ocurrido.

Eric fue el primero en levantarse, junto con Chang Min y Sun Woo.

— ¿Qué estábamos haciendo? —Preguntó Chang Min, intentando recordar por qué estaban tirados en el patio.

— Pues yo no lo sé... ¡Pero vayamos a buscar algo divertido! —Gritó Eric mientras jalaba a ambos chicos con él para ir a buscar algo que hacer y que les resultara entretenido.

Lo normal en ellos, a decir verdad.

Kang Min fue el siguiente, levantándose y mirando como su ropa se encontraba llena de polvo.

Su escandalo terminaría por despertar a Gye Hyeon, justo después a Min Chan y Yong Seung.

— Oh, esta ropa se ve horrible, está demasiado sucia... ¡Necesito un cambio! —Indicó mientras daba media vuelta para caminar al dormitorio.

— ¡Si, señor! —Dijeron Gye Hyeon y Min Chan caminando de inmediato detrás de Kang Min, mientras Yong Seung les seguía a unos cuantos pasos por de distancia, observando con calma la situación.

Dong Heon estaba levantándose para ese momento, viendo como el trío desastroso se iba por una de las entradas del patio y el cuarteto se iba a los dormitorios. — ¡No olviden que en unas horas toca la medicina y ninguno vaya a salir del clan! —Indicó con voz fuerte.

— Debemos ir preparando las próximas clases y checar los dormitorios, vamos Dong Heon. —Habló Ho Young mientras ambos partían nuevamente a seguir con las tareas de siempre.

Keon Hee se levantó con algo de dificultad al mismo tiempo que lo hacía Geon Hak, quienes se encontraban cerca entre sí.

— ¡Ah! ¿Por qué es que mierdas estoy herido? —Se quejó Keon Hee al ver su brazo con una herida de bala, aún había marcas de sangre sobre la camiseta, pero no lograba recordar cómo se había lastimado y ni siquiera recordaba haber visto un arma de fuego en todo el tiempo que tenía en el Clan.

— Oh diablos, te llevare a la enfermería. —Indicó Leedo mientras le tomaba del brazo sano.

— Ni se te ocurra tocarme de forma extraña o te golpeare, Kim Geon Hak. —Se quejó.

— Claro que no. —La risa del mayor resonó en el ya casi vacío patio.

Ambos caminaron hacia la entrada más grande del patio, pues esa llevaba más rápido a la enfermería, pero Keon Hee terminó chocando con Hwan Woong, pues no le había visto hasta ese momento.

— ¿Y tú... quién eres? —La confusión en el rostro de Hwan Woong era evidente y Keon Hee no estaba para presentaciones ahora mismo. — ¿Por qué no te quitas del camino? —Dijo con cierto tono molesto mientras hacía al rubio a un lado mientras ambos chicos se iban a la enfermería.

Yeon Ho se levantó casi al final, apenas dirigió su mirada hacia Seo Ho, Hwan Woong y Young Jo, retirándose sin mencionar una sola palabra.

— Chicos... —Seo Ho suspiró, resignándose como siempre.

Sabía que era así cada que Ravn borraba las memorias de los demás, incluso diez años atrás había sido igual, incluso 50 atrás.

— Todo volvió a la normalidad. —Anunció Young Jo en voz alta antes de mirar a los dos vampiros que quedaban en el patio. — Excepto por ustedes dos. —Murmuró, en Seo Ho ya no le parecía extraño desde hace algún tiempo.

— ¿Cómo es que nunca pude olvidar a Dong Ju? —Preguntó Hwan Woong aún consternado de que los chicos ahora no lo recordaran a él.

— Eso es porque... —Se detuvo unos segundos y miró hacia el azabache unos segundos. — Seo Ho, eso debería oírlo de ti. —Indicó dejándoles espacio para hablar, a pesar de que no se alejó del todo.

— Seo Ho... —La voz del Yeo lo pedía, pero con los anteriores rechazos no sabía si obtendría una respuesta.

— Woong, tú y yo hemos estado aquí por casi 800 años o más. —Habló mirando al menor. — Después de tanto tiempo aquí, tomando la sangre de Young Jo todos los días, nuestros cuerpos se han alterado y hemos terminado siendo como él. Nosotros somos como él en sí... Somos RV. —Explicó mientras bajaba su mirada, todo aquello que hubiera querido decir antes... ahora era difícil hacerlo. — Es por esa razón que su iniciativa no funciona con nosotros dos. —Indicó.

— ¿Nosotros... somos una parte de Young Jo? ¿RV?  —Era como imaginarse a un muñeco formado por tres piezas diferentes y realmente fue extraño.

— El primero en mostrar signos de esta condición fue Seo Ho. —Interrumpió Ravn. — Fue hace como hace 50 años, poco después de la llegada de Yeon Ho al clan. Mi iniciativa dejó de funcionar con él y desde entonces ha estado reteniendo todos los recuerdos hasta ahora, incluyendo las memorias y muertes de varios vampiros. —Retomó la palabra mientras Seo Ho evitaba la mirada ajena.

Recordar la forma en que esos chicos habían muerto y habían sido olvidados, nunca era algo agradable de traer a su mente.

— Y ahora tú también has mostrado signos de esta condición... Has recordado a Dong Ju, a pesar de no recordar toda la historia. —Young Jo se acercó hasta Hwan Woong, sin preocupación y con una sonrisa. — ¿Sabes? Seo Ho aceptó vivir eternamente en este clan, es por eso que... Hwan Woong, tú deberías aceptar lo mismo. —Mencionó, su mano se estiró hacia el menor, como una invitación a que aceptara su propuesta.

— Yo sólo lo hice... porque tenía miedo de morir. —Murmuró el azabache antes de abrazarse a sí mismo con cierta angustia, siempre se había atormentado tanto por aquel miedo. — Si he podido evitar la muerte hasta ahora ha sido porque obedecí lo que dijo Young Jo. —El tono de voz que usaba reflejaba ese mismo miedo, además de que hablaba demasiado a prisa. — Creí que no me importaría vivir eternamente en este clan, pero... —Fue repentinamente interrumpido cuando Ravn avanzó con pasos firmes hasta él.

— ¡¿A que le tienes tanto miedo?! —Gruñó con fuerza antes de mirarlos. — Ustedes son mis creaciones, es posible que incluso hayan alcanzado la inmortalidad. ¿Pero cómo podría estar seguro? —Los miró a ambos, restregando sus manos en su cabello, aquella maldita duda siempre estaba en su cabeza. — Podría intentar matarles alguna vez. He querido matarlos tantas, tantas veces... ¡Pero no me atrevía a hacerlo al final! Siempre había algo que me detuviera. —Dijo con molestia.

Justo como le había ocurrido con Seo Ho la última vez.

Incapaz de clavar la daga en su espalda al final.

— Si ustedes no fueran verdaderamente inmortales, me quedaría solo. —Su mirada se transformó en una de dolor. — No quiero que eso suceda, no mueran, no me dejen solo... Les amo demasiado como para dejarles ir. —Poco a poco sus manos se revolvieron más contra su cabello. — Yo... yo... me siento tan solo, así que no se vayan. —Murmuró al final.

— Sólo por eso... ¿nos has estado torturando a vivir por más de 800 años? —Preguntó Hwan Woong, se sentía molesto y totalmente indignado por lo que había hecho Young Jo con ellos.

— ¿Y qué si son 800 años? Yo he estado vivo por más de tres mil años. Totalmente solo... durante... Tres. Mil. Años. —Recalcó cada una de las palabras del final, ya ni siquiera recordaba cómo es que había llegado a la decisión de formar el sanatorio.

— Aun así, es demasiado tiempo. —Recalcó Hwan Woong.

— Vamos, mis compañeros de la eternidad, vivan y vean el futuro conmigo. —Young Jo ignoró totalmente lo dicho por Hwan Woong. — Si el mundo se fuera a terminar, no importa, pues no habrá un final para nosotros. —Murmuró mientras extendía su mano hacia Seo Ho.

Éste sólo se fue acercando a ambos, por la forma en que miraba al suelo, Hwan Woong imaginaba que aceptaría lo que había propuesto el mayor.

— Seo Ho, tú no... —Pidió en un murmullo.

— Hey, Woong, ¿lo recuerdas? —Preguntó el vampiro antes de mirarlo. — Solíamos ser mejores amigos hace 800 años. —El cuerpo de Aeo Ho tembló mientras caminaba hacia el lado de la entrada este del patio. Su mirada expresaba cierto temor, además de que jugaba con una de sus manos. — Desearía que pudieras mantener un recuerdo como ese de mí.

— Seo Ho. —Apenas pronunciar su nombre, delante suyo y de Young Jo, alguien pasó corriendo.

Y lo inevitable vino.

La daga terminó en el costado derecho de Seo Ho. Éste apenas pudo moverse hacia atrás tras haber recibido aquel ataque certero, puesto que la herida era lo suficientemente grande como para que se desangrara en cuestión de minutos.

— ¿Yeon...Ho? —La consternación era evidente.

— Nunca perdonaré a nadie que haya hecho llorar a Hwan Woong. —Dijo con odio, mientras el arma era retirada del cuerpo de Seo Ho, obligándolo a caer al suelo, con una de sus manos en la herida.

Hwan Woong se quedó helado.

— ¿¡Qué demonios estás haciendo!? —Reclamó Young Jo mientras empujaba lejos a Yeon Ho, lo que le dio tiempo a Hwan Woong para reaccionar.

— ¡Seo Ho! —El rubio no tardó en estar a su lado, apoyando la cabeza del chico en su regazo, viendo con terror aquel color rojo esparcirse... Sin tener una manera de detener la sangre.

— ¿¡Pero cómo!? ¡Estoy seguro que borré tus recuerdos con mi iniciativa! —Se quejó Young Jo.

— ¡Yo fui quien le ha hecho recordar! —Respondió Seo Hoo con algo de fuerza, a pesar de que eso le provoco un fuerte dolor, que le obligó a encogerse en su sitio. — Mi... Mi control sobre la iniciativa de todos es el mismo que el tuyo... por eso pude hacer que recordara... —Dijo con más calma, debido a que su voz apenas estaba logrando salir de sus labios.

Hablar cuando se agonizaba no era precisamente algo fácil y mucho menos algo cómodo.

— Los recuerdos de Yeon Ho... el odio que le hizo querer matarme... Yo se los devolví. —Su voz cada vez temblaba más, lo que provocó que los sollozos de Hwan Woong se hicieran más fuerte en comparación.

Young Jo se acercó hasta donde estaban, incluso quitando a Seo Ho de las piernas de Hwan Woong, poniéndolo encima de las propias.

— No, no puedes morir... Tú eres mi última creación, tú deberías ser inmortal. —Se quejó mientras movía levemente el cuerpo de Seo Ho, debido a que a cada segundo le veía con más intención de cerrar sus ojos. — No hay forma de que pudieras morir. —Insistía, no era posible que perdiera a una de sus creaciones, que perdiera a uno de los pocos que le habían acompañado por siglos. — Vamos, Seo Ho. Levántate. —Murmuró.

— Hey, Hwan Woong... —El nombrado le miró con los ojos ya cristalizados. — No olvides... lo que una vez fui. —Le pidió.

Fueron solo unos segundos más, Seo Ho cerró sus ojos antes de que su mano cayera y su cabeza cediera también con la misma gravedad.

Había sido su último aliento de vida.

— ¿Seo Ho. . . ? —El nudo en su garganta se hizo aún mayor, reteniendo las repentinas ganas de llorar, pues Hwan Woong no quería creer que Seo Ho había partido.

— ¿Ha muerto...? ¡Ha muerto! —La risa de satisfacción de Yeon Ho pudo ser oída por ambos vampiros que se encontraban junto al cuerpo del azabache, éste parecía no darle importancia al hecho de haber matado a un vampiro. — Ahora ya no hay nadie que pueda hacer infeliz a Hwan Woong, nadie que pueda destruirle... —Sonrió con orgullo de lo que había logrado.

Pero el sonido de campanillas le detuvo de hacer cualquier otra cosa.

Sin saber la razón, su cuerpo comenzaba a arder por dentro mientras que Young Jo se acercaba a él, después de haber dejado a Seo Ho de nuevo sobre el regazo de Hwan Woong.

— Mi cuerpo... ¿se está quemando? —Observó como poco a poco las zonas donde más le ardía comenzaban a aparecer marcas de quemaduras. — Young Jo esta es tu iniciativa... ¿no es cierto? —Preguntó mirando hacia aquel chico, el dolor era tan insoportable que no podía moverse.

— Deberías arder ¡y convertirte en cenizas! —Gritó con molestia, con ira. El mayor estaba furioso en ese momento.

El fuego no tardó en aparecer, comenzando a quemar más aún al damphir que tan solo se quejaba.

— Tú... eres como yo... —Yeon Ho se dirigía claramente a Ravn. — Sólo eres un ser lamentable que perdió... la capacidad de tener compañía. —Recalcó mientras comenzaba a quejarse de las quemaduras, además del llanto que provocaba aquel dolor.

Aquellas palabras habían calado en el vampiro inmortal lo que le hizo aumentar su poder en contra de Yeon Ho. Fueron solo unos minutos antes de que aquel fuego desapareciera, llevándose consigo el cuerpo del damphir.

— Se fue sin dejar rastro. —Young Jo lo comprobó, no quedaba nada, y con ello soltó una fuerte carcajada, tan burlesco como le fue posible, tan desinteresado por haber acabado con él.

— ¿Cómo pudiste hacerle eso a Yeon Ho? —Sabía que él había matado a Seo Ho antes, pero el haberlo castigado de tal manera le había parecido demasiado fuerte.

— Hwan Woong, parece que Seo Ho fue otro fracaso de mi investigación. —Comenzó a hablar.

— Todos los demás... ellos luchaban para tratar de sobrevivir. —Miró al mayor con disgusto. Con calma alejó un poco el cuerpo de Seo Ho sobre el suelo mientras él se ponía de pie, mirando al chico que estaba a pocos metros de él.

— Eres el único que queda de mi investigación. —Siguió diciendo Young Jo mientras se giraba de frente al rubio.

— Y tú... nos trataste como si fuéramos tus juguetes. —El joven vampiro ya no sabía que esperar, había sido realmente cruel lo que Young Jo había hecho con sus amigos.

¿Por qué obligarlos a vivir algo así? ¿Por qué había borrado la memoria de lo más valioso que Geon Hak había tenido alguna vez? ¿Por qué hacerles olvidar a personas que habían muerto antes? ¿Por qué los mantenía encerrados en ese Clan? Eran demasiadas preguntas y la razón detrás de todo le parecía demasiado egoísta.

— Ven conmigo y vive por toda la eternidad. —Le invitó sin borrar la sonrisa de su rostro.

— No somos tus marionetas. —Podía sentir como el rencor hacia aquel chico iba creciendo lentamente. Había provocado mucho dolor y, aunque él fuese una persona muy pacífica, ahora mismo no podía serlo con Young Jo.

— Eres el único que queda que pueda confortarme. —Indicó mientras se acercaba.

— Nadie puede hacer eso por ti. —Soltó con desprecio.

Él no iba a hacer nada de lo que el mayor pedía.

— ¡Sólo acéptalo! —Gritó el vampiro una vez estuvieron cara a cara.

No iba a aceptar que alguien fuese en contra de sus órdenes, no dos veces.

— ¡Tú...! Estarás solo por siempre. —Declaró Hwan Woong.

La campanilla sonó y con ello Young Jo fue obligado de una forma increíble a quedarse sentado contra el suelo.

— Mi cuerpo... Esto es... ¿tu iniciativa? —Le miró confundido, pues poco a poco fueron llegando los demás, la mirada que tenían demostraba que estaban usando iniciativa con ellos. — ¿Qué es lo que intentas hacer? —Preguntó.

Fue entonces que el mayor de los dos vampiros se dio cuenta de un detalle: todos, sin excepción, llevaban un arma en su mano.

— No lo hagan... —Pidió cuando descubrió cuáles eran las intenciones de Hwan Woong. — ¡Deténganse! —Gritó esta vez, pero por alguna razón, la iniciativa de Hwan parecía tener mayor influencia sobre los demás que su propia iniciativa.

El vampiro rubio apenas pudo cerrar los ojos mientras comenzaba el verdadero terror para Young Jo, no podía moverse, no podía hacer nada más que observar cómo se comenzaban a atacar entre ellos, a sí mismos, infringiéndose heridas de gravedad.

Una masacre.

Lo único audible era sonido de las armas, los quejidos del dolor, los suspiros de alivio al final.

— ¡Hwan Woong! ¡Detenlo! —Era un quejido desesperado, una exigencia que el menor no cumplió.

El olor de la sangre poco a poco inundó todo el patio.

Los sollozos del menor eran audibles, a pesar de que él mismo lo había provocado, no podía dejar de sentir el dolor de saber que sus amigos morían a su alrededor. Era como si estuviese en medio de un campo de batalla, en una guerra.

Pero él sabía que el único enemigo ahí, era el vampiro tirado a su lado.

A pesar de todo no se detuvo, a pesar del llanto silencioso, Hwan Woong continuó ejerciendo dicho poder hasta que cada uno de sus amigos fue cayendo, cuando las fuerzas no les dieron más, cuando sus últimos respiros fueron escuchados hasta que sólo quedaron él de pie y Young Jo, aún sin poder moverse, en el suelo.

— Es el fin de tu jardín, Young Jo... —Habló finalmente, cuando el silencio fue inminente en el patio, tras haber caído el último cuerpo sin vida. — No... Corrijo, es el fin de todo esto, Ravn, el fin del jardín de RV. —Mencionó mientras tomaba el arma más cercana.

— Detente, no lo hagas. Finalmente creé la eterna crisálida... —Habló Young Jo haciendo un esfuerzo para deshacer parte del control de Hwan Woong.

— La eterna crisálida es algo que jamás existirá. —Recalcó él mientras miraba el arma manchada de sangre. Él tampoco pensaba quedarse a vivir una pesadilla como esa.

— ¡¿Cómo pudiste matar a tus amigos?! —Le reclamó, su única esperanza estaba en que Hwan Woong recapacitará, se sintiese culpable por las muertes y así poder librarse de su control.

— Los he liberado de la pesadilla en la que estaban viviendo. —Una vida como esa, sin duda había sido una tortura.

Olvidando las cosas importantes, sin poder salir de ese sitio, eso no era vivir.

— ¡¿Cómo pudiste matarlos a todos?! —Repitió con fuerza logrando moverse un poco.

— Los he liberado de tu maldición. —Respondió con firmeza.

— No, detén esto. —La desesperación finalmente estaba alcanzando a Young Jo, el ver que estaría sumido en la soledad de nuevo.

— Dong Ju dijo que debíamos despertar de este sueño, pues no existe algo como flores que florecen por toda la eternidad. —El desprecio y la lástima que comenzaba a sentir por aquel vampiro eran más que suficientes para llevar al final todo eso, aquel falso sueño de felicidad a costa de ser encerrados en aquel Clan, de que sus recuerdos fueran borrados, de vivir años que no les correspondían.

— No me dejes solo... —Pidió. Su desesperación estaba llegando al límite.

— Sin importar que tan hermosa sea una flor, tarde o temprano se marchitará y morirá algún día. —Aquel había sido el relato que Xion le había contado, porque a pesar de todo, al final, la flor más bella también se había marchitado.

— Detente. —Estaba seguro de que su voz ahora parecía un ruego, una súplica.

Incluso sentía sus ojos cristalizarse.

— Eso es. Llora en tu eterna soledad. —Recalcó mientras alzaba la daga. — Hasta nunca, Young Jo. —Y con sólo esas palabras, Hwan Woong atravesó su propio cuerpo con la daga que había tomado segundos antes.

Un grito desgarrador salió desde lo más profundo del único vampiro que quedaba en el patio.

La soledad estaba de nuevo consumiéndolo.

Demasiado rápido, no iba a aceptarlo.

La iniciativa de Hwan Woong desapareció, permitiéndole moverse, indicándole que el menor ya había dejado escapar su último suspiro.

Young Jo se acercó a cada uno de los cuerpos de los demás, intentando despertar a alguno con cierta desesperación.

Ninguno abrió los ojos nuevamente.

— Bien. Qué más da. . . Ya no importa... —Murmuró mientras se alejaba de aquellos cuerpos, caminando hacia la puerta que daba entrada a una de las salas del sanatorio. — Tengo mucho tiempo por delante... —Se recordó.

Sin pensarlo dos veces, haciendo uso de su poder, terminó por iniciar un incendio, no dejaría evidencias de lo ocurrido en aquel lugar.

— Sí, tengo toda la eternidad de hecho. —Su mirada lo decía todo.

Ya había descubierto el secreto para hacer vivir durante muchos años a un vampiro mortal.

Tenía toda la vida por delante para seguir intentando encontrar a su flor eterna.

Aún podía continuar aquello en otro lugar...

Aún existiría la eterna Crisálida.

Chapter 14: Epílogo

Notes:

(See the end of the chapter for notes.)

Chapter Text

El lugar era parcialmente oscuro, apenas iluminado por luces blancas que permitían ver varias flores.

Lilium. El lirio de la pureza y de la muerte.

Aquel lugar era una especie de túnel por el cual Hwan Woong podía ver avanzar a los demás chicos, corrió con toda intención de darles alcance, después de todo esa era la idea a final de cuentas, irse juntos. Sin embargo, a pesar de haberlo hecho, hubo un punto dónde le fue imposible seguir avanzando.

Alguna especie de barrera invisible impedía que continuara, aun cuando los demás seguían avanzando con calma y sin problema alguno.

— Esperen, chicos, esperen. —Pidió, pero realmente era como intentar llegar a un lugar alto sin tener unas escaleras que lo hicieran posible. — ¿A dónde van? No me dejen atrás, quiero ir con ustedes. —Pidió Hwan Woong sin entender por qué no podía seguir avanzando.

— Hwan Woong... lo siento, es imposible para ti. —Escuchó la voz de Dong Ju, quién se encontraba por delante del grupo, como si hubiese estado ahí todo ese tiempo para esperar por cada uno de ellos.

— No puedes venir con nosotros. —Murmuró Yeon Ho con una expresión triste.

Hwan Woong no lograba entender por qué decían eso, no quería detenerse, él quería avanzar e ir con todos ellos.

— No podrás hacerlo. —Escuchó al trío.

— Hwan Woong, eso es porque tú eres... —Las últimas palabras de Seo Ho fue algo imposible de escuchar para él, como si alguna especie de interferencia se lo hubiese impedido.

Los chicos giraron nuevamente, volviendo a andar hacia el final del túnel, dejándolo atrás.

— Esperen, chicos... ¡No me dejen aquí! —Cerró los ojos con fuerza y todo se volvió negro.

Sentía su cuerpo entumecido, abrió sus ojos mientras se incorporaba, sentándose sobre el piso y sin entender que había sido todo eso.

— ¿Acaso es un sueño? —Se preguntó mientras miraba a su alrededor, el lugar lucía quemado, aunque los cuerpos de sus amigos seguían ahí y ya no había rastros de Young Jo por ninguna parte. —Pero, ¿por qué yo? Estoy seguro que atravesé mi corazón. —Incluso tanteo su cuerpo en busca de la herida que se había hecho, pero no lograba encontrar nada... Excepto el orificio creado en la tela de su camisa.

A gatas se acercó a quienes estaban más cerca de él, intentando moverlos.

— Keon Hee, Geon Hak, Chang Min... —Ninguno de ellos respondía a su llamado, ni siquiera al moverlos.

Probablemente era porque tenían poco tiempo en el Clan y por ello era imposible que hubieran podido despertar, entonces lo recordó.

— Seo Ho... —Avanzó aún a gatas hasta el cuerpo del chico, moviéndolo igual que a los otros tres. — ¡Seo Ho! —Prácticamente se abrazó al cuerpo de éste. Mirando su rostro dormido, ese rostro que ya no expresaba ni siquiera misterio. — Despierta... Despierta ya... por favor... —Rogó, pero no podía ser oído.

Ninguno de ellos despertaba, como había pasado con él.

— ¿Por qué? ¿Por qué soy el único? —Su respiración se alteró, miró el arma que había usado con anterioridad.

Intentó nuevamente clavar el filo del arma contra su pecho.

Incluso sacó el arma el mismo, notando algo de sangre fresca en la misma, pero en segundos la herida dejo de sangrar, incluso se había cerrado.

— No puede ser... —Murmuró.

El eco de tantos pensamientos, de los recuerdos de todos, comenzaron a dar vueltas por su cabeza.

 

"Para los humanos los vampiros realmente somos unos monstruos"

"Son mis creaciones, es posible que incluso hayan alcanzado la inmortalidad."

"La verdad de un vampiro... es la inmortalidad."

"No te acerques a Seo Ho, ese chico te traerá sufrimiento."

"Hay veces que es mejor no despertar del sueño, aunque éste sea una pesadilla"

"Si el mundo se fuera a terminar, no habrá un final para nosotros"

"No permitiré que la eterna Crisálida terminé."

"Si existiera una flor eterna, una que nunca pudiese morir ¿Qué sentirías?"

 

— Es... ¡Es mentira! —Se sintió desesperado, nuevamente tomó el arma, intentando herirse varias veces más.

Obtuvo el mismo resultado que la primera vez.

El llanto se hizo presente, ¿por qué tenía que ser el único?

¿Por qué tenía que pasarle a él?

Gritó.

Un grito lleno de dolor, de angustia, de horror y de odio.

No quería aquel destino, pero ya no tenía una opción: Young Jo había ganado.

Maldijo internamente su experimento, su eterna crisálida...

El haberle vuelto en un verdadero vampiro.

 

»«-»«-»«-»« ¿Fin? »«-»«-»«-»«

 

Notes:

Bueno, hasta aquí llega esta parte de la historia.

Como se lo prometí a una amiga, existe una precuela de este musical y, yo encantada, voy a adaptarlo también con los mismos personajes que he presentado aquí. Aún no sé cuando la comenzaré a publicar, pero supongo que alternaré con One shots y proyectos que dejé a medio presentar en Wattpad, para darles su final por aquí.

Cualquier comentario, duda, crítica, pueden dejarla aquí. Incluso también si ven algún nombre colado que no debería ir por aquí. En verdad espero disfrutaran de esta historia aunque se sufra bastante. (?)

Recordemos que esto es únicamente ficción, no pienso promover que se le tire hate a los idols usados por las acciones presentadas en esta historia. Gracias.

Series this work belongs to: